Los eruditillos y eruditejos tenemos poco en común con los eruditos de verdad o los eruditazos de tomo y lomo. Así nadie nos confunde, fuera de nuestro bloguifundio.
Compartimos sin embargo una debilidad humana: nos gusta firmar lo que hacemos y por ello ser conocidos, o más bien, re-conocidos. Si algo hallamos, para todos lo hallamos, pero preferimos que se sepa quién lo halló. Que por lo general (dejémonos de historias) no suele ser el Pueblo ni su Volkgeist, sino un miserabile ‘ego’ que acertó a pasar por donde tantos pasan, y se picó de curiosidad que otros no sintieron.
Esta vez el eruditillo no iba de paso. Vivo a la sombra matinal de la Basílica de Begoña. Su reloj y carillón me gobiernan. Me relaja su interior, recreación tardogótica del viejo modelo basilical. En esta pila bautizaron a mi madre Rosario. Aquí pasó largas veladas de rezo, acompañado a veces por sus hijos, mi abuelo Isauro, cofundador del grupo de Adoración Nocturna en Begoña. Me embelesa el órgano Cavallé-Coll bien tañido. Aún creo ver al que fue muchos años organista, Antón Juaristi, el padre de mi amigo Jon, leyendo el periódico en aquella sacristía, pastiche décimonónico entre jansenista y sulpiciano con toque ‘prerrafa’ en las bóvedas. Nunca me atreví a perturbar al maestro.
El interior del templo es vasto y abigarrado, lo suficiente para que no todo lo que hay allí me guste. Y aunque no voy a pasar lista, imposible olvidar lo más importante. Me repele el acabado espectral –no me sale llamarlo encarnación– de la imagen titular, Nuestra Señora de Begoña. Tal vez se ha querido aproximar su rostro a cierto tipo convencional de ‘mujer vasca’, con el resultado de una facies cadavérica, tanto en la Señora como en el Niño, cuando estas vírgenes-madres de la Baja Edad Media solían ser risueñas y rebosantes de salud. Un poco de colorete, por piedad. También una iluminación más cálida. Una Andra-Mari no tiene que parecer una etxekoandre a fin de mes.
Leyenda gótica
La nave norte o del Evangelio está presidida por un tabernáculo también tardogótico, tallado en piedra, con su puerta de hierro muy bien labrada, y en ella una inscripción de suprema elegancia, pero no tan fácil lectura. La ficha explicativa que hay en el suelo ni la menciona. Más aún, debajo del tabernáculo está el sagrario funcional moderno, con un remedo de inscripción de traza como arábiga cúfica sin sentido, como si el orfebre ni sus asesores tuvieron idea de lo que imitaban.
Tengo fijación con las inscripciones. Las miras y remiras, memorizas y se te aparecen despierto y soñando. Hasta que, si hay suerte, algunas de pronto se te leen ellas solas. Es lo que me ocurrió con la del tabernáculo. Allí decía con toda claridad:
PORTA DOMUS DEI
PUERTA DE LA CASA DE DIOS
Nombre obvio para un sagrario. Aunque tambien hay que añadir, poco frecuente. ¿Podría encerrar misterio? Porque este mueble de piedra y hierro, dicen que flamenco, se trajo aquí de una iglesia de Navárniz dedicada a la Virgen. Veamos.
«Terrible lugar éste: es la Casa de Dios y Puerta del Cielo»: es lo que dijo Jacob al despertar de su sueño de la Escala (Génesis 28: 17).
La Casa de Dios era el Cielo arriba, pero en la tierra era el Tabernáculo o tienda móvil de Moisés, y más tarde el Templo de Jerusalén, con puertas que se mencionan en varias ocasiones. Pero además del Templo real la Biblia describe otro Templo ideal en la profecía de Ezequiel. Una de sus puertas, la de Oriente, era especialísima, porque por ella entró el Arca de la Alianza, y con el Arca, Dios. Así aquella entrada no sería practicable:
«Esta puerta permanecerá cerrada, nunca más se abrirá, ni varón alguno entrará por ella» (Ezequiel 44: 2).
Con su habitual crudeza, la teología mariana vió en aquella puerta y expresión literal una profecía de la virginidad perpetua de María. Buceando en la patrística latina, veo en san Ildefonso, arzobispo de Toledo (657-667) la expresión «porta Domus Dei» aplicada a la Virgen, precisamente en una obrilla polémica de juventud, en defensa de aquel dogma.
‘Ego’ miserabile y existencia caduca
Resuelto el enigma del texto venía ahora darlo a conocer; pero antes compulsar si era noticiable. No es cosa de echar campanas a vuelo por algo ya resuelto.
Un amigo me puso en contacto con el rector de la Basílica, don Jesús Garitaonaindia. Hombre cordial, le pareció muy bien mi idea de preparar una publicación –un artículo de periódico me parecía suficiente–, pues en su conocimiento mi lectura era nueva.
Con su permiso para tomar las fotos necesarias, preparé un PDF didáctico, explicando por ejemplo cómo la anamorfosis, el escorzo o raccourci, facilitan la lectura de grafías góticas tan estiradas como ésta, o más aún la inscripción mural de Alaiza (Álava).
También incluí una carta al rector, adelantándole aquella primera exploración sobre el posible doble sentido de una expresión en principio banal para un tabernáculo, pero también aplicada por san Ildefonso al sexo de María. Esto era a principio de abril pasado. (Hay errata en el año: debí poner 2012.)
Así las cosas, el 14 de noviembre vuelvo a ver a don Jesús. A mano tenía mi informe. Al decirle yo que tenía listo para publicación el material, me hizo saber que le había gustado tanto, que pensaba aprovecharlo para la tarjeta de felicitación navideña. Lo cual me pareció un gran honor, entendiéndolo como el anuncio de mi fazaña. Aunque también tuve cierta aprensión, todo sea dicho.
Pues nada, que el 2 de enero corre la noticia triste, no esperada: la víspera, el buen Rector ha muerto. Mañana asisto a su funeral. Entre tanto, pasé a preguntar por la tarjeta, y aquí la tengo. Las fotos son mías, el texto y datos también. Todo desde el más riguroso anonimato.
Todavía no he salido del estupor. ¡Cualquiera diría que esa leyenda se ha entendido desde siempre! ¡Y lo de san Ildefonso de Toledo y demás lo sabía todo el mundo! No apunto a don Jesús ni a nadie, no hay cuestión de mala fe. Lo lúdico, más que nada, tiene que ser deportivo. Quien finalmente haya sido el responsable del entuerto, sepa que ha hecho polvo mi ego miserable. Eso no se hace, y menos con gentecilla famélica de afanar pequeños méritos y prestar pequeños servicios a nuestra cultura vascongada.
En cuanto al Rector de Begoña, desde donde se halle, sepa que sigue siendo honorable para mí haber colaborado en la tarjeta. Hoy don Jesús F. Garitaonaindia ha recibido descanso eterno en su tierra que tanto amaba. Que ella le sea leve.
¡Ay, querido maestro! Si llega a ser usted afiliado de batzoki esta colaboración le hubiera supuesto una gran mención tanto en la propia tarjeta como el reconocimiento público desde el púlpito. Bueno, no desde el púlpito, que ya no se usa, pero sí desde el altar, eso sí.
ResponderEliminarSepa usted que somos legión los que le apreciamos.
Feliz Año, esperando nuevas e interesantes entradas.
Todo cabe, doña Pussy.
EliminarMo me toca a mí decirlo, pero pensarlo es libre.
Feliz Año. Lo que se pueda.
O sea que Garitaonaindía dijo que "pensaba aprovecharlo", y resulta que lo que quería decir es que iba a aprovecharse de ello, de su trabajo; total, una preposición. En mi barrio le llaman hurtar, sustraer, mangar y afanar, y, claro, te lo esperas de cualquiera menos del Rector de Begoña. No deje que le afecte esta historia asombrosa, desgraciada y hasta nauseabunda. Un abrazo muy cariñoso a su maravilloso ego de mi parte.
ResponderEliminarEl miserabile ego está dotado de una gran curiosidad. Y de un maravilloso afán por compartir.
ResponderEliminarSiga usted así, querido Maestro D. Belosticalle. Sus entradas son siempre deliciosas. Instructivas y amenas a la vez.
Es un placer leerle. Aunque a veces no le reconozcan esos méritos en los que ha fructificado su bendita curiosidad.
Querido Profesor Belosticalle
ResponderEliminarEstupenda la entrada de hoy. No conozco la basílica de Begoña, ni casi Bilbao ( tenga en cuenta que soy nacida en San Sebastián, la eterna rival de Bilbao como capital del mundo ), pero en cuanto tenga la ocasión, pienso ir a ver a la Virgen de Begoña, que eso de :
Una Andra-Mari no tiene que parecer una etxekoandre a fin de mes.
que dice usted me ha hecho muchísima gracia, y lo quiero comprobar in situ.
Y esto aparte, esta viejecita le agradece muchísimo lo que cuenta hoy, de la postal navideña.
Aunque eso de que esta vez la "inocentada" haya sido a su costa, no me lo creo. Por lo que le conozco de leerle, más bien creo que fuera usted mismo quien hubiera pedido al Buen Rector , que le mantuviera en el anonimato, y que eso de pretender estar chafado por ello, sea un detalle hacia los infelices que hubiéramos caído en la inocentada suya del 28.
Más que detalle, es un detallazo, aunque le aseguro que es difícil que nadie le pudiera guardar rencor por una broma tan estupenda y tan bien trabajada, como la suya del otro día.
¡¡¡ Muchas Gracias y Feliz Año !!!
María
Cuando usted quiera, doña María.
EliminarAvíseme cuando piense venir a Begoña, tendré sumo gusto en acompañarla y servirla de cicerone.
Amén, por el Rector Garitaonaindía.
ResponderEliminarY por su ego ¿Que puedo yo hacer?
Profesor, yo llevo toda la vida leyendo y lo que a otros convierte en eminenccias, en mí sólo deja un poso de cultura general.
Una eminencia como la suya no puede sufrir afrenta grave por esta aventura.
No me atrevo a mandarle un abrazo por no abusar de la confianza, así que reciba mi mas sincera admiración y mis mejores deseos para el año en curso.
Querido Profesor Belosticalle
ResponderEliminarHe estado dándole vueltas al "Porta Domus Dei ".
Hubiera pegado muchísimo en las letanías que se rezaban al final del rosario en mi juventud. Entre "Turris Eburnea" y "Domus Aurea". Puede que hubiera roto un poco el ritmo rápido de esa parte, pero más rompedor de ritmo que el "Regina sine labe originali concepta " ( puede que lo haya escrito mal ), no hubiera sido.
Y San Ildefonso de Toledo ( siglo VII ), es muy anterior al final del siglo XVI, cuando se incluyeron oficialmente las letanías. Y aunque hubiera sido posterior, o incluso muy posterior, se han añadido invocaciones como lo de Reina de La Familia, digamos que antesdeayer.
Así que:
¿Por qué no está esa advocación en las letanías ?
Desde luego, tengo que ir a Bilbao para verlo todo por mí misma. ( Soy bastante materialista y concreta, y tiendo a querer meter la mano en la herida para comprobar que no es un pigmento de mi imaginación, o de mi credulidad )
¡Gracias por su paciencia ! y ¡ Perdón por ser tan pesada !
Con mayor motivo, reitero mi ofrecimiento de antes.
EliminarVenga usted y le mostraré el lugar, vemos la basílica y la imagen... Sin olvidar la inscripción, por supuesto.
Luego bajamos a Bilbao, por ahí a comer en un restaurante tranquilo, donde podamos corregir las letanías y todo cuanto se nos ocurra digno de enmienda. ¿Hace?
Entre tanto, feliz año.
"donde podamos corregir las letanías y todo cuanto se nos ocurra digno de enmienda. "
EliminarNo sabe la ilusión que me hace que me considere capaz de poder corregir con usted las letanías o cualquier otra cosa.
Más vale que no aparezca yo nunca por Begoña, que se daría cuenta inmediatamente de mi nulidad y de mi "aficionadismo " en casi todo. Al menos en todo lo que importa.
Pero con esa frase, me ha hecho el día.
¡ Muchas Gracias !
Figmento , no pigmento
ResponderEliminarEl dichoso corrector. Lo debería quitar, que me sustituye palabras por las que le dan la gana, pero lo necesito por las ges y las jotas.
Ya siento
No se disguste, la historia ha quedado mucho más interesante gracias al giro de guión del día 2.
ResponderEliminar¡Toma! Es que sin ese giro, ni se me ocurre contarla, don Alien.
EliminarAhora, si me permiten, quisiera quitarme un escrúpulo. No sé si me he expresado con bastante claridad.
ResponderEliminarMi relato, si algún interés tiene, será por su desenlace y filosofía. Un testimonio, anécdota, moraleja... No un lamento.
Algunos comentarios, sin embargo, me brindan apoyo moral, digamos compasión.
Gracias, pero no. Un vanidoso lo entendería, un soberbio no.
La autoestima del soberbio sufre bien que éste se vea o sea visto ridículo, pero no que se exhiba a la piedad propia ni ajena. Y menos si se trata de contar historietas.
«Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima.»
Si esta máxima de Don Quijote (una de mis preferidas) no se cumple, aquí algo falla.
Profesor Belosticalle
ResponderEliminar¿ Compasión ? ¿De verdad cree que alguno de sus "seguidores" podamos haber sentido "compasión " en vez de más bien admiración y envidia ? Muy infelices tendríamos que ser para ello.
Una de las personas más sofisticadas que conocí , mi suegra, una señora de Fuenterrabía que presumía de no ser nada "leída y escribid" , y que tenía una capacidad asombrosa para la caricatura, tenía un repertorio de historias donde ella metía la pata, o se caía de bruces a un charco cuando llegaba a una cena de gala, o le tiraban sin querer la sopa encima, para compensar sus historias y sus imitaciones de los demás.
Sospecho que en muchas de esas historias, ella se había arrogado el papel, que en realidad no era suyo, o se había inventado la anécdota , y que lo había hecho, no por humildad, ( esa "virtud", afortunadamente no la tenía ), sino por puro pragmatismo, para que los que ella había imitado o de los que se había reído, nos riéramos con ella a su costa, y aceptásemos nuestro propio ridículo.
Hace muchos años que falta ella, pero todavía la sigo recordando siempre que surge alguna de las ocasiones en las que ella me tomaba el pelo por mi falta de mundo, y me sigue ayudando.
"leída y escribida", Ya siento
EliminarQuerido D. Belosticalle, usted escribió:
ResponderEliminarAlgunos comentarios, sin embargo, me brindan apoyo moral, digamos compasión.
En mi caso no hay ni gota de compasión. Sí todo de admiración. Y (también) un poquito de "pelusilla". De insana envidia por ser capaz de tratar tan variados temas y hacerlo tan bien como lo hace.
Siga usted haciéndolo, por compasión. (Por compasión hacia mí, claro).
Un abrazo con toda mi admiración, querido Maestro.