lunes, 16 de julio de 2012

ETA en agonía




Florencio Domínguez, La agonía de ETA.
Madrid, La Esfera de los Libros, 2012, 341 págs.

       Florencio Domínguez Iribarren, periodista especializado en ETA, escribe como habla, con laconismo directo, sin florituras ni pasión. Un informador nato, a quien se lee para enterarse.
       Sus módulos de expresión ordinaria son artículos o columnas de prensa. También publica libros, que no son colecciones de artículos o refritos de su propia cocina. Rigurosamente inéditos. En unos y otros ejerce autoridad periodística: sabe de qué habla, sin sentirse obligado a declarar sus fuentes. El nuevo libro suyo que tengo delante, La agonía de ETA, no lleva ni una sola nota a pie de página. «Florencio Domínguez dice…»: es así como hay que citarle.
       No digo más de Florencio. Que algún émulo suyo nos revele ahora cuántas veces este periodista se ha visto desmentido o ha tenido que desdecirse de algo. Ese sería su mejor elogio.
       La agonía de ETA –como tema del libro, se entiende– va desde 2002 hasta el comunicado de la organización anunciando su abandono de la violencia: 20 de octubre 2011.
       En el título, agonía no es metáfora, y un subtítulo lo confirma: una investigación inédita sobre los últimos días de la banda. Según eso, la cosa se las trae, porque

«en estas páginas se estudia lo ocurrido dentro de ETA a lo largo de la última década».

       Diez años agonizando, ¿no es un poco mucho? Y lo que venga, porque el moribundo se resiste a dar las boqueadas, y así «ni se muere padre, ni cenamos». Es más, hay quienes auguran que un acta formal de defunción de ETA nunca se levantará. Este libro no incluye esa acta.
       También es posible que lo de ETA sea Tod und Verklärung, ‘Muerte y transfiguración’. O ni siquiera muerte, sino dormición y tránsito a una vida perdurable. Para la propia ETA sería más gratificante perpetuarse así, como ángel tutelar de la Patria Vasca, pues igual de sempiterno es el enemigo de dentro y de fuera, que para esa patria es la razón de ser. El que ETA sea aceptada en ese papel de ángel custodio, dependerá de cómo pretenda interpretarlo, frente a su vencedora Batasuna. Por la Historia sabemos que a veces un nuevo régimen o estado eliminó a los violentos que le ayudaron a nacer.

       Adiós a las armas
       Cuando ETA da su adiós a las armas está a punto de cumplir sus 53 años. ¿Adiós sincero, o fingido? ¿de grado, o por la fuerza? Hasta hace bien poco, la lucha armada era irrenunciable para la banda, de modo que este desistimiento no admite más explicación que su debilidad. Acoso policial y desmoralización propia. Debilidad de ETA percibida por su segundona Batasuna, su brazo político, y aprovechada por ésta para desafiar al brazo militar y arrebatarle el  liderazgo. 

No es para menos: si en noviembre de 2002 la propia ETA estimaba tener 517 militantes en libertad y 514 en la cárcel (50 %), hoy los encarcelados en España y Francia andan por los 700, y los militantes en libertad no pasarían de 50-60. El resto andan huidos. “Ya sólo faltan 324”, titulaba Santiago González la entrada de su blog el 26 de junio de 2012, glosando la captura de Ugaitz Errazkin, presunto asesino de un concejal socialista y un empresario vascos.

       El término a quo de esta larga agonía se toma en 2001/2002, cuando una contraofensiva policial conjunta hispano-gala marca un punto de inflexión y decadencia irreversible para ETA. No es sólo el repliegue defensivo, ni tampoco una debilidad coyuntural; es una degradación de la propia banda, donde la obstinación ideológica contrasta con la inercia práctica, más una incapacidad de reclutar y preparar a gente nueva que retarde la derrota.
       Derrota que, por otra parte, tampoco llega a producirse. Veamos, por parte de ETA sí, derrota técnica sin paliativos. El autor así lo afirma sin ambages, y en este sentido es optimista. Pero flota la impresión de que el Gobierno no ha jugado bien del todo sus bazas, las altas instancias de la Justicia no han sido coherentes, y la derrotada ETA nos ha ganado una partida capital en Estrasburgo.
       Esta paradoja, junto con otros movimientos en orden a reflotar el brazo político de ETA, Batasuna, bajo pabellones de conveniencia y en unas condiciones de auténtica franquía, corona la nueva fase de ETA hibernante y cautiva, amparada ella ahora por su brazo político en triunfo.
       Esta es, como lector, mi reserva de pesimismo frente a la expresión escatológica optimista, «los últimos días de la banda».

       Agonizante locuaz
       Si los vascos de antes eran –como españoles de primera– «largos en facellas y cortos en narrallas», ahora es distinto, todo se registra, esto se ha burocratizado. Vaya eso por delante.
       Ello es que, en su medio siglo largo de existencia, ETA ha generado mucha información en forma de registros contables y de otros tipos. Pero quizá lo más llamativo ha sido su decidida vocación historiográfica.
       No se malentienda. Nada de historiografía científica ni cosa que lo parezca, pero sí una sobreabundancia autobiográfica, como una compulsión de dejar su testimonio de sí para la Historia. 
       Estas confidencias al papel o al ordenador no escapan al axioma evangélico: al final todo sale a la luz. FD aclara que el fenómeno no es exclusivo de ETA. También las Brigadas Rojas, por ejemplo, en la Italia de los 70, tuvieron vasta producción burocrática que por pura lógica, tarde o temprano acababa en manos de la policía.
       Incidentalmente: ¿en qué lengua están esos registros? En español, mayormente. El paso al vascuence en ETA es reciente. Hoy no tiene sentido seguir dando mal ejemplo, cuando la consigna es ‘normalizar’ el uso del euskera. Pero tampoco confundamos la retaguardia con el frente y la trinchera. No sería prudente entre gudaris euscaldumberris (nuevos vascohablantes) confiar información ‘sensible’ a un idioma que tal vez les resulta premioso.
       A mucha gente se le atraganta el vascuence, qué se le va a hacer. Lengua que para andar por casa no es nada difícil, pero sí muy distinta del español en su chip, y que en opinión de la lingüista vasca Karmele Rotaetxe, se ha complicado en la lengua oficial unificada (batua) sin necesidad ni provecho.
       Más de un etarra debe su euskera, bueno o malo, a la cárcel, que al menos asegura una disponibilidad imposible en la vida activa. Aunque también los hay negados, como ‘Thierry’, alias de Javier López Peña (Galdácano, Vizcaya, 1958):

«Por su culpa, en los lugares en los que se mueve, el español es el idioma que prevalece. Esto ocurre también en el Zuba (órgano de dirección), donde a veces llegamos a preguntarnos nosotros mismos a ver dónde hostias estamos.» (Mikel Carrera, ‘Ata’) [1].

       Este reproche de un etarra a otro hace recordar que el euscaldumberri suele ser una criatura frágil y vulnerable. Pagado de sí frente a los erdeldunes o bárbaros, el complejillo de superioridad se le invierte entre euscaldunas auténticos, cuya conversación es incapaz de seguir. El socialista vasco Jesús Eguiguren presume de haber explotado ese talón de Aquiles en sus conversaciones con ETA, para confundir a interlocutores poco puestos, como López Peña:

       En las negociaciones entre representantes del gobierno socialista y ETA, Eguiguren «discutía también a viva voz con ‘Thierry’, pero utilizando un euskera tan perfecto que el etarra no podía seguirle. Los etarras le tenían que pedir finalmente que, por favor, hablara en castellano, que era la lengua que entendían todos…» [2]

       30.000 años de razones para matar
       De ese archivo vamos a conocer un documento algo especial, que da cuerpo a un artículo sabroso, dentro del capítulo 4 del libro. El autor titula irónicamente, “Y el hombre de Cromañón se hizo vasco” (pp. 135-143).
       Es una visión global de la Historia vasca, desde y para ETA, a modo de catecismo canónico con doble objetivo: justificar/motivar la lucha.
       Que ETA produzca panfletos doctrinarios es lógico. Es un movimiento que sistemáticamente se autodefine socialista de izquierda, y por muchos años ha proclamado su raíz marxista-leninista, aunque de tiempo acá no lo airea tanto, salvo en alzar el puño. A la izquierda siempre le ha tirado adoctrinar. En estos tiempos atribulados, cuando la banda recluta a gente de la borroka callejera, donde cabe cierta proporción de lumpen ideológico, nunca está de más un barniz de conocimientos.
       La existencia del activista, por agitada que sea, siempre conoce períodos de ocio forzoso, en libertad o en prisión, cuando el gudari en algún momento se topa con las preguntas, digamos, ‘trascendentales’: quién soy, qué hago y por qué. Aquí el maestro, el teórico, está al quite. Para que esas preguntas no generen dudas, el antídoto es propinar dogma.
       Ese hueco perece querer llenar un Manual de Formación ‘Lee y aprende’, en euskera Irakurri eta Ikasi. El proyecto trilingüe que tengo delante por gentileza de Florencio habla de ‘Textos para la formación política de los miembros de ETA’. La cual se autodefine así:

       «ETA es la organización que asegurará la dirección y dinamización del proceso de liberación de Euskal Herri. Euskadi Ta Askatasuna es una organización política que utiliza la lucha armada para conseguir la Independencia y el Socialismo.»

       Todo ello es parte de material capturado en un zulo a principios de la década agónica (pág. 132), cuando el debate interno de 2002 llevó a la conclusión de que formar parte de ETA comprometía a adquirir ciertos conocimientos (pág. 137):

«Los miembros de ETA, en la medida de que somos de izquierdas y abertzales, conoceremos el modo de vida llevado cabo [sic] por nuestro pueblo a lo largo de la historia, y conoceremos las planificaciones que están trabajando en cada ámbito las organizaciones de la izquierda abertzale, para con nuestro hacer, y en la medida de nuestras posibilidades, impulsarlo.»

       Llama la atención que a estas fechas todavía se plantee algo tan fundamental como la identidad vasca, eso de una parte; y de otra, que asunto tan vasto y tan grave se despache con tamaña frivolidad. Tampoco es que el magisterio espere mucho del nivel intelectual y cultural del catecumenado, si para consigo mismo es tan poco exigente:

«Este manual no está en absoluto terminado, por dos razones principales:
a) Porque está preparado para una formación de base.
b) porque siendo el proceso de liberación dinámico, se va escribiendo y logrando día a día.
Por tanto este manual para la formación se irá completando con nuevos textos. Y claro, es tarea de todos los militantes el completar estos textos de base con otros textos o con material para la formación de cada uno.
En cuanto al idioma, muchos textos recopilados en torno al punto de vista histórico están en castellano, ya que son textos o informes publicados solamente en ese idioma. Ese es uno de los fallos más grandes que tiene este manual de formación, siendo el euskera el idioma de la Organización y de sus miembros. Es un fallo a corregir en el futuro.
Por último, no hay necesidad de decir que la mejora de este manual es responsabilidad de todos, enviando notas para la corrección de los fallos que encontréis, añadiendo nuevos informes, o presentando ideas que se os ocurran.
Sin más, buena lectura!
Jo eta Ke hasta lograr la Independencia y el Socialismo!!!»

         La Historia acaba en la Prehistoria

                 «Nosotros sin historia somos la historia misma» (Oteiza)
        El manual tampoco cubre la Historia entera del Pueblo Vasco. ¿Por qué había de hacerlo, tras este hallazgo sorprendente?: «La historia de Euskal Herria es la prehistoria»:      

Averiguando las raíces de Euskal Herria
«Euskal Herria es un pueblo que tiene por lo menos 30.000 años de historia.
El siguiente ejemplo es para entender lo que suponen 30.000 años: Hay que retrasarse 6 veces más que el periodo de tiempo que hay hasta la creación de la civilización egipcia, para encontrar las primeras huellas de Euskal Herria.
Por tanto no es de extrañar que Euskal Herria haya conocido y vivido numerosos cambios a lo largo de su historia.»

Euskal Herria en la prehistoria. Nacimiento de la civilización vasca
 «La historia de Euskal Herria es la prehistoria.
Como el salto de la prehistoria a la historia lo sitúan las primeras apariciones de escritos, y como los vascos entraremos en la historia gracias a los primeros escritos de los romanos (sobre el siglo II A.C), está claro que la el periodo más grande de nuestra historia, lo coge la prehistoria.
Aunque la historia oficial (las versiones oficiales escritas por los imperios) describa la prehistoria como una época sin sentido, estamos en la obligación de decir que es totalmente al contrario. La prehistoria es una época muy importante, y en la prehistoria aparecerá precisamente, el carácter y cultura actual de Euskal Herria.»

       Con que, para la «historia oficial», la prehistoria carece de sentido. ¿De dónde ha podido salir esa ocurrencia? Una vez más: del adanismo consustancial a la mentalidad aberchale, cuando contrapone a la ‘historia oficial’ su ‘historia verdadera’, esto es, su propia oficialidad histórica. Por otra parte, como hemos sido un pueblo de ágrafos impenitentes, nuestra prehistoria por poco nos pisa los talones. De no ser por los romanos, que nos metieron en la Historia a golpe de latinajos, allí seguíamos unos cuantos siglos más.
       Eso a parte post. A parte ante, nuestra prehistoria es con mucho las más larga de todos los pueblos: 30.000 años, la edad del cromañón.
       Antes de bucear en esa inmensidad, previa multiplicación por 6 (como sugiere nuestro pedagogo) de los años que duró la civilización egipcia, nos preguntamos: ¿Pero por qué la Prehistoria? ¿qué interés tiene una materia tan remota y especulativa para el hombre de acción armada que mira a la construcción nacional?
       Es que, como bien observa FD, no sólo se trata de construir futuro, el nacionalismo también construye el pasado hasta las raíces
       Por eso, para la idiosincrasia nacionalista, el pasado trasciende el ámbito histórico para llevarnos al ámbito intemporal del mito. El tiempo no va con nosotros –«los vascos no datamos»–, salvo para echar ceros a voleo. Y así como se desmiente toda ‘historia oficial’, también nuestra prehistoria es ideal y mítica, una creación de la voluntad. «Encontrar las primeras huellas de Euskal Herria», ¿cuándo? ¿dónde? En uno mismo, en la introspección proyectada al infinito.

       Lo que los historiadores nos ocultan
       Una mística que daría risa, de no ser por su horror como inspiradora de un terrorismo sanguinario. Los mitos de ETA/Batasuna son los mismos del nacionalismo al uso, sólo que aquí con carga explosiva al pie de la letra.
       Treinta mil años, 300 siglos. ¿Por qué esa cifra? Porque corresponde a la aparición del cromañón en la Aquitania vasca. El primer europeo habla vasco (¡vale, ‘protovasco’, tampoco exageremos!), y en esa lengua implanta la primera cultura revolucionaria en la Tierra. Ese primer hombre civilizador es el vasco autóctono, el Hombre de las Cavernas. Aquella civilización vasca tuvo uno de sus primeros pilares en la existencia de una «red de ciudades compuestas por cuevas».
       Difundida con rapidez por Europa y hasta África –por su mérito intrínseco, no por imperialismo bélico–, la superioridad cultural vasco-aquitana tuvo su réplica en la llamada ‘Europa Antigua’ –el cuadrado que incluye como vértices a Creta, Sicilia, Hungría y Ucrania, desde el 10.000 a. de n.E. hasta la caída de Creta, h. –1500. ¿Y eso? Es que desde el 5.000 a de JC más o menos, los indoeuropeos, invasores asiáticos con base social «clasista, patriarcal y posesiva», y con una «cultura de guerra» entran

«fácilmente en esa Europa que vivía de alguna manera vacía y repartida, y realizarán el mayor genocidio de la historia, haciendo desaparecer toda la cultura desarrollada en la antigua Europa. Así, las lenguas indoeuropeas oprimirán todas las demás lenguas de Europa. Casi todos los idiomas que hoy en día se hablan en Europa provienen de los indoeuropeos (traídos a Europa a través de esas invasiones), el euskera es la única excepción.» [3]

       En esa visión simplista, los tres enemigos de lo vasco en la historia primitiva son los indoeuropeos, primero como griegos, luego en su avatar romano; pero también como celtas, que nos acosan por el norte, sin olvidar a los iberos, que lo hacen desde el sur. En suma, todos esos invasores oprimen al pueblo vasco, lo acorralan por ambos lados del Pirineo, entre el Garona y el Ebro, y desvirtúan su cosmovisión, amén del retardo cultural que le imponen, como un lastre. De todas las formas de opresión, la más odiosa es la lingüística.  Lo que no impide en modo alguno que lo protovasco se perpetúe siempre idéntico a sí mismo.
       Los vascos, adalides de la cultura, siempre agredidos y oprimidos por bárbaros. Todo esto contado en primera persona de plural es la expresión de un pensamiento autista, narcisista, acomplejado y psicótico. Como en la fábula ‘El lobo y el cordero’ («si no fuiste tú, fue tu padre»), el agravio es de siempre, desde las primeras hordas indoeuropeas hasta las hordas franquistas. Por eso se mata: por eso, en el doble sentido de la expresión, como causa y como finalidad.
       A todo esto, igual que somos los vascos alérgicos a la Historia, tampoco la Prehistoria nos va como ciencia, sólo como evasión. Las nociones de nuestro manual estarán todo lo mal escritas que se quiera, pero su contenido no dista mucho de las quimeras oníricas de Oteiza:

Se ha explicado el Genesis sin contar con la versión oculta
que tratamos de desocultar aquí
de nuestra cultura original de cazadores
los primeros cazadores de caballos
y de artistas cazadores descubridores de Dios [4]

       Prosigue el manual:

1. Religión Panteísta: A los vascos nos han atribuido el no tener ni templos ni dioses. La religión que desarrollará la civilización vasca es la naturista. La naturaleza es de admirar y por tanto no hacen falta templos. Cree en la unidad entre los vivos y los muertos. Mari es la diosa que admira la fecundidad de la naturaleza, el mito más importante de la mitología vasca. Mari puede coger la forma de cualquier fenómeno, animal o planta de la naturaleza: cabra, roble, rayo…
2. Tenemos a la mujer Mari como figura de la mitología vasca. La mujer vive en igualdad y en libertad. Admiran la luna y el calendario original vasco es de 3 días: lunes, martes y miércoles. Esto prueba el carácter naturista de la civilización vasca: Los ciclos de la luna son más admirables que los del sol, y estos ciclos tienen mucha relación con muchos fenómenos de la naturaleza (menstruación, estaciones, cosechas…).

       ¿Es esto Prehistoria? Vamos entendiendo, lo entendimos desde el principio: ningún lógos o discurso racional serviría para justificar a ETA; tiene que haber otra cosa, el mito:

3. Nacerá la herramienta para guardar y transmitir la cultura vasca: la mitología: Así, en los siglos XIX-XX recibieron toda esta cultura que estaba a punto de perderse, J.M. Barandiaran entre otros. Así, podemos encontrar en la mitología vasca cuentos que dicen que el hombre salió de las cuevas, los que cuentan como construyeron los pastores los dólmenes, como se consiguió el trigo, como se adiestró el ganado, los que dicen como hacían los puentes los romanos… La mitología guarda una historia y pensamiento vasco completo. A día de hoy es todavía una lástima, que sea tan pésima la investigación y reflexión sobre este tema. El antiguo pensamiento vasco está escrito en los mitos , a la espera de que los recuperemos.
4. No hay propiedad privada, y la estructura social es de carácter colectivo. Las huellas de este comunismo colectivo han llegado hasta nuestros días. Los países de la Tierra, el trabajo comunal, el modelo de mayorazgo colectivo… son los restos de la no-partición de la Tierra o la propiedad colectiva.

       Mitomanía exculpatoria
       Los mitos tienen esa ventaja. Frente a la Historia, con sus documentos y su crítica, todo en prosa, la Mitología es proteica y poética, creativa y recreativa. Pero sobre todo ‘recuperable’: «El antiguo pensamiento vasco está escrito en los mitos , a la espera de que los recuperemos». Insuperable doble oxímoron:
       1. Escrito en los mitos; y
       2. Mitos a la espera de ser recuperados.

       ¿Y de dónde los vamos a recuperar? Por favor, de nosotros mismos. Los mitos son nuestros y nos los narramos como nos da la gana. Adanismo puro.
       De nuevo, Oteiza:

Veneramos el círculo de la piedra
veneramos el caballo el cielo el árbol
veneramos en la oscuridad nuestro pasado
frente al mar que siempre está empezando [5].

Adán pregunta a Eva si ella era su madre
Eva le señala el gran Hueco – madre del cielo
Hombre he ahí tu Madre [6].

       ¿Es esto malo? Desvarío o no, al buen Oteiza ese pensamiento mítico se le volvió pulsión creativa, no asesina. La mitología en sí no legitima la violencia, y menos con el fatalismo típico de ETA, «la expresión actual de un conflicto centenario o milenario». Me quedo con Oteiza, mejor que con estos otros:

       «España y Francia nos han oprimido durante mil quinientos años, dejando a un lado algunos períodos de calma», escribe un etarra en un documento presentado al debate de 2007. Mil quinientos años de opresión. Todavía estaba vivo Rómulo Augústulo, el último emperador romano, cuando españoles y franceses ya debían estar oprimiendo al vasco.
       Esta visión determinista conduce en último término a la exoneración de las responsabilidades presentes por lo desmanes cometidos. Cómo se pasa de esa teoría general a la exculpación personal del asesino directo, lo vemos en una entrevista… a Kandido Azpiazu, el vecino de Azpeitia que asesinó en 1980 al militante de UCD Ramón Baglietto, que le había salvado la vida cuando Kandido era un bebé de meses. Al salir de la cárcel, Azpiazu regresó a su pueblo e instaló una cristalería en la puerta de la casa donde vivía Pilar Elías, la viuda de Baglietto.
       Cuando el entrevistador le preguntó cómo se convirtió en asesino, Azpiazu responde que él no es un asesino.
       –Has matado–, le dice el periodista.
       –Por necesidad histórica –responde el etarra–, por responsabilidad ante el pueblo vasco, que es magnífico, que tiene una magnífica cultura, que habla una de las lenguas más antiguas de Europa, que nunca fue vencido por los romanos, ni por los visigodos, ni por lo árabes. Un pueblo muy distinto al de los españoles.
       –Fue la voluntad del pueblo la que me llevó hasta ETA –, apostilla más adelante Azpiazu, diluyendo su responsabilidad personal en el sujeto colectivo.
       El terrorista no quiere verse como un asesino voluntario y prefiere, en el peor de los casos, identificarse como la pieza de una destino inexorable del que él no tiene el control. Es la historia o la voluntad del pueblo la que le ha llevado a matar por la causa, no su propia decisión. Se siente un personaje de tragedia griega, movido por fuerzas superiores…
       Cuando tienen que buscar responsables, la vista siempre se dirige hacia sus enemigos, sus propias víctimas son culpables de lo que les ha pasado.»[7]

       De ahí, una vez más, la necesidad de reescribir la historia. A partir del mito de los 30.000 años, cualquier cosa.
       Navarra, por ejemplo.
       Una fase gloriosa de la vasconia medieval es la creación del reino de Navarra, cuya decadencia marca la de toda Euskal Herria. He ahí la razón de ser de ETA:
       «Euskal Herria está empequeñecida, resignada y vencida. Viendo que no va a venir ayuda internacional y viendo que los mandatarios del PNV tampoco hacen nada, la nueva generción de jóvenes de Euskal Herria le van a dar fuelle a las brasas de Euskal Herria que estaban a punto de apagarse: ha nacido Euskadi Ta Askatasuna. »

       Así pues, en glosa de FD, toda la Historia vasca se resume así: «al principio fue el hombre de Cromañón, y al final ETA» [8].
       ¡Matar por eso!

____________________________________________
[1] Citado por Pedro Agueda, ‘ETA contra ETA’.
       [2] Jáuregui Campuzano, Fernando, y Manuel Ángel Menéndez: El Zapaterazo. La negociación: el fin de ETA. Península, 2010, p. 171.
       [3] Cit. en p 139.
[4] Oteiza, Dios existe al noroeste. Paniela, Pamplona, 1990, p. 125; cit. por Evelyne Martín-Hernández, ‘De l’expression d’une sentisibilité basque dans les productions artistiques de l’après-guerre: Un “rêve de Pierre”’; en Agustín Redondo (édit.), Relations entre identités culturelles dans l’espace ibérique et ibéro-américain. Presses Sorbonne Nouvelle. 1995. pp. 135-146; p. 142.
[5] Ibíd., p. 67; cit. en p. 142.
[6] P. 26; cit. ibíd.
[7] La agonía de ETA, págs. 303-305
[8] Ibíd., p. 143

11 comentarios:

  1. Muchas gracias profesor
    he leído con mucho deleite su artículo de hoy pero me temo que necesito una relectura. Hay mucho fondo en su artículo y a algunos nos cuesta un poco más asimilar aunque sea sólo una parte.

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  2. Formidable, amigo Belosti. Paso a difundirlo entre mis amigos, algunos muy necesitados de aclaraciones como esta.
    Saludos y gracias por su esfuerzo.

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  3. Soy una de las amigas de Doña Pussy Cat, necesitada de aclaraciones.
    Espero que no le moleste que mande a mi vez, el enlace a otros amigos también necesitados.
    Muchas Gracias.

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  4. Una formidable entrada que tendré que volver a leer para "masticar" y digerir toda la información que tiene. Muchísimas gracias, Maestro D. Belosticalle.

    El libro de D. Florencio está entre mis futuras lecturas veraniegas. Para cuando termine el que actualmente tengo casi acabado. Después de leerle a usted, aún tengo más ganas de empezarlo.

    Y matar, opino que por ninguna razón. Si acaso, en defensa propia. Y siempre como último recurso.

    Ni siquiera si la transición fue del Cromagnon a la ETA, sin nada por enmedio. Los "primitivos" que fueron capaces de dejarnos su legado en las cuevas, seguro que tenían más sensibilidad que todos estos "hijos de ETA", que matan por eso.

    A la espera quedo de su próxima entrada.

    Un abrazo.

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  5. Gracias. Muy bueno. Y sí, tienta.

    Lo que no sé es si en este momento lo más interesante es el análisis del ganado etarra propiamente dicho (los pistoleros). Probablemente ya no cuentan. Pero ahora hay otro ganado mucho más peligroso desde el punto de vista de la libertad, la convivencia, la civilización, esas cosas. Los hijos políticos del terrorismo. Y Mintegi me parece la ejemplificación perfecta. La bondadosa monja laica, toda ella concordia, superación de conflicto, y demokrazia. Rota de dolor el día que asesinaron a Miguel Ángel Blanco, posiblemente el peor día de su vida. Y especialmente porque es muy consciente del drama que lo hizo inevitable. La "espiral de violencia". Como Franco, y tal, Miguel Ángel, y cual. Y lo dice con una expresión completamente beatífica.

    Claro que siempre van acompañados por los Ibazetas. En segundo plano, que no cante mucho, pero que nadie vaya a olvidar que aquí estamos. Por ejemplo en el Riau-riau. Es lo que Mintegi llama desandar el camino (de violencia) andado. Desandar ... en la misma dirección. Del mismo modo que la historia fetén de verdad es la prehistoria (o la no historia, por definición).

    ¿La agonía de ETA? Sí, y es importante. La gente no especulará con las posibilidades de ser asesinado por sostener tal o cual postura, o simplemente por pasar por la calle en un momento desafortunado. No es poco. Aunque es dudoso que deje de especular con las posibilidades de sufrir un linchamiento callejero en cualquier fiesta de pueblo. Los desandares de Mintegi llegan hasta donde llegan. O hasta donde conviene.

    Pero al final la cuestión va a ser si han ganado ETA y la barbarie, o no. Y eso solo se puede medir por la lejanía o cercanía a la que queden sus objetivos. Nadie en su sano juicio piensa que empezaron a matar por afición a llenar cementerios, o por considerarlo un arte. Así que matar no era el objetivo. Y ahí yo no me atrevería a hacer ni media apuesta.

    Nota: aunque siempre paso, tarde o temprano, esta vez se lo debo a la joven viejecita.

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  6. Realmente magnífica la Civilización Vasca, admirable. Únicamente un pero: en la prehistoria ya había lunes (y sin pasar por el fin de semana)

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  7. .
    Euskal Herria fue la primera Nación sin Estado de la Prehistoria.

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  8. ¡Mucho antes de la Prehistoria!
    Antes de que el bosón de Higgs empezase a fabricar materia ya vivían los ángelicales vascos en la Patria Celestial. Allí se hablaba ya la lengua en la que Dios creó el Mundo y al Hombre.
    Luego, se encarnaron y llegaron al Paraiso Terrestre que comprendía enteros los Valles del Ebro y del Garona con las montañas que los separan y rodean, donde inventaron el Arte Rupestre y la Civilización. ¡Si no fuera por los Demonios Español y Francés...!

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  9. Así, las lenguas indoeuropeas oprimirán todas las demás lenguas de Europa”.

    Todo esto me suena. Y esto también:

    La prehistoria es una época muy importante, y en la prehistoria aparecerá precisamente, el carácter y cultura actual de Euskal Herria.»

    ‘Los asesinos ridículos’ titulaba alguien que yo me sé una entrada referida a los nazis, y esto es perfectamente aplicable a los etarras. Tal vez tengamos que empezar a dedicar más atención al abandono del sentido del ridículo, pues suele ser un síntoma del abandono simultáneo de la razón.

    Por cierto, la siniestra historia de Candido Aspiazu ilustra perfectamente, como muy bien describe FD, lo cómoda que resulta la disolución de la persona. Recomiendo en este punto la atenta lectura de “El verdadero creyente’ de Eric Hoffer (una vez más, gracias BENJA).

    La verdad, todo este abracadabrante manual etarra daría para muchas entradas. De momento, voy a encargar el libro de FD ya. Saludos.

    p.d. Yo diría que ‘naturismo’ no quiere decir exactamente lo que dice el manual.

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  10. En la Prehistoria, Cuevápolis, era la capital administrativa de Euskal Herria.

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  11. ¡Amos anda cromañones!. Reduce Vs. la historia de Euskalerría con su habitual maligna intención.

    Neanderthales y bien neanderthales. ¿Olvida usted la reciente datación de las pinturas de la cueva de Altamira?. Y si no bastara con la cueva basta fijarse en los numerosos neanderthales genuinos que han llegado hasta nosotros. Unos en prisión, otros en determinadas instituciones, los más con un inconfundible aspecto y un pendiente a modo de amuleto o signo de identificación.

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