La Gran Vía de Bilbao, en postal de principios del siglo XX |
El cambio de siglo XIX a XX reavivó la disputa tradicional sobre cuándo empiezan las centurias. En Bilbao, por ejemplo, El Noticiero Bilbaíno de 1 de enero de 1901 se cargaba de razón argumentando que un siglo son 100 años, a contar desde el primero, humillando a su colega El Nervión, que lo había adelantado, como si la era y el ciclo secular partiesen de un año cero.
En 1901 la prensa bilbaína saludaba a un nuevo competidor, La Gaceta del Norte. Fundada por el católico apostólico romano don José María de Urquijo Ybarra, fue un periódico memorable también para mí, porque una tarde de verano de 1932, de la mano de mi abuelo materno, en él aprendí a leer con facilidad – que fue el pretexto para ser admitido en párvulos de la Escuela de Ibaizábal (las ‘Escuelas de la Campa’) sin tener los cuatro años cumplidos. Claro que, con aquellas letras gordas y netas de la cabecera gacetil, hasta los bebés la leían de corrido y sin maestro; pero eso los adultos no tenían por qué saberlo [1].
Entre las novedades de impacto social en la transición secular en Bilbao y Vizcaya –el automóvil, el tranvía eléctrico etc.– es reseñable la moda en auge de las peregrinaciones.
Postal satírica de 'La Gaceta' |
Me explico. Lo de peregrinar en sí no era nada nuevo. Siempre se ha peregrinado a lugares donde se supone haber una virtud residente y comunicable al que visita, o donde el pecador puede aliviarse de culpas, o simplemente, a donde la gente va en peregrinación. Lo original aquí era peregrinar a los santuarios como quien va de manifestación política. De hecho, esa era la idea del promotor, el citado Urquijo, en su cruzada de unión de los católicos frente a liberales, anarquistas y socialistas. Su Gaceta y sus mareas peregrinas eran parte de una misma estrategia en la lucha política, ahora que el papa León XIII abría esta arena también para los fieles hijos de la Iglesia, mientras España no estaba madura para tener un partido confesional católico a la moderna. «Los partidos modernos son malos… porque son liberales y parlamentarios», podía leerse en un libro de texto de Derecho político aparecido en 1901 [2].
Al principio, las peregrinaciones eran de lo más casero. Casi sin salir de Bilbao, el santuario de Begoña se prestaba de maravilla, con el espectáculo de las masas católicas por las Calzadas arriba y abajo, o por Zabalbide y el Carmelo. Pero la novedad de aquellos movimientos que, a diferencia de las procesiones de siempre, se guiaban por consignas, donde se leían proclamas y un clérigo pronunciaba un sermón bastante parecido a un mitin, enfadaba a los liberales y laicos, que en todo ello veían provocaciones, con la consiguiente respuesta airada de insultos, golpes, y a veces algún tiro.
Tomado el gusto, las metas de peregrinación se fueron distanciando: Loyola, Aránzazu, Icíar, Zaragoza, Lourdes… Finalmente Roma y Tierra Santa. En 1902 el mismo León XIII, el ‘papa de los obreros’, se disponía a festejar sus bodas de plata con la tiara. Buena ocasión para visitarle peregrinando a Roma.
La idea germinó en el Patronato Obrero de Bilbao, sociedad creada en 1887 con apoyo de los Ybarra, y cuyo vicepresidente era entonces don José María. Pero a Roma se llega por muchos caminos, y ya metidos en deporte se trazó un rodeo previo por Tierra Santa y Egipto.
La Peregrinación Vascongada (o también Bascongada) de 1902 fue modélica en su preparación, ejecución y bibliografía. Marcó un salto cualitativo, al fundir devoción y turismo exótico; y aunque fue criticable y criticada por su elitismo y clasismo en lo mundano –así eran las cosas entonces–, dio la pauta para nuevas versiones más ajustadas al bolsillo obrero [3]. Por de pronto, el periplo que en principio debía hacerse en el Alfonso XIII, buque de la Transatlántica, se realizó en el yate inglés Midnight Sun, vía Malta [4]. El 'Alfonso XIII', propuesto para la Peregrinación de 1902 (acuarela de Roberto Hernández) |
Con el Patronato Obrero colaboró en el evento el nuevo Centro Vasco de Bilbao, creado en noviembre de 1898, tras la incorporación al PNV del fuerista Ramón de la Sota y su grupo como ala moderada del partido, sin énfasis independentista pero sí confesional católico [5].
Los peregrinos de 1902 aceptaron con gusto hacer dos recados de carácter patriótico. Uno fue llevar a Tierra Santa un tiesto con una bellota del Árbol de Guernica plantada a principio de año. El Centro Vasco había encargado plantar ocho, tantos como merindades tiene Vizcaya. Por sorteo, a la de Marquina le tocó ceder su tiesto para Tierra Santa.
El Padrenuestro en vascuence
El otro recado de los peregrinos era llevar una inscripción con el Padrenuestro en vascuence, con destino a Jerusalén. Allí, en el monte de los Olivos, hay un santuario dedicado a la Oración del Señor en el lugar supuesto donde la dictó. Allí mismo unas monjas carmelitas francesas, protegidas de Napoleón III, acomodaron un claustro donde colocar en las paredes la misma oración en distintas lenguas. De momento, eran 32, con lo que la versión vasca cobraba valor simbólico añadido, al ser el 33 la ‘edad de Cristo’.
Panda del claustro del Pater noster |
Este proyecto euskérico, mucho más que el otro de la bellota, despertó el interés de Sabino Arana, que al punto comprendió el rédito propagandístico extraíble, si lograba plantar en sitio tan privilegiado su propia versión del Padrenuestro, que en adelante fuese la definitiva y oficial en la cristiandad e iglesia vasca. En enero de 1897 y 1898 Sabino había publicado su Egutegi Bizkaitarra, almanaque en vascuence vizcaíno, que tuviese su sitio en la cocina y salita de todo buen vizcaitarra, así como en la sacristía y despacho de todo buen cura patriota, con los nombres del Santoral en su forma ‘correcta’ –o como la gente sencilla lo entendió, en la forma auténtica y verdaderamente vasca de llamarse aquí en cristiano los buenos vascos, los nacionalistas.
El Santoral sabiniano dio problemas al clero vasco y no vasco, nacionalista y no nacionalista, lo mismo que llamó la atención de la autoridad civil y el funcionariado, dado que a las personas se las registraba y reconocía por su nombre de pila.
El celo sabiniano era todo menos sereno y ponderado, en lo que tocaba a su misión y apostolado patriótico, comportándose a veces como un provocador [6]. Sabino había corregido la letra del Himno de San Ignacio, y su gente al cantarlo en público recalcaba las diferencias, de modo que la ejecución de una pieza religiosa se convertía en motivo de extrañeza o de malhumor. ¿Pasaría lo mismo con el Padrenuestro? ¿Y con el Avemaría y el Gloriapatri? Porque seguro que Arana aprovecharía la ocasión para cambiarlo todo. No era difícil de imaginar, el rezo monótono del Rosario convertido en guirigay.
No exagero ni es burla. Rezar en mal vascuence sembrado de españolismos era para él ofender a Dios. En otra ocasión señalé cómo para Sabino Arana la pureza lingüistica (entendida a su modo) era inseparable del decoro en los actos de culto. El iba a la iglesia como cristiano, pero también como espontáneo censor del idioma. Novenarios, sermones con ofensas a su gramática o salpicados de erderismos –barbarismos en vascuence, incluidos los préstamos del latín, del francés o del castellano–, todo lo iba anotando sobre la marcha para ponerlo luego en solfa en sus artículos y charlas.
El Padre nuestro, como texto universal, ya se había empleado más de una vez en comparaciones lingüísticas. Ahora, sin embargo, la intención era religiosa, o a lo menos debiera relegar a segundo término la filología. La todavía entonces pequeña colección de padrenuestros de las carmelitas, que hoy alcanza unas 150 versiones, no tenía la menor inquietud de purismo lingüístico, donde sólo se quería evocar la universalidad de una misma plegaria simple y directa, que toda la familia humana recita, cada pueblo en su idioma.
Jerusalén. Convento carmelitano del Padrenuestro. Iglesia a cielo abierto |
Además, el Padrenuestro en vascuence… ¿en qué vascuence? Por tradición, el pueblo cristiano siempre recitó las oraciones más comunes en la lengua litúrgica: el latín para los católicos de rito latino. Sólo desde la controversia protestante se divulgan las traducción del Pater noster, Ave María, Gloria y Salve Regina en lengua vulgar, pero sólo para información o doctrina [7].
En vascuence no faltaba dónde elegir, entre tanto dialecto y subdialecto, con variantes impresas desde el siglo XVI. Pero a Sabino, aparte de interesarle el dialecto vizcaíno para su objetivo político, todos aquellos ejercicios de traducción catequética le inspiraban desprecio:
«En tan corta extensión y con tan poco acierto han cultivado los vascos su lengua, que, no obstante consistir su literatura casi exclusivamente en trabajos religiosos, abundan en éstos, no sólo los errores gramaticales y lexicológicos, sino también otros que, como ideológicos, son más trascendentales, habiendo alguno que otro [error] que aún podría considerarse como herético, si la verdad teológica no se hubiese mantenido a pesar de él, como afortunadamente ha ocurrido, a expensas, inevitablemente, de la pureza de la lengua.»
Así comenzaba nuestro hombre su trabajo, Análisis y corrección del ‘Pater noster’ del Euzkera usual, de 1901; que en la edición de sus Obras completas cubre cerca de 90 páginas [8].
¡Noventa páginas! Para corregir un texto que en latín son 50 palabras, que en el Evangelio según Mateo ocupa cinco versículos (Mateo, 6: 9-13), y en la fórmula más breve de Lucas sólo tres (Lucas, 11: 2-4), tamaña extensión pone en guardia al más confiado. En rigor, el ‘análisis y corrección’ de Arana se reduce a 26 páginas, o sea la cuarta parte de la obra (que tampoco está mal), más unas pocas páginas para corregir de pasada las versiones a otros dialectos vascongados, más la versión sabiniana del Avemaría y el Gloria Patri, como era previsible. ¿Y el resto?
El resto… ¡Ay, Señor! Cosas de Sabino. Los empeños literarios de Arana no se dividían en más y en menos importantes. Todos eran trascendentales por igual, y al menor atisbo de contradicción solían revestirse de parafernalia barroco-polémica en forma de aclaraciones, notas, piezas justificativas. Aquí no es sólo la Advertencia preliminar, sino toda una ‘apendicitis’ en torno a peripecias reales o imaginadas de un texto que, finalmente, no tuvo su sitio en el claustro carmelitano del Monte Olivete.
Esta es la parte de la historia que dejo para otro día, cerrando esta entrada con un repaso a la Advertencia, que se las trae.
A primera vista, el proyecto de Sabino Arana no puede ser más loable en su sencillez. Si los vascos hasta él han escrito poco y mal en su campo de monocultivo religioso, tampoco él pretende con este opúsculo enmendarles todos y cada uno de sus yerros:
«No voy por el momento –dice, un poco en plan perdonavidas,– a hacer una crítica que todos los errores indicados abarque, pues cíñese mi propósito a examinar y purificar la oración que menciono en el título de este trabajo...
Muéveme a ello el saber que la sociedad de recreo bilbaína Centro Vasco, cuyo amor a las cosas de la nación vasca es de todos reconocido, ha iniciado una suscripción con el meritísimo objeto de esculpir en caracteres indelebles el Pater Noster en la lengua de nuestra raza, para, aprovechando la proyectada peregrinación de vascos a Tierra Santa, cometer a los peregrinos la conducción del artístico objeto con destino al convento de Religiosas Carmelitas Descalzas, en el cual habrá de ser colocada la euzkérica inscripción entre las treinta y dos versiones que en otras tantas lenguas hay del Pater Noster…
Bien puede decirse, por lo tanto, que, dados los erderismos de gramática y de léxico que el usual Pater Noster euzkérico contiene, tantos y tales que le hacen en su mitad extraños al euzkera, al Centro Vasco le va a pertenecer la gloria de ser la primera agrupación de cristianos que a Dios, nuestro Señor, haya elevado en la lengua de la familia vasca la oración que de labios divinos nos fue enseñada...»
Hasta aquí, cualquiera diría que, o bien el Centro Vasco ha encargado a Sabino el texto del Padrenuestro en vasco, o al menos que Sabino da por seguro que su texto «en la lengua de nuestra raza» y «esculpido en caracteres indelebles» es el llamado a representar a «la familia vasca» en el concierto multilingüe del convento carmelitano. Pero no. La Advertencia es lo que la palabra dice: un aviso de lo que se ve venir; y de momento es también una muestra de marrullería típica sabiniana:
«Al proceder así, excuso declarar que está muy lejos de mis intenciones la pretensión de que la forma que yo propongo sea preferida a otras que puedan presentarse. En casos como éste, en que los efectos del acuerdo que se tome han de perpetuarse sin permitir enmienda, es hábito mío el opinar que la resolución debe encomendarse, abierto previamente libre concurso, a un tribunal compuesto de personas de criterio y en grado necesario idóneas, no tampoco de tratadistas consumados que más fácilmente se muevan en apoyo de sus prejuicios y propias opiniones que en averiguar la verdad y fallar imparcialmente: y es mi deseo que, en cualquier caso, no se acepten como buenas algunas formas de mi corrección, como se rechacen otras (?)».
Aquí hay cosas que no cuadran. El concurso libre bien está, por ejemplo, para elegir el nombre de un nuevo país, el diseño de su bandera, la letra y música de su himno… Cosas todas ellas que Sabino decidió por sí para su Euzkadi, sin concurso público abierto ni cerrado. En cambio, para lo que no está indicado el sistema de concurso es para cosas como la corrección del Paternoster, sobre todo si es para siempre y sin enmienda que valga. Para casos tales están las comisiones de expertos. Ahora bien, ¿habría podido él tomar parte en una con serenidad, sin romper la baraja? [9]
Arana soñaba con un texto definitivo, irreformable y todo suyo. Es lo que revelan sus expresiones marcadas aquí en cursiva, con ese órdago final: o todo, o nada. La Advertencia no fue lo primero escrito de toda esta obra prolija. Al contrario, fue lo último y el remate de ella, cuando el autor fue descubriendo y tuvo por cierto que su trabajo no le iba a servir de nada. De ahí el retraso en su publicación.
Nunca sería oficial un Padrenuestro escrito por Sabino Arana.
Pero, como digo, esa es vela para otra velada.
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[1] La Gaceta del Norte entró con pie firme, aunque tampoco hizo ascos a la promoción publicitaria, incluso chusca. Se dice que una vez, en el teatro Arriaga de Bilbao, a punto de empezar la función, una veintena de caballeros uniformados de levita, tocados con sombreros de copa alta y llevando cada uno un ejemplar del periódico doblado en el sabaco se adelantan por el patio de butacas, a ocupar sus puestos reservados en una de las filas delanteras. Sin quitarse las chisteras toman asiento y empieza el espectáculo. Las filas de atrás, molestas con aquella batería formidable de cilindros que no dejaban ver, empiezan a sisear, y al no darse aquéllos por aludidos se arma el barullo. Entonces se encienden las luces –pues era broma preparada–, y la misteriosa comparse puesta en pie se vuelve al público para saludar con una reverencia. Al quitarse el sombrero, resultó que todos lucían calva a lo Ramón y Cajal, donde campeaba en unos una letra mayúscula negra, otros sin ella, a modo de espacio: que todo junto componía el nombre del nuevo diario, el mismo que ahora blandían en la otra mano los saludantes. Pero bien por error, o mejor adrede, dos de los caballeros estaban descolocados, de modo que el público pudo leer, entre ovaciones y risas: «LA GATA DEL NORCETE».
[2] Enrique Gil Robles, Tratado de Derecho Político, según los principios de la filosofía y el derecho cristiano. Madrid, 1901, vol. 2, pág. 639. Cit. por Cristóbal Robles, José María de Urquijo e Ybarra. Opinión, Religión y Poder. Madrid, CSIC, 1997, pág. 82.
[3] La primera relación del evento se hizo en dos libros, a cuál más interesante:
Peregrinación Bascongada a Tierra Santa y Roma (1º de Abril a 10 de mayo) organizada por el Patronato de Obreros de San Vicente de Paul de Bilbao. Bilbao, 2002; 2 tomos en un volumen. Tomo 1, La Editorial Vizcaína. Bilbao, 1902, 475 págs. Tomo 2, Soc. Bilbaína de Artes Gráficas, 345 págs. y mapas.
Crónica de la Peregrinación Vascongada a Tierra Santa, Egipto y Roma en 1902, por Dos Peregrinos. Bilbao, La Editorial Vizcaína, 1903. En formato más grande, incluía relación nominal de los peregrinos.
[4] No confundir aquel primer Alfonso XIII (1888-1915) con otro sucesor homónimo, el construido en Sestao (1923), que en 1931 con la República se rebautizó Habana, y a muchos niños nos sacó del país como refugiados de la Guerra Civil en 1937.
[5] A diferencia del radical Euskeldun Batzokija, cerrado por orden gubernativa y disuelto voluntariamente, el Centro Vasco bilbaíno, sin renunciar al nacionalismo no separatista, se constituye en sociedad cultural y recreativa católica, y bajo dirección de Emiliano de Arriaga pronto tomó auge hasta competir con la liberal Sociedad El Sitio. Cerrado el Centro el año siguiente, en aplicación de decreto gubernativo (Septiembre, 1889), se reinaugura en 1902, con José María Gorostiza de presidente. Precisamente el 2 de mayo de este año sufrió un asalto bochornoso de parte de los de El Sitio, que en su procesión cívica anual a Mallona creyeron ver a su paso una provocación en la bandera vizcaitarra sabiniana a media asta en el balcón del Centro, por defunción de un socio. Repetía así la misma sociedad su comportamiento incívico de cuatro años atrás (24-04-1898), cuando al inicio de la guerra con Estados Unidos sus manifestantes apedraron la casa de los Arana-Goiri en Abando,
[6] En septiembre de 1898, gracias al apoyo de Sota, Sabino Arana sale diputado de Vizcaya por Bilbao. Su presencia en el flamante edificio de la Gran Vía, recién estrenado, convierte las sesiones de la Diputación en espectáculos de reír o de llorar. Los graves problemas sociales, la miseria proletarias, la salubridad, la economía, el progreso material, a nuestro hombre le traían sin cuidado, atento sólo a criticar minucias, como la compra de una corona fúnebre en homenaje a Castelar, o una recepción a la Infanta Doña Eulalia, organizada y pagada de su bolsillo por el Diputado general, con propuestas sin otro voto a favor que el suyo propio. También los concejales nacionalistas en el Ayuntamiento se señalaron por su obstruccionismo.
[7] En España, por ejemplo, el Catecismo cantable de san Juan de Ávila (Valencia, 1554), seguido por los jesuíticos de Gaspar Astete (1599) y Jerónimo de Ripalda (1618), siempre sin carácter oficial.
[8] Publicado en su revista Euzkadi , 1/4 (Diciembre, 1901), aparecida con retraso como muestra la dedicatoria al Centro Vasco, con fecha de 2 de Febrero 1902, y no difundida hasta marzo siguiente. Uso el texto en Obras completas de Sabino Arana, págs. 1881-1969, en el tomo III.
[9] Las expresiones tajantes de Arana se explican, porque en principio se habló de un texto grabado en placa de bronce. Las muestras del claustro del Pater Noster son todas de azulejo, y las hay cambiadas a tenor de las reformas litúrgicas.
(Concluirá)
El grumete, curioso:
ResponderEliminarMaestro, siempre sorprendente. Incluso cuando se re-recorren campos architrillados.
Pero me corroe una sin duda transcendente incognita: ¿Que fue de la bellota? Iluminenos, maestro. No nos deje en la ignorancia en un asunto tan transcendente.
Por cierto: el Egutegi, para los curiosos, esta en http://www.memoriadigitalvasca.es/handle/10357/6072
«¿Qué fue de la bellota?»
EliminarMe lo temía. Pregunta saducea. Si digo que lo sé, miento. Si digo lo contrario, desmiento y defraudo a D. Envite (abajo), que me declara omnisciente.
Bien venido su enlace al Calendario Vizcaitarra. Y si no es abusar, ¿sabe de algún enlace (pero que sea de confianza) a alguno de los libros citados sobre la Peregrinación? Posiblemente allí esté la respuesta a su duda. (Yo tenía la Crónica (1903), pero la perdí en un formateo.)
El Grumete se aplica:
EliminarA la caza de la bellota, me entretengo con su busqueda, que ya es la mía. No he encontrado fuentes "potables" (contenido dudoso por no analizado y posibilidad de contener faunas diversas) para el libro completo. Pero he dado con una biblioteca de las que cuentan los clicks (un click, un usuario) y nos muestran los libros página a pagina, lo cual los hace inviables para descargar y reconstrucción por el tiempo que se pierde. Sin embargo esta nos permite al menos un atajo considerable. Podemos seleccionar vista múltiple, de 20 en 20 páginas, seleccionar las 20 ("todas", y al descargar nos ofrece generar un PDF con las 20. Bueno, pues en veintitantas operaciones tendremos el libro en veintitantos trozos. Luego se empalman los PDF y a correr. Y si queremos copiar texto o imágenes y el libro no se deja ("protejido", je, je) herramientas hay para convencerle.
El enlace es:
http://w390w.gipuzkoa.net/WAS/CORP/DBKVisorBibliotecaWEB/visor.do?ver&amicus=125243
Esper tenerlo completito y calentito en mi disco duro en un par de horas como máximo, asi que si se siente perezoso ya nos veremos y se lo paso.
Y de propina: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2004418.pdf sobre el "Padrenuestro vasco" de Jerusalen.
Queda el Grumete a su disposición.
Grumete: mmmmm
EliminarPor si no esta claro y alguien piensa mal, lo de "protejido" (sic) viene del "je, je", ya que si no estaría "protegido" de verdad, lo cual es poco frecuente.
Cumplida la labor, el Grumete se va a la cofa a seguir oteando horizontes nuevos:
EliminarEl libro solicitado esta ya listo , completo, remontado y a su disposición. Esta en formato PDF-imagen, pero he hecho la prueba y Word 2016 lo pasa a texto muy razonablemente. Pesa, y mucho: 260 MB. Si lo necesita rápidamente, mandeme sus instrucciones con una gaviota mensajera.
Magnífico Grumete/Piloto. Lo ha hecho, y aunque no me sorprende nada en usted, se lo agradezco igual.
EliminarQuiero añadir, que nadie malicie que estas artes y uso de la Red es por gorronear gratis de los bienes ajenos, porque no hay tal cosa. Con todo respeto a la propiedad intelectual, es de agradecer que nadie estorbe el acceso a lo que ya es bien de uso público.
El grumete, otra vez, pero muy satisfecho.
EliminarAyer viernes me fu a ver si pescaba “algo” en el Desembalaje de Torrelavega. Y hete aquí que (calcúlense las probabilidades del hecho) a los diez minutos, no más, de entrar, era el satisfecho propietario de un ejemplar en perfecto estado, incluso el colorido y el gofrado de la cubierta, de un ejemplar de la “Crónica de la peregrinación Vascongada en 1902·, editado en 1903.
He pasado media noche rumiándolo. La bellota, donde está la bellota, la bellota donde está. No hay bellota: fue un retoño pequeñito entregado a la peregrinación por el Centro Vasco al partir el tren de la estación del norte hacia Barcelona. Y no se le menciona de nuevo hasta las páginas 198-199, visita al convento franciscano de San Juan de la Montaña, en Ain-Karim, próximo a Jerusalén, lugar recomendado por los propios franciscanos. ¿Qué fue de él? Ya no aparece más en el libro.
En cuanto a si un libro - dos tomos, o dos libros, éste fue publicado en 1903, a finales del año, año y medio después de realizada la peregrinación, y es la relación comentada -crónica- del discurrir de la misma. Pero en el prólogo se indica la existencia de otro, previo al parecer (sería el publicado en 1902), titulado “Guía e itinerario, redactados exclusivamente para la Peregrinación Vascongada a Tierra Santa”, conteniendo “lo histórico, geográfico, y arqueológico” del tema. Así que, dado que los participantes listados eran 229 personas, no tendría una tirada muy superior, de ahí la dificultad en localizarlo.
Una curiosidad: se “tundieron” a rosarios. Del 31 de Marzo a 12 de Mayo, duración de la peregrinación, se menciona específicamente el rezo de 65 rosarios, más los no declarados, claro.
El libro es recomendable como retablo de una época, unas costumbres y unas relaciones sociales que nos son muy próximas, pero no dejan por ello de ser sorprendentes.
Tengo entendido que fueron dos los libros-reseña (los registrados en la nota [3]), sobre aquella peregrinación de tan mal recuerdo para Sabino Arana, que como veremos en el desenlace, volcó sobre ella toda su bilis. Pero, de los dos, creo que ese del Desembalaje es el más interesante, como crónica de sociedad.
EliminarBuen golpe de Fortuna – esa dama que se hace la distraída, pero realmente ayuda al que sabe mirar y ver. Enhorabuena.
En cuanto a la bellota o retoño, su destino no debe sorprender y hasta era previsible. Mil gracias por toda la información.
Divertidísimo comentario, Querido Profesor.
ResponderEliminarTengo que volver a leerlo de nuevo, porque he creído entender que ahora, las monjitas carmelitas de Jerusalem custodian placas con 150 versiones en distintas lenguas, del Padrenuestro, pero ¿ hay entre ellas versiones en los distintos vascuences ?
Desde luego, cada vez estoy más convencida de que Juan XXIII y su concilio fueron un desastre para los católicos. ¡ Con lo bonitos que son el Gregoriano, y el Padre Nuestro, y La Salve , y las letanías en latín ! ¡ Y esa sensación de estar en casa en cualquier iglesia católica del mundo !
Aunque en los centros regionales cantasen versiones locales, pero no en las iglesias.
Claro que yo ya estoy fuera, que soy de las del "non serviam", y no me debería importar.
Mi Viejecita, no se ponga usted en ‘órsay’. El Padrenuestro es un monumento universal capaz de interesar a toda persona, creyente o no.
EliminarInteresantísima entrada. Como todas y cada una en este maravilloso blog.
ResponderEliminarDon Bellosticalle, es usted fantástico.
Muchas gracias.
Saludos.
Qué divertido, querido Profesor!
ResponderEliminarNo deja usted de sorprenderme. Lo sabe todo!
Gracias por compartir tantas cosas
¡Por el amor de Dios!, D. Envite, no delate así en público mi devoción a Google.
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