martes, 6 de febrero de 2018

San Carlomagno en España


El culto a San Carlomagno
En la entrada anterior vimos como el emperador Carlomagno, fallecido en 814, tres siglos y medio más tarde y de forma anómala fue ‘canonizado’ al alimón por un emperador germánico, Federico I Barbarroja, y un antipapa, Pascual III (1165).
El papa legítimo, Alejandro III, no aprobó aquel desaguisado, aunque tampoco lo anuló expresamente. Estando el papa a buenas con Francia, que ya tenía a varias personalidades regias reconocidas como santas, ¿qué sentido tenía borrar del calendario a otro santo rey franco? Eso sí, el fino canonista que fue aquel pontífice reforzó la exclusiva papal en este negocio, y al modelo de santo imperial gibelino opuso su propio modelo de santidad güelfa, en la persona de un mártir de la Iglesia frente al Estado: santo Tomás de Cantorbery.


Del Martirio de Sto. Tomás Becket  - Tarrasa
A fines de diciembre de 1170 caía asesinado Tomás Becket en su propia catedral de Cantorbery. Un pique de jurisdicción le había puesto en desgracia de su rey y antiguo amigo Enrique II. Cuatro años más tarde Alejandro III le declaraba santo, en otra canonización política de signo contrario a la de san Carlomagno. Y este nuevo santo Tomás sí que fue pronto popular, con su tumba como meta de peregrinos, y con pinturas de su martirio en muchas iglesias. Una de las primeras, Santa María de Tarrasa (Cataluña). Los Cuentos de Cantorbery (h. 1387) son una serie narrativa inmortal, vertebrada en el encuentro del autor, Jofre Chaucer, con otros treinta personajes en la ‘Posada del Tabardo’, peregrinos todos a Tomás de Cantorbery.
El destino santoral de Carlos fue muy diferente. Por de pronto, con su canonización en el siglo XII, era de rigor escribirle una biografía nueva, ajustada a su nuevo papel de santo. La que le hicieron al buen hombre como santo de hornacina o de lectura piadosa es tan absurda, que los padres Bolandistas, en su gran colección Acta Sanctorum, se negaron a reproducir el texto, sólo los títulos de capítulos, para dar idea [1].
La implantación de una fiesta implicaba un oficio litúrgico, que incluía una o tres lecciones (lecturas) de carácter ‘histórico’, entiéndase, en sentido puramente formal, sin la menor criba crítica. Por eso la palabra legenda –literalmente, ‘lo que se debe leer’– dio en leyenda, ‘lo que no se puede creer’. Para la leyenda oficial de Carlomagno se eligieron sobre todo dos temas imaginarios:
1º. Su misión divina como campeón de la Fe cristiana contra los musulmanes o ‘sarracenos’.
2º. Su misión divina como peregrino, desde Oriente a Occidente.
Del mismo siglo XII es la Historia Carolina del falso Turpín. El supuesto «arzobispo de Reims y asiduo compañero del emperador Carlomagno en España», dedica su obra a Leoprando (Luitprando), deán de Aquisgrán, que le ha pedido le cuente
«cómo nuestro famosísimo Carlos el Grande liberó el suelo hispánico y gallego del poder de los sarracenos españoles…, y los triunfos que yo mismo vi en catorce años de andanzas por España y Galicia».
Y tras enumeración pasmosa de conquistas por toda la Península y Baleares, añade el novelador:
«Algunas de las ciudades citadas ya las habían conquistado, antes que Carlomagno, otros reyes galos y emperadores teutónicos (sic); las cuales luego se convirtieron al rito de los paganos, hasta que él vino… Carlomagno en su tiempo sometió a España entera».

Dicha Historia de Turpín se insertó tal cual en el Libro de Santiago (Códice Calixtino), porque Carlomagno también peregrinó a Compostela, como había peregrinado a Jerusalén y Constantinopla, con cosecha de notables reliquias. Pura fantasía, por supuesto. Y es que todo un Carlomagno tenía sus medios de seducir la imaginación popular [2].
El culto al nuevo santo estaba pensado sólo para la capilla palatina de Aquisgrán. De allí se extendió a la ciudad y a otras iglesias de Alemania, Francia, Bélgica, Suiza…; pero no por  Italia ni Inglaterra. Luis XI, el San Luis de Francia, fue gran devoto de su antepasado e implantó la fiesta en todo el reino de forma perentoria. En 1488 los estudiantes de la nación alemana de la Universidad de París eligieron como su patrono a San Carlomagno, supuesto fundador de la Universidad, la que ya en el siglo XVI declaró su fiesta como de guardar, y esto se confirmó en 1661. El movimiento católico francés del XIX rescató también esta antigualla, nombrando a San Carlomagno patrón de los escolares.
En España, Carlomagno fue sobre todo el héroe de gesta, y como tal entra en la cultura popular. Lo refleja muy bien el Quijote en el episodio del Retablo de Maese Pedro [3]. No entró en cambio en la devoción del pueblo, salvo excepciones. Carlos V le nombró protector de su real Casa, junto a San Luis (25 de agosto), y en el pomo del centro imperial, rematado por la figura de Carlomagno, hizo grabar su condición de santo: SANCTUS KAROLUS MAGNUS.






San Carlomagno en El Escorial
La recuperación de San Carlomagno para el culto cortesano español, en su más descarada función política, fue empresa de mi admirado Esteban de Garibay, que se empleó a fondo en sus habilidades de genealogista para demostrar los derechos de Felipe II al trono de Francia [4]. En 1591, Garibay  presentó al rey el manuscrito de sus Descendencias Reales, donde las líneas de entronque del rey de España con la realeza gala eran 80 («cosa no vista ni oída hasta hoy»), aunque ofreció «subir aquellas líneas a ciento, y así lo hice». En efecto, ahí están los raros ejemplares de las Ilustraciones genealógicas, publicadas a expensas de don Felipe II y dedicadas al príncipe don Felipe III [5].  
Pero nuestro autor era lo bastante discreto para no apropiarse la idea de festejar a San Carlomagno. Según él, «la que en España ha comenzado a introducir la celebración de su santa fiesta» era la emperatriz Dª María de Austria (1528-1603), hermana de Felipe II, mujer que fue del emperador Maximiliano II, la que desde 1580 vivía su viudez con las monjas de la Consolación de Madrid (‘Descalzas reales’).
Lo que sí pretendió el mondragonés –y esto lo cargamos a su cuenta– fue el imposible de hacer comulgar al pueblo llano con la devoción áulica a un personaje tal vez santo, pero más bien gracioso y divertido en sus heroicas peripecias. El pueblo quiere santos útiles, sanadores, protectores, socorristas. ¿Que Carlomagno «hizo bautizar tres millones de hombres y mujeres de varias naciones»? Pues qué bien; pero sin olvidar que otras tantas bajas, más o menos, causó en la morisma. ¿Que «el día de su ‘rotura’ (derrota) de Roncesvalles se detuvo el sol a la tarde casi tres horas, por sus oraciones, hasta que pudo enterrar a los muertos en ella»? Hombre, mejor y más original lo de Josué, que hizo parar el sol y también la luna para seguir matando enemigos, según la Historia Sagrada [6]. Al pueblo no le movía un san Carlomagno de estampita, «que en su gloriosa muerte se oyeron cantos de ángeles» [7].
Volviendo al empeño de Garibay con este santo, él mismo dice que recomendó a Felipe II
«fuese servido de tratar con Su Santidad, que cada año perpetuamente se celebrasen en su corte real en estos reinos, en 28 de enero, la fiesta del glorioso emperador san Carlos Magno».  
También dijo al rey –con evidente hipérbole sobre la magnitud de la basílica de El Escorial–,
«que en aquel su gran santuario, el mayor que la Iglesia católica había tenido, desde San Pedro hasta hoy, debía dedicar un altar a los santos canonizados, sus progenitores: … el segundo, el glorioso emperador san Carlos Magno...»
Y como cinco imágenes valen cinco veces más que una sola, el propio Garibay con su acostumbrada prontitud facilitó al arquitecto Francisco de Mora, colaborador de Herrera,
«cinco trazas de retablo conveniente a mi parecer para los dichos santos progenitores de su Majestad… Añadí en ellos al santo rey de Castilla y León don Fernando III, como descendiente del emperador san Carlos Magno, y a la santa reina de Aragón doña María…, mujer del rey don Pedro II, como progenitores de su Majestad. Y señalé», etc. etc. [8] .
Nunca me acuerdo de mirar en El Escorial si se hizo algo de estas propuestas de Garibay. El único san Carlomagno que recuerdo allí está pintado en la bóveda del coro, en una banda lateral de la sosísima gloria de Luca Cambiasso (1583), inspirada tal vez en la Cámara de los Lores de aquel tiempo, sustituidas las bancadas por fardos de lana como el que servía de asiento al Lord Speaker británico [9].
El Gran Carlos está allí sentado  junto al papa san León III, que le coronó emperador, y al lado de un ángel músico que rasca el cello. Todos tres un piso encima de Carlos V, que ni arrodillado cabe en su cuchitril sin darse de cabeza contra aquellas nubes sólidas. Garibay vivió para verlo, pero como no iba con él, nada dijo, según su costumbre.
San Carlomagno en Gerona
De toda España, la ciudad más vinculada a Carlomagno por razón de culto litúrgico fue sin duda Gerona. Una tradición basada en el Carlomagno épico y apócrifo le atribuía la reconquista de la ciudad y la fundación de su catedral. Fue el obispo don Arnaldo de Montrodón (1335-1348) quien decidió sacar partido de San Carlomagno para mayor lustre de su iglesia. Este prelado estaba convencido de que Carlomagno había sido el creador de la diócesis, «nuestra amada esposa», y «fundador de casi todos los conventos de ella» [10].
El edicto del obispo de Gerona se produjo en abril de 1345. Con la fiesta, mandó componer un oficio litúrgico y dispuso que la Capilla de los Cuatro Mártires en la catedral estuviese presidida por una estatua del emperador Carlomagno. De todo esto, lo más interesante es la estatua, como también la parte más peculiar del oficio propio: las ‘lecciones históricas’ de los maitines.
Estas lecturas dan una versión convencional sobre la pura y vaga reminiscencia de una conquista carolingia de Gerona en 785, inicio de lo que será la Marca Hispánica. Aunque en ella no pudo intervenir Carlos en persona, su presencia es imprescindible –incluso como el emperador que todavía no era–, para un relato que  se adorna con motivos legendarios y apariciones: De Santiago apóstol, urgiéndole a reconquistar España y «subyugarla a la fe católica»; visión de María con el niño Jesús, con san Andrés y Santiago («primo de Cristo»); y durante el cerco de Gerona, visión de una gran cruz roja y goteo de sangre, como anuncio de que la ciudad va a caer.
Por otra parte, el relato de las lecciones se ajusta a un plan estratégico de campaña, partiendo de la toma de Narbona («donde comienza España»), hasta la última etapa previa al cerco de Gerona, con la victoria de Amer, a 4,5 leguas del objetivo. Amer, recordemos: la patria chica de eso otro Carlos, de cuyo apellido mejor ni acordarnos. Lo que importa más al que compuso esas ‘lecciones’ es que Carlomagno iba marcando cada etapa con la fundación de una iglesia o un convento. ¡Ah!, casi olvido que en esta expedición venían Rolando y el arzobispo Turpín, que también dejaron fundaciones piadosas.
Pero ojo, porque la leyenda fundacional pudo no ser toda inventada. Como advirtió Fidel Fita, las noticias del breviario se tomaron de la Crónica de Ripoll, con un relato similar compuesto en el siglo XII y relativo a la catedral de Tarragona, no la de Gerona.
¿Apropiación indebida? Pues tal vez no. La Curia Episcopal de Gerona en tiempos del obispo Montredón todavía poseía uno de los cartularios y registros más ricos del mundo, según dicen, comparable al de papas y reyes. Por desgracia, todo ardió en la noche del 22 de diciembre de 1469, por la mano de los payeses remensas sublevados contra sus señores, entre los que se contaban obispos y cabildos. El vicario general Andrés Alfonsello levantó atestado del desastre, y por el sabemos que allí hubo documentos y títulos que hablaban de la reconstrucción y dotación de la catedral por Carlomagno. Auténticos o falsos, eso ya no se puede determinar. Sin embargo, el mismo Fita, citando a Pedro de Marca, remite a una capitular franca de Luis el Piadoso (834), donde se habla de donaciones de Carlos a la Iglesia de Gerona [11].
La fiesta de San Carlomagno en Gerona se hizo rutinaria, como tantas, y para animarla y hacerla popular en 1473 se introdujo un sermón panegírico. Así fue hasta 1484, año más o menos, en que un breve del papa Sixto IV ordenaba suspender sine die el oficio de San Carlomagno en Gerona.
Dicho breve nunca se ha encontrado, ni siquiera se conoce su texto. Es por tanto difícil saber el motivo de una prohibición tan inusual. Seguro que no fue por las ‘lecciones’ fabulosas de maitines, pues infundios tales estaban a la orden del día en todo el calendario. Cabe la hipótesis de un malentendido a cuenta de algún diezmo. Sin llegar a lo de que «el Papa nos roba», tal vez el cabildo gerundense se permitió algún trabacuenta, y Sixto se enfadó. No hubo manera.
En adelante, la fiesta se redujo al sermón de San Carlomagno en su capilla, que siguió conservando la estatua en su sitio. Hasta que otro obispo de Gerona, don Tomás Sevilla y Gener (1878-1906), abolió por decreto todo resto de culto, retirando incluso la estatua del ‘santo’. El erudito francés J. Coulet dice que la vio (1902), ya retirada, en un armario de una sala vecina a la Capitular. Muy conspicua no debía de estar, cuando la describe como «una estatua de madera pintada, de arte bastante naíf y torpe, sin gran interés» [12].
La estatua en cuestión, de alabastro policromado, se muestra en el museo de la Catedral de Gerona. Más bien pequeña (85 cm), le falta la mano derecha desde el antebrazo, y con la izquierda se agarra el cinturón del tahalí, de donde cuelga la espada envainada. Detalle significativo: los pies se apoyan sobre cuatro animalejos monstruosos, en representación del ‘áspid y el basilisco, el león y el dragón’, según  texto que ya vimos del Salmo 90.
Carlomagno en Navarra
No he visto información sobre el culto a san Carlomagno en Navarra. Leo vagamente  que se celebró su fiesta hasta el siglo XVIII. Podría ser influencia francesa.
El derribo de las defensas de Pamplona por Carlomagno (778) es un hecho histórico, aunque adobado de leyenda: no pudiendo demoler muros tan fuertes, se cayeron solos, como los de Jericó [13]. Lo hizo con la mejor intención, para que no fuesen cobijo de sarracenos. Aun así, la verdad, no parece razón para ponerse una ciudad bajo el glorioso patrocinio del santo que la arrasó.
Desde Pamplona, camino de Francia, nos espera Roncesvalles con la bajada de Valcarlos hasta San Juan de Pie de Puerto. En este trayecto se sitúa otro hecho histórico, igualmente magnificado por la epopeya: la batalla de Roncesvalles (778).
Roncesvalles es la primera etapa española del Camino Francés a Compostela. El lugar, la antigua abadía-colegiata de Santa María, con su iglesia y hospital, está todo lleno de recuerdos de Carlomagno y su leyenda. Este rincón del mundo, que irradia serenidad, para los nuevos conquistadores de la Navarra irredenta, los nacionalistas, es otra manzana de discordia; y como de costumbre, lo es ya desde su mismo nombre ‘verdadero’: Orreaga. Como si Roncesvalles no pudiese ser topónimo vasco, en opinión de algunos.
Conquistadores-depredadores, esta gente arrambla con todo, en plan victimista y redentor: «La historia real de nuestro pueblo nos ha sido escondida y manipulada, pero no ha sido olvidada. Nos la han falseado, y es hora de recobrar la memoria de lo que fuimos».
«¿Y ustedes, cómo lo saben?» Es la primera pregunta, ante tal denuncia y reclamación.  Cualquier persona sensata es consciente de que la Historia de la humanidad, la de cada etnia, la de cada facción o partido –aun disfrazada de proyecto político– hunde sus raíces en el mito y se nutre de su sustancia. Clío, la musa de la Historia, corre además con la Épica y con la Mítica. Siempre y en todo lugar, esto ha sido parte de una pedagogía de autoestima – pedagogía sana, mientras no nazca de complejos ni derive en odios; como, me temo, es el caso de este nacionalismo aberchale.
¿Quiénes nos han ocultado y falseado la historia de Navarra? Las fuentes de conocimiento histórico, los archivos, los libros y revistas de Historia están abiertas, con mucho material incluso en la Red; donde se hallan igualmente las crónicas antiguas hispanas y francas, a disposición de quien quiera acceder a ellas… Quien quiera y pueda, pues algún trabajo pide su estudio y alguna preparación.
Uno de los puntos sensibles para este nuevo género de historiografía vasco-navarra –junto con otros más modernos, como la Guerra Civil, o la Conquista de Navarra por Fernando el Católico–, es este más remoto de la intervención de Carlomagno en Navarra, rematada en el desastre de Roncesvalles-Orreaga (o viceversa) y su posible relación con el origen del Reino de Pamplona/Navarra.
Otra tradición de estreno
Hace dos años y medio –el sábado 8 de agosto de 2015– tres ‘kolektibos’ patrióticos navarros estrenaban  un show conmemorativo de la demolición de las murallas de Pamplona por Carlomagno, de paso para Francia, el año 778. Promovía el acto la Fundación ‘Orreaga’, en colaboración con la Asociación Cultural ‘Etxabarregoa’ y el Grupo de Trabajo ‘Ibañeta-778’, y entre los tres y alguno más reunieron hasta un centenar más que largo de personas, incluido el público, en torno a animadores, versolaris, músicos y danzantes, en el Mirador del Caballo Blanco, sobre uno de los baluartes de Pamplona. Era también un homenaje a los navarros muertos en aquella destrucción y en la subsiguiente batalla de Orreaga-Roncesvalles.

En realidad se trataba de un primer acto añadido al que ya se venía haciendo una semana después –el 15 de agosto– en Roncesvalles y en el alto de Ibañeta, supuesto lugar de dos batallas sucesivas entre navarros y francos, los años 778, y 824. ¿O fueron tres? Contando, digo, la de 812 que quedó en tablas. Incluso hay quien escribe, «Orreagako bataila: 778-824». La Batalla de los Cincuenta Años.
Un portavoz se encargó de mantrizar ante el público aquello de «la historia ocultada y manipulada»; pero esta vez, adelantándose a la pregunta («¿cómo lo sabe?»), él mismo explicó que «gracias a un grupo de investigadores, y por nuestro interés, se ha descubierto la verdad».   
En el acto intervino la escritora Arantzazu Amezaga Iribarren, que hizo su reconstrucción personal del episodio con todo lujo de detalles; el más estupendo, cuando Carlomagno ordenó incendiar Iruña –previamente «evacuada, una ciudad muerta»–, cómo «las llamas devoraron las viejas y resecas piedras de las murallas romanas que aún la protegían». «Cinco días después del incendio» vendría el desquite en la batalla de Orreaga.
«Los vascones carecían de hombres con entrenamiento militar y armas suficientes… Convertidos en improvisados guerreros, recolectaron y colocaron las piedras en montones… sobre las alturas del barranco… Aborrecían ser parte del imperio de Carlos. Querían forjar su reino propio
«Carecían de hombres», «improvisados guerreros»… Señora, ¿pues qué se hizo de aquellos  vascones indómitos, los que cada rey visigodo se jactó de haber domado? Con todo, estos adornos o licencias no eran nada ante la sorprendente revelación: el jefe y cerebro de la primera batalla de Orreaga se llamaba Eneko. «Líder de las tribus vasconas, él fue quien dirigió la retirada de la población, para que no sufriera el horror de la guerra…»
Eneco, Íñigo Jiménez… suena a nombre de caudillo navarro. ¿Pues cómo no? El Íñigo estratega  de Orreaga I (778) era ni más ni menos que el padre de Íñigo Íñiguez Arista, el héroe de Orreaga II/III (824). Cadena genealógica ideada como soporte de una causalidad y proyecto histórico, ya desde la primera batalla, cuando
«los vascones, comprendieron que si querían pervivir como pueblo, y tal era el deseo, habrían de forjar una entidad política que los resguardara de semejantes afrentas… En el 824, tras varios acontecimientos, proclamaron rey de los vascones a Íñigo Arista, que fundó el Reino de Pamplona, y luego pasó a ser Estado de Navarra».
Así, en el más puro estilo sabiniano, el pasado –siempre al servicio del presente y futuro político– se construye sobre los cimientos de batallas imaginarias o… ¿manipuladas?,  no (fea palabra); digamos contadas de otro modo [14]. Todo para concluir: «Somos descendientes de lo que ellos forjaron en aquel año de gracia del Señor del 778».
No deben culparse por eso ni disculparse los promotores de estos actos. De hecho no lo hacen. Dineros tan jugosos como los que percibe la Fundación Orreaga, y tantas otras eiusdem furfuris, en algo hay que gastarlos. Y eso requiere imaginación, tanto en quitar como en poner y cambiar. Lo primero, quitar todo aquello que magnifique a Carlomagno y su hueste, otro enemigo del pueblo vasco.
Roncesvalles - Monumento a la Batalla de 778 (1978)
En Ibañeta, por ejemplo, les sobra el monolito llamado ‘Piedra de Roldán’ (la inscripción ya la han borrado, creo). Tampoco el monumento del XII Centenario de Roncesvalles (Diputación Foral de Navarra, 1978) les contenta. Nada que tenga que ver con la ‘Canción de Rolando’, donde como es sabido, la batalla de Roncesvalles se da entre 20.000 francos y 400.000 sarracenos, con olvido de los vascos y las vascas. Es raro que algo existente pueda tal cual gustar a estos adanitas.
No podía faltar lo más temible: el grupo de trabajo subvencionado anunciaba unas «unidades didácticas para servir a las escuelas», ¡kyrieleison!, qué manía pedófila de sobar el coco a los muchachos.
En fin, este verano tal vez haya ocasión de volver sobre el nuevo fenómeno metapsíquico recurrente. Cuando casi todos los pueblos del medioevo europeo sabían cantar y escribir, y muchos lo hacían, los vascones tuvieron a bien ser ágrafos y mudos pertinaces. Pero he aquí que un grupo moderno de historiadores tiene, por lo visto, el don de comunicarse directamente con sus ancestros para escuchar, desoyendo a Ranke, la “historia como debió ser”, o sea “nuestra historia”, a más de doce siglos de distancia, por la voz de la raza, más que de la lengua [15].
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Notas:
[1]  AA SS Enero 2: 874-91.
[2] Liber Sancti Jacobi. Codex Calixtinus. Edic. K. Herbers y M. Santos. Xunta de Galicia, Santiago de Compostela, 1998. Trad. y notas de A. Moralejo, C. Torres y J. Feo. CSIC, Santiago de Compostela, 1951, págs. 403-404.
[3] Parte II, cap. 26. Cfr. F. Bautista, “Memoria de Carlomagno: sobre la difusión temprana de la materia carolingia en España (siglos XI-XII)”, Revista de poética medieval, 25 (2010), p.109. https://core.ac.uk/download/pdf/58909135.pdf
[4] Esteban de Garibay, Discurso de mi vida. Ed. de J. Moya. Bilbao, Serv. Edit. UPV, Bilbao, 1991, pág. 327, 407 ; J. Moya, Esteban de Garibay: Un guipuzcoano en la corte del Rey Felipe. Bilbao, R.S. Bascongada de AA. del País, 2000, págs. 128-129, 150-151.
[5] No sólo a ciento: 110 líneas o linajes, exactamente. E. de Garibay, Illustraciones genealógicas de los Catholicos Reyes de las Españas etc. Madrid, L. Sánchez, 1596, Prólogo, p. 8; ‘Línea del glorioso emperador Sant Carlos Magno’, pp. 60 y sigs.
[6] Josué, 10: 12-13.
[7] Garibay, Ilustraciones,  pág. 62.
[8] Discurso, págs. 416 y 418.
[9] El ‘Fardo de Lana’ (Woolsack), en la Cámara Alta del Parlamento del Reino Unido es el asiento propio del Lord Canciller en las sesiones, y esto desde el siglo XIV, por orden del rey Eduardo III, para encarecer la importancia del comercio de la lana para Inglaterra en la Edad Media, cuando la lana de Castilla era la gran competidora.
[10] Joan Molina Figueras, ‘Arnau de Montrodon y la catedral de San Carlomagno. sobre la imagen y el culto al Emperador carolingio en Gerona.’ Anuario de Estudios Medievales, 34/1 (2004): 417-454. P. Rocher, Les rapports de l'église de Puy avec la ville de Girone en Espagne et le Comoté de Bigorre. Le Puy, 1875, págs. 44-46.Francesc X. Altés, ‘La institució de la festa de Sant Carlemany a la seu de Girona i els textes hagiogràfics del seu ofici litúrgic. Miscel.lània Litúrgica Catalana, 17 (2009): 211-272.
[11] Capitular de 2 de diciembre de 834: Wimer obispo de Gerona acude al concilio de Attigny, cerca de Reims, donde el emperador le favorece con esta confirmación: Wimer sancte Gerundensis ecclesie ep. nostram adiens celsitudinem petiit ut memoratam sedem cum villis et hominibus a domno et genitore nostro Karolo… eidem sedi collatis, quas nunc possidere dignoscitur, i. e. in pago Empuritano… in pago Gerundense..., in pago Bisuldunense… sub nostra tuitione et inmunitatis  defensione constituissemus… Data IV nonas Decembris anno, Christo propitio, vicesimo primo imperii Ludovici Imperatoris, etc. Pedro de Marca, Marca Hispanica, col. 772 s. Esos títulos ya existían en el archivo en 1345, a disposición de quienes redactaron el oficio. El atestado de Alfonsello se refería a documentos hasta del siglo VIII: Miro quodam modo processus originales omnium causarum que ducte fuerunt a mille annis citra. Cfr. Fidel Fita Los reys d’Arago y la seu de Gerona. Barna, 1872. No se olvide que en 882 se fundaron en la ciudad dos cabildos o ‘canónicas’, bajo la regla carolingia de Aquisgrán, lo mismo que otras de la provincia. La de San Félix de Gerona duró hasta 1806.
[12] Jules Coulet, Étude sur l’Office de Girone en l’honneur de Saint Charlemagne. Montpellier, 1907; pág. 41, n. 3. En el tradicional San Carlomagno de Gerona se quiere ver un retrato idealizado del rey de Aragón don Pedro el Ceremonioso, precisando algunos que sea obra de Jaime Cascalls, a mediados del siglo XIV.
[13] Josué, 6: 20.
[14] En el fundacional ‘Discurso de Larrazábal’ (3 de junio 1893), Sabino Arana presentó su libro, ‘Bizkaia por su independencia’, donde  justificaba su pretensión separatista en una serie de cuatro relatos románticos de batallas ganadas por los vizcaínos a Castilla en la Edad Media: Arrigorriaga (867), Gordejuela (1355). Ochandiano (1414) y Munguía (1471). La primera sobre todo, la imaginaria batalla de Arrigorriaga (o Padura), fue para Sabino mito de origen y legitimidad política: «En la victoria de Arrigorriaga es donde se decide la constitución del estado que propiamente puede llamarse Vizcaya».
[15] Frantz Leopold von Ranke (1795-1886) basó en su Teología de la Historia su metódico ‘ideal de objetividad’, cuya expresión clásica formuló por vez primera en el Prólogo a su Historia de los pueblos románicos y germánicos (1824): «A la Historia se le ha atribuido la función de enjuiciar el pasado, para instruir a la contemporaneidad en provecho de los años venideros. El presente ensayo no interfiere con tan alto cometido: se limitará a mostrar cómo fue propiamente




12 comentarios:

  1. Querido Profesor
    Espero que esta vez su blog me reconozca y me deje escribir.
    Sólo decir que he estado malita, que la dichosa gripe me ha atacado a un riñón, y que me han tenido ingresada, ( que a los médicos, cuando les das un dedo, te cogen el brazo entero...) y no tenía ni mac, ni nada. Pero que ayer le convencí al urólogo ( que debía tener una abuela vasca y sabía a qué atenerse ), para que me dejara volverme a casa, con los antibióticos y los calmantes, y esta noche, ¡ por fin ! he podido dormir en mi cama...
    Mañana me hacen el TAC que me falta, y ya veremos si quieren seguirme haciendo perrerías, pero al menos, ya me pescan preparada.
    Y conste que sí que leerle , estando en casa, aunque estuviera malita, sí que le he leído, lo que pasa es que como el blog me echaba , me acababa desanimando. Que leerle a usted es una verdadera gozada, y le sirve a una de escapada por el mundo de antes, y por todos esos sitios a los que le hubiera gustado viajar, y nunca viajó.

    Muchas Gracias, pues

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    1. Queridísima Dª María, mi Viejecita: siento muchísimo su percance gripal y le deseo y espero un restablecimiento rápido y total. Ya dijeron que este año teníamos mutante de gripe con pase de favor que se saltaba la vacuna. ¿Tal vez ha sido usted víctima? Pasado lo peor, y en buenas manos, mucho sosiego, que voluntad de hierro a usted no le falta.

      No le he entendido bien eso de que el blog ‘le echa’. ¿Se le cierra la página, o sólo es que no le recibe los comentarios? Bueno, éste ya ha entrado, y si lo desea puede hacer los experimentos que quiera, que yo borraré lo que proceda, o lo usted diga que se borre. Bloqueo general no parece que hay, porque ahora mismo acaba de entrar nuestro amigo el intrépido maese Lemuel Gulliver.

      Como habrá podido ver, usted y yo hemos coincidido en la última entrada de Navarth, ‘Imperiofobia y leyenda negra’. Muy buena.

      Con mis mejores deseos, reciba un abrazo de este amigo.

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  2. Puestos a exagerar leyendas carolingias, el monumento de Roncesvalles se queda muy corto ante el monumento a los tajos que daba el héroe Roland con su espada que podemos disfrutar en el parque nacional de Ordesa: La Brecha de Roldán
    Daba tales tajos el tal Roldán que más que héroe carolingio habría merecido ser paisano del mismo Bilbao.

    Arnaldo de España, creo que seudónimo bajo el que se escondía un montañero madrileño del Club Peñalara, describió así la "historia" en un hermoso libro publicado en 1935 sobre el Parque Nacional de Ordesa y en el que dedica un capítulo a la leyenda de la brecha de Roldán

    … Al verse único superviviente de aquel desastre que comprobó viendo los cuerpos de todos sus compañeros tendidos por el suelo, decidió pasar a su tierra, de cuya frontera no se hallaba lejos, y a ella se dirigió disimulándose por los rincones y dando grandes rodeos, ya que su estado de magullamiento le impediría batallar con eficacia contra quien pudiera tropezarse. Así llegó al Valle de Ordesa, donde las quiebras y encrucijadas le ofrecieron sitios de seguridad y repaso hasta divisar la barrera alta que lo culmina, conservando sobre sí sus útiles guerreros, el casco pomposo que le había librado de una muerte cierta, el cuerno de marfil de sus retos gallardos que pendía de su pecho y la invencible espada Durandarte, Durindana, Durenda y hasta Durandat, que seguía en el tahalí como prenda de resguardo y esperanza, brillando su pomo de oro guardador de muchas reliquias influyentes…
    …decidió un último alarde, y blandiendo la espada famosa, que quería evitar cayese en manos ajenas, intentó lanzarla sobre la pared para que cayera en su patria. Tres veces repitió la operación sin conseguirlo, por lo que en estado de completa ofuscación tocó su cuerno de marfil en petición de socorro y estrelló la Durandarte para que nadie la pudiera poseer. El acero, lanzado con furia, abrió una brecha en la muralla, por la que pudo contemplar Roldán el cielo que buscaba; más el esfuerzo realizado hizo estallar las venas de su cuello, acabando con la vida del héroe.


    He disfrutado mucho con sus dos relatos sobre un "Santo" cuya historia de santidad desconocía completamente.

    Dª Viejecita, cuídese mucho.

    Un abrazo a los dos

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    1. Muchas Gracias a los dos
      Y sí, hoy el blog me ha reconocido y me deja escribir directamente.
      Debió ser por culpa de alguno de esos "seguros" que me metió mi chico, el genio, que no se fía un pelo de mí, pero que le he convencido para que me los quitase.

      ¡¡¡ Gracias de nuevo, pues !!!

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    2. Y, por cierto, sí conocía los nombre de la espada, pero no la leyenda de la brecha, y de como le llegó la muerte a Rolando. ¡ Y me ha encantado !
      ¡ Otra vez Gracias !

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    3. D. Gulliver, su referencia a la Brecha de Roldán me ha traído añoranzas. La recuerdo, aunque hace siglos que no he vuelto por Ordesa, y sólo de vista, porque nunca trepé allá.

      Y en efecto, Roldán era de Bilbao. De la misma Bilbao, como este humilde servidor. Sólo así se explica ése y otros tajos que fue pegando a diestro y siniestro como un loco, mientras gritaba aquello de ‘Plus d’ Pyrénées!’.

      Y de Bilbao tenía que ser, porque la espada era más bien mierdosa. En Rocamadour está la ‘Espada de Rolando’, clavada en una grieta del farallón que ella misma abrió (aunque colgada de una cadena, por si acaso). A quien no conozca el sitio, se lo recomiendo.

      También la catedral románica de San Pedro de Angulema merece visita por sí misma, pero además tiene en la fachada historias notables de Roldan y Turpín, como el friso de la Batalla de Zaragoza.

      De esa escuela es el enfrentamiento a caballo que hay en el románico ‘Palacio Real’ de Estella, el que ha servido de modelo para el monumento de Roncesvalles. Interpretados los caballeros como Roldán y el gigante sarraceno Ferragut, en su encuentro en Nájera.

      Un abrazo.

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    4. Aparece el Grumete:

      Podemos encontrar una traducción completa, muy bien organizada y anotada, del Codex Callistinus en:
      http://www.caminosantiagoencadiz.org/index/CodexCalixtinus/CodexCalixtinus.html
      claro que está por partes, para que haya que usar el dedo, pero es muy fácil, mediante copiar-pegar crearnos un documento Word organizado y formateado como queramos, al paso que lo vamos viendo.

      Como siempre, su aportación al tema es impresionante. Y al final nos sale con Roncesvalles y los vascos o las vascas. Totalmente de acuerdo con usted. Y claro, es normal que al nacionalismo no le guste la Canción, pues no aparecen vascos o vascas.

      Ay, maestro. Muchas veces nos descuidamos y tratamos al nacionalismo como una ideología como otra cualquiera, con base sólida (en el sentido de fundamentada y con una historia documentada, stricto sensu). Pero la historia la crean según lo ven necesario. ¿Qué no hay soportes escritos? No importa. Se escribe por los exegetas o visionarios de turno la historia que les hubiera gustado y la dan, propagan e imponen en su feudo como verdad. ¿Fuentes? Para qué. No hacen falta o no convienen, si se encuentran. Y cuando el nacionalismo tiene como eje diferenciador de los demás la existencia de un idioma propio, sea real, creado o adoptado, olvida la maldición de Babel y lo utiliza como método cohesionador y como filtro anticontaminación.

      A este respecto, un comentario. Estos pasados días se ha publicado en la prensa las conclusiones o advertencias de un informe de PwC sobre la fuerza laboral en “nuestra Autonomía”. En una situación mucho peor que en la de “el Estado”, prevé, a diez años vista, un déficit de trabajadores (de todos los niveles) de unas 100.000 personas, debido a la escasa natalidad de las vascas. En una tertulia de la ETB2 (la TV, mi “ruido de fondo”, se había quedado allí tras el parte meteorológico) se comentaba el tema. Se apuntaba que habría que “importar” trabajadores y que, qué suerte, podríamos escoger a los mas cualificados. Pregunta de una tertuliana: ¿y el Euskera, que pasa con el Euskera con tanta gente de fuera?. (Apróximado, escribo de memoria la expresión cogida a vuelo). Cambié el ruido de fondo.

      En cuanto a la Brecha de Roldan, yo si he estado, unas cuantas veces. Ya me gustaría volver, pero “el monte ha crecido mucho”. Y cuando uno se siente hormiga ante tamaño tajo en tan abrumador entorno, se da cuenta que el cuento, cuento es.

      Bien. Nada más. A Viejecita: tranquila y a recuperarse. Yo acabo de pasar la gripe de mi vida, adquirida por vía ganancial, y aún estoy, como decimos por aquí, “kili-kolo”.

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    5. Señor Grumete, bendita aparición y aporte documental, pero sobre todo, personal.

      A cuidarse, y no me excluyo.

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    6. A mí me han hecho un TAC esta mañana, y la obstrucción del ureter ha desaparecido, y me han mandado a casa. Y yo iba con una talega preparada por si se epeñaban de nuevo en ingresarme.
      De la euforia, me he puesto a hacer una de "mis" ensaladas mixtas, y pimientos asados, y salsa de tomate, y a fregar la cocina con tanta energía, que me he cargado el grifo de la pila, y me lo han tenido que poner nuevo, que ya no tenía arreglo... Los años, que son mucho más duros con los grifos que con las personas tozudas.
      Así que, espero que a Don Grumete no se le ocurra escalar ni medio monte, al menos sin haberse repuesto del todo. Y si se le ocurre, por si las flais, nada como tener repuestos de todo...
      Y espero que usted, Querido Profesor , cuando dice eso de A cuidarse , y no me excluyo , lo diga totalmente en modo preventivo.
      Y conste que yo hace años que ya no me vacuno contra la gripe.

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    7. «Y conste que yo hace años que ya no me vacuno contra la gripe»

      Este final me deja tetraperpléjico.

      Pero, Doña Viejecita, ¿a usted le parece serio ese alarde? Yo echaba la culpa de su achaque a la cepa gripal de extranjis, y ahora va y dice que ni se vacuna. Eso es tentar a Natura, que tiene sus ideas propias, y para mayor cuidado, inapelables.

      Yo le absuelvo por esta vez, con penitencia de seguir tan dispuesta, pero sin romper los grifos ni nada que resulte más frágil que usted misma.

      Norabuena por su recuperación.

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    8. Es que, un año me convenció el médico para vacunarme ( sí me hicieron , de joven una autovacuna especial contra la alergia que me producían los olivos, el polvo, la canela, etc, y me estuvieron poniendo dosis semanales, cada vez mayores, durante dos años, que me dejaron los brazos deformes pero sí me sirvieron.) En cambio, esa vez, me vacunaron contra la gripe y cogí una gripe tremenda. Así que : Nunca Mais. Y me parece haber leído que a otros les ha ocurrido lo mismo.
      Y, la verdad es que esta vez yo también la he pescado por contagio, por vía ganancial, como decía Don Grumete...

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  3. Precioso friso, D. Belosti. No he visitado Angulema, de modo que tomo nota de su recomendación para incluirla en el camino de una próxima ruta con destino final en la Bretaña francesa.
    Abrazos a ambos

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