El bebé San Nicolás rechazando el pecho materno |
Ya
que hemos mencionado un viejo rito de transgresión, la ‘Risa Pascual’, relacionado con la pascua florida, recordemos otro
más unido a la pascua de Navidad. Que el maestro Covarrubias nos hable del Obispillo [1]
No
se trata de la rabadilla de las aves o uropigio, también llamado ‘bocado
de obispo’, que el maestro no describe, pues su ‘obispillo’ de comer es otra cosa que tampoco viene a cuento.
El
obispillo que nos importa era lo que
el nombre dice: un obispo en miniatura:
«Antiguamente
en las yglesias cathedrales, en memoria de la santa elección que se hizo de San
Nicolás, obispo de Myra, era un infante
de coro que con solenidad, colocándole en medio de la Yglesia en un
cadahalso, baxava de lo alto de las bóvedas una nube, y parando en medio del
camino se abría. Quedavan unos ángeles que traían la mitra y baxavan hasta ponérsela
en la cabeza, subiendo luego por la misma orden que havían venido. Esto vino a
ser ocasión de algunas licencias, porque hasta el día de los Inocentes tenia cierta jurisdición, y los
prebendados tomavan oficios seglares, como alguaziles, porquerones, perreros y
barrenderos. Esto, a Dios gracias, se ha quitado totalmente.»
La
tramoya barroca era un añadido, muy en la línea del ‘Misterio de Elche’
y los autos sacramentales. Por lo mismo, sospecho que cuando el lexicógrafo
dice que «esto se ha quitado totalmente»,
o bien se refiere sólo a la última parte (degradación de los clérigos), o mejor
expresa un deseo, más que un logro.
Lo
esencial de la fiesta era el nombramiento de un ‘colasito’, un obispo de burlas
en la persona de un niño, con mando en plaza desde la víspera de San Nicolás (5/6
de diciembre) hasta el día de Inocentes, es decir, tres semanas y media. Algo
largo para broma, máxime con el cabido catedralicio haciendo el loco por los
sagrados recintos, el señor deán de silenciario y espanta galanes, el chantre de
apagavelas, el maestrescuela pasando el cepillo, y así sucesivamente.
La
relación del ‘obispillo’ con San Nicolás, junto con el gran número de
iglesias, ermitas, altares y personas de ese nombre, da idea de la promoción
que tuvo en Occidente este santo oriental y su leyenda. Casi un desconocido hasta
el siglo XI, su culto se propaga con rapidez desde el XII, y el personaje
terminará convertido para el folclore en Santa Claus o Papa Noël.
De Nicolás de Mira a
Nicolás de Bari…
Tanta
popularidad contrasta con la oscuridad del personaje, del que sólo es cierto el
nombre y título de obispo de Mira, en Licia. La tradición precisa que no era de allí mismo,
sino de la vecina Pátara.
Ni su época sabríamos, de no ser por una noticia que le sitúa en tiempos de
Constantino el Grande (siglo IV). Todo lo demás que se cuenta de él es legendario y en parte
confundido con otros de igual nombre.
La
antigua Mira se llama hoy Demre,
en la costa meridional de Turquía. Como otros puntos de Licia, merece un
recorrido por mar, para admirar las fantásticas necrópolis rupestres en los
acantilados. También se conserva la basílica restaurada, pero no el sepulcro.
En 1087 el cuerpo santo fue transportado a
Bari, en Apulia, donde hubo colonias bizantinas, pero que ya era base normanda.
Desde entonces se dijo San Nicolás de Bari. Por esta navegación póstuma, y por
otros motivos más legendarios, san Nicolás es un santo patrón náutico.
Desde
Bari, su fama de milagrero inunda Europa. Su perfil popular definitivo en el
siglo XIII lo da sobre todo la ‘Leyenda
Dorada’ [2]. En ella, san Nicolás debuta como santo asceta oriental, con
algún ramalazo de hostilidad al sexo y la fisiología en general:
«Tras
engendrarle sus padres en la primera flor de su juventud, luego llevaron vida
célibe. El primer día que le bañaron, se mantuvo erguido de pie en la palangana. Los miércoles y viernes sólo mamaba una vez al día…»
Criado
el niño, educado y bien heredado el mocito, sus padres pierden utilidad. Y las
leyendas son siempre utilitarias, conviene recordarlo. Huérfano, rico y buen
cristiano, el joven Nicolás busca dónde colocar bien su dinero:
1.
«Un conciudadano de cierta alcurnia, pero pobre, con tres hijas doncellas, se
ve obligado a prostituirlas para poder comer de aquel comercio infame.
Enterado
el santo y horrorizado, envolvió en una paño cierta suma de oro, y de noche a
escondidas la introdujo en casa del hombre por una ventana. Por la mañana el
hombre descubre la suma de oro, y dando gracias a dios celebró las bodas de la
primogénita.
No mucho después, el siervo de Dios repitió la obra. El otro en plena euforia se propuso vigilar, a ver
quién era el bienhechor de su pobreza. A los pocos días arrojó por la ventana
doble cantidad de oro. Al ruido se despertó, y corriendo en pos de Nicolás le
echó el alto y reconociéndole quería besarle los pies. Muy contrariado,
Nicolás le exigió no publicarlo mientras él viviese. »
Sobre
esta base se fundaron en la Edad Media cajas de caridad para dotar a chicas
pobres.
En
la misma vena económica, San Nicolás vela por los bienes materiales de sus
devotos. Incluso de los que no lo eran tanto, como este judío (para que no falte
el toque antisemita):
9.
«Un judío, viendo el poderío milagroso de san Nicolás, mandó hacer una imagen
del santo y la puso en su casa para que le guardara todo en sus ausencias,
diciéndole:
–Mira, Nicolás, tú te encargas de todo. Si no me lo cuidas
bien te castigaré con azotes.
Una
vez, en su ausencia, vienen los ladrones y lo roban todo, menos la imagen. Vuelve el judío, y al ver el expolio
apostrofa a la imagen:
–Don Nicolás, ¿no te puse en mi casa para que la
guardaras de ladrones? Ahora verás lo que es bueno.
Y azotó la imagen bárbaramente.
¡Milagro!
Estaban los ladrones repartiéndose la rapiña, cuando se les aparece el santo
con gesto de dolor:
–¿Por qué he tenido que aguantar una azotina por culpa vuestra? ¡Ved estos moretones, esta sangre! Ya estáis devolviendo lo que os
llevasteis, o se hará público y os colgarán por ello…
Por este milagro el judío se hizo cristiano.»
Otra
historia de judío es famosa porque la recoge el Quijote, aunque Cervantes
no va de judíos y a San Nicolás ni le nombra. Es la justicia de Sancho,
gobernador de la Barataria, cuando descubre el fraude del dinero prestado y
oculto en el hueco de una caña que cambiaba de mano [3].
La
leyenda hace a san Nicolás obispo nombrado por la Providencia. Vacante la
diócesis, reñida la elección, se resuelve por el método del ‘pasaba por
allí’, como ya lo conocemos por el papa san Fabián. La familia del santo
era levítica, como tantas entonces, cuando hubo auténticas dinastías episcopales.
Su leyenda, sin embargo es celibataria o ‘encratita’, y el obispo que le ordena
muy joven es su tío materno.
Esta
elección ‘divina’ de un clérigo joven e inocente será la base para la broma
del ‘obispillo’, tal vez desde
el siglo XIV.
Por
lo demás, todo es suposición y enredo. Se dijo que el santo asistió al Concilio
de Nicea (325), donde se juzgó y condenó a Arrio. Pero ni su nombre figura en
actas, ni se registró intervención suya oral. En compensación, la leyenda atribuye al santo en tal ocasión un estilo de argumentar algo especial, cuando el buen obispo cierra la boca del hereje de un sopapo.
La figura de san Nicolás se ve a menudo acompañado de tres muchachos. A veces son monaguillos
o pequeños clérigos, o bien tres jovencitos en cueros en un barreño. El
episodio, de lo más extraño, refleja la
idea de que el canibalismo no era insólito en la Edad Media, con profesionales
de la restauración poco escrupulosos que daban gato por libre, o cosa peor.
Fue el caso que tres
jóvenes viajeros dieron en una de aquellas posadas, donde mientras dormían fueron
degollados por su dinero, y sus cadáveres troceados y puestos en salazón. Años después, perdida toda pista del crimen,
pasa por allí el obispo san Nicolás y pide de comer. El posadero le recita la
carta, pero nada le apetece.
–¿No hay nada más para
elegir?
–Padre, sí, pero no es
menú del día… Tampoco os lo aconsejo: demasiado alto en sal, para un anciano
como vos…
Pero el santo, terne
que terne, cual preñada con antojo. Con fino paladar y un poco de soplo divino descubre
el pastel. Al echar la bendición, los tasajos se recomponen, los tres jóvenes
resucitan con regusto de sal en la boca, el posadero avariento recibe una
reprimenda bien merecida. Eso no se hace, hombre.
Legal
o no, la traída de san Nicolás a Bari fue gran idea, pues este puerto en la
raíz del tacón de la bota italiana fue
base privilegiada para el comercio con Levante, las peregrinaciones y
las cruzadas.
Además,
la nueva tumba de san Nicolás resultó milagrosa. Muchos sepulcros de la
cristiandad tenían la propiedad de segregar fluidos admirables. En la cripta de
Bari, por un agujero, con una esponja sujeta a una caña, se extraía el licor de
san Nicolás de Mira. No se sabe si Myra es licio, ni lo que pudo significar en esa lengua; pero en griego sonaba como myron:
ungüento aromático. Así, aunque el líquido de Bari era lo que parecía y sigue pareciendo a día de hoy, agua pura, a los efectos de entonces era ungüento salutífero que se administraba a pie de obra, o también diluido en
agua bendita se expendía en ampollitas con mucha demanda.
Tampoco
se debe descartar que el santo cuerpo ya segregara ungüento en su primer
sepulcro; pues si san Nicolás había nacido en Pátara era paisano nada menos que
del dios Apolo, que allí tuvo una de sus patrias y oráculos.
… y de San Nicolás a
Santa Claus
La
transgresión definitiva del santo Obispillo
se consumará en Norteamérica, en los siglos XIX-XX, aseglarando al personaje y
vistiéndole de gnomo publicitario, a beneficio de caja. Primero fue el
dibujante Thomas Nast (desde 1862). El toque
definitivo lo dará Coca-Cola, por los años 1930.
Pero
siglos antes, en el XVI y en los Países Bajos, un Sinter Klaas todavía de pontifical
acudía puntualmente desde España la noche del 5/6 de diciembre a repartir
regalos a los niños buenos. Montado en caballo blanco y asistido por su paje
morisco, Piet el Negro, cumplida su tarea regresaban al sur.
¿Y
los niños malos? Se decía que se los llevaba a España, pero eso debía ser sólo
a los traviesos, porque para los malos-malos de verdad ya estaba el Duque de
Alba. Es más creíble, sin embargo, que el buen Santa Claus jamás se prestó a
ser ‘hombre del saco’, y menos al servicio de pedagogía tan cutre.
Un buen vecino
San
Nicolás en la España medieval tuvo menos nombre que en Italia, Francia o los
países germánicos. La Corona de Aragón naturalmente estuvo más abierta al
Mediterráneo. Pero incluso en Castilla hay que hacer excepción con Burgos.
Ya
en 1075 –años antes del traslado de san Nicolás a Bari– Alfonso VI de Castilla mandó
levantar en Burgos una primera catedral dedicada a Santa María, Santiago y San
Nicolás, que en 1092 ya estaba en uso. Sin duda jugó aquí la influencia francesa
en la política alfonsina.
Gran
pieza de esa política era el Camino Francés de Santiago, donde mucho trabajó
santo Domingo de La Calzada, con su discípulo y ayudante Juan de
Quintana-Ortuño. Éste, a la muerte del rey y del santo ingeniero, aprovechó el parón
por la guerra entre Castilla y Aragón para quitarse de en medio con una
escapada a Tierra Santa (1112-1120). En peligro de naufragio promete a San
Nicolás una ermita, y ya de vuelta, establecido en la aldea de Ortega, cumple lo
prometido. Hoy es San Juan de Ortega, patrono de los arquitectos.
Justo
por entonces se multiplican en tierra burgalesa las iglesias románicas
dedicadas a nuestro santo. La mejor de todas, la de El Almiñé (Valdivielso),
que tan buena pareja hace con la otra maravilla románica del mismo Valle, San
Pedro de Tejada en Puente Arenas.
Verla
desde casa, con su cimborrio-torre sobre un paisaje de ensueño, es como un
privilegio. Gracias sean dadas a San Nicolás bendito, tan bueno para vecino.
_________________________
[1] Tesoro de la lengua castellana o española (1611 y 1674).
[2] Jacobo de la Vorágine, Legenda Aurea, ed. Th. Graesse, 2ª ed. Lipsiae, 1850; III, 1 (pp. 22-23) y 9 (pp.
27-28). Hay trad. española de fray J. M. Macías, Alianza, 2 tomos.[3] Don Quijote, II, 45.
Profe Belosticalle, ¿se relaciona con el obispillo la tradición navarra del Rey de la Faba? ¿Es "nombrar un obispo de burlas en la persona de un niño" (la cara amable del loco y el bufón) una alusión al Niño Jesús en el templo, entre los doctores? (¿Mejor me callo?).
ResponderEliminarPreguntas correctas (menos la última). «Tú lo has dicho»
ResponderEliminarInteresantísimo trabajo sobre San Nicolás de Bari. Hay un cuadro del siglo XV en el Instituto Amatller donde aparece el santo vestido de obispo y echando las monedas por la ventana en la casa del hombre y sus tres hijas. Por lo visto pertenece a un retablo valenciano. A mí me parece una obra de gran calidad. Sólo lo he podido ver gracias a la publicación de un libro sobre el vestido en Valencia de Marisa Astor Landete. Supongo que habría gran devoción por el santo en aquellas tierras.
ResponderEliminarUn saludo.