Taco es voz rotunda, de origen misterioso, acepciones varias y derivaciones múltiples.
El taco de mi memoria infantil es ante todo el almanaque o calendario, a modo de bloque de hojas que se iban arrancando día a día hasta agotar el año. De ahí el tropo o adorno de expresar en ‘tacos’ la edad de las personas. En especial los capricornios de cabo de año, que por estas fechas estrenamos taco.
El almanaque de taco no nació en Bilbao, pero su versión religiosa fue de lo más bilbaina, desde que los jesuitas lo reconvirtieron a su ‘buena prensa’ (1886), como anejo de su revista El Mensajero del Corazón de Jesús.
Tanto es así, que el edificio de la redacción e imprenta de la revista, catalana de origen, era conocido como ‘la Casa del Taco’ (1886-1983). Casi 30 añ0s después, el padre Remigio Vilariño funda como sociedad anónima la editorial ‘El Mensajero del Corazón de Jesús’, eliptizada o secularizada hoy como ‘El Mensajero’. En ese edificio me dieron alguna vez trabajo como traductor de libros.
El taco de casa era religioso, con gran fidelidad al del ‘Corazón de Jesús’. Su rival muy a distancia fue, cómo no, el ‘Almanaque del Corazón de María’, otro taco que publicaban los claretianos, editores del archifamoso devocionario ‘Mi Jesús’ del padre Luis Ribera. Más tarde compré alguna vez el taco franciscano de Aránzazu, por practicar vascuence. Esto último era en los años de aquel franquismo que, como se sabe, tenía rigurosamente prohibida esa lengua en todas sus expresiones, según el mito canónico de la revancha nacionalista.
Aunque los tacos siguen existiendo, aquellos clásicos de pared ya no son tan populares. Además de información tan útil como el número de días transcurridos y restantes del año, gracias al taco se convertía en dato cotidiano la astronomía con su zodíaco y eclipses, el ciclo lunar y las mareas, junto con el año litúrgico y el santoral de cada día. También le reflexión se ejercitaba en algún pensamiento o máxima moral, a veces con marchamo de autor: esto era ‘un minuto de filosofía’.
Pero lo novedoso del taco venía escrito en el reverso de cada hoja, por lo que en rigor sólo debía leerse al arrancarla, al pasar de día. Y eso incluso cuando, con pedagogía un poco sádica, tras el acertijo o charada venía aquello de, «la solución, mañana». Cuántas veces pellizcabas aquel mañana –que, como en la realidad, era el hoy por su cara oculta–, levantando la hoja con cuidado, aunque siempre se notaba, y al fin tenías que darle de pegamín. Porque las hojas del taco no eran de las que se lleva el viento, como en el cine antiguo, donde un taco de hojas volanderas era el convenio para indicar cómo se nos va el tiempo.
La miscelánea de los reversos de taco dosificaba una cultura popular conservadora, equilibrada, directa y entretenida.
Aquel taco sigue vivo. Hacía un taco de años que no veía uno. Hojas sueltas, eso sí, olvidadas como registros entre las páginas de libros viejos. Y he aquí que por sorpresa tengo delante el de 2016, aguinaldo de mi mujer. Es prácticamente igual que los de antes, algo más chico, en mejor papel, pero sobre todo con un cambio sustantivo: las hojas están sujetas sólo por arriba, a modo de libro. ¡Adiós misterio de «la solución, mañana»!
Contemplo el taco y los recuerdos me aturrullan. Es la decrepitud. De joven y romántico leopardiano, todavía me rebelaba contra
el oscuro Poder que, para daño
común, impera de absoluto modo
en la infinita vanidad del todo
Hoy tampoco creo en esa versión alternativa del ‘diseño inteligente’: el Ciego rompe-relojes, frente al Relojero ciego, tal para cual.
Estamos en las Saturnales. O en su resaca, cuando el tiempo se convierte en agujero negro y la nada se diluye. Es la hora de vaciar el estómago... En voilà!
Saturnal
Un taco más. Este animal de noria
a cada ronda es más indiferente,
pues ni apetito ni temor se siente
donde da igual estaca o zanahoria.
Y es que las fotos fijas de mi historia,
por un punto fugaz inconsistente
que ni nombre merece de presente,
pasan de ser futuro a ser memoria.
Muero a pedazos lo que se me olvida,
a chorro se me va sin poseerlo
lo que nunca viví ni de pasada.
Yo fui lo que esperé sin nunca serlo,
y hora que la esperanza es fenecida,
memoria soy de no haber sido nada.
¿Nihilismo? ¡No por Dios, todo lo contrario! Este minuto de filosofía es el ejercicio más sano de calentamiento para el carpe diem. La mejor meditación para el buen propósito de vivir y dejar vivir, que eso es ser buenos... «Si podéis», como nos advertía prudente y comprensivo san Felipe Neri. Con mi bienamado Cohelet, contradictorio, hedonista y sabio; mi Charlatán de cabecera (Eclesiastés, 7: 29):
«Dios hizo al hombre derecho. Ellos se lo complican de mil modos.»
La Casa del Taco (1886-1983) |
Pues ese soneto me suena a tradición de Quevedo.
ResponderEliminar¡¡¡ Muchas Felicidades Querido Profesor Belosticalle. !!!
ResponderEliminar¡ Y cuantos recuerdos me ha traído esta entrada suya ! Mi abuela estaba abonada al "Mensajero del Corazón de Jesus", y como yo me crié con ella... Ya digo que me educaron para santa, y que incluso alguna anécdota sobre mi infancia ultracatólica fue publicada en esa revista... Si se enteran ahora los Jesuitas del resultado final respecto de mi persona, de su revista, y de su taco, les da algo...
Dª Viejecita, porfa, queremos saber, tenemos derecho a saber aquel o aquellos episodios edificantes de su niñez, que merecieron ser noticiables en ‘El Mensajero’.
EliminarSi nos lo revela, capaz me siento de celebrarlo en estrofas sáficas, que se dan bien porque pasan de la rima.
Maestro: en el dia de su cumpleaños, queda vd. nombrado magister scriptorium de la monjía de Clonmacnois. En breve, el nombramiento se verá reflejado en este espejo inexistente y callejón-gatesco del mundo virtual, bajo los enlaces cabalísticos del blog Las Crónicas de la abadesa de wordpress. (Como no salga el enlace, grrrr...). Un cordial saludo: la abadesa de Clonmacnois.
ResponderEliminarDª Carmen, será una de las mayores ilusiones de mi vida. ‘Magister’ como cargo honorario, así lo entiendo. Bien poco podría yo aportar a su anecdotario Conmacnoisense.
EliminarAunque sepa que siempre he disfrutado mucho con la extraña vida y milagros de santa Brígida o Bríd de Cell Dara (bueno, de las 25 Brígidas del santoral hibérnico, sin contar la de Abernethi) y su amigo san Patricio, siempre de aquí para allá en su carromato. Y lo mismo con las navegaciones de san Bénainn Clúana Ferta. O la extraña pareja formada por san Briaco y santa Breaca, etc.
La vida como punto de partida
ResponderEliminarLa vida no como si fuera un sueño
La vida en la que puedes ser su dueño
La vida que se tiene recibida.
La vida día a día consentida
La vida de alegrías y tristezas
La vida con sus dudas y certezas
La vida a cada paso recorrida.
La vida que se mira desde dentro
Que escruta cada barrio, cada calle,
Que va no a periferias, sino al centro.
Esa que se detiene en el detalle,
Que aprecia los valores del encuentro,
Es la suya, caro Belosticalle.
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Cualquier comparación con su soneto, querido profesor, arrojaría un saldo humillante para mí. Lea mis penosos versos como salidos más del corazón que de las musas que me son tan esquivas y me han dejado el estro de un cabestro.
Que pase un espléndido día al lado del río que da nombre a nuestro país, tan baqueteado por tanto sine baculus como hay suelto.
Un fuerte, fuerte abrazo.
Muchísimas gracias por su soneto, de verdad sentido y hondo (que eso es poesía), y me hace pensar, aunque sólo sea para verme tan distinto de ese espejo.
EliminarUn fuerte abrazo y por lo menos aceptable 2016.
¡Quevedo se ha mudado a las Vascongadas! Sin que se entere el autor, hago mío ese soneto. Por lo menos, si se deja, de la intención.
ResponderEliminarBestia de noria que ciega
Eliminarcon los arcaduces andas…
D. Bruno: comparar a este ensarta-ripios con Quevedo sería un poco cruel, de no ser por la ironía manifiesta, que comparto con usted. Vaya en mi defensa que la metáfora de la noria no es préstamo quevedesco. Don Francisco en su romance se refería a la rotativa diosa Fortuna. Aquí el bestia rotatorio es sólo este servidor de usted.
Mil gracias por su aprecio del soneto. Y tenga usted muy feliz taco 2016.
y hora que la esperanza es fenecida,
ResponderEliminarmemoria soy de no haber sido nada.
¡ Pues no, y no, y no !
¿ Que esperanza puede ser fenecida cuando se es capaz de escribir versos que inspiran incluso a los que sólo entienden , y de aquella manera, la prosa ?
Y lo de no haber sido nada, es pura falsa memoria. Carencia de Vitamina B12. Que tiene demasiados testigos para contar que sí ha sido, y que sigue siendo, luminaria para tantos y tantos...
«Carencia de vitamina B12».
EliminarCertero su diagnóstico, amiga mía. De la B y de medio abecedario vitamínico. Usted no me creerá, pero en los años negros del hambre conocimos el escorbuto. También cundió otra carencia que provocaba grandes ampollas supurantes en las manos, hasta que apareció una pomada milagrosa: el Barachol. A carencia se debía también la propensión a sabañones, que hasta dejaban cicatrices permanentes. Y mucha escrófula. ¡Aquellos eran tacos!
Le creeré, le creeré.
EliminarPorque de pequeña estuve a punto de morirme por causa de la ausencia de antibióticos, y también viví las cucharadas de aceite de hígado de bacalao...
Pero la B12, a partir de los 50 años, ( que, además, el exceso no es dañino, porque se elimina cada día ), contra esas falsas memorias deprecatorias de uno mismo, es bastante mano de santo. A algunos no nos sirve, porque se tendría que inventar viejas memorias positivas, y eso no lo sabe hacer la pobre, pero para sacar las buenas de debajo de las otras , cuando esas buenas está más que claro que son ciertas, como en su caso, para eso si que funciona.
Mucha salud para cumplir 'un taco de tacos' más. (Un servidor está vetado en la Argos gonzalina, pero se le lee y se le aprecia).
ResponderEliminarGracias, Don. Pedro. Aquí tiene usted su casa.
EliminarTenga un feliz año 2016.
Mi amiga AMARA, me envía por wassap este comentario para que se lo publique, pues ella en este momento no puede acceder a escribir:
ResponderEliminar¡Sublime! Y yo sigo inscrita al "Mensajero" hoy en día, revista mensual.Y en mi cocina,ésta, tan diferente a la de la calle de La Salud, cuelga el taco del Sagrado Corazón, como recordatorio de lo que fui y soñé, como constancia de lo que soy ahora de aquel sueño.¡Me siento totalmente identificada!
Grande Belosticalle.
Con un saludo para Dª. Amara, me ha emocionado su mensaje. Y que sigamos siempre en sintonía.
Eliminar¿Nada dice, Don Belosti? Pues para ser nada tiene usted una muy sólida cohorte de aprendices y admiradores entre los que me incluyo. Así que nada, nada. Lo que se impone es menos filosofar e invitarse a unas cervezas –aunque su soneto es magnífico-. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarConcesiones a la retórica, amigo mío. Por lo demás, en el estrambote final en prosa ya ve que coincidimos.
EliminarQue el 2016 nos sea leve, con un fuerte abrazo y un trago a nuestra salud de entrambos a dos.
Don Belosti, muchas felicidades �� y siga muchos años más con su magnífico blog.
ResponderEliminarMuchísimas felicidades!
ResponderEliminarFelicidades, Maestro
ResponderEliminarDD. Sigo, Envite, L. de Mena: Gracias a todos por sus felicitaciones. Y disculpen el retraso, cosa de estos fastos, movimiento, más la tecnología obsoleta en mi aldea.
ResponderEliminarA todos, Feliz Año 2016.
Buenos días:
ResponderEliminarPues al arrancar la hoja de ayer del Taco del Corazón de Jesús, veo en su reverso una reseña a este artículo con extractos del mismo.
Enhorabuena, pues aunque cada taco tiene 365 páginas (o una más como en este año), no todos pueden presumir de haber sido recogidos en tan histórica publicación.
Un saludo.