El 20 de diciembre Iñaki
Antigüedad hizo su pinito de Historia al estrenarse como diputado
portavoz de su coalición Amaiur, admitida al Congreso por sentencia del
Tribunal Constitucional no menos histórica, con éxito electoral sin precedentes.
Se explica así que su intervención fue estelar, escuchada religiosamente, no tanto por mérito oratorio
como por la novedad de lo nuevo.
Me quedé con esta frase
suya: «No vamos a reclamar aquí la independencia». Repetida un
par de veces, a más de uno debió de sonarle a moderación o pragmatismo; algo
así como, «no es aún el momento, aunque todo se andará».
Sin embargo, el orador no
iba en esa dirección. Fijarse bien: «a reclamar, aquí». Para éstos, la
independencia de Euskal Herria no está a merced de España ni de Francia, como algo que esos estados pueden
otorgar. En su día y a su hora, la nación vasca declarará su independencia
unilateral sin pedírsela a nadie, en mero ejercicio de su innata soberanía. «Eso
es cosa nuestra, de nuestro ámbito de decisión», como aclaró luego el mismo
tribuno.
Muy distinto es –y a eso
sí que «venimos aquí» y a donde haga falta– exigirle a Madrid que
reconozca ese «ámbito vasco de decisión». Lo mismo que, también aquí y
con apoyo de Batasuna, vino a reclamar en su día Ibarretxe, para montar un
referéndum de cara a Europa y a las Naciones Unidas.
Este aviso a España
tiene su miga, en la situación en que Zapatero ha dejado encallada la cuestión
vasca. Con una ETA inactiva, aunque armada y no disuelta, y su brazo político
convencido de estar en condiciones de negociar de igual a igual con el Estado, cualquier
desaire del nuevo Gobierno Rajoy puede interpretarse como faltar a la palabra
dada –pues ya se sabe que esos compromisos se heredan con la transmisión de
poderes–, y en rigor desvincularía también a la propia ETA de su compromiso
unilateral con la paz.
¿Cuándo y cómo se sabrá
la hora de Euskal Herria? La lógica invita a esperar a las próximas elecciones
autonómicas, que de suyo tocan en 2013. El objetivo de ‘Bildu’ –mejor como
‘Sortu’, con nuevo favor del Constitucional– es ganarlas y sacar lendacari
propio, llámese Otegi, Urrutikoetxea o como se llame.
Entretanto, el día a día
va a ser lo que el mismo Antigüedad anunciaba: «Si hay que atornillarse a la
mesa hasta el amanecer, vamos a estar». Estar a su manera, se
entiende: estar a las maduras. Ellos siempre de acreedores agraviados. En
todo momento, ellos habrán adelantado largos pasos, nunca correspondidos con
suficiencia por el Gobierno. Es como lo de ‘Aquiles y la tortuga’, sólo
que al revés: el Estado-tortuga jamás alcanzará a Aquiles-ETA/Batasuna… A menos
que el quelonio dé media vuelta y se mueva en sentido contrario, cosa que por
ahora nunca ha hecho.
¡Y nos quedan 14 meses
de legislatura, qué espanto! El victimismo abertzale tendrá tiempo de dar
varias veces la vuelta al globo. Veremos si Mariano Rajoy se mantiene a la
altura de su tan celebrado desplante inicial: «Yo a usted no le debo nada».
Al diputado Iñaki Antigüedad, desde luego, no. A Batasuna-ETA, ya se verá cuando vayan apareciendo las facturas.
Independencia, ¿para
cuándo?
Cuando Doña Ocasión va
de pelona, dejarla pasar tiene disculpa. Pero de ofrecerse luciendo copiosa
cabellera, no habría más remedio que echarle el guante: elegir balcón, enarbolar
una icurriña y decirle agur a España. Cualquier vacilación delataría lo que es bien cierto y harto sabido: que la independencia se desea, pero no tan pronto. De
hecho ahora mismo, en esta coyuntura, no hay ninguna prisa.
Y como no hay prisa, de
algún modo hay que entretener el tiempo. Un buen sudoku son los presos y sus
familias, dispersión, acercamiento, libertad. Lo ideal (de boquilla) sería una
amnistía, pero es difícil. Además, ¿qué haríamos ahora con tanto preso a la intemperie? Que se
vayan aproximando, que vayan saliendo, que se note. Y cuanto más dure la matraca,
mejor.
Ahora bien, caso de
ganar un nuevo pulso electoral y, quién sabe, con un Estado poco firme, la operación
de paso al límite sería improrrogable, pongamos de aquí a un par de años. Porque si la izquierda radical recibe tantos votos, no es por su garantía de buena gestión, nunca acreditada, sino por su
talento político. Nadie espera con fundamento que gobiernen con fundamento, sólo que cumplan
las expectativas que ellos han creado. Lo suyo es tocarle las narices al
Estado, en eso son magistrales. Pero seguir en ese mismo plan desde el poder sin atreverse al órdago sería
frustrante para una masa en estado galvánico transitorio.
El ‘Plan Ibarretxe’ ciertamente no lo hizo. Aquella
consulta previa o preparatoria que planteaba, sobre nuestro «derecho a decidir»,
aquel ejercicio inútil de tautología, hecho suyo ahora por la izquierda
abertzale, sería sólo una táctica de balones fuera. Porque con una sociedad tan
compleja como la vasca, y con vistas a un evento de independencia, la pregunta
o preguntas dignas de un referéndum vinculante dan vértigo.
Un sofisma muy corriente,
gracias a la propaganda, es suponer que la tesis independentista está clara. Y
en abstracto puede que sí, la gente entiende de qué va. Lo dicho: «Agur España!».
En ese sentido muchísimos vascos ya se sienten, creen y autoproclaman ‘no
españoles ni franceses’, por tanto independientes. Muy bonito, pero hay que
bajar del nimbo a la realidad.
La gestación de un nuevo
estado serio se supone que lleva aparejado mucho estudio. Por pequeño que sea
ese estado, es un macroproyecto que da para muchos especialistas jugando con
muchísimos datos y guarismos.
Según eso, en la hora
actual del proyecto vasco, los escaparates de las librerías y los quioscos
deberían estar repletos de monografías rigurosas, de síntesis
divulgativas, de información algo más jugosa que los textos de las
pancartas a favor de la independencia. ¿Alguien ha visto algo de eso? Yo no. Es
más, he buscado en Google; por ejemplo, he cruzado lemas como “futuro estado
vasco” con “previsiones económicas”, obteniendo por toda respuesta… RafaelaVilchez, especialista en tarot.
Comprueben.
Me da, por tanto, que o
no hay tantas prisas como se quiere hacer ver, o si las hay es para que cogidos de las manos nos tiremos al
vacío.
El sofisma de la idea
clara se conjuga peligrosamente con otro sofisma sobre la democracia infalible.
Se enuncia así: «El pueblo decide, luego no se equivoca». Cada día hay gente
haciendo cábalas con los síes y los noes, por las distintas áreas de Euskadi y
Navarra, de donde resulta que algunas ya están mayoritariamente por la
independencia. En Guipúzcoa incluso se podría diseñar una circunscripción visible en el mapa y desde satélite –lo que algunos llaman con zumba ‘el Bildustán’–, que no estaría mal
para un primer ensayo de estadillo independiente, antes de comprometer a todo
el resto en una aventura de riesgo irreversible. Si les va bien, allá que vamos
todos.
Sin broma. No estemos
tan seguros sobre la infalibilidad de las masas. Hablando por mí, cada vez que
veo una gran manifa de ‘independentzia’ pegando los gritos de rigor, con
todo el entusiasmo propio de pechos patrióticos, pero sin más sustancia
intelectual que la que se pueda escurrir retorciendo la sábana de cabecera, me
acuerdo del ‘Flautista de Hamelin’, versión poética del destino del lemming y otros roedores. Pienso también en la Cruzada de los Niños.
No es faltarle a
nadie, no es denigrar la democracia. Es un recelo legítimo de que tanta gente de buena fe pueda tal vez estar
desinformada o engañada. La voluntad de independencia es fruto de un trabajo
tenaz, que en política es agitación, propaganda, con mucho de seducción, intoxicación, reflejo
condicionado, consigna. No se nace independentista, ni siquiera patriota. Se machaca
mucho con lo de la ‘construcción nacional’, pero como digo, nadie ha visto los planos.
Ni falta que hace, porque el patriotismo tampoco funciona por lo racional.
Esto es un sinvivir, con peligro de aburrimiento. Yo sin ser independentista, como tampoco soy anti-soberanista por
sistema, confieso que como el anciano Simeón, siento curiosidad por ver al
Mesías tan prometido. Tengo además la suerte de poder elegir entre quedarme con
él, o bien buscarme la vida por donde apuntó el índice de Arzalluz. Total, a
unas decenas de kilómetros, sin salir siquiera de mi Autrigonia. ¡Ojalá todas las víctimas del ‘conflicto’ hubiesen gozado del mismo expediente!
Válgame todo ello de
disculpa, si pido que este proceso agónico no se prolongue ni una década más de lo necesario,
sin excusas ni rodeos. Tanta sangre, tanta miseria, no puede haber sido sólo
para que nuestros redentores se instalen en el sistema, como un partido más, aplazando y aplazando la escena del balcón hasta las calendas griegas. Nuestro destino como pueblo ha de cumplirse.
«La que has de hacer, hazlo ya», dijo Cristo a Judas. Más pronto que tarde, todo
en este mundo tiene fecha de caducidad, como reza el proverbio:
«o herrar, o quitar el banco». ¿Herramos? Pues adelante, señores: Bildustán
al potro.
Un lúcido análisis que también puede hacerse extensivo a Cataluña.
ResponderEliminarNo sé que resultado saldrá de un hipotético referendum de secesion vasco, pero de lo que sí estoy seguro es del resultado de un referendum sobre ese asunto en el resto de España: el SI a la independencia vasca o catalana sería mayoritario, con el añadido de un ensordecedor "a hacer puñetas".
ResponderEliminarQuerido Belosticalle: no estoy segura de haber entendido más que la genialidad del hallazgo de Rafaela Vílchez. Al oír a Antigüedad mugiendo cifras de votantes (300.000 votantes mugiendo) siento en mis delicadas patas de elefanta los clavos de hierro y el "abuso de la estadística" de la democracia (Borges dixit). Hay cualidades que no hay cantidad ni voluntad que pueda modificar. ¿Y si los 300.000 votan invadir Miranda de Ebro, que son pocos y cobardes? Alguien tendrá que oponerse. Que sea el mismo que defienda a los muchos pueblos (quiero decir ayuntamientos, "ámbitos de decisión", tal vez comarcas enteras; ¿no hay un ámbito autrigón de decisión?) e incluso personas solitarias, o agrupadas pero rodeadas, que creen que tienen derechos y que no quieren dejarse herrar. Aquellos que decían "Al rey y a la reina obedecemos, a etcétera no conocemos" (1), los mismos súbditos que hoy suplicamos que no se nos deje solitos, haciendo unas puñetas en el ámbito oscuro, porque "Aunque samo negro, no tisnamo; hombre samo, alma tenemo" (2).
ResponderEliminar⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯⎯
(1) Refrán castellano que, según Gonzalo de Correas se aplicaba a "vizcaínos oyendo leer las provisiones reales" ("Rey de Castilla, de León, etc.").
(2) Correas, G. de, (1627): Vocabulario de refranes y frases proverbiales, edición de Louis Combet (Burdeos, 1967), revisada por Robert James y Maïte Mir-Andreu, Madrid: Castalia, 2000, pp. 66 y 111, respectivamente).
Magister Odolapca dijo...
ResponderEliminarApoyo la moción.
Este sin vivir es como el clásico corte del rabo al perro, le cortamos cada día un poco (da pena cortárselo entero) y así al perro le duele menos. Como todo el mundo sabe al final el perro se murió.
Por cierto, ese apellido Antigüedad, con crema incluida, no suena muy eusquérico.
También comparto la visión de Vaya, creo que en el resto de España se vería bien la independencia de las Vascongadas y Cataluña. El famoso ámbito de decisión es España, el referéndum sobre si estamos de acuerdo con la independencia de ambas regiones a fin de cuentas nos afecta a todos.
Se trata, una vez más de preguntar, como hace el profesor Belosti, ¿para qué?
ResponderEliminarEstamos hartitos ya de los porqués y las razones.
Buenas tardes de Víspera de Reyes.
ResponderEliminarAgradezco sus visitas y de modo especial sus comentarios.
Para usted, Magister, sobre el apellido Antigüedad.
La antigüedad del apellido en el País Vasco la desconozco.
A propósito he puesto y recomiendo seguir el enlace a la homilía de I. A., como muestra antológica de cinismo petulante. La cosa no da más de sí, y la he tratado por reducción al absurdo.
Y usted, querida Elefante, no tema por mi estabilidad mental y emocional, de momento. Recurro a la ironía apotropaica, porque el trauma con esa gente sería de aúpa.
Aunque también es verdad que la edad nos vuelve impacientes, y sólo por curiosidad creo que me apuntaría a un anticipo del Fin del Mundo y sobre todo del Juicio Universal. Efectos especiales, cotilleo etc.
En cambio, para la escena del balcón con icurriña y goras soy más reticente.
Es excelente su reflexión, don Belosti, lúcida y certera. No cabe duda de que, si la independencia fuera un objetivo serio, abundarían los estudios sobre la viabilidad del proyecto, los beneficios para Euzkadi como consecuencia de la echazón (sacrificio de la carga echándola por la borda en momentos de grave peligro para el barco) de España.
ResponderEliminarNo hay tales estudios, como bien dice. No creo que sea solo porque no hay una decisión de consumar la secesión a corto o medio plazo. Influye también el hecho de que, quienes la propugnan no disponen de caudales intelectuales suficientes para comprender que, junto al propósito, ha de existir un estudio profundo de los efectos y consecuencias a corto, medio y largo plazo del impacto de la independencia sobre la economía del País Vasco.
Lo significativo para mí, no solo en su entrada, sino en lo que observé y me asombró en los ocho años que viví en el País Vasco, es que los «vascos de bien», «los buenos», los que condenaban la violencia y repudiaban las formas de los nacionalismos, tanto los «moderados» (PNV), como los radicales (entorno de ETA), no fueron capaces de organizarse para hacer oír su voz.
Los motivos son obvios y comprensibles para cualquiera que conozca bien las estructuras sociológicas del País Vasco. Mostrar oposición a cualquiera de las dos corrientes era un acto heroico que no puede exigírsele a nadie.
Aún así, toda la derrota del nacionalismo ha sido posible porque los vascos «delegaron». Los nacionalistas y separatistas, aunque no estuvieran de acuerdo por completo con la postura de sus dirigentes, acataban sus decisiones, los votaban y protegían, aunque en el plano personal se abrazaran a una viuda llorando con desconsuelo proclamando su incomprensión. Los que se oponían a todo eso, también delegaron en España y los representantes de los partidos de ámbito nacional la responsabilidad de luchar contra ese cáncer.
Esa condición de espectadores que adoptaron «los buenos» rezuma por los cuatro costados de su entrada, don Belosti. Usted es infinitamente superior, por cultura, por experiencia, por sentido común y por calidad humana a Antigüedad o cualquier preboste del nacionalismo o el separatismo; pero no siente, como esas mulas, que tenga un papel relevante con su voz, en el devenir de los acontecimientos.
Ellos se sienten sujetos activos obligados a trabajar cada día en su objetivo. No contemplan el ridículo ni la degradación que infringen con cada palabra o acto a su «proyecto». Campan a sus anchas porque no tienen oposición, no hay frente a ellos figuras que reclaman idéntico protagonismo en la escena defendiendo posturas contrarias.
Ese es el problema. Han aceptado que otros decidan su destino, han puesto en sus manos su futuro y les han dejado el campo libre para que avancen a sus anchas.
El drama de España es que los vascos «buenos» han callado cuarenta años y no parecen dispuestos a hablar para hacer frente a un destino que ni desean, ni les conviene.
Querida Dª Carmen, parece que usted ha olvidado un movimiento que durante algunos años se produjo aquí, en el País Vasco, y que fue el Basta ya!, surgido precisamente en el corazón del problema, en Guipúzcoa. Un grupo de ciudadanos de diferentes opciones políticas, se unieron para protestar públicamente por las tropelías de Eta. Se organizaron muchísimas acciones,desde protestas ante las sedes batasunas, apoyos a ciudadanos perseguidos, recogidas de miles de firmas en protesta por situaciones intolerables y sobre todo varias manifestaciones impresionantes, que ocuparon por completo el centro de San Sebastián. Luego, afortunadamente, la violencia etarra fue disminuyendo, con lo que el apoyo ciudadano a las acciones cayó en picado. Basta ya! desapareció, pero varios de sus componentes fundaron el partido UPyD, que trata de oponerse en el parlamento a las triquiñuelas nacionalistas. No hay que olvidar como, al principio de la transición hubo un partido literalmente laminado, UCD, cuyos miembros fueron asesinados sin misericordia, sembrándose además el terror en el resto de la ciudadanía. También hubo posteriormente otros dos asesinatos que especialmente esparcieron el miedo: El de Gregorio Ordóñez y el de Fernando Buesa. Pueden considerarse dos magnicidios pues cualquiera de aquellos dos valientes pudieron liderar desde la política el necesario freno al nacionalismo.
ResponderEliminarGente valiente si que hubo, pero los mataron. E incluso en el Basta ya!, mataron a nuestro querido Joseba Pagazaurtundúa, otro de los líderes potenciales en la resistencia. No fue fácil militar en el Basta ya!; palizas, insultos,amistades esquivas, desprecios... todo eso cayó sin misericordia sobre los insumisos al bapzoki y sus mariachis.
De momento: Amaiur España!
ResponderEliminarVamos con una pequeña lección de Historia que viene muy a mano de todo esto que, con su sabiduría habitual, comenta don Belosti.
ResponderEliminarHablemos de la "superioridad circunstancial". Así se describe en algunos libros de Historia la causa de los fulgurantes éxitos tácticos de Napoleón Bonaparte ahora hace 200 años.
¿De qué se trataba?. Vamos a verlo con detalle y detenimiento: Napoleón revoluciona la táctica de principios del siglo XIX haciendo marchar a su poderosa y bien fogueada Infantería a una cadencia de ritmo superior a la de ls ejércitos profesionales de sus enemigos, las monarquías absolutas europeas de la época (Imperio ruso, prusiano, austríaco, etc...). Eso le permitía concentrar gran número de efectivos en el campo de batalla que, por regla general -Austerlitz, por ejemplo-, elegía él mismo como el más apropiado para dar sopas con honda a su enemigo. En otras palabras, el ejército imperial francés tenía menos soldados que los de sus enemigos, pero podía concentrarlos más rápidamente en el lugar más oportuno. Con lo cual siempre eran más y ganaban por una combinación de genialidad táctica -aportada por Napoleón- y por la superioridad circunstancial -de circunstancias, ocasional- del número de efectivos reunidos en el campo de batalla.
La manifestación de este sábado 7 en Bilbao es un ejemplo de superioridad circunstancial. Estaban allí todas las huestes de Bildu. Ni uno más ni uno menos. Eso es todo lo que da de sí la mayoría independentista del País Vasco. Nec plus ultra. Ellos, a diferencia de lo que le ocurrió a Napoleón, que acabó creyendo que su superioridad circusntancial era real y que todos sus generales eran genios tácticos como él, saben muy bien que nunca van a ser más que el "enemigo". Con lo cual, demostraciones de fuerza aparte como esta de Bilbao, no hay prisa por plantear un referéndum del que saldrían escaldados como bien deja entrever esta nueva entrega de otro acerado análisis de don Belosti.
Sólo añadiré para Vaya y Anónimo: eso de que el resto de España estaría bien contenta de deshacerse del País Vasco y Cataluña mandándonos a hacer puñetas como si aquí o allí todos fueramos independentistas, o siquiera nacionalistas (burda idea que sus comentarios parecen insinuar), es más que dudoso. Eso en el también dudoso caso de que, como bien dice don Belisti, hubiese suficiente masa crítica de independentistas en el País Vasco o Cataluña, que no la hay. Ni creo yo que la vaya a haber nunca porque la gente tiene otras cosas más importantes en qué pensar. Por ejemplo en que un pasaporte de la Unión Europea es tan útil como cobrar la nómina en euros, que no en "lizardis" o "pesetes"...
Es bueno que la gente opine y que sus opiniones se lleven a la práctica si son mayoría. Pero en esto del ámbito de decisión está el nudo gordiano, y debemos manejarnos con cuidado. Lo lógico es que sean solo los vascos los que opinen pero eso esta proscrito por la Carta Magna. Darle carta de naturaleza al ambito vasco de decisión tiene sus cosillas: ¿si un año los partidarios son el 55% pero al año siguiente solo el 45%, cambiaremos los mapas de los colegios, las fronteras y hasta los propios maestros?.
ResponderEliminarHoy mismo el gobierno británico se plantea el referendum en Escocia, pero ¡Dios mío¡ ¡los nacionalistas escoceses no admiten una pregunta con solo dos respuestas (SI/no a la independencia)¡, ¡quieren una tercera vía¡ no sea que simplifiquemos las cosas hasta el punto de que se aclaren. como diría Forges ¡¡¡Menuda Tropa¡¡¡
Por cierto Yo también creo que tiene mucha suerte por poder elegir entre las brumas de las siete calles o los soleados días al pié del Ebro, más ahora que esta el valle mas solo, pero entretenido que nunca.
Genial!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarObservo que el enlace al tarot de la Sra. Vilchez en la palabra «Comprueben» ha dejado de funcionar.
ResponderEliminarEsas cosas pasan. A Dª Rafaela mi publicidad no le habrá interesado, supongo.
Lo curioso y divertido fue que en su día ése fue el único resultado, al que se sumó obviamente mi propia llamada; lo único que ahora sale.
Con esta advertencia, quédese el enlace tal cual, aunque ya no surta el efecto.