miércoles, 4 de noviembre de 2009

Con iglesia hemos dado, Consejera.





No sé si doña Isabel Celaá estará contrariada; lo que supongo no estará es sorprendida por el chaparrón de intolerancia nacionalista. Anuncia un plan, y todo son reproches, ni una palabra buena, ni un aplauso. ¿Qué esperaba? La prensa acierta al hablar de 'reforma' y 'contrarreforma' educativa. Porque ya no se trata de mera política, sino de religión. Me explico.

La palabra 'reforma', en sí y por sí sola, es aséptica. En especial, es religiosamente aséptica. Todo lo contrario del término 'contrarreforma'. Éste se creó ex profeso (en el siglo XVIII, creo recordar) para significar un movimiento religioso católico frentista anti protestante. La Contrarreforma, con mayúscula. Gracias a ella, todo el maremágnum de movimientos y grupos reformadores, dispares e incompatibles entre sí, se funden como por milagro en un ente de razón: la Reforma, también con mayúscula.

De ese modo, la pareja de términos 'reforma-contrarreforma' nos mete en un coto religioso, donde el identitario se sacraliza. Reparto de papeles aquí: Contrarreforma Vasca, frente a Reforma Españolista. El Bien (nosotros), contra el Mal (los otros).

El aberzalismo –el patriotismo vasco– no es una opción política como las demás, es una fe en una iglesia. La cual, además, es la Iglesia 'Verdadera', con sus notas o señas de identidad: una, santa, católica y apostólica. Traducido a romance vulgar: única, sagrada, totalitaria y la de siempre. Frente a ella, «las puertas del Infierno-España no prevalecerán».

1. Iglesia única. El baile de siglas partidarias no debe confundir. Son estrategias para la toma del poder. También la Iglesia católica ha tenido sus huestes frailunas, a la greña entre sí, pero todas a una contra el enemigo. La Contrarreforma tuvo como abanderados a los jesuitas, orden religiosa fundada por un vasco. Análogo papel asumió en la iglesia nacionalista el partido jeltzale, los 'nacionalistas' por antonomasia, hasta que otros grupos han venido a disputarles la primacía, lo mismo que le ha pasado a la Compañía de Jesús. Hasta los sindicatos son aquí cuasi religiosos. Más que la promoción social y laboral del trabajador les preocupa su nivel de euscaldunización o su compromiso con la patria vasca. Son como cofradías, y su celo recuerda mucho el de los familiares del Santo Oficio.

En suma, el Pueblo Vasco, Euscalerría, es el 'cuerpo místico' formado por todos y solos los elegidos aberzales. Fuera de ese Pueblo no hay salvación. Iglesia una y trina al mismo tiempo. La iglesia militante intercede por la iglesia purgante (presoak etxera, presoak kalera) y honra a la triunfante de los mártires gudaris en sus imágenes y onomásticos.

2. Iglesia santa. Las esencias sagradas no se tocan. La estrategia aconseja a veces hablar de 'sociedad vasca'. Nadie se llame a engaño, no hay tal sociedad, sólo el Pueblo. Una sociedad digna de ese nombre expresa su voluntad libremente en las urnas, en el marco de una Constitución. Aquí no se reconoce más constitución que nuestra gana soberana. Lo que demuestra que el lexema 'sociedad vasca', en boca de aberzales, es un oximorón y una contradicción en los términos. El verdadero Pueblo Vasco no puede elegir su propio destino, porque esa Constitución española, que él nunca asumió, se lo prohíbe.

Todo lo relativo al identitario vasco se aureola de sacralidad, por muy de laico que lo vista la estrategia. Se puede execrar y hasta ridiculizar al 'otro' en sus símbolos y expresiones identitarias reales o supuestas. Lo 'nuestro' es otra cosa. Es lo que tiene ser Iglesia y estar en la Verdad.

3. Iglesia católica. 'Totalitarismo', 'integrismo'… son palabras que suenan mal, y sólo por eso se evitan, aunque su contenido es moneda corriente. Aquí no se toca nada. «Ni una jota, ni una tilde»: he ahí la clave del integrismo sacro.

¡Pobre Isabel! ¿Con que vascuence y castellano, igual de importantes? ¿Con que 'Historia de España', 'Constitución Española', en la escuela? ¿'Violencia terrorista', sin explicar su porqué, sin contrapesarla con la otra 'violencia institucional'? Y para colmo, Euskal Herria en entredicho, fuera del mapa, sin mugas, y hasta sin mapa del tiempo. «Ha blasfemado. Todos vosotros habéis oído la blasfemia»…; y aquí corto la cita bíblica por lo sano, para 'no dar ideas', como suele decirse.

4. Iglesia apostólica. Desde muy pronto la Iglesia cristiana (si se permite el galicismo) se reclamó de una tradición ininterrumpida hasta las raíces. No importa si los hechos confirman o desmienten esa continuidad, porque se trata de un postulado, una 'nota'. Algo semejante se da en la iglesia aberzale.

En tiempos de Sabino Arana, 'apostólico' era sinónimo de tradicionalista, con esa nube de incienso y vaguedad que envuelve el contenido y sustancia de la famosa 'Tradición'. El fundador de la iglesia aberzale pudo ser un disidente de otra iglesia anterior, el Carlismo tradicionalista y foralista, pero los mitos esenciales se guardaron. Pasó aquí como con el cristianismo, que debutó como secta judía para acabar adoptando toda la Biblia antigua. También Arana recibe una herencia mítica, que él reinterpreta y completa con un 'nuevo testamento'. La santa Tradición, esa savia vital ajena a la memoria, inmune al tiempo, sigue nutriendo los tejidos del árbol milenario que el fundador acaba de plantar.

Con esa iglesia ha topado usted, doña Isabel. Con que no se extrañe, todos a una contra usted y su reforma. Desde los portavoces de los partidos nacionalistas, hasta la turba de patriotas que cuelgan sus comentarios al pie de la noticia. Éstos últimos interesan por el valor testimonial que puedan ofrecer, con sus exabruptos y sus dislates ingenuos y sinceros.

De las voces oficiales partidistas, señora Consejera, no espere cosa buena. Con todo, las más hipócritas son las que repudian su reforma educativa so pretexto de que, al presentarla en público, usted ha pronunciado una expresión muy fea. Sí, señora. Usted ha hablado de «adoctrinamiento nacionalista». Y eso aquí no se dice ni con los niños acostados. Adoctrinamiento sólo hay uno, el españolista, o sea el de ustedes los socialistas y sobre todo el de los populares.

Es cierto que su antecesor Tontxu Campos se comportó como talibán y sectario, hasta para el baremo del nacionalismo 'moderado'.  Por otra parte, ya se ha visto en las urnas a cuánta 'sociedad vasca' representaban él y su colega de partido en el gobierno, Joseba Azkarraga: cuatro gatos. Sí, pero felinos con pedigrí, miembros todos de la verdadera iglesia, en la comunión de los santos (currículo vasco), el perdón de los pecados (de la violencia aberzale) y la vida perdurable, amén.

¡Adoctrinamiento nacionalista, habrase visto! Por eso la prensa desempolva para usted las fotos de un ya amarillento 11 de mayo. Haga memoria, doña Isabel. En el traspaso de poderes, usted dejó caer no sé qué expresiones de cortesía, reconociendo la labor de Campos. O su buena intención, da lo mismo. Eso no se hace. El mismo error de bisoñez ha repetido el caballero lendacari López, admitiendo que Ibarretxe no lo hizo todo  mal. ¿En qué nube flotan ustedes? Aquí las cortesías pasan factura, y hasta de la última palabra dicha por cumplido se les pedirá cuenta.

He dejado para postre, señora mía, la más grave de sus transgresiones. ¿Necesito decirla? No se nos haga la ingenua, que todos sabemos el futuro que le espera al vascuence, con su reformita de marras. «En menos que canta un gallo se puede ir al traste todo lo logrado hasta ahora.»

¡Imposible! ¿O sea que en las contadas fechan que nos quedan de sufrir gobierno socialista, toda la generación joven va a olvidar de repente la lengua propia? ¿Un buen día nos despertaremos para ver que todos los carteles bilingües del País se habrán vuelto castellanos puros, borrándose por ensalmo el vascuence? ¿Volverá la ortografía española a las aulas, hinundando de paso los documentos oficiales? ¿Dejará de oírse en nuestras calles y plazas, o en la intimidad hogareña, la jerigonza aljamiada vasco-castellana?

Cuesta imaginar escenario más lúgubre. En el taller, en la oficina, los trabajadores comunicándose en lengua española. En tiendas y mercados se compra y se vende, se anuncia y regatea, pero ya no en el batúa escandido. Hemos gastado una fortuna, pero por lo visto en alfileres y en hilo de hilvanar. Hemos hecho un esfuerzo titánico para levantar un castillo de naipes. Lo teníamos todo medio normalizado, y aparece usted, doña Isabel, con su proyecto desnormalizador.

Consejera, usted sabe que su decreto no va por ahí. Más aún, hay quienes piensan que es un decreto tímido, inocuo. «Concesión al PP, para que les mantengan a ustedes en Ajuria Enea» (Belén Greaves, PNV). El decreto que realmente daría miedo a los patriotas es otro que, con ustedes socialistas, a Dios gracias no se producirá. Un decreto que iguale no sólo lenguas, sino personas. Donde nadie pueda ser discriminado por razón de su idioma materno, cualquiera de los dos oficiales. Mercado de trabajo abierto a todos, eso sí que sería un salto a la modernidad.

Y eso no sería todo. Sin la barrera laboral que se ha hecho del vascuence, se vería la demanda real de modelos lingüísticos escolares. Y sin imposición lingüística, yo no digo que se acabaría el adoctrinamiento españolista –esa gente ya sabemos cómo es–; pero sospecho que el otro…, vamos, eso que no es adoctrinamiento, sino catequesis para la construcción nacional, o como se diga, jugaría con menos ventaja. A lo mejor entonces el porcentaje de escolares vascos con ideas claras sobre terrorismo iba a más, mientras el fruto del nogal pierde puntos y deja de cotizar en bolsa.
Desde la insignificancia de esta página, mis mejores deseos para la señora Consejera.

5 comentarios:

  1. Se comunica al distinguido remero Don Belosti la convocatoria de una cena de confraternidad marinera el último sábado del corriente mes de noviembre.

    Se ruega confirmación de asistencia enviando un mail a nuestro Patrón Don Santiago.

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  2. Gracias, don Uno. Tomo nota y hago votos por que la agenda nos sea a entrambos propicia.

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  3. Muy bueno el texto y cargado de razón y razones. Solo una aportación la Contrareforma es del siglo XVI ( nace con el Concilio de Trento: 1545) de modo que deberias modificar ese gazapo.
    Abrazos

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  4. Mil gracias, Anónimo, pero no veo el gazapo que usted señala.
    Relea por favor mi texto, donde lo que sitúo en el siglo XVIII no es la Contrarreforma (tridentina, como usted bien dice), sino «el término 'contrarreforma'».
    Y esto es así. La palabra contrarreforma traduce el alemán Gegenreformation, voz atribuida como puede usted ver a Johann S. Pütter (1725-1807), concretamente en 1776.
    Por otra parte, no habría sido muy lógico que los católicos hablasen de 'contra-reforma', una expresión más bien protestante.
    Con todo, mi estimado amigo, no se desanime y visíteme cuando pueda; que aunque soy gran cazador de mis propios gazapos, siempre se me escapan algunos vivos.

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  5. Mmmmmm.... que se dé una vuelta por algunos institutos de Guipúzcoa en los que se les pasan unas encuestas a los alumnos para que escriban el nombre del compañerito de clase con el que hablan SIEMPRE en castellano y el nombre del compañerito con el que hablan SIEMPRE en euskara. Se supone que el anonimato del denunciante queda salvaguardado bajo un número clave... Así mismo, a los profesores, se les pasa la misma: deben decir con qué otro profesor hablan SIEMPRE en una lengua o en la otra. Lo llaman "hacer un Mintzagrama". Ya. Y dicen que está dentro de una cosa, llamada "Normalkuntza" que sale del propio Departamento de Educación. Ya. Lo pasan cada cierto tiempo. Dicen que es para tomar las medidas correctoras oportunas. Ya. Por la cosa de la normalización lingüística. Celaá...¿de veras no lo sabías?...¿Dónde tienes a la Inspección, Celaá? ¡Ah!!!!... Que son los que puso la anterior Conserjería y están opositando para asentarse definitivamente como Alliens en las plazas que ocupan...¡¡¡¡¡AAAAhhhh!!!! Ya.

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