Diríase que ya estamos
en Diciembre, el mes del eterno retorno.
Los meses en vascuence: vuelvo a repasar la lista. Es opulenta y a la vez embarullada, confusa,
como si el vasco no tuviera un cómputo fijo para los meses del año. El indicador de
mes es –il(la), relativo a la lunación, aunque tampoco es seguro del todo. El
calendario es esencialmente agrícola, con la relación de ‘los trabajo y los
días’, y en parte también descriptivo y meteorológico.
¿Cómo se dice ‘diciembre’?
La verdad es que hay una baraja de nombres a elegir. Algunos más que sospechosos, por los buenos oficios del padre Larramendi y otros estudiosos creativos. El nombre más antiguo es abendu
(del latín Adventus, adviento). Creo
que es el único més de evocación religiosa en el calendario. Bueno, todavía tiene diciembre otro nombre religioso, o casi: gabonil (el mes de Nochebuena), pero este neologismo no tiene más años que yo. Por lo cuál, los nuevos laicos se decantan más por lo agrícola o meteorológico, con nombres como lotazil,
neg(u)il (?), o el horroroso hotzaro, algo así como ‘la temporada de los
resfriados’… El vascuence unificado oficial recomienda el cristiano abendu, a ver lo que dura.
Es notable que en España, en los siglos XIV- XVI, el Año Nuevo empezaba en Navidad (‘estilo
Navidad’, que decían). Quizá por eso, al pasar definitivamente el Año Nuevo al
1 de enero (‘estilo Circuncisión’, o Consular), arrastró consigo el nombre gabon,
que significó ambas noches, la buena y la vieja.
He hablado de
evocación religiosa, pero debo aclarar que lo religioso es aquí muy amplio, ya
que el cristianismo aprovechó el solsticio de invierno (Sol Invictus)
para suplantar ritos y fiestas paganas. En especial aquí se situó una fecha
absolutamente incierta y convencional, como fue el Nacimiento de Jesús.
Belenes o nacimientos son todavía una tradición viva de las fiestas. Costumbre atribuida a san
Francisco de Asís, que una nochebuena montó el primer pesebre en vivo, un
cuadro plástico a modo de sermón dramático, que a la gente sencilla le hizo llorar de júbilo y emoción.
Popularizados los
belenes o ‘pesebres’, el escenario se fue cargando de figuras en conjuntos abigarrados,
con su ingrediente folclórico y con inspiración en los Evangelios apócrifos.
El buey y el asno (o la mula) no son evangélicos. Se dejaron caer por el pesebre, sin duda porque había heno, y con tal carburante esos bichos son excelentes caloríferos. Pero bromas aparte, hubo otra razón, aunque al evangelista Lucas se le pasó anotarla, que el hombre en eso era descuidadillo, nada que ver con Mateo. De haber sido éste el encargado por el Espíritu Santo de contar la leyenda del Belén, habría puesto sin duda el par de bestias, añadiendo esta razón: «para que se
cumpliese la palabra de Dios por el profeta Isaías: ‘Conoce el buey
a su dueño, y el asno el pesebre del amo’» (Isaías 1: 3).
Precisamente estos
días está metiendo ruido la ‘depuración’ de esas dos figuras tan características, y algo más que
comparsas en el ‘misterio’. Al parecer, el papa Benedicto XVI en su nuevo libro sobre Jesús de Nazaret comenta que esos animales no figuran en el relato de la Natividad.
Me guardo para otro día el arrebato de soberbia y desmesura para discutirle a todo un Señor Papa lo que
sobra y falta en un Belén. Pero aprovechando ese gran Belén que ponen en la
Plaza de San Pedro, delante de la Basílica, voy a despacharme yo solo, apuntando
aquí lo que a mi juicio está más de sobra en aquel lugar, como un insulto por igual
al intelecto de creyentes y descreídos.
(Flickr) |
Burghesius: la verdad sea dicha, nunca me
había fijado por fotografías. Pero la primera vez que pisé la Plaza y contemple en directo el fachadón teatral de Maderno, tapando casi la Cúpula de Miguel Ángel, fue como recibir un bofetón en todos los párpados. En la Plaza más emblemática de la Cristiandad
Católica, en la basílica y cúpula más célebre del mundo entero, una inscripción colosal, bellamente escrita, con una palabra en medio, como centro gravitatorio de todo
el mensaje (1612).
¿Y qué dice esa
palabra? ¿‘JESUCRISTO’, obviamente? Frío, frío… O tal
vez ‘SAN PEDRO’... Sí, pero no: se pregunta por la palabra central.
A la vista está: BVRGHESIUS. «Oigan, que soy el Pontífice Máximo Paulo
Quinto y me apellido Borghese, de los Borghesi de Siena, que vinimos hace apenas 70 años a la conquista de Roma, y aquí me tienen, todo un Borghese romano, primer cardenal y primer papa de la familia.»
Como dijo el saleroso Pasquino:
Tras los Carafa,
Médicis, Farnesios,
hoy toca enriquecerse
a los Burguesios.
Así que San Pedro a
un lado y Cristo allá en el cielo, a la diestra de Dios Padre . En efecto, toda la inscripción es una dedicatoria de colega a colega, del
233º sucesor de Pedro al mismo Pedro, que si de veras fue alguna vez obispo de Roma, por su parte jamás usó el título de Pontífice
Máximo, rigurosamente pagano.
Basta por hoy. Otro
día conoceremos mejor al papa responsable de semejante ocurrencia. De momento, ahí le tenemos, retratado sin piedad por Ludovico Leone.
Y atención, por
favor. Cuando digo que si algo sobra –infinitamente más que el buey y el asno o
mula–, no estoy pidiendo que esa inscripción monumental se borre. Como dijo Pilato, «lo
que escribí escribí». Siga como está, monumento al fin para eterna ignominia de Paulo V (1605-1621), que
como buen advenedizo y nuevo rico, temió ser olvidado si no se anunciaba en mayúsculas por las paredes.
Enhorabuena por la entrada,figura encabezando la lista de mis favoritos y procuro propagar.
ResponderEliminarRespecto al buey y al asno, no parecen solo meros convidados calefactores.
Ox y Ass, el primero (alef) y el "último de los últimos" el mas impuro de los impuros, "avi avot hatuma." colocar al enviado de lo mas alto entre el espiritu y lo material, no parece sino poner la verdad "emet" en el camino del "hamor",
חמור
y en medio de Alfa y Tav.
Culturalmente ya se nos ha negado toda esa carga semántica (a pesar de que seguimos usando ass como el culo), a ver si alguna asociación protectora de los animales revindica su simbolismo milenario por encima de los chascarrillos y los salva de la quema.
Un cordial saludo.
Yo Claudio
Gracias por su documentadísimo enlace, y a la vez entretenida lectura (hablo por mí).
EliminarSoy profano y, lo confieso, escéptico respecto al saber cabalístico, aunque como ejercicio mental lo veo bueno y, ya le digo, me agrada el artículo de Greg Killian @Hillel ben David.
Estoy totalmente de su lado en no confundir como quien dice el culo con las témporas. Por lo visto, el ass inglés –no el solípedo, el otro– es un malentendido que viene de ars o arsh, la rabadilla y lo que le sigue. Como en alemán, der Arsch.
En el Renacimiento, uno de los textos escolares más populares era la ‘Margarita filosófica’ de Gregor Reisch. De ella se burlaban los estudiantes germánicos con este juego de pronunciación, Arsch/Ars (culo/arte):
«Ars Margaretae est miserabile rete»
(El… ‘arte’ de Margarita es una red desdichada).
Cuente usted conmigo para esa campaña benemérita: descarguemos al asno, salvemos de paso el arte, sin descuidar el trasero.
Agradezco mucho también su valoración de esta página.
Bienvenido hoy y siempre.
¡Qué pulso de cirujano ,a su edad, para extirpar el burro y el buey sin tocar las otras figuritas, igualmente imaginarias!
Eliminar¡Este Papa se va a cargar lo poco que quedaba! Frente al populismo ecuménico de Wojtyla, que si hubiese retocado el Belén sería para añadir algún avestruz, armadillo o canguro, fiel a la tradición fagocitadora de la iglesia católica. Este Ratzinger ejerce más de alemán que de católico, se pone las gafas de antropólogo decimonónico y aclara una duda que nadie había planteado. Solo la hipocresía inherente al cargo le impide seguir quitando figuritas imaginarias del Belén, hasta dejarlo completamente vacío.
ResponderEliminarEstimado amigo, no se ponga usted así. O no me he expresado bien, o usted no me ha entendido como yo quisiera. Tal vez ambas cosas. A uno le gustaría ser erasmista, pero uno tiene sus limitaciones.
EliminarEn especial, lamento que mi torpeza pueda sugerir a nadie que descalifico a Benedicto XVI por algo que ni siquiera ha dicho.
«Me guardo para otro día el arrebato de soberbia y desmesura para discutirle a todo un Señor Papa lo que sobra y falta en un Belén… »
Pensé que la ironía de una frase así es bastante clara, lo mismo que mi referencia sólo indirecta al libro de Benedicto XVI.
Pero aun sin haberle leído, conociendo al autor, ni por un momento me ha pasado por la cabeza que haya proscrito esas figuras, ni ninguna otra de los belenes. Por eso escribo ‘depuración’ entre comillas, y hablo de metida de ruido (mediático, naturalmente).
Confieso que Ratzinger a veces me irrita, pero no en esta ocasión. ¡Si él mismo hace la misma exégesis del origen del buey y el asno en la haggadah de Navidad y en el escenario de los belenes!
Por lo mismo, me ha gustado el artículo del Arzobispo de Oviedo, el franciscano Jesús Sanz Montes, ‘Des-armar el Belén’. Lo recomiendo.
Parafraseando a Don Fray Jesús, «no es la fauna del Portal lo que preocupa», sino el Teatro del Mundo. Incongruencias ridículas como la destacada en el fotomontaje en cabeza de este artículo. La vanidad humana encumbrada en el punto de mira de la Basílica de San Pedro.
Sin acritud, sin amargura, sin rencor. Lo dicho: ya me gustaría ser erasmiano.
Lo malo de su blog, Maestro, es que no se puede leer con el cerebro a media asta y/o poco tiempo. Lo bueno de su blog es que cuando hay tiempo y cabeza clara, pasas un rato delicioso poniéndote al día.
ResponderEliminarSigo a la espera de sus reflexiones en torno a La Infancia de Jesús.
En tiempo de Belenes, la imagen aislada y solitaria que se ha publicado en su blog y que creo corresponde a la "Consellera de Educació" de la Generalitat Catalana (aaamen), ¿tiene un mensaje subliminal? Estoy intrigado....
ResponderEliminarHombre, un belén lo admite todo en principio, pero en mi dotación tal figura no figura.
EliminarAhora bien, dado que belén es también sinónimo de confusión, puede que por ahí haya ido la cosa, y una confusión de blogues haya permitido el paso fugaz por pantalla de alguna rapaz peregrina.
De haber sido así, soy el primero en dar excusas a la no deseada en este belén, y a usted por la intriga innecesaria.
Gracias, Maestro....(con una amplia sonrisa se lo digo)
ResponderEliminarY yo aprovecho, querido Halcón, para colmar un olvido de ayer (que andaba yo peleándome con la tablilla): felicitarle por su agudeza visual.
EliminarClaro que eso en ustedes, las rapaces diurnas, es proverbial, teniendo como tienen ustedes doble fóvea en cada ojo, y las dos centrales con el récord de células visuales. ¡Casi ocho veces la agudeza visual humana, y somos de lo mejorcito en mamíferos!
Así que vista aguda, pero también rápida. Coincidencia.