En la mente popular, el solsticio era lo que el nombre dice: la estación del Sol; su detención instantánea, previa al retorno.
Esta imagen dejó huella en un pasaje apócrifo muy notable. José, que no asistió al parto de María, cuenta en primera persona la experiencia que tuvo en aquel preciso momento:
Lectura del Proto Evangelio según Sant Yago (17:3 – 18: 1-2):
A medio camino, dijo María a José:
–Bájame del asno, porque estoy para dar a luz.
Él la apeó del asno y le dijo:
–A ver adónde te llevo, algún lugar discreto. Esto está muy solitario.
Descubrió por allí una cueva, y allá la introdujo. Y dejando con ella a sus hijos, él se fue en busca de alguna comadrona hebrea por la parte de Belén.
«Yo, José, andaba, pero que no avanzaba.
Miro al aire, y el aire estaba pasmado.
Miro al polo celeste, y estaba parado, con las aves del cielo fijas.
Miro abajo, a la tierra, y veo en el suelo una olla, y unos obreros recostados en torno, con las manos en la olla. Y como que masticaban, pero nada masticaban; los que parecían coger algo no lo retiraban, y los que se llevaban algo a la boca nada se llevaban. Y todos ellos con el rostro vuelto arriba.
Hete de pronto unas ovejas en marcha, que también estaban quedas, sin adelantar. El pastor alzando el brazo para darles con el cayado, pero el brazo quieto en alto.
Miro a la corriente del río, y veo unos cabritillos con las bocas pegadas al agua, pero tampoco bebían.
Todo estaba en suspenso, fuera de su curso. Hasta que todo volvió en sí del éxtasis. »
Dum medium silentium
Estando todo en gran silencio
al filo de la medianoche,
tu Verbo omnipotente, Señor,
desde sus reales asientos vino.
Aunque hoy toca y se canta (más bien poco) la Antífona doble O (O Oriens), como contrapunto del curioso relato vale la pena conocer aquella otra antífona navideña en tres versiones:
1. Gregoriano (a solo):
2. O en este ‘conductus’ anónimo
Escuela de Notre Dame de Paris (1163-1245):
3. Y para que sean tres,
en polifonía moderna de Paolo Ugoletti (1987),
recentito, publicado el 17/12/2012:
Profesor Belosticalle
ResponderEliminarHe estado esperando para no ser la primera pero no aguanto más .
He disfrutado con los tres You Tubes. Y el de Paolo Ugoletti me era totalmente desconocido y me ha gustado. Mucho.
Llevo unos días leyendo y cantando las páginas del Liber Usuallis que nos regaló. Es una gozada. Y por el momento, nadie a mi alrededor se me ha quejado. Con suerte acabamos todos haciendo un ensemble, Pena que unos seamos tan viejos y otros sean tan pequeños
Por si acaso estos días no puedo venir con mi invasión familiar
¡¡¡ Felices Pascuas y un Abrazo !!!
Magníficas las tres.
ResponderEliminarAprovecho para desearte una muy feliz Navidad, y que disfrutes junto a los tuyos de estos días tan entrañables :)
Felices igualmente, Candela.
EliminarMe gustaba más como lo cantábamos en el coro de mi juventud. Pero he encontrado lo que he encontrado
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=n036kBC1HEw
“Pruebe, compare, y lo que encuentre mejor, se lo quede.”
EliminarViejecita, mucho antes que don Manuel Luque, la misma recomendación hacía el gran vendedor de misterios, San Pablo (1 Tesalonicenses, 5: 21).
«Both the setting and the singing are done very beautifully, but ... : it deeply hurts my Austrian soul, if Stille Nacht (Silent Night) is changed in its natural, original harmonies.
Shall everyone sing it however he likes it - there´s only ONE original!» (F. Reger)
O sea, que según el proto evangelio de San Yago, José, por lo menos, ya tenía otros hijos. ¡Qué lío!
ResponderEliminarDeliciosa la música, Maestro. Feliz Navidad. Un fuerte abrazo.
Amiga Carmen, una solución buenista al engorro de “los hermanos de Jesús”, para una siempre virgen María, fue imaginar a san José viudo con hijos, unido a ella por un nexo peculiar, más parecido a una adopción que a verdadero matrimonio.
EliminarLe recomiendo una lectura comparativa de los Evangelios apócrifos, y valga ésta para empezar.
Aunque se repiten bastante, reflejan mentalidades de grupos cristianos diferentes.
Por cierto, Carmen: en el ‘Protoevangelio de Santiago’ –hoy prefieren titularlo ‘Evangelios de la Infancia (de María y Jesús)’–, verá que la traducción del pasaje del éxtasis o pausa difiere de la mía. Se supone que leemos el mismo original, en griego.
EliminarPor esta vez, yo le diría, hágame usted caso.
Profesor:
ResponderEliminarHe escuchado los tres seguidos, volveré para escucharlos uno a uno. Por de pronto me han encantado los tres. Gracias.
Un abrazo y, otra vez (que no sobra), Felíz Navidad.
Higueras
Querido profesor: yo había leido algunos evangelios gnósticos y apócrifos pero de forma nada metódica, ahora veo con fruición el texto que le indicaba a Doña Carmen y tengo que darle de nuevo las gracias.
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