domingo, 28 de junio de 2009

El bien del euskera…



Hace un par de semanas, la Consejera de Cultura del Gobierno de Patxi López, Blanca Urgell, anunciaba la decisión de mantener la subvención al vascuence en territorio vasco francés.

¿Sorprendente? Según se mire.

  1. Objetivamente pensado, produce perplejidad que nuestra Comunidad se dedique a repartir dinero en otra vecina, Navarra, y más todavía fuera del territorio nacional, en los Pirineos Atlánticos (Francia). No se trata de ninguna ayuda humanitaria. Se financia la conservación de un bien cultural en otra sociedad que, siendo por lo menos tan rica como la nuestra, parece que no lo atiende como debería hacerlo, a juicio de la Consejería.
  2. Objetivamente también, parece extraño que un gobierno socialista, y precisamente el de López, haga suya la política de la consejera nacionalista Miren Azkarate, tan clara en los aspectos partidistas de sus decisiones, como turbia en los financieros.
  3. Ya en terreno más subjetivo, no puede hablarse de sorpresa. El 29 de mayo, la Consejera entrante había hecho gran elogio de la política lingüística en la legislatura anterior: «Se ha hecho un trabajo notable en favor del euskera». Consecuentemente, declaraba su intención de continuar en la misma línea de doña Miren, salvo ligero matiz expresado en optativo condicional, obsérvese: «quisiéramos corregir lo corregible, y mejorar lo mejorable». Pudo añadir, «hasta donde alcance un presupuesto saqueado a conciencia por mi antecesora»; pero no lo hizo, porque doña Blanca es alavesa y es cortés.
  4. Bien, ¿y qué lunarcillo podría corregirse o mejorarse en tan brillante ejecutoria de Azkarate? Helo aquí: «Al euskera hay que sacarlo de la lucha partidista y política», afirma Urgell. Y con razón. Hasta el vice consejero de Política Lingüística, Baztarrika, reconocía no hace mucho que el peor lodazal para atascar el vascuence es la politización partidista, donde lo había metido el gobierno Ibarretxe, con Campos y Azkarate encabezando la recua mular. ¿En qué quedamos?

Pues quedamos en que la ayuda económica a fondo perdido va a continuar, no sólo ampliada en la cantidad (50.000 € más), sino en el tiempo (más allá de 2010): «El Gobierno vasco tiene la firme decisión de prorrogar el acuerdo, porque consideramos imprescindible la colaboración entre ambas instituciones, por el bien del euskera y de nuestros ciudadanos».

Como es sabido, el Gobierno Vasco actual lo es gracias al Partido Popular, en virtud de acuerdos que incluyen la política lingüística. Ante esa afirmación de la Consejera, no hace falta ser del PP cualquier ciudadano, para preguntarse: «¿Y qué bien se me sigue a mí de invertir dinero en que los vecinos franceses aprendan vascuence?» Buena pregunta. Pero no la única, porque nuestra ayuda cooperativa va más lejos: ikastolas y emisoras, sí, pero también virguerías de terminología y toponimia, o convalidación de títulos en euskaldunización y alfabetización de adultos… Todo ello, «por el bien de nuestros ciudadanos» (¡?)… y, antes que por ellos, ¡¡¡«por el bien del euskera»!!!. Quedémonos con esto último.

Ya se hizo notar en su momento que Blanca Urgell carece de experiencia política. Lo cual no sería problema, pues la propia experiencia lo arregla, y ningún político nació con ella. El problema está en que el político, sea novel o veterano, confunda y mezcle conceptos: el bien de las personas y el bien de las cosas, incluidas las abstractas.

Al gobierno le concierne el bien de sus gobernados, esto es, su beneficio o bienestar. En cuanto a otros 'bienes' tales como el bien del euskera, de la música de cámara, de la genética molecular, de la relatividad de Einstein, del paisaje natural, de las especies autóctonas, del patrimonio artístico etc., todos esos 'bienes' al gobierno democrático sólo deben importarle en función de las preferencias ciudadanas. En el caso particular de la Consejera, otra filóloga eusquérica como su antecesora, conviene además corregir la óptica profesional, a la hora de valorar eso que llama 'el bien del euskera'.

Ello es que el socio preferencial y necesario del Gobierno, el PP, ha objetado al anuncio de continuar las ayudas a la difusión del euskera fuera de la CAV, y concretamente en territorio galo. «No es de nuestra competencia», ha dicho Carmelo Barrio, «teniendo como tenemos muchas necesidades prioritarias en nuestro territorio».

Por lo mismo que en su día deseé aquí mismo a Blanca Urgell pleno acierto, pese a algunas reservas de menor cuantía, hoy debo decir que su respuesta a Barrio me parece decepcionante y preocupante:

  1. Ha hablado de «obligación del Gobierno Vasco», en cuanto a preservar el euskera incluso fuera de nuestros límites territoriales. Razones: a) la importancia patrimonial de esa lengua; b) la situación desfavorable de la misma allí, en comparación con Euskadi, con «un número de hablantes muchísimo menor al otro lado de la muga». Semejante lenguaje (con su muga y todo) parece revelar que el mapa político de la actual consejera se parece demasiado al de la anterior: el mismo tablero euskal-herriaco beligerante, con el euskera como pieza reina. Mal camino para sacarlo de la arena partidista…, como no sea para meterlo de lleno en una asumida construcción nacional.
  2. No es sólo cuestión de mapa. La historia del vascuence subvencionado en el país vecino tiene sus puntos oscuros, en cuanto a pureza de intención cultural. Hay tejemaneje político entre bambalinas. Hay unos mensajes no tan inocentes. Incluso alguna vez ha resultado que beneficiarios de ese dinero público 'cultural' tenían connivencia con el terrorismo.
  3. Blanca Urgell ha comparado la iniciativa que hace suya fuera de la CAV con lo que el Estado español realiza por el mundo a través del Instituto Cervantes. ¡Por favor, Señora mía! Veamos:
    1. El Cervantes no se entromete en países de habla española, a arreglar la situación del español en peligro por negligencia de los nativos o de sus gobiernos;
    2. El Cervantes no se ocupa sólo del castellano, sino que por estatuto se debe también a la promoción de las otras lenguas oficiales españolas en el mundo, incluida la lengua vasca;
    3. Mentar al Cervantes tiene la mar de gracia, porque obliga a recordar a su mimo, el flamante Instituto Etxepare de la colega filóloga Azkarate, y disfrutar viendo con qué alegría baila en él nuestro dinero, gracias al virtuosismo y super virtuosismo de su creadora; todo eso que la colega filóloga Urgell disculpa como «prisas».
  4. Hay un argumento que se echa de menos en la respuesta de Blanca Urgell. Algo así como, «mire usted, Sr. Barrio, el Gobierno Vasco subvenciona el vascuence en Iparralde, lo mismo que el de Cataluña subvenciona el catalán en el Rosellón y la Cerdaña». ¿Por qué la interpelada no ha confundido al protestón 'popular', tapándole la bocaza con una razón tan simple, que la entiende hasta un payés, y que como vasco le habría hecho avergonzarse de su tacañería? (...¿Cómo? ¿que esa razón no existe? No, no me diga. Catalanes...)

Hasta aquí, sinceramente, había deseado pleno acierto para la nueva Consejera. Ahora que mis votos no han sido escuchados, sólo me queda desearle vuelva de su acuerdo, no tanto por el bien del vascuence (que también), como por el bien de la ciudadanía.

5 comentarios:

  1. Como siempre, reflexiones muy acertadas. Pero sigue en danza la eterna pregunta: ¿Podemos hacer algo los desgraciados de a pie? Respuesta: Nones, sólo seguir pagando impuestos y tragarnos el cabreo como podamos. El rollete del Euskera da de comer a taaaaaaantos que no hay manera de pararlo. Miren, a los profesores "euskaldunzaharrak" y a los de nuevo cuño, para seguir alimentando la maquinaria de enseñanza del Euskera a los docentes (que es que ya está todo Dios reconvertido o ha agotado las "txandak" de IRALE) se les ofrecen trimestres de sueldo pagado y recepción de "Cursillos de perfeccionamiento, del Euskera que ya dominan" (¡¡tiene güevos!!!) Yo he solicitado que a mí también me paguen un trimestre de perfeccionamiento del Castellano en Salamanca, si son tan amables, porque es que esto de estar entre tanto profe sacado del baserri me perjudica en mi uso y enriquecimiento del Castellano materno. ¡Uf! No vean Vds. cómo se me derriten las orejas de gusto cada vez que voy a Congresos el otro lado de la muga (España), cuando oigo hablar a los ponentes en un Castellano como hacía tiempo (¡qué riqueza de vocabulario, qué precisión de términos, qué fluidez, por Dios!)
    Lo dicho, quiero que me perfeccionen mi Lengua materna, que luego para transmitirla a los alumnos.... ¡chico, que me es necesario, coño! Y además que me lo quiero pasar teta, sin corregir ni aguantar a los padres de los alumnos por lo menos en tres meses.
    Nada, que no hay caso, todo el que vive pegado a la teta del Euskera no la va a soltar ni con aceite hirviendo. Ni él ni su familia, sean o no abertzales.

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  2. Lo suyo, amigo Topillo, tiene toda la fuerza de lo testimonial, mucho mayor que mis reflexiones, tal vez un poco distantes de ese mundo.
    ¿Qué podemos hacer, dice usted?
    Por de pronto, hablar y escribir, cantar las cuarenta alto y claro -–y desde luego, en buen castellano, todo el que, como usted, tenga la dicha de ser oriundo de un emporio del bien hablar, como es Salamanca.
    Denunciar, sobre todo, a los cuatro vientos, que de amor al euskera, aquí muy poquito o nada. Eso se quedó para idealistas de otras generaciones. Ahora la inmensa mayoría va detrás de la pasta, incluidos los manipuladores que se valen del invento para sembrar veneno en los escolares.
    Malo será que el gobierno Socialista traiga en esto gran desengaño. Es pronto para verlo. Pero qué quiere que le diga, es cosa de temer.

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  3. Colofón: pero es que estamos solitos, señor Belosticalle. Mire, en mi Instituto, tó Dios tié el EGA, que es que si no no se puede uno ni acercar a un alumno, oiga. Tantísimos casos hemos visto de profes con plaza en propiedad... PEEEERO... a los que se les ha puesto en el comedor, en "Ayuda a Dirección" (esto es, llevar y traer recados a la Delegación, cual voluntarioso Bedel), en la Biblioteca, en..., ¡en casa! cobrando el sueldo, pero sin poder ejercer la docencia (Es que no hay alumnos de línea A, así que...)¡Cuando estés con los alumnos NI ABRIR la bocota o lo mínimo, que como no sabes Euskera nos contaminas al alumno (que es castellanoparlante como tú, pero ya se está quitando)!
    Mi desesperación es que entre los colegas NADIE alza la voz. Laisser faire, laisser passer (creo que le dicen). Me desazona eso mucho. Al final, se queda uno en Topillo-Loco, el de la pedrada, el que ve mala praxis por todas partes, el pirao que pretende que le demos la razón en público (bueno, en privado, vale, más razón que un santo; pero no lo lleves al claustro, no jodas, no ME jodas)
    Topillo es pequeño, pero, de internis, va como un globo porque hasta la fecha mantiene intacta su enana dignidad y los de La Cosa saben que lo llevan crudo con él.

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  4. Señor Topillo salmanticense:
    Ya que, por lo visto, entre los dos solos poco podemos arreglar, déjeme que le diga algo agradable. Por lo que le leo, de esta depresión usted no se nos muere. Ni yo tampoco. Pudiera todo el mundo decir lo mismo…
    Cordial saludo.

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  5. Aparte de lo del "bien del vascuence", a mí lo que más me maravilla es la idea (pongamos conceto) del "patrimonio cultural"

    En primer lugar por la parte de patrimonio. Una lengua solo puede asociarse a "patrimonio" en el sentido del acceso que te da o a personas, o a información / productos culturales y científicos. El inglés es el mejor ejemplo, aunque hay muchos más. El vascuence, medido en esos términos "patrimoniales", tiene un valor apabullantemente cercano a cero.

    Se puede entender que un irlandés, o un neo-guineano, si se ponen metafóricos, consideren el inglés un bien cultural, un gran regalo. O lo mismo el español para un descendiente de araucanos. Pero, ¿el vascuence? Ni a martillazos (ni bombazos, etc) lo entiendo.

    Y lo de "cultural" tiene bastante gracia. Eso de cultural tiene una doble acepción que causa no pocos malentendidos. Por una parte como conjunto de conocimientos, y por otra parte como conjunto de usos y costumbres. Si lo miramos como conocimiento, es el conocimiento mínimo que se te exige para que te consideren humano,si prescindimos de la bifacies paleolítica -por otra parte abandonada. Y si lo miramos como usos y costumbres, hablar del patrimonio cultural del lenguaje sería como hablar del patrimonio cultural de la particular forma del taparrabos de según que tribus amazónicas.

    Total, que el "conceto" se me escapa por completo. Y cuando paso a la fase de recordar que es un bien patrimonial que me cuesta dinero, en lugar de proporcionármelo, siento una ligera tendencia al cabreo.

    En fin, a disfrutar. Por cierto, no sé si lo habré puesto antes; perdón si es repetido. Una recomendación. Un articulo (en inglés, que no he encontrado traducción al vascuence).

    Kenan Malik. Let them die.

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