
La pregunta es: ¿En qué contexto / significado figura el término 'vasco' en la literatura de, digamos, antes … de Arana? ¿Aparece con su significado moderno con alguna frecuencia?
Ahora (resuelto un problema de conectividad a Internet), he ahí la pregunta y mi reflexión, bien poco autorizada en verdad, sobre esa faceta de la 'cuestión vasca'.
1. Si se permite empezar con una boutade, el término vasco es traducción del alemán, die Basken, baskisch, 'los vascos', 'lo vasco', a través del francés, basque. Es un modo de recordar que los vascos del siglo XIX se enteraron de que también podían denominarse así, porque así era como les llamaban estudiosos foráneos de la etnia y lengua éuscara o vascongada, como el alemán Alejandro de Humboldt (1769-1859)(foto), o el francés Luis Luciano Bonaparte (1813-1891).
No obstante, la prioridad de hecho respecto a España fue francesa. Basques era sinónimos de aquitanos, los franceses de Aquitania-Gascuña, incluido el Pays Basque. El origen del término es oscuro, aunque es patente su relación con gascón, equivalente a vascón. No faltó la seudoetimología: basco, de baso, monte (la gente montaraz).
2. Antiguamente los nombres de pueblos y gentes eran plurales: Vascones. En los autores latinos, eran una de las 'tribus' entre el Pirineo occidental y el Ebro, junto con los Varduli, Caristii y Autrigones. Superpuestos al mapa moderno regional, es debatida la correspondencia con las provincias de Navarra, Guipúzcoa, Vizcaya nuclear y Encartaciones/Mena/Merindades de Castilla-Vieja.
Este esquema deja fuera a los vascos franceses (lo que ahora llaman los nacionalistas Iparralde). Algún tiempo se supuso que eran 'invasores', procedentes del país vasco-navarro español (lo que ahora se llama en nacionalista Egoalde). Coincidiendo en parte con esa idea, la citada prioridad del francés basque respecto al español vasco ha hecho que a menudo 'vasco' haya significado 'vasco francés', o bien como adjetivo, lo propio de allí.
3. La gente de 'aquí' se llamaron primero vascones (o báscones). La toponimia de repoblación medieval registra nombres relacionados, como Báscones, Vasconcillos, Bascuñana (Basconiana) etc. En toda la época goda y hasta la Baja Edad Media se habla de vascones. En el siglo XV aparece vizcaíno, que terminará suplantando a vascón. Pero, como me hace notar Jon Juaristi*, en Lope García de Salazar era todavía término nobiliario, reservado a las Familias de los 'Parientes Mayores' que se repartían el señorío. Liquidadas las guerras banderizas, vizcaíno se extiende a todos los naturales de Vizcaya, y aun a todo el País Vasco, donde se hablaba el 'vizcaíno' o vascuence (eusquera).
Una consecuencia de tal generalización fue que el sello nobiliario del término se generalizó en forma de 'hidalguía general', que funcionó como privilegio foral hasta la abolición de los estamentos nobiliarios. Para toda Cantabria y Castilla, vizcaínos eran todos los que hablaban el vizcaíno o vascuence, a menudo con connotaciones no tan positivas. (Ya Iturriza recogió la 'etimología' Bizcaínos, bis Caines –doblemente Caínes−, tan improbable para puesta en la augusta boca de nuestro frustrado conquistador romano.)
4. En la época de la Ilustración (siglo XVIII) se usa mucho el término 'vascongado'. A algunos les ha molestado ese nombre, y recuerdo que el desaparecido filólogo Hendrike (no sé si lo escribo bien) Knörr arremetía contra la denominación 'Provincias Vascongadas', suponiéndola más joven de lo que es, pero sobre todo atribuyéndole valor, que no tiene, de sujeto pasivo: «¿vascongadas, por quién?», preguntaba retóricamente. ('Vascongado' existe al menos desde el siglo XVI.)
De aquel siglo XVIII data la todavía viva Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, con el lema bíblico juaneo (1 Juan, 5: 7-8), Irurac bat, mero deseo piadoso, por lo que respecta a las tres Provincias Vascongadas. La difusión de sociedades ilustradas filiales o similares dio pie a la extensión Laurac bat, comprendiendo también a Navarra, pero no con el anhelo anexionista de hoy, ni nada parecido.
5. El primer romanticismo, con Herder (m. en 1803, un siglo antes que Sabino Arana) supondrá un redescubrimiento del 'pueblo de los Vascos', con todas sus consecuencias ideológico-políticas, pero también como cosa de interés científico, en especial en la lengua. Humboldt, el gran científico universal romántico, fue también el divulgador universal del término 'vasco', aplicado a unas gentes y a su lengua. Humboldt era prusiano, pero aparte de conocer el español, la lengua científica de la época era el francés.
A fines de aquel siglo XVIII y principios del XIX ya la influencia francesa ha introducido aquí el galicismo 'vasco'. Pero un Mogel, o un Astarloa, todavía no dicen, por ejemplo, «Fulano es vasco», o «nosotros los vascos». Lo emplean como adjetivo, sobre todo para la lengua vasca, la que antes se llamaba lengua vizcaína o vascongada y vascuence. Vascuence (del adverbio latino vasconice, 'a la [manera] vascona') es el equivalente literal castellano de eusquera; pero 'el vascuence' ha tenido también la acepción geográfica de 'el territorio donde domina el vascuence'.
Aquella primera entrada tímida de 'vasco' al sur de Pirineos será seguida por la incursión en tromba del mismo término, ya en la época romántica, y su implantación en la post-romántica, es decir, a lo largo del siglo XIX. 'Vasco' seguirá siendo adjetivo; pero más importante es su consagración como sustantivo, suplantando a los viejos términos como nombre principal gentilicio: los vascos. Así el navarro Navarro Villoslada subtitula su novela romántica imaginaria, Amaya, o los Vascos en el siglo VIII (desde 1877).
Es por otra parte una época empapada en las fantasías y paparruchas dieciochescas del 'celtismo-druidismo' y las supercherías osiánicas. Dejado el estudio de lo vasco en manos de diletantes, el resultado se puede imaginar.
6. Todo esto es anterior a Sabino Arana y al nacionalismo vasco. Los vascólogos, que escriben, hablan y piensan fundamentalmente en términos y categorías, digamos, erdéricas, no-vascas, usarán 'vasco' como término principal, en paridad con 'vascongado' como adjetivo, reservando para momentos más líricos términos como 'vascón', 'éuscaro', 'euscariano' y otros. Unamuno, por ejemplo, en artículos escritos por los años 80, que recogerá en De mi País («País Vasco»), puede decir indistintamente «nosotros los vascongados», o bien «los vascos».
En cuanto a euscaldun, que de suyo designa al 'dotado de vascuence' o poseedor de la lengua vasca, al cavilador Sabino Arana le pareció que, en un momento en que muchos vascos no eran 'euskaldunes', convenía inventar término para ellos, ya que a todos iba dirigida la buena nueva de la patria nacional, Euzkadi*. De ahí surgió el neologismo sabiniano euzkotarra (oriundo de Euzkadi). Sin embargo, Arana como político no estuvo muy volcado en los vascos, sino en los vizcaínos o bizkaitarras. Su Partido Nacionalista Vasco tuvo como nombre de origen JELZ, acrónimo de Jaungoikoa Eta Legi-Zarrak (Dios y Leyes Viejas). De hecho, el afiliado o simpatizante del partido, y el propio partido, se llama jeltzale. En los años 70-80, Unamuno es más 'vasquista' que Arana.
Arana muere en 1903. Desde principio del siglo hasta 1920 aproximadamente, lo 'vasco' cobra y goza de gran prestigio, no necesariamente nacionalista. Se funda la Sociedad de Estudios Vascos, una Academia de la Lengua Vasca.
7. PLAZAEME en su exordio se ha referido a experiencias personales limitadas. Más o menos, todo es limitado, relativo, concreto y, sobre todo, mudable. El reciente fraude de Veleia, con todo lo lamentable y grotesco que ha sido, tiene al menos una enseñanza. Las inscripciones en vascuence, saludadas con inexplicable alborozo por una autoridad académica como el citado Knörr, se vinieron abajo en cuanto alguien inteligente las leyó y… las entendió. Bastante milagro es el eusquera real, como para colgarle ese milagro imposible, a saber, una fijeza que permitiera a un escritor del siglo III-IV comunicarse con cierta fluidez con lectores del XXI, cuando un euskaldun corriente de hoy tropieza en los textos vascos del siglo XVI-XVII. Todo evoluciona, hasta las lenguas milenarias, y también los vascos que, de puro antiguos, «no datamos». En efecto, pasa lo mismo con la 'raza'. Físicamente, los vascos como grupo humano son semejantes a su entorno racial atlanto-mediterráneo, aunque un acusado aislamiento haya acentuado algunas diferencias desde época incierta. La hipótesis de una raza preindoeuropea relíctica está en entredicho. Una tipología 'vasca' es más clara para los pintores y escultores post-románticos que para los antropólogos.
Visto muy por encima el origen intelectual de 'vasco' en su acepción moderna, tampoco debe sorprendernos, por una parte, cierta evolución semántica en este tiempo de unos 200 años, y por otra, la asimilación desigual de voces y acepciones en distintas áreas, momentos y hasta pueblos o barrios.
Al término euscaldún se opone erdeldún (ya discutido aquí en otra ocasión), que significa 'el que posee el no-vascuence'. Es pues ante todo una referencia lingüística. Sin embargo, en Caro Baroja leo que, siendo niño, en Vera de Bidasoa, algunos lo aplicaban a modas de vestir exóticas, 'no vascas'. Me dice Juaristi que en Maeztu, donde veraneaba, los veraneantes eran los 'vascos'. Y yo mismo recuerdo de niño y joven haber oído en la familia y entorno expresiones como 'muy vasco', para referirse a gente destacada por su acento, modismos de lenguaje o formas de vestir aldeanas (mujeres 'de pañuelo a la cabeza', bien entendido, el pañuelo negro con orejitas, que tan magistralmente se anudaba la madre de mi aña, aldeana ayalesa).
Finalmente, como curiosidad, recuerdo por los años 40 el uso corriente de vasco como sinónimo de bueno o excelente; pero jamás oído por mí en el País Vasco, sino en tierras de León.
8. Ser o no ser vasco (Espasa, 1998), es una recolección de artículos de don Julio Caro Baroja; un titulo puesto, a lo que veo, por el compilador y amigo mío Antonio Carreira. Se puede ser vasco como ser judío: quien dice que lo es. Se puede ser vasco como ser bilbaíno: naciendo donde a uno le da la gana. Se puede incluso ser y no ser vasco al mismo tiempo, como es mi caso: vasco, como nacido en Vasconia, hijo de padres vascos en igual sentido, ciudadano de la Comunidad Autónoma Vasca; pero no-vasco, por no tener ni un solo apellido vasco conocido, ningún antepasado vasco demostrable, y desde luego, por no experimentar en absoluto ciertos pálpitos que los que se nombran abertzales aseguran sentir, en relación con 'lo nuestro, lo vasco'. En esto último, como en identificar 'lo vasco' como 'lo nuestro', lo identitario frente a 'los otros', renuncio a toda pretensión de vasquidad, incluso ante testigos y notario, si no hay otro remedio.
* Agradezco a Jon su información y datos sobre el tema, sin hacerle responsable de errores, deformaciones y malentendidos, exclusivamente míos. La bibliografía de Jon Juaristi es bien conocida y asequible.
** El neologismo sabiniano Euzkadi se ha criticado como incorrecto, porque el sufijo –adi es propio de especies vegetales. Sin decir que la palabra me guste ni poco ni mucho, pienso que Arana pudo inspirarse en gizadi, 'gentío'.