José María Soroa escribe un artículo incisivo 'Curioso consenso, (El Correo, 09-02-19), sobre la última humorada del Consejo Asesor del Euskera en política lingüística. Y es que el 'consenso unánime', alcanzado entre 'todos' los grupos, sensibilidades y vivencias al respecto, no ha contado con "esa ínfima minoría del 70% de la población vasca monolingüe que no habla sino castellano".
Mucha gente parece pensar que eso es lógico, porque a un Consejo de Euskera poco puede importarle la opinión de quienes lo desconocen. Lo malo es que también el propio Consejo parece discurrir así, porque su propio nombre es un equívoco. Como bien apunta Ruiz Soroa, no se trata del euskera, sino de la política lingüística, cuya orientación afecta a todos, bilingües y monolingües, sean éstos del vascuence (muy pocos), o del castellano (la gran mayoría de la población).
Esa política no se refiere sólo a la relación entre hablantes o uso de las dos lenguas oficiales. Si fuera eso solo, ya importaría, y mucho, a esa mayoría de ciudadanos vascos. Pero no. La política lingüística de la Comunidad Autónoma Vasca tiene dos objetivos principales: euskaldunización y normalización. El primero, euskaldunización, trata de que todos los ciudadanos vascos conozcan y dominen el vascuence. El segundo objetivo, normalización del uso del euskera, se refiere a la implantación real del vascuence en el uso público y privado, en paridad con el castellano. En rigor, el objetivo de la política lingüística es uno solo, a saber, el bilingüismo real y efectivo para toda la población y en todo el territorio. Normalización bilingüística, podría llamarse. Podrán decir algunos, o muchos, que el tema no les preocupa, pero nos concierne a todos.
Todavía hay otra cosa, que el artículo no toca: El consenso unánime sobre normalización, ¿se agota en el bilingüismo? Para todo el mundo, no. Muchos euskaldunes no ocultan su deseo de desplazar, arrinconar y desterrar de este país toda seña de identidad hispana, incluida la lengua. Muchos abertzales expresan en público su rechazo a todo lo que ellos consideran extraño e impuesto a la cultura propiamente vasca. Estas personas están en todo su derecho de sentir así, desearlo y hacer cuanto puedan por conseguirlo, mientras no lesionen derechos ajenos ni pretendan socializar el costo de la operación. Pues bien, tampoco esas personas entran en el corro de 'unanimidad consensual', de que presume el Consejo Asesor por boca de su presidente el viceconsejero Patxi Baztarrika.
¿Consenso unánime sobre el plan 'Euskara-21'? Si acaso, la unanimidad de la callada, que es la más oída aquí sobre cualquier tema 'sensible'. Y claro, luego parece que quien calla otorga.
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