
Durante muchos años tuve arrumbada en la memoria una melodía griega muy simple que aprendí de estudiante.
Entonces se daba griego. Y según dónde, esa asignatura se podía vivir en positivo. Tuvimos suerte con un profesor que dedicó todo un cursillo a la Antígona de Sófocles. Sus comentarios eran tan sabrosos, que apenas hacíamos caso de la gramática. Más literatura que griego propiamente dicho. Al señor le daba igual, y todo se le iba en pintar la psicología de los personajes, la hybris del tirano Creonte, encarnación del totalitarismo. (A todo esto, el Caudillo sin darse por enterado.) Nos comparaba aquella Antígona con sus imitaciones o versiones modernas; en especial la entonces novísima de Anouilh.
Solía entretenerse en los coros. El coro griego se las trae. Toda la dignidad, la miseria y el desconcierto del público se condensa en los coros. Danza de estrofas, antístrofas, épodos, todo en clave métrica...
¿Y las melodías musicales? El profe se defendía como poeta, pero en oído musical era un pez. Por suerte, el colegio tenía buena biblioteca. Creo que fue en la Encyclopédie de la Musique de Lavignac donde, hurgando en el tema, di con la pieza de Seíkilos y su transcripción en 'tono frigio'. Es la canción más simple y más breve del mundo. Tras un primer desconcierto vino la sorpresa, el entusiasmo.
Ahora bien, ¿era auténtico aquello? Se hablaba de una columna funeraria, con la letra y notación musical, encontrada en 1883 en Tralles, Asia Menor; pero en la quema de Esmirna en 1922 había desaparecido sin dejar rastro. Esto la ponía en entredicho.
Así que di de lado a Seíkilos, o Sícilo y su columna, cipo, epitafio, o lo que fuese. Pero aquella canción embrujada tenía algo que la hacía volver, de tarde en tarde, con insistencia. También la vi reproducida en alguna antología de griego. Siempre pensando que no valía nada.

El cipo o estela funeraria de Sicilo tal como existe sería una piedra parlante. La parte superior del fuste lleva una dístico a modo de autopresentación. En la transcripción, las vocales largas van en negrita. Y para dar idea del ritmo, hago la traducción igualmente en dístico (hexámetro – pentámetro):
ΕΙΚΩΝΗ ΛΙΘΟΣ ΕΙΜΙ· ΤΙΘΗΣΙ ΜΕ ΣΕΙΚΙΛΟΣ ΕΝΘΑ
ΜΝΗΜΗΣ ΑΘΑΝΑΤΟΥ ΣΗΜΑ ΠΟΛΥΧΡΟΝΙΟΝ
ΜΝΗΜΗΣ ΑΘΑΝΑΤΟΥ ΣΗΜΑ ΠΟΛΥΧΡΟΝΙΟΝ
Eikonē lithos eimi; tithēsi me Séikilos entha
mnēmēs athanatou sēma polychronion
mnēmēs athanatou sēma polychronion
IMAGINAL PIEDRA SOY, AQUÍ POR SÍCILO PUESTA,
DE RECUERDO INMORTAL SEÑA DE PERDURACIÓN
O sea que la columna está pidiendo el retrato que falta, la imagen de la persona difunta, que nos dedica su úlimo saludo, un canto gnómico de despedida, con letra y música:

¿Hubo, pues, imagen? Algunos han entendido como que la propia columna es la ‚imagen', en el sentido de retrato. No lo creo, como tampoco es necesario pensar en una estatuilla o busto funerario. Mejor así, sin nada, una abstracción. Los antiguos imaginaban que, en el pasaje a la otra orilla, a los muertos se les desdibujan los rasgos, pierden el color, la encarnadura. En muchas tumbas les pintan como fantasmas grisáceos. La columna peana de nada es la imagen abstracta, no de la mujer muerta ni del marido vivo, sino del recuerdo.
Sigue el ‚escolio':
Οσον ζής φαίνου, Μηδέν όλως σύ λυπού
Προς ολίγον εστί το ζήν Το τέλος ο χρόνος απαιτεί...
Προς ολίγον εστί το ζήν Το τέλος ο χρόνος απαιτεί...
Hoson zēs, phainou – mēden holōs sy lypou
pros oligon esti to zēn – to telos ho chronos apaitei
Pronunciado en griego moderno:
oson zís fénou - midén ólos sí lipú –
pros olígon estí to zin - to télos o xrónos apetí...
Cuanto vives, luce – En absoluto te apesadumbres
Para poco es el vivir – Al final el tiempo reclama
Epitafio, escolio, epigrama... lo que uno quiera. Escolio está muy bien. Era cada turno de intervención en un ágape o banquete, el uno contando un cuento, el siguiente parodiando a un político, otro ofreciendo una tonada... Imaginemos el banquete funerario por Euterpe, la esposa difunta de Sícilo. De pronto, un comensal levanta su copa, se pide silencio, e improvisa un epigrama cantado, haciéndose acompañar por un auledo o rasgueando él mismo la cítara. Éste sería el escolio de Sícilo, inmortalizado en la piedra.
1. Empecemos por la interpretación de Corvus Corax.
2. Aquí un tiento de lira (sin palabras):
3. Un arreglo más que discutible (toda murga desagrada por principio una barbaridad):
4. ¿Y esto otro? (Le vamos cogiendo el tranquillo):
5. Por último, mi preferida:
Maria Werner Soprano,
Sebestyen Pecsi, organo,
año 1930.
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Maria Werner - soprano Sebestyen Pecsi - organ, Aquincum - Song of Seikilos .mp3 | ||
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Hay más, pero ya va siendo suficiente.