San Eustorgio de Milán - Capilla de los Magos (milanoinsolita.it) |
Hace ya mucho que no escribo a los Reyes Magos, pero no hace tanto que escribía de ellos, siempre con la misma añoranza de la edad infantil. Tal día como hoy, hace seis años, dejé el tema por servido, pero añadiendo: «no digo que no volveré».
¡Vaya si vuelvo! Lleno de gozo, para contar que ¡por fin! se ha cumplido una ilusión de mi vida: ver con mis ojos y pasar mis manos por la tumba, por la tumba, por la grandísima tumba de los Tres Reyes Magos. Tomba tombissima, tumba tumbona, en San Eustorgio de Milán.
–¡Pero cómo! ¿No quedábamos, y usted lo dijo, y lo sabe todo el mundo, en que los cuerpos de esos santos personajes llevan siglos en la catedral de Colonia? ¡Si hasta sus tres coronas figuran, sobre manto de armiños, en el escudo de la ciudad!
Así es. Y yo mismo, en enero de 2010, hice desde aquí una peregrinación virtual allá, donde su Arca de orfebrería maravillosa es el corazón de su culto. Un relicario lo más a la medida de su grandeza, sí; pero al mismo tiempo su cárcel en el destierro. Porque los cuerpos de los Tres Reyes Magos fueron sacados de esta su tumba, como parte del botín de guerra que, tras el saqueo y ruina de Milán, se llevó a Alemania el emperador Federico I Barbarroja en 1162. Le indujo a ello, de forma nada desinteresada, Reinaldo de Dassel, que era era el canciller del Reich y a la vez Arzobispo de Colonia. En la lucha entre el Imperio y el Papado, la posesión de los Tres Reyes representaba una baza simbólica y propagandística de mucho tirón popular.
Según eso, ¿desde cuándo estuvo aquel tesoro en la capital lombarda? San Ambrosio, que fue obispo de Milán por espacio de 23 años, desde 374 hasta su muerte en 397, no tenía ni idea de la presencia de tan ilustres huéspedes en el subsuelo de su sede, y eso que anduvo muy metido en hallazgos de cuerpos santos. Tampoco sus sucesores en varios siglos.
Sin embargo, hacia el año 1000 (en números muy redondos) se creía saber que los cuerpos de los Tres Reyes Magos se encontraban en un antiguo cementerio, según se sale de Milán por la Puerta y camino de Pavía. Pegando a la basílica de San Eustorgio, que fue quién los puso allí cuando los trajo de Constantinopla.
Eustorgio I fue el noveno obispo de Milán (343/344-h. 349). Habían pasado tres décadas, una generación, desde el Edicto de Milán, promulgado por el emperador Constantino I aquí mismo, en su palacio, donde hoy se levanta la iglesia de San Jorge (que por eso la dicen al Palazzo), y a su lado la cafetería donde tomábamos el desayuno. Un edicto que puso fin oficial a las persecuciones contra cristianos, sólo para abrir entre ellos una etapa feroz de guerra civil, católicos frente a arrianos y demás herejes.
Aunque el pontificado de san Eustorgio fue breve y oscuro, ya se encargó la leyenda de ilustrarlo con datos, en parte copiados de la vida de su sucesor san Ambrosio. Uno de los parecidos consiste en hacerle también gobernador. Por eso fue a Constantinopla, a que el emperador confirme su nombramiento.
Otro parecido se fija en el traslado de reliquias. ¡Pero de Constantinopla!... Sí, porque para facilitar la intriga, el relato supone que Eustorgio era griego. Un griego con labia, porque a su vuelta trae consigo un privilegio general de exención de tributos para todos los milaneses (¡toma fuero!); y de propina los tres cuerpos enteros de los Tres Reyes Magos, en un arcón de mármol de tamaño descomunal. Es el que tenemos delante.
El transporte de una mole así, más de 3 m de largo por otro tanto de alto y 2 de ancho, casi 20 m cúbicos de mármol, aunque sea hueco (o más, siendo hueco), tiene su dificultad técnica, que el relator de la leyenda conoce tan bien como nosotros, o mejor incluso. Pero no le presta atención, porque en definitiva se trata de milagro.
No nos hablará, pues, de soluciones técnicas, como tanto nos apetecería; sí en cambio de algún incidente o contrariedad, achacable al enemigo Malo. Un lobo, aprovechando el descanso y pasto de la yunta vacuna, mata a una de las reses y su hambre con ella. Mejor si no lo hubiera hecho, porque al despertar el santo obispo, sin la menor consideración al diseño inteligente, unció al lobo como pareja a la carreta; y el pobre diablo (nunca mejor dicho) fue restituyendo una a una y con creces aquellas calorías mal adquiridas.
Con todo, el mayor milagro posible de un taumaturgo es que nadie se acuerde de lo que hizo. Que es lo que ocurrió en Milán con los Reyes Magos de san Eustorgio. Ni san Ambrosio ni nadie supo de ellos más, hasta las guerras del Hohenstaufen por el dominio de Italia, frente al papa Alejandro III. De entonces es esta nota de un cronista de Mont-Saint-Michel:
«En este año de 1158 se hallaron los cuerpos de los Tres Magos, en una antigua capilla pegada extramuros de Milán, y por miedo del emperador Federico, que venía a poner cerco a la ciudad, los metieron en el casco urbano.»
Un hallazgo de aquellos que levantaban la moral bélica. Como la Lanza sagrada en la I Cruzada (1098), muchos la recordaban como testigos de vista.
Por testigo de vista se daba también ahora el abad de Ottobeuren, que diez años después del traslado de los Magos visita Colonia (1168) y ve lo que se debe ver:
«Los cuerpos siguen enteros, como yo mismo los vi visitando Colonia, como conservados en bálsamo. Según cuentan las historias, la reina Elena los llevó a Bizancio desde Oriente, encerrándolos en tres tumbas perfundidas con plomo para hacerlas inamovibles. El obispo de Milán [san Eustorgio], con ocasión de presentar sus cumplidos a la reina, en pago de sus servicios le pidió reiteradamente aquellos cuerpos, a lo que ella accedió, pensando no ser posible moverlos por causa del plomo. Pero aquel varón ingenioso, valiéndose de cierta arte, los hizo levantar entre unos pocos hombres y ponerlos en una rad o almadía para llevarlos así a Milán.»
Pero, Reverendo Señor Abad Dom Isengrim de Ottobeuren, ¿no habrá visto su reverencia visiones?: ¡si la reina santa Elena, para cuando san Eustorgio fue obispo electo de Milán, llevaba diez años difunta! Peor para ella. La leyenda dice lo que dice.
Pero, Reverendo, si usted habla de solos los cuerpos, no del Arca marmórea que vino con ellos a Milán. Porque algunos incluso dijeron que ni balsa ni barco, que aquella arca de piedra hizo la travesía de Constantinopla, como la que llevó a Santiago apóstol. –Ya; pero es que yo no hablo de Milán ni de Compostela, hablo de Colonia..
La verdad, todo el que se acercaba a los santos Reyes los veía cualquier cosa menos desnudos. ¿Desnudos los Reyes? Ver a un rey desnudo, nunca. Pues si son tres, peor. Y si es realeza santa, qué menos, verla vestida de carne y piel sobre el hueso.
Esta fue mi meditación, en octubre pasado, en este apetecido rincón de San Eustorgio. Una leyenda medieval tejida en torno a un sarcófago todavía misterioso, de mármol de importación traído aquí tal vez antes del siglo IV. La verdadera tumba-tumbona de los queridos Reyes Magos. Lo dice la inscripción:
SEPVLCRVM TRIVM MAGORVM
Sobre ella, una estrella-cometa de ocho puntas. La misma que campea sobre la torre de la basílica. La estrella de los Magos. Icono milanés, que ningún majadero osaría aquí explotar como icono de propaganda espuria.
P.S.- Lo Magos no agotan la magia de este lugar mágico milanés, San Eustorgio. Otras sorpresas nos aguardan. Pero eso quede para otro día.
Referencias:
Querido Belosti: qué gozada leerle siempre.
ResponderEliminarEsta tarde y con motivo de la reunión familiar del Día de Reyes pienso hablarles de éste texto a los presentes. E invitarles a entrar en el blog.
Espero que la generosidad de los Magos estuviera a su altura.
Feliz como un chiquillo con juguetes me hace, diciendo que me va a presentar en la intimidad de su familia. Eso es un gran honor.
EliminarUn saludo cariñoso a todos de mi parte.
Con un abrazo de amigo, tan enorme como la tumba de los Reyes.
Un abrazo grande, mi querido amigo Jesús.
EliminarOtra gozada de texto , Querido Profesor.
ResponderEliminarDeseando estoy que siga contando más cosas de San Eustorgio.
Aunque esta vez nos haya usted enlazado cuatro textos suyos como referencias , que yo, como soy más nueva aquí que la mayor parte de sus visitantes ( aunque no más joven ), voy a tener lectura y disfrute asegurado..
Muchas gracias
Delicioso como siempre, Don Belosti. Quedamos pendientes de las nuevas sorpresas milanesas que nos anuncia.
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo y un abrazo