viernes, 4 de diciembre de 2009

Minaretes de punta



Caer (o llover) chuzos. Si el temporal arreciaba mucho se añadía de punta. Pero a mí, friolero y medroso de niño, me impresionaba más la expresión de mi abuela, mujer muy religiosa (era terciaria franciscana): Llueven capuchinos de bronce. Yo había visto en su breviario alguna estampa de San Francisco con la capucha calada apuntando al cielo, y un chaparrón de esas características me parecía cosa del fin del mundo.

Sin llegar a tanto, volvamos a los chuzos. Donde están lloviendo estos días es en Suiza. Y nada más lógico, ya que chuzo es lo mismo que 'suizo'. Lo dice Covarrubias, explicando la palabra chuzón: «cierta arma enastada con el hierro largo. Díxose chuzón, quasi çuyzón, de los çuizos, gente belicosa en Alemania, de donde se truxo esta arma...» Luego habla de una fiesta de soldados así armados, llamada çuiza. En grafía moderna escribimos suiza, como también suizón, que aunque parezca aumentativo no lo es, sino que viene de una forma bajo latina de llamar a los suizos: Suitones. De modo que tampoco chuzón es 'chuzo grande', sino chuzo normal y corriente: el arma y, por metonimia, el soldado que la lleva.

Por cierto, suiza vino a significar 'bronca', por el modo frecuente de acabarse aquellos alardes o algaradas a la suiza. Tomemos nota de esto, porque va a sernos de utilidad si seguimos con el tema.

El chaparrón de chuzos suizos viene a cuenta de los 'minaretes sí/no', objeto de un referéndum muy al estilo suizo de dirimir debates cívicos. Aquí el gran Ibarretxe, sobre su famosa 'consulta', ya mencionó el referendismo helvético, como si allí las gentes votaran lo que les pida el jefe, y no lo que les pide el cuerpo.

[El otro día el hombre ha vuelto a dar la carga, esta vez por carta. A propósito: el ex lendacari firma ahora como lehendakari ohia, que es como traducen el ex al vascuence moderno, aunque la expresión suena más bien algo así como 'el difunto lendacari', o también, 'lendacari usado', o en fin, 'el lendacari habitual', el de costumbre... Y en verdad, esto último debe de ser, con sus últimas intervenciones machaconas y desmesuradas.]

Santiago González en su bitácora del 1 de enero ilustraba la polémica suiza con una foto de Factual (30/11) , la misma que pongo arriba invertida, para dar una idea de lo que es llover minaretes de punta. El siguiente día 2 en el mismo blog de Santiago puse un comentario:

«Perdón por volver sobre el tema de ayer, pero es que hoy ha salido otro 'Moro Vizcaíno' –no es ninguna rechifla– pontificando sobre 'Islamofobia'.
Abdul-Haqq Salaberría descubre el primer lunar de la historia de Suiza, precisamente cuando los suizos deciden sobre algo que a él le interesa, los minaretes. Su alegato empieza así:

"Suiza ha sido siempre un ejemplo de civilización, neutralidad y democracia..."

Efectivamente. Sería impropio decir, por ejemplo: "Suiza quemó vivo a Servet por hereje". Le quemaron en Suiza ciudadanos de allí, que se sepa sin referéndum. Y tenga por seguro que los suizos, seres humanos al fin, tienen sus pecadillos. En especial, son muy suizos.

Total, el mismo Salaberría lo reconoce cuando, a lo capitán Renault ('Casablanca'), nos descubre que en Suiza se juega a la banca.»


'El Moro Vizcaíno' fue el seudónimo de mi admirado paisano José Mª Murga Mugartegui (1827-1876), el aventurero romántico cosmopolita, que por los años 1863-1865 vivió en Marruecos como hachi Mohammed al-Bagdadi, publicando a su regreso Recuerdos marroquíes del Moro Vizcaíno (Bilbao, 1868), últimamente reeditado por Federico Verástegui (Miraguano, Barcelona, 2009). Baste para que nadie piense que ironizo sobre el converso autor del artículo, para quien toda discusión sobre minaretes implica islamofobia.
Como suena. No me gustan determinados minaretes en determinados lugares, y voy listo: aborrezco el Islam, soy islamófobo. ¿Qué calificativo me caerá entonces, si lo que no me gusta no son sólo ciertos minaretes, sino la misma palabra?
Porque así es. Tuve un maestro que me enseñó que minarete es galicismo; que es más español alminar. ¿Que da igual? ¿Qué es lo que da igual? ¿Por qué no empezar definiendo de qué se discute? Empecemos.

Minarete. Aquí mi viejo tenía razón. Palabra reciente entonces en nuestro diccionario. No es un diminutivo algo despectivo (aunque lo parezca), sino tomado del francés minaret, recogido por la Académie desde 1762, y registrado en su idioma desde el siglo XVII. Definido así:

«Tour faite en forme de clocher, d'où l'on appelle chez les Turcs le peuple à la prière, et  d'où l'on annonce les heures.»

Curioso. Torre en forma de campanario, usada entre los turcos para llamar a la oración y para dar las horas. Ni mención de la mezquita. En efecto, aunque de origen árabe, el minaret entró en París por la Sublime Puerta; por el minare turquesco, atípico y más bien tardío. Sólo a partir de la 6ª edición del Dictionnaire (1832-1835) el minarete se sitúa «auprès d'une mosquée» (junto a una mezquita), y finalmente en la 8ª (1932-1935) se define como «torre de una mezquita... en la religión musulmana». Bienvenido este detalle, inexplicablemente ausente hasta entonces. Sin embargo, hay otro cambio que no mejora lo dicho cien años antes. Es más correcto situar el minarete al lado de la mezquita que convertirlo en la torre de un edificio del que no forma parte necesariamente. En este sentido sí es comparable a la torre de una iglesia.

No está del todo claro de dónde le vino al minaret francés esa te final, que como se nos advierte, «no se pronuncia ni se enlaza jamás», ni en singular ni en plural. Podría venir del plural árabe, minârât (es lo que cree Eguílaz en su Glosario), o por el contrario, ser 'nombre de unidad', forma especial del singular en árabe.

Con esto me apeo yo del minarete galo y lo cambio por el alminar castellano. Alminar, almenar, almenara... Nada de mezquita ni de oraciones. Las tres palabras vienen a ser una misma, en árabe manâr(a), 'lugar de la luz', faro. De la raíz nâr/nûr, idea de 'fuego/luz'. Son así mismo topónimos.

Almenar. s. m. Soporte de hierro para teas encendidas.

Almenara. s. f. 1. Nombre de unidad del anterior.

         2. Candelero, candelabro (lo mismo que el hebreo menorah).

         3. El fuego que se hace en las torres de costa para dar aviso. Documentado ya en el Libro de Alexandre (1ª mitad del s. XIII): «de noche las almenaras, por más çiertos seer» (copla 1559), que cita Eguílaz. Este mismo autor lo da también como vasco, en esta acepción. Y no me extraña, aunque en Euskaltzaindia no lo encuentro. Porque según dicen, uno de nuestros recursos pesqueros en el pasado fue la captura de pecios, sobre todo en la costa francesa y las Landas, engañando a los barcos por la noche con almenaras de mentirijillas para hacerlos naufragar, bendita inocencia.

Alminar. s. m. Etimológicamente es lo mismo, pero técnicamente es la torre aneja a la mezquita, aunque en castellano no aparece hasta el Duque de Rivas, en la 1ª mitad del siglo XIX. Entra en el diccionario en 1837, un siglo antes que minarete. O sea que tampoco es tan castiza.

¿Y cómo demonios se llamaban antiguamente los alminares o minaretes en castellano? Sencillamente, 'torre'. Como la torre de la Giralda, o la torre de la mezquita de Córdoba, etc.

Esas torres en árabe tienen varios nombres:

    mi`dhana: raíz 'dhn, idea de oír, enterarse (de oído). Es el lugar desde donde se llama (a oración), cosa que hace el mu`addhin o almuédano a sus horas. El verbo `addhana significa llamar (a oración), aunque referido a un chiquillo quiere decir, cariñosamente, 'calentarle las orejas'.

    minâr, manâra: lugar de luz, faro. Este significado vale como símbolo para el proselitismo islamista. Sin embargo, también nos revela que en origen esas torres no eran para llamar a oración, ni tuvieron mucho que ver con las mezquitas. Como tantas torres, de día eran observatorios, y de día o de noche almenaras para señales luminosas. En culturas con calendario lunar,  una de las funciones primeras debió de ser dar la señal luminosa con algún farol para indicar la luna nueva.

    sawma'a: garita cónica o rematada en cúpula. Se usa más en oriente, por referencia a las chozas cónicas típicas de la Alta Siria, también las pequeñas chozas de los monjes, y en fin, la garita que remata el alminar. Evocada tal vez por las ojivas picudas de los alminares turcos, que les dan ese aspecto de misiles.

Ahora ya sabemos lo más importante para la polémica de los minaretes: se trata de elementos accesorios y prescindibles. El director de la mezquita mayor de Burdeos, Tareq Oubrou, así lo ve y llama a la calma:

«El minarete no es de obligación coránica. Es una arquitectura tradicional para llamar a la oración en los países musulmanes. En Francia no hace ninguna falta. Incluso está fuera de lugar.»

Por consiguiente, nada como para poner el grito en el cielo (dicho sea sin segunda intención), como hace el Sr. Salaberría. Y no vale decir que dicha sentencia moderada es minoritaria. Eso ya lo sabemos. Lo que importa es saber si lo accesorio se vuelve esencial a efectos de polemizar, porque entonces queda claro de qué va la 'suiza'.

En el Islam primitivo, la mezquita era un edificio inconspicuo, y exteriormente lo sigue siendo en muchos lugares muy concurridos, como las casbas y bazares, donde el oratorio mantiene su función utilitaria, sin más relevancia externa que la que tienen unos lavabos públicos, con perdón, pero es así.

El minaretismo ostentoso es un exceso de autoafirmación proselitista invasiva. Y lo que es más grave, sin contrapartida ni reciprocidad alguna. No debe extrañar que la gente se ponga a resguardo cuando amenazan caer alminares de punta.


3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo, amigo. Minaretismo ostentoso y mezquitismo, también. De estuco quedéme al ver la absurda, ostentosa y apabullante mezquita de la M-30 en Madrid.
    Sólo a unos idiotas como nosotros nos han podido colocar semejante adefesio.

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  2. Las claves son: Accesoriedad y Reciprocidad, el resto es marear la perdiz.

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  3. Admirable concisión, señor J.I. Difícil no estar de acuerdo.

    Aprovecho para notar que mientras la Real Academia conoce la voz reciprocidad, en cambio no registra accesoriedad, término tan usado por juristas. Tal vez dé por entendido que 'accesoriedad' es la calidad o condición de lo accesorio, como es el alminar respecto a lo principal, la mezquita.

    Ojalá todo el problema con ciertos islamistas fuese de solares y estética urbanística. Peor sería que se trate de un embeleco para distraer la atención de cosas con más enjundia.

    Diferentes medios daban a conocer hoy mismo unos hechos ocurridos el mes pasado en una masía del Camp de Tarragona, donde (si es lo que se dice) se celebró un juicio islámico, en aplicación de la shariaa a una mujer por adulterio. Y aunque no se llegó a ejecutar sentencia, algunos varones musulmanes habrían sido detenidos, por denuncia de la mujer.

    No es de razón sacar conclusiones sin conocimiento de causa; y aun con él, no es lícito generalizar. Pero bastaría un sólo caso comprobado, para exigir a la clerecía islámica de nuestro país una condena formal y tajante, con apercibimiento de clausura de la mezquita cuyo responsable apruebe, siquiera por la callada, cualquier aplicación en territorio español de la ley islámica que contravenga la legalidad española.

    No es de recibo que se empiece sepultando a mujeres supuestamente adúlteras bajo un montón de pedruscos, para acabar estropeándonos las vistas emblemáticas del Albaicín con un minarete.

    Esperemos a ver. A ver qué hubo; y si hubo, a ver cómo le va a la denunciante.

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