Muñeca (h. 1860) © Ruby Lane
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En la madrugada del 28 de octubre la policía francesa detuvo a la presunta etarra Izaskun Lesaka (‘Ane’), junto con Joseba Iturbide, su lugarteniente en la banda . Se les confiscaron revólveres. ‘Ane’, pues, estaba de servicio, como cuadra a la que dicen ama de llaves del arsenal de ETA.
Desarmada, por tanto, no. ¿Y
desalmada? Porque el hecho ha ocurrido en Mâcon, la antigua Matisco. ‘Ane’, la Desalmada de Matiscón...
Dirán, ¿y a qué viene eso? Pues sí. El nombre de la ciudad invita al calambur chinesco, ‘desarmada > desalmada’. Porque allí es fama que un concilio eclesiástico,
en el siglo VI, definió solemnemente como dogma de fe católica que las mujeres son todas unas desalmadas. Vamos, que no tienen alma, y por tanto ni siquiera pertenecen a
nuestra especie humana.
El bulo del Concilio de Mâcon –el Matisconense II (año 581/583)– prendió primero en la progresía de las Luces, de donde lo ha tomado la menos ilustrada progresía neofeminista.
Y la no tan menos. Recuerdo, hace 20 años, a
Idoia Estornés en su columna de ‘El Mundo del País Vasco’, con una entrada (‘Misoginia
Vaticana’, 16/11/1992) donde echaba en cara a la Iglesia el sobado concilio:
Toda la gran cultura de los Estornés no había librado a Idoia de la pifia. Por eso, y por su militancia feminista, me hice un deber de responderle en ‘cartas al director’: si necesitaba pruebas de misoginia eclesiástica no iban a faltarle, sin recurrir al matisconense.
«Ni de
lejos sospechaba yo que pertenecía a una confesión religiosa en la cual se
había dudado que Cristo muriera también por las mujeres (Concilio de Macon),
discutiendo incluso su pertenencia al género humano… »
Toda la gran cultura de los Estornés no había librado a Idoia de la pifia. Por eso, y por su militancia feminista, me hice un deber de responderle en ‘cartas al director’: si necesitaba pruebas de misoginia eclesiástica no iban a faltarle, sin recurrir al matisconense.
Este concilio le habría servido, por ejemplo, para denunciar antisemitismo
clerical. Incluso misoginia, si se toma por ese lado el empeño en evitar confianzas entre clérigos y féminas, o entre monjas y varones (¡sobre
todo galanes judíos!) [1]. Pero ni una palabra excluyendo a la mujer de esa
esencialidad de ‘hombre’ reservada a la casta elitista de los meaparedes, que dice la Biblia [2].
¿De dónde salió el disparate?
La historia, algo confusa, la fue reconstruyendo Bayle en su Diccionario [3].
El fundamento del bulo es un pasaje de san Gregorio de Tours en la Historia de los Francos, donde habla en efecto de un concilio o sínodo celebrado en Mâcon por orden del rey san
Gontrán, el año 24 de su reinado (585/586). Sería por tanto el Matisconense
III, no el II (581/582). O quizás otro sínodo fuera de lista. Pues bien [4]:
«Hubo en este sínodo uno de
los obispos que insistía en que ‘la mujer no se puede llamar hombre’. Finalmente se calmó cuando los otros obispos se lo explicaron. El libro sagrado del Testamento Viejo (Génesis 5: 2) enseña
que ‘en el principio, al crear Dios al hombre, dijo: Macho y hembra les creó, y
les puso por nombre Adán, esto es, hombre de tierra’; llamando
por cierto así también a la mujer como al varón, pues a ambos les llamó ‘hombre’.
Como también nuestro Señor Jesucristo se
llama ‘Hijo del hombre’ por ser hijo de la Virgen, o sea de una mujer. La misma
a la que dijo, cuando se disponía de convertir el agua en vino, ‘¿Qué nos va a
ti y a mí, mujer?’ etc. (Juan 2: 4). Con estos testimonios y otros muchos más, la
cuestión se dio por zanjada.».
El incidente es de gran valor
lingüístico para el origen del romance, y hoy en día se entiende perfectamente
en francés, donde en efecto una femme no se puede llamar homme, como argüía el
buen obispo, cuya habla latinoide incurría en la sinécdoque abusiva y machista
de tomar homo por vir o masculum. Tampoco en el romance castellano dice bien la mujer hombruna.
Recordemos que el mismo Gregorio, en el prólogo de otra obra suya, por modestia retórica se hace el vergonzoso ignorante, que
se mete a escritor cuando le falta no sólo talento, sino hasta primeras letras,
«confundiendo los nombres y sus géneros masculino, femenino y neutro, y hasta colocando
mal las preposiciones, trastrocando el acusativo y el ablativo.» [5] En suma, un debate de Gramática, no de Teología.
Lo demás de toda la conseja sobre la mujer sin alma, o la mujer no humana, se diluye en
erudición desde el siglo XVI, bien en la pauta de la diatriba teológica, o mejor en la del humorismo académico y la broma literaria. Suerte para
nosotros, si gracias a Google Books podemos degustar directamente aquellos
panfletos, en vez de conocerlos de segunda mano, o sólo por el título.
Humorismo acorde con el apellido, Acidalius, más acidillo que chistoso, por lo visto aquello quería ser una sátira contra los socinianos antitrinitarios de Samaritia (o Sarmacia, la moderna Hungría-Transilvania), secta bárbara de moral licenciosa, incluso polígamos. Si para aquella gente Cristo no es Dios, lógico que la mujer tampoco sea humana, sino un animal incapaz de redención y bautismo. (Por suerte no todos fueron así. De la misma cuerda teológica había sido nuestro morigerado Miguel Servet, quemado por Calvino en 1553.)
Aquella «futilísima disputación» tuvo respuesta inmediata en una Defensa del sexo mujeril, por Simón Gedicco (Gedick), Doctor en Teología y pastor del Arzobispado de Magdeburgo. Magdeburgo se había pasado al luteranismo, pero mantuvo postura conservadora. Es la invectiva de un eclesiástico profundamente molesto contra un irreverente blasfemo. Hombre inteligente y culto, se da cuenta o le han dicho que el panfleto es una humorada. «¿Escribió por diversión? Pues haber
elegido otro tema. La mujer es sagrada.» [8].
Las dos obras entraron en el Índice de libros prohibidos, primer en versión italiana (1609), luego en los originales latinos , en edición conjunta (1714). Lo de la Disputatio, pase; pero condenar también la Defensa no, una obra exquisitamente mariana y respetuosa incluso con la ceremonia de bendecir las campanas. Para coronar el esperpento, todavía veo las dos inofensivas antiguallas condenadas en la última edición del Índice (1948) [9].
Con lo visto, tenemos una idea de la cuestión, y podemos ahorrarnos lo demás. En el
fondo de todo ello late en clave de humor –variable a gusto de cada época– la
eterna lucha de los sexos.
El anticlericalismo, tan
corto de humor como el clericalismo, descubrió el famoso
y nunca visto ‘canon del Matisconense II’, como una de esas barbaridades
vergonzantes que la Iglesia esconde en su trastero. Como ente de imaginación, el
canon ‘de la mujer sin alma’ es indestructible. Lejos de mi embestir contra fantasmas o molinos de
viento.
Termino donde empecé . Todo ha sido por una mujer de ETA, más desalmada que desarmada, detenida en Mâcon del desalme. Una operación policial que no ha caído nada bien en los medios de Bildu. Su candidata para acaudillar Euskadi, Laura Mintegui, nos deja de piedra. El Gobierno de Madrid, según ella, «debería a
empezar a no detener a quienes leyeron el comunicado», refiriéndose por
supuesto al de ETA hace un año, anunciando su definitivo adiós a las armas.
¡Hombre, digo, mujer (que no varón)! Unos delincuentes reclamados por las justicias francesa y española, cogidos en flagrante portando armas sin licencia, con un coche robado y la matrícula falsa, ¿no deben ser detenidos? ¿Y eso sólo por haber leído un comunicado de que dejan las armas, contra toda evidencia? Si Bildu no es ETA ni tienen nada que ver con la banda, ¿qué les va ni les viene? Hagan ellos política, si saben, y dejen a la policía y a la Ley hacer su trabajo. Deje doña Laura que su congénere Izaskun declare ante la Justicia si tiene alma y es humana.
Coda
En francés, el acento circunflejo representa una abreviatura; como en Mâcon, de Mascon / Matiscon; âme, de anme / anime, el alma (masculina y femenina) etc. Mâcon es la capital del Mâconnois o Maconés, en Borgoña. Fue también título de un condado carolingio autónomo hasta 1476, en que se une a la corona de Francia, conservando sus Estados particulares durante todo el Antiguo Régimen. Pese a lo cual, el Maconés por ahora no reclama su derecho a la autodeterminación, y menos la independencia.
Al condado de Mâcon desde el siglo X les sale un grano muy molesto al fundarse una abadía en el vecino Cluny. Los condes anduvieron siempre a la greña con aquellos abades cada vez más ambiciosos, más poderosos y más santos, que se comportaban como auténticos papas.
En los años 1170 el enérgico conde Gerardo aprovecha la decadencia de Cluny para humillarlo, no sin apoyo de los nuevos monjes de Císter. Los cluniacenses recurren a la pedagogía medieval de los castigos celestes, inventando historias de terror. ¡Ay de los que osan tocar a Cluny!
De esas historias, la más efectista, la más romántica y verdaderamente fáustica, es la de aquel conde que en mitad de una fiesta...
Pero, como Sherezade, veo que apunta el día. Quede la historia fáustica para otro relato.
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[3] Dictionnairehistorique et critique de Pierre Baile. Paris,
Desoer, 1820. Buen resumen de la cuestión en Wikipedia: ‘Légende du Concilede Mâcon’ y su ‘Discussion’. En inglés, Michael Nolan, ‘The Mythof Soulles Women’ (el Mito de las Mujeres Desalmadas).
¡Hombre, digo, mujer (que no varón)! Unos delincuentes reclamados por las justicias francesa y española, cogidos en flagrante portando armas sin licencia, con un coche robado y la matrícula falsa, ¿no deben ser detenidos? ¿Y eso sólo por haber leído un comunicado de que dejan las armas, contra toda evidencia? Si Bildu no es ETA ni tienen nada que ver con la banda, ¿qué les va ni les viene? Hagan ellos política, si saben, y dejen a la policía y a la Ley hacer su trabajo. Deje doña Laura que su congénere Izaskun declare ante la Justicia si tiene alma y es humana.
Coda
En francés, el acento circunflejo representa una abreviatura; como en Mâcon, de Mascon / Matiscon; âme, de anme / anime, el alma (masculina y femenina) etc. Mâcon es la capital del Mâconnois o Maconés, en Borgoña. Fue también título de un condado carolingio autónomo hasta 1476, en que se une a la corona de Francia, conservando sus Estados particulares durante todo el Antiguo Régimen. Pese a lo cual, el Maconés por ahora no reclama su derecho a la autodeterminación, y menos la independencia.
Al condado de Mâcon desde el siglo X les sale un grano muy molesto al fundarse una abadía en el vecino Cluny. Los condes anduvieron siempre a la greña con aquellos abades cada vez más ambiciosos, más poderosos y más santos, que se comportaban como auténticos papas.
En los años 1170 el enérgico conde Gerardo aprovecha la decadencia de Cluny para humillarlo, no sin apoyo de los nuevos monjes de Císter. Los cluniacenses recurren a la pedagogía medieval de los castigos celestes, inventando historias de terror. ¡Ay de los que osan tocar a Cluny!
De esas historias, la más efectista, la más romántica y verdaderamente fáustica, es la de aquel conde que en mitad de una fiesta...
Pero, como Sherezade, veo que apunta el día. Quede la historia fáustica para otro relato.
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[1] «Para evitar maledicencias… se ordenó que los
dichos [obispos, presbíteros y diáconos] eviten toda libertad culposa con
mujeres extrañas, habitando sólo en caso de necesidad con la abuela, la madre,
la hermana o la sobrina… Que ningún clérigo ni seglar entre sin necesidad en
monasterios femeninos, ni resida en ellos o converse en privado con las
religiosas. Valgo lo dicho en especial para los judíos… Que no se permita a
mujer alguna entrar en la alcoba del obispo sin compañía de dos presbíteros…
Que se niegue a los judíos permiso desde el jueves santo hasta primero de
pascua para circular por las calles o la
plaza de forma insultante, que hagan la reverencia a todos los señores
clérigos, y delante de los sacerdotes no tomen asiento hasta que se les
ordene…»
[2] En hebreo, mashtîn beqîr,
el que orina en la pared; en la Vulgata, mingens ad parietem). Media docena de veces aparece la expresión, siempre
refiriéndose a una masacre: «no dejar ni un mea-en-pared» (1 Sa 25: 22 y 34; 1 Reyes 14: 10; 16:
11; 21:21; 2 Reyes 9: 8.). Por influencia de la Historia Sagrada y en igual
contexto usa también Gregorio de Tours la expresión en su Historia de los
Francos (4, 38 y 7, 38).
[4] Historia de
los Francos, 8, 20; PL 71: 462.
[5] La gloria de
los santos confesores, Prólogo; PL
71:828-829.
[6] Bayle, Dictionnaire,
ed. cit., t. 1, págs. 174-177.
[7] Disputatio Novacontra Mulieres. Anno M. C. XCV., 24 págs. Tal cual, un impreso bien anterior a la invención de la imprenta.
Errata o broma, se entiende 1595. El carácter anticatólico se manifiesta en expresiones como ‘los papistas’.
[8] Sobre 'Gediccus (Simon)' v. Bayle, o. cit., t. t, pág. 46. Defensio Sexus Muliebris. Leipzig, 1595; 60 págs. sin numerar. Bayle cree que
Gedick ni siquiera captó la intención del panfleto que refutaba. Posteriormente se hicieron ediciones juntando ambos
textos, la Disputatio y la Defensio, probablemente para producir
vis cómica, si tomamos como ironía la frase, «donde varonimente se enervan
uno a uno los argumentos del Anónimo».
[9] La versión italiana se
titula, Discorso piacevole, che le donne non siano delle spetie degli
huomini, tradotto da Oratio Plata. La publicación latina dice, Disputatio
periucunda, qua Anonymus probare nititur, mulieres homines non esse; cui
opposita est Simonis Gedicci Defensio sexus muliebris. Index librorum
prohibitorum. Typis Polyglottis Vaticanis, 1948, págs. 139 y 140.
¡Que bien, Comentario nuevo!
ResponderEliminarY con un día entero de fiesta por delante, para ir a todos los enlaces y toda la bibliografía que pueda. Y voy a releer a San Agustín, que creo recordar, de mi juventud en que no paraba de leer textos de ese tipo, que él también ponía en duda que las mujeres tuvieran alma. ( A pesar de su santa madre, que si no es por ella, probablemente él hubiera seguido siendo un bala, hasta acabar en viejo verde... )
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ResponderEliminarNi hablar. Antes retiro mi entrada que eliminar el comentario de ELEFANTE DE GUERRA. Ha sido fallo mío, con ayuda de Blogger y la tableta al tacto.
EliminarRuego a la autora que lo reponga, por su contenido imprescindible, además de divertido. Con mis disculpas a mi querida amiga. Belosti.
(Querido Belosticalle: Jopé, qué susto).
ResponderEliminarQuerido Belosticalle:
Es usted un pozo (sí, de ciencia, de la que le dicta biografías superangustiosas de células; pues yo creo que las células, además de un núcleo de esos, también tendrán su corazoncito, que lo sepa) con inagotables vistas a la mar océana.
Que las mujeres tenemos hombría como que la noche es del día siendo también lo que el día no es. Y que en Matiscon no se diera porque estos galos veloces llegaron enseguida del homo al on (un ome que aquí hubo y dejó de ser), pero en español sí, y el diccionario ampara este uso y lo anima con su primera acepción corriente, moliente y vigente. Mire qué bonita es la definición de "hombre" en Autoridades: "Animal racional, cuya estructura es recta, con dos pies y dos brazos, mirando siempre al Cielo".
Por la historia lúdica de la polisemia de la palabra no quiero dejar de traerle un comentario del maestro Correas a uno de los dichos que recoge:
"Como hombre es mujer y vieja, hacen burla de hombre. Como hombre está preñada, no se puede abajar". Correas, que apunta que es "dicho de mujeres aldeanas, y tiene gracia en llamarse 'hombre' ", lo explica mejor en otro lugar (a propósito de "Es un sayagués"):
"Para notar a uno de grosero, porque los de Sayago son toscos en traje y en habla, no por falta de entendimiento, que le tienen bueno debajo de la corteza rústica. Por muestra referiré un dicho de uno, dino de un filósofo: Sayago es a la banda de Zamora y Ledesma; había venido a Zamora un corregidor nuevo, y paseando en la plaza pasó cerca un sayagués y no le quitó la caperuza, o por descuido, o porque no le conocía. Al corregidor y alguaciles pareció desacato y mandóle echar mano. Preguntó el sayagués: '¿Por qué me prenden'. Dijéronle que porque no quitó la gorra al corregidor, que era mala crianza. Entonces él, vuelto al corregidor, dijo: 'Señor, ¿Vuesa Merced viene a hacer justicia, o a poner crianza?'. Pareció tan bien la pregunta, que le soltaron luego. En Salamanca llevaron una sayaguesa ante el corregidor, y al salir preguntóla otra: '¿Cómo os ha ido?'; ella dijo: 'Como hombre era mujer y vieja, no hacen caso de hombre'; con que significó el mal despacho"*.
No sé si nuestras Anes, Lauras e Izáskunes son hombres y miran al cielo o solo ven su delirante suelo, ese que han regado de sangre, lo que fijo no tienen es hombría de bien. Un abrazo.
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*Correas, G., 1627: Vocabulario de refranes y frases proverbiales, edición de Louis Combet (1967), revisada por Robert Jammes y Maïte Mir-Andreu, Madrid: Castalia, 2000, pp. 174 y 342).