domingo, 21 de junio de 2009

El ‘conflicto’: he ahí el conflicto



No todo en ETA es lógica, pero alguna hay. Después de todo, tampoco en la lucha contra ETA faltan ramalazos carentes de toda lógica, y hasta de sentido común.

La lógica insensata etarra es capaz de aprovechar su peculiar celebración aniversaria de uno de sus mayores 'éxitos', la masacre indiscriminada en Hipercor de Barcelona (1987), para empezar a cumplir su nueva amenaza de ofensiva 'a sangre y fuego', como ha hecho al pie de la letra, abrasando vivo al inspector de policía don Eduardo Puelles (q. e. p. d.). Ha sido la respuesta de la banda terrorista al cambio de gobierno en Euskadi, con la sustitución de un lendacari mirado por ellos como adversario, aunque 'blando' y al fin nacionalista, por otro inaceptable, porque no le ven ni pueden verle como de los suyos.

A esa lógica primaria pueden sumarse otros considerandos, como la lógica errática de la Justicia en su lectura de la Ley de Partidos. Pero sobre todo se da una conexión temporal –aunque casual y no causal, es de suponer– con las tesis de Arnaldo Otegi el día 18:

  1. ETA obedece fundamentalmente a la existencia de un conflicto político.
  2. Guste o no, ETA no va a ser derrotada policialmente
  3. La desaparición de ETA depende de que el conflicto se resuelva en su totalidad.

Poco antes, el mismo líder político había sido objeto de una 'entrevista' apañada con el bufón televisivo Jordi Évole, el Follonero, para 'Cadena 6', quien aparentemente le abordaba por sorpresa para arrancarle una condena explícita del terrorismo. El curtido Otegi, por supuesto, eludió tal condena y aprovechó la publicidad gratuita que le brindaba el majadero, para llevar el agua a su molino del conflicto entre el Pueblo Vasco y el Estado Español. Excelente actor, hizo alarde de tablas para presentarse, una vez más, como 'hombre de paz'. Tan campechano él, como para perdonar la vida a España y echarle una manita, si un día necesita el voto vasco en Eurovisión, pues fuera del dichoso conflicto, aquí no tenemos nada personal contra los españoles.

Eso mismo que Otegi afirmaba el jueves lo sostenía el viernes 19 la propia ETA, comentando su último atentado mortal: «La muerte del policía nacional Eduardo Puelles García, así como las detenciones de la última semana, o la desaparición de Jon Anza, han vuelto a poner de manifiesto la crudeza del conflicto político que vivimos en Euskal Herria.» Aquí figuran explícitas la primera y tercera de las tesis citadas, quedando implícita y sobreentendida la segunda, al referirse al toma y daca de golpes, sin tregua a la vista.

Al margen del juicio que cada cual se haga de todo ello, hay una cosa clara: las tres tesis de un representante típico de la izquierda abertzale más radical, y que son las mismas de ETA, coinciden bastante, si no al pie de la letra, con las de líderes y portavoces del nacionalismo llamado moderado y democrático. Para todos existe un mismo nudo de la cuestión vasca, con un mismo nombre: el conflicto.

Dicho así, con artículo determinado, cualquiera diría que se habla de algo perfectamente conocido y unívoco, cuando la realidad –y ya está dicho más veces en esta bitácora– es que se trata de una situación compleja, en parte inextricable, en parte también artificiosa, donde sólo por sinécdoque violenta y antonomasia muy forzada puede parecer que todos nos referimos a la misma cosa. Y no es así.

  1. Partiendo de la premisa de un pueblo vasco con entidad nacional y con voluntad de convertirse en estado soberano por vías democráticas, podrá hablarse de conflicto interno (uno o más), si resultare lo que parece cierto, a saber, que en la ciudadanía vasca no hay acuerdo sobre el particular. Desacuerdo, de entrada, si una gran parte se acoge al principio jurídico del statu quo y de la melior conditio o ventaja del posesor pacífico. Y nada digamos, si la discrepancia se extiende al modelo de estado, o incluso al número de posibles estados independientes.
  2. Si, en la hipótesis de una concordia interna, fuesen otras comunidades autónomas del Estado y, en definitiva, el propio Estado español el que cerrara el paso al soberanismo vasco, he ahí otro conflicto que nada tendría que ver con el, o los anteriores.
  3. En fin, por no multiplicar supuestos, tenemos el caso de una facción que ha decidido imponer su modelo político, y forzar su logro por vías no democráticas, incluido el terror. He ahí otro conflicto añadido, y por cierto, un conflicto prioritario, pues la mera interferencia violenta y antidemocrática vicia cualquier intento de abordar los demás conflictos.

No le demos vueltas: aquí hay un metaconflicto, un superproblema que estriba en delimitar y definir conflictos más o menos solapados, que podrán resolverse o no, pero siempre previa eliminación del conflicto que genera la propia ETA. La cual, contra la tesis 1) de Otegi y de los que piensan como él, no obedece a ningún conflicto –al menos, a ninguno de los que encajan en democracia–, y ya no sólo 'está de más', como tanto se repite entre nacionalistas, sino que debe ser combatida por todos los medios legítimos, hasta su derrota total, si no se rinde.

La transición democrática se hizo con buenas dosis de ingenuidad y no sin algo de estulticia, como condimento. Cuando ETA liquidó a Carrero Blanco, mucha gente se figuró que la organización vasca era una aliada de la democracia contra el franquismo. Quién sabe, con aquel magnicidio, hasta se le debía la misma posibilidad del cambio. Pero las cosas son como son, no como la gente guste de verlas. Y la verdad es que ETA jamás tuvo en su programa devolver la democracia a los españoles. Ni a los vascos, para ser exactos, pues ya les tenía cortado a medida un modelo de sociedad. En cuanto a España, mejor humillada, desaparecida y olvidada, por ese orden.

De aquella ilusión pudo derivar otra más peligrosa, que fue poner la naciente Comunidad Autónoma Vasca en manos del nacionalismo, como si la ejecutoria de éste desde la República le hiciese recomendable bajo algún concepto, premiándole incluso por haber aplaudido más fuerte que nadie aquella hazaña expeditiva de ETA, que de un solo tajo cortó lo tan bien atado por el Caudillo. La realidad vino a demostrar muy pronto lo nada de fiar que era cualquier nacionalismo para regenerar una democracia plural y moderna.

No tengo idea de cómo se llegó al acuerdo, ni entre quiénes, para imponernos como bandera comunitaria la de un partido fundado precisamente para enfrentar a la población mitad por mitad, vascos contra maketos, con la ikurriña como signo de contradicción entre unos y otros. Con ese disparate como principio, hasta los más optimistas patriotas abrieron los ojos como platos, sin acabar de creerse su ventura. Tontos habrían sido, no aprovechando su primera Edad de Oro para imponer su mitología, incluido su conflicto imaginario, que sin comerlo ni beberlo llevamos a cuestas, seamos o no nacionalistas.

Hay una parábola que se ha hecho clásica, para desgracia y vergüenza de todos nosotros: 'el árbol y las nueces'. El que la inventó podrá pasar por miserable o algo peor, pero no por indocumentado. Iluso, eso sí tal vez, si le pasó por la cabeza que ETA, tras su victoria, entregaría en bandeja al nacionalismo 'democrático' la Patria Vasca salvada por sus gudaris a precio de envilecimiento, cárcel y bajas propias. ETA nunca ha hecho un secreto de su modelo de patria, estado y sociedad. Según eso, hay que ser muy cándido para imaginar una recogida tranquila de nueces. A menos que el de la parábola fuese también un Maquiavelo dispuesto a recibir a los sacudidores del árbol con los brazos abiertos para el abrazo del oso. Menuda perspectiva…

Menuda, sí. Pero hay que tomarla en cuenta, porque ese sería el gran conflicto, el definitivo que cerraría la etapa conflictiva presente, para ser la madre de todos los conflictos que nos aguardan.

4 comentarios:

  1. Aunque parece que todo está dicho sobre nuestro maldito tema, estas reflexiones nos llevan a renovar nuestra conciencia. Y la conciencia de que estamos dando otra vuelta a la noria, con más sangre, es un dejá vu angustioso.

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  2. Quiero felicitarle efusivamente por este trabajo en particular y por el blog en general.

    Su exposición sobre el metaconflicto es dificilmente superable.

    Saludos.

    El quicio de la mancebía [EQM]
    http://elquiciodelamancebia.lacoctelera.net/

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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