No es mi plan abrir la trastienda intimista. Y no creo hacerlo si apunto aquí algunas impresiones de estos días, por lo que tienen de objetivo y, en cierto modo, de ajeno, aunque también me caiga 'prójimo' (con jequis de México).
Verdad sea dicha, pertenezco a un grupúsculo singular. Colegas de promoción que todavía seguimos reuniéndonos, entre unos veinte y treinta y tantos, en un punto diferente cada año… ¡y de aquello hace ya cuarenta! Estrictamente vedado el acceso a consortes y demás familia, lo que no estorba topar con algún matrimonio que otro en el grupo, pues esos accidentes se dan hasta en las mejores promociones.
Jubilados unos, a punto el resto, organiza nuestro 'inserso' particular la compañera Maite, alma máter de la idea, con su punto de rigor necesario para que la intendencia funcione. He ahí la clave de arco de esta experiencia, motivada en cada edición por algún interés naturalístico, contando con el magisterio de elementos nuestros en activo por esos campos (y nunca mejor dicho): la propia Maite, Javier, Maruja, Checho, Ana…
Esta vez el encuentro ha sido en un Oviedo caluroso y festivo.
Una primera excursión, el viernes 29, nos lleva a Covadonga y a los lagos Enol y Ercina, en el Parque Nacional de Picos. También pagamos tributo a la dinomanía visitando en Colunga el Museo Jurásico de Asturias (MUJA). De vuelta, una espicha en Casa Trabanco (Lavandera, Gijón).
Desentumecidos y asilvestrados, el sábado desde Cangas del Narcea nos asomamos al Bosque de Muniellos, gran Reserva Natural Integral, haciendo a la bajada un recorrido por el precioso valle del mismo río. Allí vemos un par de cortines colmeneros a prueba de oso pardo. (No así de otros recolectores, bípedos implumes 'de uñas planas' –característica diferencial del homo platonicus, para distinguirlo del Gallo de Morón, o simplemente de un gallo desplumado a la manera de Diógenes). Comemos en un lugar de cuyo nombre bien me acuerdo, aunque me callo dónde, prefiriendo el silencio piadoso a una publicidad negativa, por la desfavorable relación atracón/atraco. De postre, como algunas otras veces, nos rifamos un ejemplar de mi último libro. Esta vez le ha tocado a Mimos.
Por la tarde, en Salas, visita al mausoleo de don Fernando de Valdés, Arzobispo de Sevilla (donde ni puso los pies); Gran Inquisidor que, con todo su gesto santurrón, fue ruin verdugo de su colega el Arzobispo de Toledo, Bartolomé de Carranza, al que, de cristiano a cristiano, bien que le hizo la puñeta.
De paso por Cornellana, visita a la románica iglesia de San Salvador, de triple nave, cuyo párroco nos ruega amablemente transitar por las laterales sin conculcar la central, en cuyo suelo él mismo en persona, con industriosas manos y una abrillantadora movida por fluido eléctrico, sacaba lustre a la cera.
…Y domingo 31. Naranco: Santa María, enigmático edificio. Y San Miguel. En las dos jambas de la puerta de esta iglesia, la misma escena en bajo relieve: Unos ludi consulares del Bajo Imperio o de Bizancio. Número fuerte del espectáculo: el salto de la garrocha sobre un león vivo, que ataca al saltarín sin quitarle ojo al zurriago del domador. («Y ahora, si desean hacer alguna pregunta…» «¿Es hombre el garrochista, o tal vez una fémina?» La pregunta no hace gracia a la cicerona.)
En la Catedral, un maestro organista se recrea improvisando sobre la poderosa máquina de hacer música, en arrebatadora ventolera. Se ve que disfruta tocando a pie de público, en el presbiterio, donde se ha instalado la nueva consola. Acústica soberbia. Contrabajón digno del Día del Juicio. ¡Dios, qué rejo!
Estos días, muchos vanos de Oviedo aparecen engalanados con la bandera española, donde campean cosidas una tijeras de alfayate recortadas en paño. ¿Preconstitucional? En cierto modo, sí. Incluso prevexilar. Nada menos que en el siglo XIII tuvo lugar el acto que dio origen a la fiesta movible de la Balesquida, la cofradía de sastres y cortadores, que culminará el próximo 'Martes de Campo'. Este primero de mayo, domingo de Pentecostés, ante la Catedral y San Tirso, es la 'Cabalgata del Heraldo', blanco como un armiño él y su cabalgadura, con gran fanfarria de gaiteros y otros músicos. Se nota bastante el vacío, por el fuerte calor y el éxodo festivo, con estreno de playa.
La Balesquida: es en lo que vino a dar el nombre de doña Velasquita Giráldez, allí cerca enterrada. La señora, compadecida de tanto sastre desastrado por culpa de malos pagadores, fundó una obra pía para la Cofradía del gremio, haciéndose acreedora de una gratitud que aún perdura, festejada desde mediados del siglo XV con un reparto de socorro y almuerzo campestre en el Campo de San Francisco.
A los del País Vasco, también de Navarra, nos da envidia el festejo asturiano, tan espontáneo, de todos para todos, sin esa embestida contra alguien o algo, que parece consustancial a nuestras celebraciones vascas. ¡Qué le vamos a hacer! Ellos pueden permitírselo, nosotros no. Somos un pueblo ofendido, una tribu incomprendida, una etnia maltratada, una nación hostilizada. Los vascos somos el pueblo más viejo de Europa. Y se nos nota.
Sólo Europa será capaz de comprendernos algún día, devolvernos la razón que nos asiste, y mostrar al mundo que si nos quejamos no es por vicio, sino porque en efecto somos un pueblo ofendido, una tribu incomprendida, una etnia maltratada etc. etc. Porque aquí, en el Estado, todo el mundo nos debe algo, y así no es posible hacer ninguna fiesta que no se nos torne en lucha reivindicativa. Nuestro demonio familiar se encarga de ello. Hasta que mañana otro día seamos un país más en el concierto de las naciones. Y entonces se va a enterar Europa cómo las gastamos, cuando a la pobre le llegue el turno de aguantar nuestra monserga heptaquiliasmática, o séase septenmilenaria, con quién se creen ustedes que están tratando.
Estupenda crónica, Don Belosti. Dan ganas de darse una vuelta por Asturias. El dibujo con que ilustra la entrada de hoy es digno de atención, una gaita hecha con la cabeza de un fraile, ¡tremebundo! ¿De donde lo ha sacado y qué representa?
ResponderEliminarGracias por su magnífico blog. Nunca defrauda.
Querida PUSSY, es de Erhard Schön (1491-1542), artista satírico y también ilusionista, gran maestro de la anamorfosis .
ResponderEliminarEl grabado representa al diablo ejecutando sus aires de gaita a través de la testa de un fraile.
Algo así funciona (supongo) la murga más oída en este país.
Debo añadir que Schoen no es artista demasiado conocido, tal vez porque, genial imitador, fue víctima de ese talento, al confundírsele con sus modelos.
ResponderEliminar