La Cocina Vasca de siempre
Algo leí en su día, aunque la cosa no tuvo mucho eco. Era el 3 de febrero del año pasado:
«El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ha inaugurado hoy una escultura en homenaje al segundo presidente de EE. UU., John Adams, y en recuerdo del paso por la capital vizcaína del que fue uno de los padres fundadores de la Constitución americana, que dedicó palabras de admiración al pueblo vasco tras su visita.»
Entre que bajo poco a Bilbao y el despiste, la verdad, en todo este tiempo no había reparado en el monumento. Ahora, por razón que no viene al caso y quede entre mi dentista y yo, me he dado de bruces con Mr. Adams en bronce, que me ha dejado a mí de piedra. De tamaño natural. Algún reportaje hablaba de «un busto».
[¿Busto, lo de Adams? Demasiado busto, de bragueta y rabadilla para arriba y con brazos; o sea en 2ª acepción del DRAE: «Parte superior del cuerpo humano.» Una acepción extensiva y abusiva, porque el busto propiamente tal, como dice la misma Academia, es escultura o pintura de la cabeza y parte superior del tórax (del cuerpo humano, convendría repetir). Ese es el ‘busto clásico’, para entendernos ; aunque curiosamente, ni la misma Academia en sus mocedades, ni tampoco los romanos antiguos conocieron ese significado de una palabra (bustum) que para ellos evocaba la pira funeraria y el sepulcro, no la imagen ceremonial del difunto]
Y en ese sentido, adelantando ideas, el bilbaino don Miguel de Unamuno, el pobre, como estilita en su plaza en Bilbao, ni siquiera llega a busto, es sólo cabeza rebanada, mientras que a Mr. John Adams le tenemos en superbusto en plena Gran Vía.
Vaya por delante que este villano no sólo respeta sino que estima a su alcalde. Un buen alcalde, el mejor que ha tenido Bilbao en democracia, así lo veo. Hace uno años, en el Hospital de Basurto tuve el honor de cederle mi cama y habitación, más adecuada para Don Iñaki con sus visitas y reuniones. Bien es verdad que nadie me pidió parecer, lo que aumenta, si cabe, la sinceridad de mi pequeño sacrificio.
Todo ese aprecio mío no quita para que vea en mi alcalde los claroscuros que distinguen al ser humano del apparatchik, o de esos robots perfectos e impecables que la izquierda aberchale diseña para gobernar este País. Tampoco es cosa de cargar la mano en lo negativo de Azcuna, precisamente ahora que esa misma izquierda, como ‘Comparsas de Bilbao’, se le enfrenta como suele, aprovechando las Fiestas de la Villa. Si me meto con el alcalde, a cuento de la estatua de John Adams, es porque tengo entendido que la iniciativa fue suya.
Ser estatua en Bilbao
En lo antiguo, tener estatua pública era una distinción que, además de merecerla, había que pagarla. Esa era la regla, sin más excepciones que los tiranos autoadulados y los grandes beneméritos de gratitud pública, expresada por suscripción popular o más raramente a costa del erario. ¿Qué hizo este norteamericano por nosotros hace 230 años? ¿Qué deuda tan atrasada hemos descubierto?
El Correo encabezaba así la noticia:
El Correo encabezaba así la noticia:
John Adams estuvo en Euskadi en enero de 1780
03.02.11 - 16:36 -EFE | Bilbao
Mal empezamos. ‘Euskadi/Euzkadi’ como palabra es creación de Sabino de Arana, y como ente político jamás existió hasta los Estatutos de 1936 y 1979. Adams no pudo estar en Euskadi.
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ha inaugurado hoy una escultura en homenaje al... que dedicó palabras de admiración al pueblo vasco tras su visita.
¿Eso es todo? Asombroso. Según eso, cada personaje que nos visita y expresa admiración nos merece una estatua. En otras partes se conformarán con algo menos, una calle dedicada, un medallón, una placa. Nosotros también, una placa, pero que sea grande y de bronce, sobre un gran paralelepípedo de piedra, qué menos, puesto que ha de sustentar una estatua de tamaño natural, en bronce igualmente. Todo un monumento, que se planta en medio de una bocacalle, a la vera de la Gran Vía y junto al palacio de la Diputación Foral.
¿Pero qué hizo Mr. Adams de paso por Bilbao, o qué dijo de nosotros? Oigamos al alcalde Azcuna en su breve discurso inaugural:
John Adams visitó Bilbao en 1780 y aquí pasó cinco días con los Gardoqui, antes de dirigirse a Burdeos. John Adams fue el primer vicepresidente con George Washington como presidente de EE.UU. y el segundo presidente de esa gran nación, con Thomas Jefferson como vicepresidente. Recuerden ustedes que Diego Mª de Gardoqui y Arriquibar fue nombrado en 1784 Embajador de España en USA.
Adams fue el último de los firmantes de la Declaración de Independencia de EE.UU. (1776)… Fue uno de los redactores de la Constitución de Massachusset, cuya estructura fue reproducida en la Constitución de EE.UU. (1787).
Adams escribió “Defensa de las Constituciones de los Estados Unidos” e hizo un repaso político de los sitios visitados. Habló de Bilbao y Bizkaia laudatoriamente, alabando los Fueros por los que nos regíamos y la relación con el Reino y la Corona.
De él son las frases que en inglés, euskera y castellano quedan grabadas en el monumento dedicado a Bizkaia (sic):
“Esta gente extraordinaria ha preservado su antigua lengua, genio, leyes, gobierno y costumbres, sin cambios, mucho más que cualquier otra nación de Europa”.
El 18 de enero de 1780 escribió de Bilbao:
“Hemos paseado por la ciudad. Paseamos por el muelle a lo largo del río. Pudimos ver un mercado de frutas y verduras muy abundantes. Llegamos hasta la entrada de la ciudad, subimos a la montaña por la escalera de piedra y vimos hermosos jardines, verdor y vegetación. Después recorrimos a pie una por una todas las calles de la ciudad. Más tarde nos encontramos con los Sres. Gardoqui…….”.
John Adams elogió nuestro sistema foral, alabó a Bizkaia y la República de Bilbao. Elogió los fueros…
Bilbao honra a un revolucionario americano, demócrata, liberal republicano, que estuvo presente en la Declaración de Independencia, en la Constitución y llegó a la Presidencia y honró con su escrito a Bizkaia y a Bilbao.
¿Asombroso, dije? No: alucinante. Aquí tiene que haber gato encerrado. Y claro que lo hay. En la Embajada de los Estados Unidos lo vieron de inmediato, cuando invitados al acto inaugural, tras tomarnos por chiflados, encargaron la representación a su consejero de Asuntos Políticos, quien por cierto fue el único que rompió nuestro protocolo pronunciando la palabra vitanda, España:
«Mr. R. Gafan Scott ha agradecido la escultura y ha destacado que las relaciones entre España y Estados Unidos "siempre" han sido "fuertes"… »
John Adams y Bilbao: cinco días de enero de 1780
Tras un primer viaje a París, con su hijo mayor John Quincy, de 10 años, Adams vuelve a América en una nave real francesa, La Sensible, regresando muy pronto en la misma. Esta vez trayendo también a Charles, el hijo segundo, con vistas a darles una educación a la europea.
Por entonces ya estaba Adams interesado en las distintas formas de gobierno democrático en Europa, como se refleja en su Diario.
Pero La Sensible, haciendo honor a su nombre, terminó haciendo una vía de agua que dos bombas no bastaban a achicar, por lo que el capitán puso proa al Ferrol, para un par de meses en dique. Adams impaciente decide continuar viaje por tierra –luego se arrepentiría–, y esa fue la ocasión de conocer muy por encima Bilbao y alrededores. Una estancia breve de cinco días, que fueron cuatro, pues el domingo 16 anota lacónico: «Descansé y escribí».
En el Ferrol había descubierto el chocolate español, que hacía honor a su fama mundial.
14 de diciembre 1779, martes, por la tarde cruzan a La Coruña. Adams está resuelto a aprender español, él y sus hijos. Se merca el diccionario de Sobrino, en 3 tomos, una Gramática Castellana, excelente en su opinión, más otra gramática latina en español, y la de Sobrino en francés:
«Para el que entiende latín, el español es facilísimo. Yo me prometo en un mes leerlo perfectamente y hacerme entender, igual que entienda a los españoles.»
Punto y seguido, cambiando de tercio:
«El Cónsul y Mr. Linde, un caballero irlandés, dueño de una academia de Matemáticas, dice que la nación española en general ha sido de opinión que la revolución en América ha sido un mal ejemplo para las colonias españolas y un peligro para los intereses de España, ya que los Estados Unidos, si les da por ser ambiciosos y les entra el espíritu de conquista, podrían echar el ojo a Méjico o Perú.
El Cónsul mencionó la opinión de Raynal, que de no ser por que no interesa a las potencias europeas, América toda debería ser independiente.
Yo le dije al caballero irlandés que América odiaba la guerra, que sus miras iban por la agricultura y el comercio, y que su interés, como el de los holandeses, era vivir en paz con todo el mundo, hasta tener el país poblado del todo, lo que no ocurriría en bastantes siglos… »
El 17, viernes, en el Palacio de Justicia de La Coruña
«me mostraron en tres volúmenes in folio las leyes del país, que son las leyes de los Godos, Visigodos, Ripuarios etc., incorporadas al Corpus Iuris. En todas las salas solo hay asientos para los jueces, todo el mundo en pie.»
14 de enero 1780, viernes. Puerto y travesía de Orduña:
«En tan estrecho espacio han amontonado juntos dos conventos, uno de frailes, otro de monjas. Vi a los zánganos de franciscanos en las ventanas de sus celdas, según pasábamos. Al pie del puerto pagamos un pequeño peaje para el mantenimiento de la carretera…
Cabalgamos río abajo entre dos hileras montuosas hasta Lugiano (Luyando), donde hicimos noche, cuatro leguas de Bilbao. La fonda es de lo más sucio y desacomodado que he visto… »
15, sábado. Llegada a Bilbao. «Antes de llegar divisamos el ‘Pan de Azúcar’: un monte piramidal que se llama así, ‘Pan de Azúcar’». El Serantes, desde el alto de Miraflores.
«La fonda (tavern) donde estamos es tolerable, situada entre una iglesia y un monasterio». Sería el de San Francisco, en Bilbao la Vieja, supongo.
«17, lunes. Almuerzo con los dos Srs. Gardoqui y su sobrino. Luego visita a la iglesia parroquial (San Antón) y Santiago, que de cierto ya estaba en pie el año 1300… Fuimos a la Cámara de Comercio (el Consulado). Curiosa institución. Todos los años, a fecha fija, a principios de enero, todos los comerciantes de Bilbao se reúnen, escriben sus nombres cada uno en una bola y las meten en una caja, de donde sacan cuatro a suertes. Estos cuatro nombran a cierto número de consejeros o senadores. Tengo que informarme más a fondo. Esta Cámara de Comercio procura ante todo que los comerciantes arreglen sus diferencias entre ellos. Si no resulta, han de dirigirse a la cámara por escrito… »
El alcalde Azcuna nos ha leído un texto de Adams sobre Bilbao. Y eso que él, o su escribidor, se ha saltado en la plaza de la Ribera una lista de comestibles bastante más completa, así como otro detalle: que a la vuelta de Mallona por las escaleras de las Calzadas visitaron el mostrador de un librero. Caray con don Iñaki, que Mr. Adams era bibliófilo y un erudito.
Completemos ahora las referencia del discurso edilicio con un par de cartas del mismo Adams a su mujer Abigaíl (‘Portia’). La primera desde Bilbao, escrito Bilboa en esta edición que uso, a la moda inglesa de entonces, para deleite de los partidarios del Bilbo. Ya se sabe que los ingleses siempre han sabido el nombre ‘verdadero’ de la villa mejor que los españoles y, desde luego, mucho mejor que los bilbainos. Cómo pronunciaban su Bilboa, ese es otro cantar. Vamos con las cartas:
Vuelven luego a encontrarse con los indispensables Gardoqui, que oficiosos les llevan de tiendas: «tiendas de vidrio, tiendas de loza, de bisutería, juguetería y cubertería. No encontré nada del otro mundo. Hay sin embargo algunos almacenes y tiendas bastante grandes y bien surtidas.» Vamos, que como para busto. Otro pequeño esfuerzo, y el amigo americano se gana la estatua.
Bilbao, 16 de enero 1780
Mi queridísima amiga,
Hemos llegado aquí anoche, todos vivos pero todos muy a punto de enfermar, con grandes resfriados que hemos agarrado en el viaje…
Por todo el camino las posadas nos han resultado incómodas por no tener chimeneas en las casas, con el frío que hace. Gran parte del viaje, el alojamiento ha sido malo hasta lo indecible.
En Bilbao muy bien, hemos recibido mucha cortesía de los Srs. Gardoqui e Hijos, lo mismo que en el Ferrol y Coruña de parte de Mr. de Mournelle y Mr. Lagoanere. Quisiera enviaros algunas cosas de por aquí para uso de la familia, pero es tan arriesgado que creo mejor será dejarlo hasta que lleguemos a Francia… Adieu, adieu. John Adams.
París, 16 de febrero 1780
… He tenido mucho gusto en conocer a la familia de los Gardoquis, que me han tratado con la magnificencia de un príncipe. Estarán muy contentos de seros de utilidad en cuanto puedan. Recordad no obstante que tenemos muchos hijos, y nuestro deber para con ellos nos exige arreglarnos con la economía más estricta. Mi viaje por España ha sido infinitamente caro para mí, muy por encima de mis ingresos. También aquí hay carestía…»
Pero se hace tarde, y alguno de mis amigos lectores me reprende, porque en estas vigilias me dejo la vista y la salud. Todo sea por nuestra amada Bilbao. Otro día entramos un poco más en las entrañas de la estatua parlante de Mr. Adams. Por lo visto hasta ahora, nos vamos haciendo idea, si ha sido dinero bien gastado.
Debería ser de obligada lectura en su pueblo la entrada de hoy,querido Belosti. ¡En que tonterías se gastan el dinero, con la que está cayendo!. Este asunto tiene una calificación muy vasca que le va al pelo, y es: TXOTXOLADA.
ResponderEliminarMientras Unamuno goza de un ridículo monumento, la cabeza en una pica, prácticamente y Baroja, aquí en San Sebastián otro minúsculo piedro escondido, a ese señor tan crítico con las bondades baskas, le ponen una estatua con bragueta y todo. Lo dicho, una txotxolada.
No se mofe, querida Pussy, que también los guipuzes han tenido parte en el desafuero. El tocho salió tal cuál de Alfa Arte, Éibar. Bueno, ellos a eso están, y si vale de consuelo, algo queda en casa.
EliminarDe todas formas, falta la segunda parte del relato. Vea cómo he dicho que aquí hay gato encerrado (hablando en proverbio, oiga, sin alusiones personales). Cuando lea el resto, entonces ya me dirá si le parece sólo una chocholada.
¡Qué ingrato este Adams! Ni siquiera reconoció que el origen de la democracia americana está en la prehistoria vasca.
ResponderEliminarPor otra arte, la declaración “esta gente extraordinaria ha preservado su antigua lengua, genio, leyes, gobierno y costumbres, sin cambios, mucho más que cualquier otra nación de Europa”, parece emitida en plena fase fraternal de la cogorza, esa que precede los cantos regionales y los insultos a la autoridad. “Otro vino, posadero”, seguramente remató.
Navarth, estudiando este caso, más de una vez se me han representado los frisos de personajes que está esculpiendo usted en su blog.
EliminarLos supuestos y los proyectos del ‘Völkitsch’ o del Populismo ruso y Nihilismo no serán los mismos que los de un padre de la patria norteamericana. Y sin embargo todos ellos tienen en común cierta, digamos, ‘perversión’ del lenguaje, donde el principio de contradicción no es nada absoluto, ni siquiera un hito inamovible o una barrera infranqueable.
Fíjese, para ejemplo, en lo que dice el caballero Adams:
1. América odia (en presente) la guerra, lo suyo es la agricultura y el comercio, cosas de paz.
2. A América le interesa vivir en paz con todo el mundo, hasta tener el país bien poblado. Dicho de otro modo: a América no le interesan las guerras perdidas.
3. América tardará bastantes siglos en poblarse. Entre tanto, no es un peligro para nadie. (Luego, Dios dirá. Tampoco adelantemos acontecimientos, ni discutamos de futuribles.)
Buenos días profesor.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por esta nueva entrada,en mi desinformación ni sabía de la estatua, megabusto o lo que sea. Impagable su referencia a la "legación norteamericana".
Me he dado por aludido por lo de la reprimenda, bueno, lo despacharé diciendo que convivo con el ansia de sus escritos y el ansia de que escriba muchos más. Al no ser su mecenas y no preocuparme por su bolsa me aplico a desear que siga escribiendo hasta fin de siglo como poco.
Muchas gracias.
Amigo el Tumbaollas, no me quiera usted tan mal.
EliminarNi por mil estatuas aceptaría yo llegar ni a mediados del XXI, no le veo aliciente.
Cumplir siglo, eso sí, si es en forma y sin afeites del bienestar social y la libertad.
Respecto al ‘megabusto’ (bonita palabra, bonito hallazgo), todos estos días siempre he visto a gente que se para y lo mira con cierta curiosidad. Hay quien hasta se agacha para leer. Y es que el jodido está muy bien situado, lo que no hace sino aumentar el esperpento, para el que tenga dos dedos de frente.
Me cuido para usted. Un gran abrazo.
Belosticalle:
ResponderEliminarBueno, bueno. Como siempre, los nacionalistas y su insistencia. No tengo tiempo ahora, pero dejo enlaces al texto de Adams
http://www.constitution.org/jadams/ja1_04.htm
http://books.google.es/books?id=aH0NAAAAYAAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q=biscay&f=false
y un par de comentarios.
1. Lo que cuenta Adams es lo que le dijeron. Se ve cómo en el primer párrafo repite letra por letra la fábula fuerista que se remonta a Lope García de Salazar
http://parnaseo.uv.es/Lemir/Textos/bienandanzas/Menu.htm
aunque falta el culebro.
2. Lo que ve Adams ya no es tan elogioso de la democracia
"These officers, it is true, are elected by the citizens, but they must by law be elected, as well as the deputies to the biennial parliament or junta general, out of a few noble families, unstained, both by the side of father and mother, by any mixture with Moors, Jews, new converts, penitentiaries of the inquisition, &c. They must be natives and residents, worth a thousand ducats, and must have no concern in commerce, manufactures, or trades; and, by a fundamental agreement among all the merindades, all their deputies to the junta general, and all their regidores, sindics, secretaries, and treasurers, must be nobles, at least knights, and such as never exercised any mechanical trades themselves or their fathers. Thus we see the people themselves have established by law a contracted aristocracy, under the appearance of a liberal democracy. Americans, beware!"
El "Americans, beware!"" en trilingüe quedaría bien.
Como bien dice, Sursum: «lo que le dijeron».
EliminarAdams cayó por aquí por chiripa y a disgusto –-lo dice y lo repite en el Diario y Cartas–-, y con su obsesión de ahorro se dejó querer de un anfitrión que (lo veremos) iba para embajador en los Estados Unidos. Con su cuenta y razón, tampoco lo olvidemos.
Yo tampoco tuve tiempo de poner los enlaces y citas, que dejo para el final.
De las ‘Obras’ de Adams he encontrado en la Red todo lo necesario al caso –-Biografía, Autobiografía, Diario, Cartas de y a la Sra. Adams, Correspondencia relativa al viaje y, por supuesto, la Defensa de las Constituciones, donde figura nuestra Carta IV (“ Vizcaya… como me la contaron”).
En próxima entrada le hincamos el diente.
.
ResponderEliminarEstatua de Adams en Bilbao: Los desafueros vascos.
Fantástico. Veo que esto puede llegar a ser un cursillo acelerado de mitología nacionalista vasca. Promete. Especialmente si lo unimos a las citas impagables del otro día, del "Manual de Formación" de etarras del libro de Florencio Domínguez.
ResponderEliminarAdelanto posible tesis sobre la función del cuento. El elogio de la prehistoria sobre la historia trata de no tener como ejemplo a ningún fulano concreto, de nombre y apellidos, sino a un mito innominado, y básicamente inventado. Tiene muchas ventajas. Por una parte es mucho más moldeable y se saca del mito lo que se quiera, como quien saca conejos de la chistera. Y por otra parte el mito no hace referencia a los actos, esfuerzos y logros de una persona, para emularlos. Eso sería un horror (del que se encarga la historia), que exigiría del admirador cierto respeto por la excelencia. Descubrirse ante el sabio, el estudioso, el inventor o el descubridor. El que logra algún avance en el conocimiento o en el desarrollo económico, social o cultural. Se trata justo de lo contrario; de exaltar el “ser”, y no el hacer. El “ser” del mito. Basta con que uno sea como le digan que tiene que ser, a través del mito, y con eso gana el cielo y el aprecio social. Y puede estar bien agradecido, porque eso no requiere el menor esfuerzo.
No es un invento reciente, ni es un invento nacionalista. Ya lo hacían los frailes medievales, y también lo hace el progretariado con sus LOGSEs. Y el resultado es que no queremos saber nada de un Juan Sebastián Elcano o de un Urdaneta (historia), sino que exaltamos a un mítico “arrantzale” sin nombre, tan asno como para llegar a América persiguiendo ballenas, y no darse cuenta de dónde estaba. Ni sacarle partido.
En resumen. Si somos una pandilla de burros rústicos en los márgenes de la cultura universal, es mucho más fácil exaltar el rusticismo y ahondar en la burricie, que hacer el esfuerzo de asaltar el centro de la cultura y el desarrollo.
La justificación de la estatua de John Adams es otra vuelta de tuerca sobre lo mismo. Nos alabó (aunque sea inventado) alguien que estaba en el centro del desarrollo del que viene el mundo de hoy. Lo que demuestra que "somos" guay. Solo tenemos que seguir "siendo" eso que creemos que somos. Vascos; la leche. Y hacemos parrilladas de pollo en la capital europea de la cultura.
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ResponderEliminarAdams en Bilbao: La Vuelta a la Capital del Mundo en 5 Días.
Memorable. ¡Berlanga no lo hubiese hecho mejor¡
ResponderEliminarHablando de homenajes y estauas: la palabra "bilbainada" no aparece en ningún diccionario vasco, y eso que los engordan a diario para estar a la altura de cualquier lengua de cultura La bilbainada, esa música socarrona y esa hipérbole que no ofende a otros , pero que postula el atreverse con cualquier cosa, en salir a la palestra planetaria sin complejos, disgusta al aranismo por expresarse EN CASTELLANO!!!y censura más que los propios abertzales radicales, que asumen cualquier manifestación artística que suceda en Euskalherria. Durante el franquismo yo no estaba apoyada en el quicio de una mancebía, sino que en la puerta de mi casa un día me acosté con uno que pasaba. Lo mismo. La misma censura aranista. A Bilbao , por definición, se le queda pequeño lo pequeño.
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