jueves, 8 de abril de 2010

Barattieri





Cuando Dante, en su recorrido por el Malebolge –el Octavo Círculo del Infierno–, vio a sus pies el Foso Quinto, le pareció «mirabilmente oscuro». Es el dominio de los Malebranche (los ‘Malas-Zarpas’), pelotón formado por una docena de demonios y su jefe Malacoda (‘Malacola’). Pero sobre todo es el dominio de la pez hirviente y negra, que no deja ver a los desgraciados que se cuecen en ella.

Los dos turistas del inframundo, Dante y Virgilio, en animada charla se han metido por el puentecillo gótico que atraviesa el foso. El espectáculo que ven desde allí les corta el hilo y el resuello. Virgilio no se dice en qué piensa, seguramente en su «ibant obscuri», tan celebrado.  Dante sí; Dante conoce bien Venecia, y aquello le trae a la memoria el Arsenal en invierno, la época de reparar las naves usadas y hacer las nuevas.

Tal, no por fuego, por divinas artes,
hervía abajo allá una pez espesa
que envisca la ribera en todas partes.

(Infierno, canto XXI, 16-18)
«¡Atención, atención!»– el guía grita al absorto poeta. Un diablo negro, de aspecto fiero, corriendo por la escollera con las alas desplegadas llega por detrás. A caballo sobre los hombros lleva a un pecador sujeto por las pantorrillas.

En aquel condenado reconoce el poeta a un tipo que le es familiar:


–«¡Diablos! ¡pero si es uno de los Ancianos de Santa Zita! Clavadito: de los de Luca. Apéalo, diablo, que ahora voy y te traigo otros iguales de la misma tierra, cuantos quieras. Allí en Luca todo el mundo es barattiere..., menos Bonturo. Allí el ‘no’, por dineros, se convierte en ‘sí’.»

El diablo a lo suyo, arroja su carga viva al baño de pez, y por la misma escollera vuelve por más. El luqués difunto se hunde en el magma, luego reflota entre las burbujas de la pez hirviente. Los diablos ‘malas-zarpas’, bajo la arcada del puente, le gritan:


–«¡Aquí no vale el Santo Volto –el Santo Cristo de Luca–; aquí se nada de otra forma que en el Serchio! Si no quieres probar nuestras garras, mejor será que no asomes la jeta por encima de la pez.»

No vamos a ensañarnos aquí nosotros con el desgraciado, mirando cómo los sayones de maese Malacoda le pescan y repescan con horcas ganchudas, revolviéndole en la pez (comenta jocoso el Dante) «como los marmitones la carne en el caldero, para que no flote». Bastante tiene el barattiere con su castigo, a todas luces desaforado para un delito tan liviano, y sobre todo tan del común, la baratería...

¡Alto ahí! Baratteria. La lengua italiana pasa por fácil, porque se parece mucho al castellano. Por lo mismo, cuidado con los ‘falsos amigos’: palabras que suenan igual pero no dicen lo mismo. Así en italiano, baratto no significa ‘barato’, de bajo precio, sino el comercio de trueque, sin mediar dinero. Y ‘baratero’, en tiempos de Dante, era el que desempeñando oficio público prevaricaba por interés. Vamos, el corrupto, el del cazo; el individuo de una especie que, si entonces era endémica de Luca (según el Dante, pero no olvidemos que era florentino), hoy es una pandemia de la que no se libra ni la virtuosa España. Euskalerría incluida, que hasta hace bien poco era, en el cuerpo de la doncella demi-vierge, el rinconcito pudendo en ejercicio heroico de castidad. Ya ni eso. Ya todos putrefactos.

«Menos Bonturo», comenta irónico el Poeta. Bonturo Dati fue un demagogo que al escribirse la Commedia vivía y coleaba, y era el amo de su cotarro luqués por aquel tiempo. Cuando tomó las riendas, acusando de corruptos a sus adversarios, él mismo se declaró incorruptible. Y en efecto, mientras corrió con los fondos públicos no dejó que trascendieran demasiado sus ‘baraterías’. Hasta que otro menos visto vino y le echó del poder, y entonces sí, para entonces ya sonaban sus trabacuentas. Por si fuera poco, al despedirse Bonturo vació a toda prisa las arcas del erario. Y a tanto llegó su descoco, que el día mismo en que entregaba la vara de aquella república firmó una libranza por varios millones de florines en concepto de limosna para cierta obra pía de su propia familia, y para misas por su ánima. ¡Pues vaya con el Bonturo! Miren, eso si que fue ‘correr con los fondos’.


Viejas historias. Pasemos página de la Divina Comedia, a ratos cómica de verdad, en episodios de humor como éste. Dichosa aquella Edad Oscura, edad de fe, cuando la baratería era cosa de pocos –una especialidad italiana, como quien dice–, castigada como Dios manda con un infierno también especial.

–¡Como! ¿pero tú crees en los dioses?
–Yo sí. –¿Y en qué te fundas?
–En que los tengo de espaldas, ¿no es evidente?
–Me has convencido.

Esto ya no es de Dante. Es de otra comedia menos divina, Los Caballeros de Aristófanes. Y es que donde esté un buen Tomás Apóstol, el del dedo en la llaga, sobran los otros Tomases de Aquino, demostrando por silogismos que hay un Dios justiciero en este paraíso de trincadores.

Con la Ley de Partidos, decididamente Dios existe para los ciudadanos de a pie, porque lo tenemos de espaldas.


4 comentarios:

  1. ¡qué bueno!
    Y qué oportuno.
    Aunque, ¿cuándo ha dejado de serlo en esta península a poniente de la itálica -Sicilia y Baleares en medio, empezando por Levante y acabando en finis terrae, lógicamente-?

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  2. ¡¡¡¡Qué requetebueno!!!! Lo reenvío a mis contactos citándole a Vd., por supuesto. Confío en que visiten su blog, señor mío.

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  3. Blosticalle

    Pues acabamos de tener un "già veduto". Compare, compare:


    Por si fuera poco, al despedirse Bonturo vació a toda prisa las arcas del erario. Y a tanto llegó su descoco, que el día mismo en que entregaba la vara de aquella república firmó una libranza por varios millones de florines en concepto de limosna para cierta obra pía de su propia familia, y para misas por su ánima.







    subvención de tres millones de euros

    El Gobierno vasco exige explicaciones por la "prisa" de Ibarretxe en dar dinero a la Fundación Sabino Arana

    Rodolfo Ares cree que los documentos que custodia "deberían estar desde hace mucho en poder del Gobierno"

    06.04.10

    VASCO PRESS | BILBAO


    El consejero de Interior, Rodolfo Ares, ha exigido al PNV que explique el motivo de la "celeridad" y la "prisa" del anterior Gobierno de Ibarretxe en conceder una subvención de tres millones de euros a la Fundación Sabino Arana, vinculada al partido jeltzale, por custodiar documentos del Gobierno Vasco durante el exilio.
    Tal y como ha publicado hoy EL CORREO, el anterior ejecutivo aprobó la subvención días antes de que Patxi López tomara posesión como nuevo lehendakari y la tramitación del pago apenas duró dos meses. La transferencia del dinero se realizó el 5 de mayo, el mismo día que López fue investido.
    Ante esto, Ares ha reclamado a los responsables del Gobierno de Juan José Ibarretxe que expliquen "por qué se dieron tanta prisa en pagar" a la Fundación Sabino Arana por custodiar "los archivos que son del conjunto de la sociedad vasca y que deberían estar desde hace mucho tiempo en poder del Gobierno Vasco". "Se dieron mucha prisa en pagar y muy poca en hacerse cargo y responsabilizarse de custodiar esos archivos", ha subrayado. Como ejemplo, ha señalado que en el proceso "hay informes que se hacen de un día para otro, cuando lo habitual es que se tarde meses".
    Por ello, el consejero ha exigido al PNV que justifique "por qué no adoptaron las decisiones necesarias para cumplir el objetivo fundamental, que el archivo estuviera en poder del Gobierno vasco" y la razón por la cual "no se dio información al respecto" a los medios de comunicación en la comparecencia donde se dio cuenta de lo acordado en ese Consejo de Gobierno. En todo caso, Ares no ha querido valorar si existe algún tipo de irregularidad en la actuación de los anteriores responsables del Gobierno.


    http://www.elcorreo.com/alava/20100406/mas-actualidad/politica/gobierno-vasco-exige-explicaciones-201004061202.html

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  4. Amigo Sursum, ha explicitado usted muy bien la alusión de mi escoliasta de la Divina Comedia.
    En efecto, yo también sospeché que el muy cuco se refería al desenlace de cierto gobierno Bonturo-Ibarretxe, y así lo doy a entender en el apóstrofe a mi admirada ex consejera Azkarate: «Miren, eso sí que fue ‘correr con los fondos’.»

    A todos ustedes agradezco que disfruten conmigo de estas viejas lecturas en clave de humor. Es que, si no nos lo tomamos así, para qué más infierno.

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