viernes, 16 de marzo de 2012

“Yo te perdono”




«ETA debe reconocer el daño causado, pero no pedir perdón»
       La derecha es insaciable. Oigamos esto que decía a El País, hace cinco meses, un tal Paul Ríos, uno de los marmitones de la ‘Paz al Currin’:

«Hace cinco años decían que ETA tenía que declarar el final definitivo de la violencia. Ahora es la disolución, mañana será la entrega de armas, luego que pidan perdón, que paguen las indemnizaciones.
La derecha tiene una insatisfacción absoluta porque le han quitado el juguete de las manos.»

       Esto era hace cinco meses. El ‘mañana’ quedó atrás, y en efecto, mucha gente sigue insatisfecha. Bien porque, como dice este señor, son de derechas. O quizá porque en efecto hay cuentas todavía pendientes, perdones, indemnizaciones etc. En suma, porque ETA sigue estando ahí, y no hay forma de darle carpetazo, por buena voluntad que se ponga.
       A todo esto, en el párrafo ha salido a relucir la palabra ‘perdón’. Pues vamos con el perdón.
       Ríos no quiere o no queríaque ETA pida perdón; y menos como exigencia. ¿Razón? Porque el perdón es humillante. Y añade: «humillante para ETA, pero también para las víctimas».
       ¿Es esa una razón? Si Ríos y yo hablamos la misma lengua, estaremos de acuerdo en que quien comete un acto degradante, él solito se humilla a sí mismo. El asesino es un humillado. Auto-humillado, para ser exactos.
       Por tanto, todo lo que contribuya a salir de esa degradación, lejos de humillarle le honra. ¿Entonces?
       Lo que ocurre es que tal vez ETA no cree haber hecho nada degradante. Y entonces sí, hacerles pedir perdón por algo que para ellos no es degradante, sino todo lo contrario, es noble, eso es humillarles. Y lo mismo a las víctimas: invitándoles a perdonar como villanos a quienes en realidad son héroes, se las rebaja y humilla.
       Repasando declaraciones como esta, y concretamente ese modo tan retorcido de asociar humillación a una cosa tan noble como el perdón y la compasión, me preguntaba dónde hemos visto todos un ejemplo de aberración moral tan monstruosa. 
       Y efectivamente, en La lista de Schindler hay una escena de lo más dura y repulsiva –para mayor mérito de una interpretación magistral–, cuando el capitán de las SS y comandante de un campo de concentración, Amon Göth, hasta entonces mero ángel de la muerte, de pronto descubre que su poder es más diabólico si se da el capricho de ser también perdonavidas. «Yo te perdono». El actor Ralph Fiennes borda el papel repitiendo la frase hasta hacerse odioso, sobre todo cuando la ensaya ante el espejo, como perdonándose y absolviéndose a sí mismo, sin pudor ni arrepentimiento.
       Administrar la vida y la muerte es privilegio que se otorga el terrorista, que a diferencia del militar, elige y consagra a sus víctimas para el sacrificio. Y claro, visto así el perdón, no cabe duda de que para un etarra, como para un nazi, después de haber sido un dios, rebajarse a pedir perdón a sus ‘perdonados’ (los que él pudo matar y no lo hizo, porque no le dio la divina gana), eso tiene que ser una humillación insufrible.
       Paul Ríos lo entiende de maravilla. Y ahora, rebobinada la película de Spielberg, entiendo la moral y la lógica también de otros personajes y personajillos, los correveidiles y facilitadores de la ‘fase resolutiva del conflicto’ .
       Esto del ‘perdón’, para el caso de ETA, suele darse como una exigencia del Código Penal. Y no es así exactamente. Es exigible sólo a efectos de acogerse voluntariamente a ciertos beneficios penitenciarios, que precisamente por ese carácter de favor legal admiten condiciones también legales. Y con razón, pues todo ello va en el espíritu de ayuda a la reinserción social del reo, según indicios razonables.
       Los procedimientos siempre son discutibles, y la petición de perdón también. Si cubre las expectativas, vale; si no, pues se cambia, y punto. Yo no la pondría como exigible, ya que hay situaciones muy especiales. Aparte de que tampoco la parte ofendida tiene obligación de perdonar, y hasta puede que de antemano haya declarado que nunca perdonará la ofensa. Bien entendido que, aun en tal caso, pedir perdón será exponerse a un desaire. Pero no es ninguna humillación, diga lo que quiera Paul Ríos.
       De todas formas, hasta una mentalidad así de tortuosa entiende que suena fuerte ir por ahí diciendo que los asesinos se pueden reintegrar sin gesto alguno de acercamiento a sus damnificados. Por eso el mismo Ríos, por ejemplo, admite que, sin pedir perdón, ETA debe reconocer el daño causado. ¿Qué significa esto?
       Reconocer el daño causado puede ser una obviedad. El asesino convicto y confeso no puede negar que mató. Por tanto, no parece tratarse de ese reconocimiento de lo que está a la vista de cualquiera.
       El reconocimiento de daño causado se refiere sin duda a una conciencia sobrevenida, un caer en cuenta en algo que antes no se veía, o se veía de otro modo. En suma, lo que dice la palabra griega metánoia, cambio de mente. Dicho por otros nombres: poenitentia en latín; en castellano, arrepentimiento. Donde antes el terrorista sólo veía un daño colateral ajeno a su responsabilidad, ahora lo ve de otro modo y asume el deber de reconocerlo. Reconocer y confesar que algo que antes se dio como no culposo, ahora resulta que estuvo mal hecho.
       En todo caso, ante tanto aplomo y frescura es inevitable preguntar, con qué autoridad ciertas personas deciden lo que debe hacerse y lo que no. Como si no hubiera leyes. Para lo del perdón, ya hemos visto, el pretexto era la ‘humillación’. ¿Y ahora?
       El problema es que esta interpretación del ‘reconocimiento de daño’ es mía, no del Sr. Ríos. Y mucho me temo que no le satisfaga, pues por este hilo sale demasiado ovillo para su propósito, que es aligerarle a ETA el paquete.
       Funambulismo puro. Todo es hacer equilibrios para eludir responsabilidad, y con ella la obligación de reparar el daño, incluso pecuniariamente, e incluso mediando perdón del agravio y daño moral. De ahí ese engolamiento en la expresión, generalizando: «ETA debe reconocer». Cada asesino en particular habrá cumplido con un «¡vaya!, pues y cómo lo siento, no era mi intención, nada personal, estamos en paz y que ustedes se alivien».
       Pero los abogados del diablo todavía nos van a sorprender sacando de la chistera otro conejito: la religión. Tanto el perdón como su correlato el arrepentimiento, no tienen cabida en esta fase de liquidación del ‘conflicto’, porque son conceptos religiosos, que nada pintan en una sociedad y ordenamiento laicos.
       ¿Es eso cierto? ¿Vale como argumento? En otro artículo le damos un repaso.


7 comentarios:

  1. Maestro D. Belosticalle: Sombrerazo y reverencia. Espero, como agua de Mayo, el siguiente artículo.

    Gracias por el que nos ha escrito.

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  2. Reconocer el daño causado.
    Ciertamente, la intención de estos crímenes era causar el mayor daño posible. Eso es evidente por la forma en que se cometieron, tratando de asegurar sus efectos, y de ampliarlos muchas veces mediante trampas para asesinar también a los agentes que acudían al escenario del crimen, e incluso por el sadismo posterior con los supervivientes, remachando el asesinato con la injuria, el insulto, la amenaza.
    En tal caso el reconocimiento del éxito, del logro de los propósitos -el daño causado, y aún el mayor que se quería causar- no es más que el reconocimiento de los propios méritos, de la pericia y eficacia en la ejecución, aunque, muy a su pesar, los ufanos autores estén recluidos por alguno de esos gravísimos delitos.
    Ese reconocimiento de los propios méritos no incluye la asunción de los no esclarecidos policialmente: ahí la vanidad se contiene ante la conveniencia.
    La caterva de auxiliadores espirituales del terrorismo da asco. Y el ejercicio de ponerles en evidencia es muy necesario. Gracias por hacerlo, admirado don Belos.

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  3. Belosticalleadicto16 de marzo de 2012, 20:44

    Después de ver sus reacciones al ser detenido -riendo a la prensa- o al ser juzgado -pataleando la jaula-, es fácil imaginarse al mismo Txapote ante el espejo, repitiendo la interpretación de Ralph Fiennes, la noche de aquel viernes 11 de julio de 1997, cuando toda España le pedía que perdonase (Con ETA hemos vivido momentos terribles).

    Felicidades Sr. Belosticalle, por su claridad de pensamiento y de palabra.

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  4. Perdonar es una de esas cosas que solo podemos hacer hablando, lo que los lingüistas llaman "actos de habla", como prometer, amenazar o nombrar, acciones inseparables de las fórmulas y enunciados que las describen y que no existen sin ellos. La gracia de lo que hacemos en un acto de habla realizativo es que no es ni verdadero ni falso: "Yo te nombro infanta de España" no tiene condiciones de verdad, sino de felicidad o fortuna, que les llaman. Tales condiciones derivan, por ejemplo, de las características requeridas de los sujetos que intervienen, que en el caso de compromisos como el perdón, tienen que ver con la sinceridad en el arrepentimiento y la renuncia (forsaco, ceo que se dice en latín de Alemania), y si estas condiciones no se dan el acto se considera fallido, o infeliz o desafortunado (le llaman "Teoría de los Infortunios", qué cosas). Por ejemplo, los participantes deben ser los adecuados y estar capacitados para realizar el acto: un alcalde de Sevilla no puede nombrar infantas de España y un criminal no puede perdonar a sus víctimas. También hay actos que son fallidos por insinceridad o por falta de compromiso, se llaman abusos, por ejemplo, pedir perdón de mentirijillas. Yo creo que Paul Rios (¿Ríos, dice? Pues me suena, no sé si de su blog o de algo de la paz que han concedido) debe de querer evitar un acto abusivo por insinceridad. Y que se apliquen las leyes.
    Y menos mal que ya nos han concedido la paz, porque así se podrán investigar los graves abusos que la policía española ha cometido en la lucha contra ETA, como dijo el jueves, que yo lo oí en una tele, el secretario general de Amnistía Internacional, Salil Shetty. Por alguna razón también, esta persona y Secretario de los Derechos Humanos afirma que hay leyes españolas que no le convencen mucho; que hay partidos bastante pacíficos que son perseguidos por razón de su fe o creencias y tal, seguramente. Y los que estábamos en el bar viendo la tele y tragando buchitos de café nos preguntamos casi todos si un señor tan extranjero pero con traje y que sabe tanto de derechos no tendría razón, que para eso se dedica a pensarlo y vino a Madrid a decirlo. Mi madre dice que aquí los jueces son gente preparada y con estudios, pero mi madre está mayor, y a lo mejor nos equivocamos mucho aquí en España, como siempre, con todos nuestros muertos y esas leyes tan injustas que no provocan más que conflictos y generalización de sufrimientos y víctimas de graves abusos policiales reclamando justicia. Y el señor Shetty es un figura y encima ayer ganó el Atleti. Por algo será.

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  5. .
    IA/AI: Izquierda Abretzale/Amnistía Incondicional

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  6. No sé, a mi me parece más sencillo. Se trata, y no solo para los etarras, de concederles la razón esencial. Que se acepte la idea de dos contendientes legítimos, en un conflicto de soberanía. Esos conflictos a menudo producen "guerras"; y las guerras, ya se sabe. Pero el ideal de cualquier guerra es alcanzar "la paz", cosa que en este caso se puede conseguir muy fácilmente por el expediente de darles la razón en la explicación de por qué ha pasado lo que ha pasado. Y en la explicación de la solución: la "patria vasca" (uno de los legítimos contendientes) tiene sus derechos de patria.

    Todo el lenguaje aplicado por el PSOE parece indicar que están de acuerdo con la tesis. Respecto al lenguaje del PP, tengo muchas dudas. La tesis, claro, supone nada menos que la victoria de ETA. Y todas las aberraciones lingüísticas y morales a las que les estamos dando tantas vueltas, no son más que la gimnasia necesaria para encajar el monstruo en un sitio que no es el suyo.

    Por cierto, esta solución tiene unos cuántos problemas. Entre ellos que supone el marchamo de legitimación para cualquier actividad terrorista siempre que se le pueda buscar una disculpa "nacional". Incluyendo el asesinato de inocentes, y niños, y civiles desarmados, y de simples discrepantes, y de representantes de la ley de una democracia legítima, etc. O sea, legitimar una "guerra" que básicamente consiste en llevar a cabo crímenes de guerra. Pero extenderse en los muchos problemas que conlleva la "solución" que va a triunfar sería abusar de la amable hospitalidad de Belosticalle.

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  7. Queridos amigos, creo que coincidimos (y allá pobre el que no): el debate dialéctico con la IA es pérdida de tiempo. Sólo les interesa el poder como sea, por las buenas o las malas, sin contención moral que les valga. La bandera es lo de menos, es la vinculación total de esa bandera a la toma del poder lo que caracteriza un sistema totalitario.

    Es trágico que una banda criminal transmutada en agrupación política concite tantos votos. Trágico por lo que revela de patología social; aunque no ilógico, si tengo algo de razón en lo que escribí sobre ‘votantes de diseño’: toda una generación escolar maltratada por una pedagogía de odio.

    Ahora, con las ‘habas contadas’ (300.000 votos) a su favor, los totalitarios se permiten el lujo de ‘perdonarnos’ –como aquel recordado Obersturmführer Amon Göth–; y qué menos, esperan de nosotros correspondencia.
    No se trata de humillarnos, como nosotros a ellos. Nos conceden la consideración de semejantes, de iguales. Siéntense a una mesa ETA y el Estado español (también Francia, pero urge menos), y hágase el rito del intercambio de agravios mutuos.

    A todo esto, la IA, despojada de su piel de serpiente por el Tribunal constitucional, practica los ‘actos de habla’, que nos recuerda doña Elefante de G., y otros aspavientos de distanciamiente de ETA. Como ex puta metida a celestina, se postula para alcahueta en el contencioso pendiente ‘Estado/ETA’.

    Pero todo su hilo argumental desmiente ese falso distanciamiento, como señala doña Carlota. No quieren oír hablar de arrepentimiento de ETA porque sería el suyo propio. Y ahora, con el poder al alcance de la mano, la IA no tiene nada de qué arrepentirse.

    Es significativo que para el Nobel de la Paz se postule a Otegi (Batasuna/ETA), a Paul Ríos (Lokarri), a Currin (Equipo de la Paz), y no se incluya al Estado Español, que en pura lógica IA debería compartirlo.
    Pero no: según ellos, el Estado no da los pasos adecuados, sigue enrocado en la política de venganza, no suelta a los presos, no reconoce el derecho a decidir de los vascos… Si España cumpliese puntualmente lo que le dicta ETA/IA, entonces quizá, ya se vería…

    Y aquí, amigo Plazaeme, su perplejidad es muy de compartir: ¿De qué va el PSOE en todo este negocio? En plan boutade, va de PSOE.

    Volviendo a IA, no sé lo que le durará la buena estrella y bonanza de votos. De momento Bildu está en luna de miel. Pero los presos se impacientan, es lógico, ellos no se jugaron el tipo para esto, ni se conformarán con apoyos de boquilla. Por otra parte, las masas son versátiles, y la bandera del nacionalismo también ondea en otras manos.

    No hay pruebas experimentales de que la IA sepa perder. Por tanto, el proceso de paz no es irreversible, al menos en metáfora termodinámica.

    Muchas gracias a todos. Analizar los fenómenos ayuda a no hacerse mala sangre. A mí me ayuda.

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