viernes, 19 de febrero de 2016

Plagio



Cuando yo hablaba de abrir este blog, uno de los reparos que más escuché fue este:
«Escribirás de balde para pocos; total, para que muchos te plagien».  
Hasta mi señora me salió con esas. Y mira que en tantos años de convivencia, con varios miles de folios entintados, tantos cursos, artículos, conferencias y hasta libros publicados, todo sine proventu sensible (no cuento lo escrito por contrato profesional, obviamente), jamás le oí ese reproche, que yo mismo le habría devuelto en su cara, generosa como ella es de su tiempo y su escritura.
Además, ¿a quién se le puede ocurrir plagiar de un blog? No hablo de oído, verán. El periódico nacionalista Deia mantuvo un ‘foro’ –así lo llamaban, aunque por el lenguaje y broncas tenía más de garito; 'Mentiras sobre los vascos' era el título. Allí, por ejemplo, alguien de marchamo ‘vasco’ le espetaba al adversario ‘no vasco’ (13 Sep 2011):
«Serás ignorante, Santiago Gonzalez y Jon Juaristi dices, solo te falta Savater, VAYA TRES. A Txikito de la Calzada (CARLOS DAVILA), también le puedes traer, o a Cesar Vidal para que nos cuente sus “mentiras sobre los vascos”...»
Según eso, el listón estaba más bien alto en semejante ateneo. Imagínese la acogida que tuvo allí mismo la ocurrencia de alguien que citó como autoridad a ‘Belosticalle’.
Esto era sobre un incidente herrico-tabernario que tuvo lugar por estas fechas hace seis años en Lazcano. Mejor dicho, sobre algo incidental respecto al propio incidente. Hermann Tertsch se había referido a «ese pueblo que algunos llaman ahora Lazkao, vaya usted a saber por qué». ¿Por qué? Mi comentario fue que por la real gana de la Real Academia de la Lengua Vasca. Un cambio arbitrario entre cientos de topónimos, comparable a la embestida contra Bilbao en favor de Bilbo. Esta opinión mía fue, como digo, a parar al mentidero de Deia.
Uno de los habituales en “Mentiras…”, un tal Danny Boy, emplaza al atrevido (12 Jul 2013):
«Te voy a dar la oportunidad para que rectifiques sobre el articulillo sobre ‘Bilbo’ o ‘Lazkao’. Y mira que te estoy dando la oportunidad, ¿eh? Antes de que te traiga aquí realmente lo que pasa, con explicaciones sencillas de todo tipo y por catedráticos y expertos filólogos. Te daré hasta mañana para que lo rectifiques… Porque me caes bien, y lo digo en serio, te ofrezco esta oportunidad»   
El cuitado Novoculae (así se firmaba mi campeón) responde puntual:
«Sin necesidad de caerte bien, sólo desde el respeto, te diré lo mismo que sobre los nombres de los vascos, en este caso: http://belosticalle.blogspot.com.es/2009_02_01_archive.html. Yo no se euskera, me guío por los que saben.»  
Réplica del patriota (13 Jul 2013 00:57 ):
«¿¿¿¿¿UN BLOG????? Madre mía, y yo andando con libros académicos y universitarios, con informes de filólogos de prestigio vascos y de índole internacional… No me baso en “blogs” de personas de muy dudoso prestigio académico.»
Novoculae: «Aporta datos o calla.» Respuesta de un Danny muy crecido (a las 01:13):
«Yo todavía estoy esperando a que me digas quién se ESCONDE tras el seudónimo de “Belosticalle” y qué clase de preparación académica tiene. Aunque si ya empezamos a “admirar” a gente tan tenebrosa e infame como Hermann Tertsch
Yo no puedo discutir aportando nombres de catedráticos, filólogos o lingüistas, si luego un tipo con un seudónimo y fans [sic] de ultraderechistas venidos a menos… [...]  Primero, mostremos las cartas. Yo tengo una buena lista de filólogos y lingüistas. Tú un ‘blog’ con un seudónimo y muchas cosas que tratan de decir algo pero que al final no dicen nada.
Yo te puedo explicar, con todo lujo de detalles por qué Lazkao es Lazkao y por qué Bilbo es Bilbo y con nombres y apellidos. Yo espero que tú tengas la cortesía de mostrar también tus referencias, no un anónimo que suelta PARIDAS. Si, si. Has leído correctamente. PA RI DAS.»  
Alargar la cita sería masoquismo.  Cierro, pues, agradeciendo al Sr. Novoculae su buena opinión sobre mí, y felicitándole por su réplica contundente al yoísta (14 Jul 2013):
«Lo diga Ulíses o lo diga el porquero, el mensaje es lo que es. Deja de dar vueltas y aporta tus académicos, catedráticos, filólogos o lingüistas. Por usar un seudónimo no deberías decir que dice paridas, tú mismo usas uno
Suficiente para calmar cualquier inquietud sobre el destino de lo que se confía a un blog, y sobre el improbable peligro de que te lo plagien; máxime si vas con embozo. 
La moraleja, sin embargo, es otra: que los blogs en general no se toman en serio. Y no me refiero a gente del bronce como el Danny. También en la vida normal el bloguero –sobre todo el bloguero generalista– suele ser visto como diletante y un poco intruso.
Recuerdo, no sin cierto asombro, el elogio que dedicó al periodista Santiago González un colega –Antonio J. Chinchetru–, por haber citado este blog como fuente de información precisamente sobre un plagio: el cometido por el juez Luis de Castro en su Auto de libertad condicional en favor del preso de ETA Jesús Mª E. Bolinaga (30 de agosto 2012) [1].
Si del mundo del periodismo y la noticia efímera pasamos a la más serena esfera científica, ¿qué entrada puede tener en ella  lo publicado en un blog? Hablando de esta feria por lo que me toca, ha sido un honor para este blog verlo citado en una publicación académica, a propósito de las pinturas murales de la iglesia de Alaiza (Álava):
« En cuanto a especulación sobre que las pinturas de Alaiza dibujan la Batalla de Nájera (1367), véase http://belosticalle.blogspot.com.es/2012/11/alaiza-paredes-que-hablan.html; http://belosticalle.blogspot.com.es/2011/04/teatro-de-sombras-en-alaiza-1.html» [2].
Con todo, nótese el matiz condescendiente:
«No descubiertas hasta 1982, hasta ahora las pinturas han inspirado poca investigación científica Esto no ha retraído a sitios amateur de internet para identificarlas como obras del siglo XIV» [3].
¿Por que decimos  ‘plagio’?
Partamos de la noción intuitiva: plagio es la suplantación de autoría de un producto de la industria ajena, presentado como creación propia. El objeto de plagio puede ser cualquier producto de invención intelectual: una obra utilitaria, científica o artística, un procedimiento o industria conducente a un fin, un descubrimiento o hallazgo, aunque sea fortuito, pero relacionado con un tema de investigación… La esencia del plagio, lo que lo diferencia de la copia o imitación, es la pretensión maliciosa de autoría. Una combinación especial de hurto y falsedad.
Visto así, el plagio es una mala conducta de ámbito y contornos difusos, y cuya malicia va ligada al concepto de propiedad intelectual. Concepto que no ha existido siempre ni ha sido igual en todas las culturas. Aunque cierta sanción moral del plagio es relativamente antigua, su sanción jurídica es moderna, casi contemporánea. Lo mismo que ciertas culturas han ignorado la noción de hurto –en Esparta se dice que hasta tuvo cierta protección legal–, la antigüedad ignoró el plagio, aun cuando las mitologías registraran la memoria de los inventores de las artes e industrias, como vemos en la Biblia (Génesis, 10-11). Todavía en los siglos XVIII-XIX el espionaje y piratería industrial fue práctica admitida, promovida incluso por Sociedades y Academias científicas y financiada por los Estados, como el corso o piratería marítima.
El plagio, como la corrupción, son vicios sociales camaleónicos, que quizá por esto, a falta de nombre propio, reciben uno metafórico. Corrupción remite a los procesos de putrefacción de la materia orgánica. Con-rumpere en latín es ‘romper del todo, desintegrar’, y de la acepción sexual (malear a la mujer, al muchacho etc.) pasó a todas las formas de soborno.
Plagium, en latín jurídico, era el secuestro o rapto de esclavos o de personas libres para esclavizarlas. El plagio propiamente dicho venía a ser lo que entendemos por tráfico ilegal de esclavos, y un tratante en carne humana fuera de la ley era un plagiario. ¿Qué tiene que ver con nuestra definición de plagio? Lo dicho: una metáfora, cuyo inventor, o al menos el primer usuario conocido fue el poeta satírico aragonés Marcial, luego lo vemos [4].
Estos días he estado hojeando en Internet algunos libros viejos sobre la materia. El más antiguo recoge una disertación académica en latín, a nombre de Jacobo Thomasius, bajo el título De Plagio litterario, mantenida en la Universidad de Leipzig en 1673. Así se suele citar, no sé si bien, pues aunque lleva incluso retrato de Thomasius, el ilustre erudito sólo presidía el acto, defendido por un oscuro Juan M. Reinel. Este librito es todo un clásico fundacional sobre el tema, anterior en un cuarto de siglo al Diccionario Histórico y Crítico de Pierre Bayle (1697), donde tanto plagio y plagiarios tienen amplia cabida [5].
Al trazar la historia de la materia, cita a varios autores antiguos, hasta media docena. De los modernos, abre la lista el inglés Ricardo de Bury con su Philobiblion (h. 1340), seguido de eruditos barrocos. El que me llama más la atención es el jesuita francés Teófilo Raynaud. Raynaud es citado por sus Erotemas (o Cuestiones) sobre libros buenos y malos (1653), obra curiosa, que aunque va orientada al expurgo e Índice inquisitorial, inaugura un género muy cuidado en la Compañía: los catálogos y guías de lecturas buenas y malas. Recordemos al padre Garmendia de Otaola, de la Universidad de Deusto, y su copioso mamotreto –el ‘Garmendia’, o sea, Lecturas buenas y malas– que tanto nos ayudó en su día a elegir autores (de los ‘malos’, por supuesto), antes de recurrir directamente al Index de los prohibidos [6].
El ensayo de Thomasius-Reinel (o vicecersa), entre mucha moralina, consta de tres partes:
1. Teórica. Serie de XV «teoremas ciertos»  sobre la naturaleza, clases, efectos del plagio literario, y a propósito, sobre el origen de ese nombre (teorema V).
2. Histórica. Catálogo de autores que con razón o sin ella han sido notados de plagiarios o sospechosos. («Leídos directamente, todos y cada uno», para total garantía).
3. Práctica. Reglas para disuadir del plagio y orientar a los que son o se sienten víctimas del mismo. (Antes, como ahora y siempre, las presas más fáciles del plagiario han sido y son los autores menos conocidos).
Marcial y el plagio literario
En la Teórica, el teorema V reconoce al poeta Marcial la primicia de una metáfora que trastrocó el sentido propio del término. Esta hazaña del de Bílbilis/Calatayud la consiguió sin proponérselo, con este epigrama-dedicatoria de una nueva hornada poética a su patrono y amigo Quintiano  (Epigramas, 1, 52):
Commendo tibi, Quintiane, nostros
(Nostros dicere si tamen libellos
Possum, quos recitat tuus Poëta),
Si de servitio gravi queruntur,
Adsertor venias satisque praestes,
Et cum se dominum vocabit ille,
Dicas esse meos, manuque missos,
Hoc si terque quaterque clamitaris,
Impones plagiario pudorem.

Te encomiendo, Quintiano, mis cuadernos
(si es que de veras puedo decir míos
los que por sí recita tu Poeta).
Si de esclavitud dura te dan queja,
sal tú por ellos y la razón dales;
y si él insiste en reclamarlos suyos,
di que son míos y manumitidos.
Con tres o cuatro gritos que le pegues,
sacarás los colores al plagiario.

En la clientela del amigo y patrono Quintiano figura un colega, el poeta de la casa, que se luce recitando como suyos los versos de Marcial. Es como un plagiario que esclaviza a criaturas ajenas y manumitidas o ‘liberadas’ –manu missas, enviadas de propia mano del autor, bonito juego de palabras–. Quintiano debe hacer de valedor, poniendo la cosa en claro, de modo que todos entiendan y el plagiario quede en ridículo.
El poetastro sin nombre –¡el primer plagiario del mundo, menudo chollo!– debe de ser Fidentino, satirizado también en otros epigramas (como el 1, 38):
Quem recitas, meus est, o Fidentine, libellus,
   Sed male cum recitas, incipit esse tuus.
Fidentino, el cuaderno que recitas es mío,
   pero al recitarlo mal, va siendo tuyo.
El escritor, el que es de verdad poeta (‘hacedor’), ama con pasión a sus hechuras. El propio Marcial, aquí mismo (1, 67) se presentará como virginis pater chartae; como quien dice, «padre del papel en blanco». Los desaprensivos sin talento, suplantadores de paternidad ajena, son plagiarios.
Tanta fuerza tuvo la metáfora, que el plagio quedará fijado para siempre. Pero no de golpe. Fue Lorenzo Valla el primero que, imitando precisamente a Marcial, en la segunda mitad del siglo XV divulga el término en su acepción de ‘plagio literario’ [7].
La adjetivación del término (‘literario’), como la vemos en el ensayo thomasiano, no hay que entenderla mal. Simplemente distingue esta figura nueva de plagio, que no es el ‘plagio jurídico’ del Derecho Romano. Nada más. No implica reconocimiento alguno de otras formas de plagio en artes y oficios o industrias. El término no tenía la extensión general que hoy tiene, y que en las lenguas de Europa entra tarde, ya en el siglo XIX.
En español, la Real Academia admite por vez primera en su Diccionario ‘plagiar’, ‘plagio’ y ‘plagiario’ en la edición de 1884, todavía dando prioridad a la acepción antigua romana respecto a la moderna, y reducida ésta  al plagio literario («escritos ajenos»), como acepción figurada [8]. Sólo desde 1925 se invierte ese orden, a la vez que se generaliza el concepto figurado de plagio («obras ajenas»): «tr. fig. Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias». Finalmente, en 2001 queda extinguida la figura o metáfora. Plagio ya no es catacresis, pero sólo a partir de este siglo de gracia, viva la Academia.
Hoy nadie recuerda que ese plagio nuestro tan familiar nació como metáfora de un poeta celtibero. Muchos ni lo saben. Y cuando oímos hablar de una antigua  ‘Ley plagiaria’ en el Derecho Romano –la Ley Fabia (¿183 a. JC?)– nos sorprendemos; hasta que una nota explicativa, o el mismo Diccionario, nos revela que los plagiarios originales (si vale la paradoja, casi un oxímoron) fueron delincuentes de otra ralea  [9].
Erudición recreativa
Las noticias sobre plagios y plagiarios, verdaderos o putativos, son inagotables. Aburridas mayormente, pero también curiosas y hasta divertidas algunas. El plagio da también argumento a historias de ficción. Mis vejestorios apuran mucho la diferencia entre plagio e imitación, género de tanta prosapia literaria, y entre imitación y traducción o paráfrasis, ‘emulación’ (Quintiliano), ‘compilación’ (= plagio en Marcial, 2, 94, aplicado a otro rival, un judío),  etc.
Natural. Toda la inmensa literatura neolatina, en su aspecto artístico, se basa en la imitación de lo clásico. Pero una imitación tan aplicada, que por toda ella rezuma el plagio. ¿Y por qué no? Los romanos imitaban/plagiaban a mansalva a sus clásicos griegos, y así lo recomendaba Horacio en su Arte Poética a los hermanos Pisones:
               … Pues vosotros, los modelos griegos
repasadlos, con mano nocturna y diurna
Lo de los artistas respecto a sus modelos era más que compenetración, canibalismo. Eso implica la que me atrevo a llamar ‘paradoja de Petrarca’: «Nada de lo que digo es mio, pero tampoco es ajeno» [10].
Esa era la ley de la selva literaria (y no literaria) en el Renacimiento. Ley no escrita pero admitida, y hasta de vez en cuando recomendada, como hizo Vida en su Arte Poética (1527), actualizando a Horacio. Pero saludemos primero al autor.
Marco Jerónimo Vida (1470-1566), de Cremona, fue desde monaguillo directamente a la clericatura, como canónigo de San Juan de Letrán. Su facilidad poética fue proverbial, pues hablaba en verso como los demás en prosa, ensartando pies y sesquipiés, hemistiquios y versos enteros de poetas latinos, que se sabía de memoria. Pero sobre todo canibalizó a Virgilio, de modo que su Poética es mucho más virgiliana que horaciana de forma, aunque la preceptiva es de Quintiliano, el maestro de Calahorra. «Virgiliano de religión», sentenció Luis Vives [11].
A ese mérito debió Vida la mitra de Alba Pompeya (Alba, en Piamonte), que disfrutó hasta su muerte a los 96 años. De prócer estatura y rostro cincelado, los ojos grandes, las cejas pobladas, como la barba. Gran actor, Don Marco. Sus poses teatrales inspiraban veneración, respeto y hasta miedo, si se lo proponía, con sólo evocar en su imaginación a los héroes de la epopeya clásica.
Hombre de la contra-reforma católica, tranquilo, pero también capaz de acción. En la guerra por Milán entre Carlos V y Francisco I, una noche los franceses caen sobre Alba, y a punto estaban de tomarla, mientras los imperiales de Carlos roncaban a pierna suelta. Menos mal que , con el barullo, el señor obispo se cayó del Olimpo. Sin insignias episcopales, sobre el camisón de dormir improvisó una túnica y avío militar, y dando la alarma combatió casi en solitario, asustando al enemigo en aquella traza espectral, hasta ponerlo en fuga. Liberada la ciudad, él mismo se celebró en estrofas insertas en una oda sáfica dirigida al papa León X:
Me quoque heroas memorabit inter
maximos; noscent animae in periclis  
prodigum, expertemque metus futura
      saecula Vidam
Yo pasaré a la Historia entre los héroes
máximos; llamarán el temerario
que de miedo no supo, los futuros
  siglos a Vida
Aun hecha la concesión a la ironía, la modestia no era su fuerte. Lilio Giraldi –el humanista médico y matemático que pasa por inventor de nuestro Calendario Gregoriano–, hablando de poetas de su tiempo, tras reconocerle como virgiliano puro y nada griego, le remata con esta puntada: «Pero ya basta de Vida, no parezca que nosotros le alabamos más que él mismo».
Vida en su Poética también recomienda, cómo no, imitar a los clásicos. A los mejores, por supuesto, pero sin descuidar a los otros, que todo es bueno para el convento sabiendo aprovechar los despojos:
«No nos cortemos, si a veces hablamos por boca ajena. Eso sí, si planeas el hurto a poetas cultos, extrema el cuidado. Disimula, cambiando palabras delatoras, y alterando el orden engaña a los lectores. Que se vea una cara nueva, una nueva imagen…» [12]
Consejos de utilidad todavía hoy para alumnos copiones torpes, porque los listos nacen enseñados. Lo importante es que esta pedagogía no escandalizaba entonces a nadie. Vida dedicó su Poética a un niño de nueve años, el Delfín Francisco de Francia (1518-1536), que por entonces era huésped forzoso de Carlos, junto con su hermano menor y sucesor Enrique, como rehenes del Tratado de Madrid (1526).
Que no todo es plagio, también hay coincidencia
Con Google y otros auxilios se ha vuelto difícil plagiar sobre seguro. Por si fuese poco, hay programas especializados para el rastreo de ‘fuentes de inspiración’. Hay que saber usarlos, porque esas herramientas no son inteligentes. El plagio in extenso puede ser muy borroso, y a más brevedad, la coincidencia es más probable. La Historia de los inventos y hallazgos registra muchos dobles independientes.
El mismo Google demuestra cómo la coincidencia verbal es mucho más frecuente de lo que imaginamos. Frases cortas, por ejemplo. Casi todo lo que se nos ocurre está dicho, incluso por errata.
Hace años, en 2010, saltó el tema de la ‘circuncisión femenina’, la ablación del clítoris. No sé cómo se me ocurrió la broma, ablación/ablución, y busqué en la Red el invento: ‘ablución de clítoris’. Para mi asombro e hilaridad, allí estaba, ¡y por duplicado! El hallazgo dio que reír en el citado Blog de D. Santiago, y hasta salió en ‘Onda Cero’. Desde entonces suelo contrastar mis ocurrencias, sólo para ver que la mayoría no son inéditas, haciendo bueno a mi Charlatán: «Nada nuevo bajo el sol». Aforismo, por cierto, muy querido de los plagiarios.  (A todo esto, lo de ‘ablución de clítoris’ se sigue repitiendo con candor, sobre todo entre hispanoamericanos.)
‘Belosticalle’ como blog también sabe de alguna coincidencia que, sin ser fortuita, de ningún modo puede llamarse plagio. Cuando el baranda de Política Lingüística por el Gobierno Vasco, Patxi Baztarrika, insultó al buen sentido común con su artículo Más euskera es más libertad (El Correo, 30-06-2012), mi reflexión privada aquí fue ‘Euskera macht frei’ (02-07-2012), cuyo texto fue reproducido de inmediato por Fundación para la Libertad.
El despropósito del viceconsejero de la cosa de la lengua tuvo respuesta cumplida en el mismo periódico. Dos días después, José María Ruiz Soroa publicaba un artículo magistral, El aprendiz de Rousseau (04-07-2012), poniendo a Baztarrika en su sitio. Incidentalmente ironizaba: «cuanto más euskera sepamos, más libres seremos. ‘Euskera macht frei’».
Esta última expresión molestó a quien tanto la merecía. Y el caballero Ruiz Soroa no tuvo inconveniente en retirarla, sin apearse en lo sustancial. Cualquiera entiende, también Baztarrika, que el sarcasmo nazi, ‘Arbeit macht frei’, se le ocurre a cualquiera que lea su artículo, y la culpa de que eso se entienda en el mismo es toda suya. De ahí su ridículo, al saludarse como vencedor en un debate imposible. He aquí la retractación, publicada en el mismo periódico (‘Cartas al director’, 12-07-2012):
Perdón
Me apresuro a pedir públicamente perdón a Patxi Baztarrika por haberle causado la impresión de que le equiparaba a los nazis en mi anterior artículo. Desde luego, no fue esa mi intención cuando traduje al alemán la esencia de su primer artículo (“euskera es libertad”, “el trabajo hace libre”), pero sí fue mi torpeza utilizar una frase tan cargada de connotaciones y que daba pie a esa equiparación. No fue mi intención, pero sí es mi responsabilidad. Perdón.
J.M. RUIZ SOROA.
Esta palinodia me quitó de encima toda veleidad de imaginar que D. José María hubiese podido conocer siquiera  el título de mi artículo, como insinuaron algunos blogueros. Coincidencia, es todo. De los blogs no se copia, los blogs no duelen, ni se leen, porque los blogs no existen.

______________________________
[1] Blog de Santiago González, el mismo día 5 sept 2012, sobre plagio revertido:
«Los lectores poco avisados podrían llegar a creer que el juez de Vigilancia Penitenciaria ha plagiado al autor mercedario mediante el cotejo de ambos textos. ¿Plagio? No y mil veces no. Tal como habría escrito Jorge Luis Borges en ‘Pierre Menard, autor del Quijote’, es el juez De Castro un pensador original, tal como puede comprobarse en la comparación entre los dos textos… [...] En realidad, el juez Castro se ha plagiado a sí mismo. Los fundamentos  del auto de libertad de Bolinaga ya los había copiado del libro de Ríos para el auto con el que puso en libertad al etarra Ibáñez en enero de 2011. Ahora ha empleado aquel auto como plantilla, incluso con erratas mecanógraficas.»
[2] James F. Powers & Lorraine C. Attreed: “Women in the context of romanesque combat scenes in Spain and France”; en Gregory I. Alfond (ed.), The Medieval Way of War: Studies in Medieval Military History in Honor of Bernard S. Bachrach. Ashgate Publishing, Ltd., 2015, págs. 223-250; cfr. págs. 243-244.
Una tercera referencia, que no me concierne, es periodística (‘Noticias de Álava’, 30 Sept 2012) y ha sido anulada en la red: http://www.noticiasdealava.com/2012/09/30/sociedad/euskadi/misterio-en-alaitza.]
Como referencia de investigación científica citan (nota 43): Enciclopedia del Románico en el País Vasco, 3 vols. (Aguilar de Campoo, 2011), pp. I: 221-7.
[3] Los autores parecen creer (erróneamente) que la datación se basa en la de otras pinturas del vecino pueblo Gaceo, nada más falso. Como especialistas en armamento medieval, son muy dueños de atribuir a los murales de Alaiza una mayor antigüedad, «no posterior al siglo XIII temprano» (pág. 244). Sería estupendo, pero no les creo. La ballesta mecánica y la antífona del Corpus Christi nos remiten al siglo XIV.
[4] En cuanto al origen o etimología, parece venir del griego plágios, ‘oblicuo, sesgado’ (por contraposición a orthós, recto o derecho), aludiendo al proceder torcido de los raptores. Nada que ver, por tanto, con el latín plāga, golpe (ā larga), como que los plagiarios reducían a sus víctimas a fuerza de golpes, cuando realmente lo hacían con doblez y disimulo. De hecho, plăgium (ă breve) se relaciona con plăga, rincón o ángulo –también red–, y con los verbos latino y griego plicare y pléko, doblar, plegar. Fuera del lenguaje culto, personalmente me seduce el vulgarismo plăgia, playa, pues las playas serían buenos cazaderos para los piratas plagiarios. El término se registra, por ejemplo, en san Gregorio Magno; y san Isidoro en Etimologías (13, 16, 10) lo define: «Piélago (pelagus) es la alta mar sin orilla ni puerto, derivado del griego àpò tou plagíou, es decir, por lo ancho; de ahí también playa (plagia), porque no ofrece puerto.» El mismo origen griego, aunque con otro sentido, atribuye a plagiador o secuestrador: «Plagiador (plagiator), apò tou plagíou, o sea ‘oblicuo’, porque no va por camino cierto, sino atrayendo con engaños». Y prosigue: «Los piratas (piratae) son depredadores marítimos…» (10, 220); como si ambos términos, pirata y plagiario, tuviesen alguna relación ajena a la etimología.
[5] Uso la edición de 1679, con adiciones, 350 páginas. Retrato de Thomasius a sus 51 años cumplidos (1674), cuando era profesor de Elocuencia o Retórica.
[6] A. Garmendia de Otaola, Lecturas buenas y malas - a la luz del Dogma y de la Moral. Bilbao, El Mensajero del Corazón de Jesús, 1953. En Garmendia se inspirará in malam partem José Luis García Martín, Lecturas buenas y malas: Libros que conviene o no conviene perderse. Renacimiento, 2014.
[7] Elegancias de la lengua latina, Prólogo. Obra escrita en 1435-1444; publicada en 1471.
[8] Introduciendo además el americanismo: «Apoderarse de una persona, o secuestrarla, para obtener rescate». Sobre esta evolución del Diccionario (DRAE), consúltese NDHE - Mapa de diccionarios académicos (Versión 1.0, por ahora).
[9] La Ley Fabia De plagiariis se contiene en el Digesto (lib. 48, tít. 15), y de ella se trata también en el Código (lib. 9, tít 20).
[10] Cartas familiares, 6, 2. Cit. por Eduard Stemplinger, Das Plagiat in der Griechischen Literatur. Teubner, 1912, pág. 1.
[11] «Virgilianae imitationi tanquam sacratis legibus alligatus» (De Tradendis Disciplinis , l. 3).
[12] Vida, Poética, 3: 216-220.




8 comentarios:

  1. Maestro: Su entrada ha revuelto en mi mente una reflexión que me ronda conforme envejezco. Cuando era joven, creía que todo el mundo pensaba, razonaba, analizaba y se formaba un criterio sobre las cosas por sí mismo.

    Conforme pasan los años, compruebo una y otra vez que no es así. Incluso personas muy cultas, excelentes profesionales, gente con muchos conocimientos, viven contrastando opiniones, viendo qué opinan otros que consideran fiables para adoptar un criterio o asumir como bueno algo que se les haya ocurrido.

    A la gente no le gusta pensar, analizar, contrastar datos, decidir por sí mismo qué pensar, qué creer, qué hacer. Necesitan que alguien les dé instrucciones o directrices. Y este grupo de gregarios son mayoría, por desgracia.

    Sólo así se explica que alguien piense que usted es un «amateur», un «aficionado». Basta leer cualquiera de sus entradas para ver que domina la hermenéutica (en la acepción amplia del término), que maneja mucho mejor que la mayoría de los estudiosos, las reglas y técnicas de la investigación científica y se detecta al erudito que está tras el seudónimo de forma inmediata.

    Tal vez cometió usted un error, Maestro. Seguro que si hubiera abierto el blog con su nombre, tendría una horda de colegas por aquí discutiéndole a degüello; porque estoy segura de que cada entrada habría hecho que muchos echaran los dientes de pura envidia, viendo niveles imposibles para ellos, totalmente fuera de su alcance.

    Me ha encantado la entrada. Como siempre...

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  2. Querido Belosticalle:

    Reconozco mi culpa al haber recurrido a usted como fuente en una de mis entradas ("Idiomas de nuestros padres" http://sietemerindades.blogspot.com.es/2014/09/idiomas-de-nuestros-padres.html) y, a su vez, reconozco que escribo para ser plagiado. Más aún, lo deseo. Deseo que me plagien los alumnos de Las Merindades para sus trabajos escolares porque ello significará que les mandan investigar sobre su acomplejada Castilla Vieja, tan cerca de Vizcaya y tan lejos de Dios.

    Escribir en la internet es regalar conocimientos y tiempo a desconocidos a costa de sacrificar a nuestros cercanos.

    Gracias por sus esfuerzos.

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  3. Querido Profesor:
    Otra entrada entretenidísima.
    Y tiene gracia la gente que pretende desautorizar a según qué blogs, por ser blogs, y no "peer reviewd papers". Esto ocurre muchísimo respecto del "calentamiento climático de origen antropogénico ", ( que es un tema que me interesa muchísimo ), por ejemplo, cuando el"consenso " ( ese disparate, en relación con la ciencia, cuando precisamente, ya puede el 99 % de los científicos dar algo por bueno, que si uno sólo demuestre, de forma falsable, lo contrario , como Lindzen, por ejemplo, el que hubiera ido sólo será quien acabe prevaleciendo, por mucho que le quieran acallar, como a Galileo ) . Y cuando suelen ser mejores científicos, los que se atreven a disentir, y a probar que tienen razón en sus conclusiones, y no les dejan otra salida que sus blogs, o blogs de otros científicos , porque las revistas están entregadas a ciertos intereses, que son los que los financian a ellas y a ese porcentaje de los "peers ".

    Así que no me choca gran cosa que intenten ningunear su blog.

    Y me ha traído viejísimos recuerdos esto que dice usted;
    Recordemos al padre Garmendia de Otaola, de la Universidad de Deusto, y su copioso mamotreto –el ‘Garmendia’, o sea, Lecturas buenas y malas– que tanto nos ayudó en su día a elegir autores (de los ‘malos’, por supuesto),
    Porque yo, esos dos tomos enormes, los tenía siempre a mano, y me los estudiaba de cabo a rabo, pero con la intención opuesta a la de usted ; para evitar esas lecturas peligrosas, y saber por qué eran peligrosas, y poder defender la postura del Garmendia, sin necesidad de leer los libros. ( En aquella época yo seguía siendo ultracatólica )
    Hasta que, un día, a los 17 años, estábamos en un grupo de amigos, pedantes como se es a esa edad , y empezaron a hablar de André Gide. Y yo dije como opinión propia, lo que había leído en el libro, (con algunos ejemplos de Gide escogidos, pero sin decir de donde los había sacado ). Y gané la discusión. Y encima, los amigos empezaron a decir que daba gusto, una chica capaz de hablar de Gide y no de trapos ni de cotilleos.
    Me entró una vergüenza espantosa, así que, volví a casa, quemé los dos libros gordos, pasé a Francia, y me compré todo Gide ( al menos, todo lo que estaba editado en bolsillo barato ), y me pasé el resto del verano leyéndolo todo. Y luego les conté la verdad a mis amigos. Pero me temo que ellos también habían leído críticas de Gide, pero no al propio Gide, y claro, ...

    Ahora ya no cito nunca, o casi nunca a nadie, porque después de casi 70 años leyendo, no me acuerdo de donde he sacado las cosas que piense o diga. Pero, como usted mismo nos lo cuenta, no creo que eso importe. Porque si J.S.Bach usó un villancico tradicional irlandés para la parte más bonita de su cantata 147, si Stravinsky usó música ortodoxa de base para su Sinfonía de los Salmos, y esa cantata es indiscutiblemente de Bach, y esa Sinfonía de Stravinski , ¿ por qué no íbamos todos a poder basarnos en los gigantes que nos precedieron?

    He vuelto a escribir demasiado. Pero no sé ser breve
    Ya siento
    Y muchas gracias

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    1. Tengo que agradecer conjuntamente los comentarios, aunque señalando puntos particulares.

      Lo primero ha sido releerme, por si alguna expresión mía desacertada ha podido sugerir despecho o amargura, por la acogida y trato que pueda recibir esta publicación de parte de personas a las que no tiene por qué interesar, ni tienen por qué conocerla, y conocida pueden apreciarla o no, según les parezca. Publicar es atenerse al público.
      Simplemente, he ironizado sobre algo ironizable ya desde el principio: el miedo al plagio. Los ejemplos elegidos tratan de ilustrar lo infundado de ese temor. Y aprovechando que el Nervión no descarga en el Urumea a su paso por San Sebastián, he querido entretener a ustedes con ese viraje semántico del plagio, más un poco de su historia, y la pedagogía de un clérigo instruyendo al jovencito Delfín de Francia sobre cómo plagiar sin ser notado. Un tema de cierta actualidad.

      Querida Carmen, la referencia sobre las pinturas de Alaiza no subestima el blog en sí. Si algún reproche hay en la cita de J. F. Powers y L. C. Attreen, no es a blogueros ‘amateurs’ que se han atrevido con el tema, sino al mundillo académico, empezando por el vasco y alavés, que no se han mojado en el mismo. Puede que los patinazos de Zubialde y de Iruña/Veleia hayan servido de escarmiento y tenido que ver con esa mudez realmente incomprensible.
      Dicho lo cual, tampoco los expertos ingleses se mojan mucho. Descubren lo que cualquier observador sin prejuicios esotéricos –templarismo y todo eso– puede ver en Alaiza, incluido el destino de la fémina en la guerra medieval.

      «Tal vez cometió usted un error». Amiga mía, he cometido muchos, pero en este caso, imposible: no tengo colegas de letras.
      Como diletante/amateur de la etimología y la semántica, le digo que ‘diletante/amateur’ ha evolucionado, igual que ‘plagio’, y como todo en este mundo. Albinoni, el compositor veneciano tan conocido por arreglos de su ‘Adagio en Sol menor’, firmaba sus obras musicales como ‘dilettante in musica’ o músico aficionado. No como quien pide venia, sino reconociendo que él componía por amor al arte, no por oficio de ganarse la vida. Porque Albinoni era un industrial próspero. Es lo que podría alegar hoy un jubilado bloguero: no tan próspero en la pecunia, pero aficionado por amor al arte.

      Querida Viejecita, me reitero en lo dicho: nadie ha ninguneado este blog, vea los ejemplos citados. Me ha divertido mucho su anécdota personal en relación con el libro de Garmendia Otaola. Como ve, hemos convivido experiencias, y eso es importante en la amistad.
      Muy bien traído su ejemplo de Bach. Y tantos otros músicos que aprovechaban temas ajenos. Oí decir que Rimsky Korsakof se inspiró en la serenata vasca de los mendigos de Santa Agueda para su Sherezade. ¿Plagio? Pues bendito plagio.

      Y con usted, D. Lebato de Mena, totalmente de acuerdo: «que me plagien los alumnos». No sé si esa es la quintaesencia del magisterio, en todo caso es una satisfacción en lo personal.

      Pero, porfa, no se me olviden que este blog es sobre todo para pasar el rato.

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  4. Querido Profesor

    Pero, porfa, no se me olviden que este blog es sobre todo para pasar el rato.

    ¡ Es que hay tantas maneras de pasar el rato ! Desde inundar hormigueros y arrancar alas a las moscas, hasta ver los programas "del hígado" en la televisión... Y tantas de estas maneras le dejan a una con mal sabor de boca, y la sensación de haber tirado ese rato, ( que cada vez le quedan a una menos ratos que pasar ).
    En cambio, de éste su blog, sale una sabiendo que ese rato lo ha aprovechado para bien.

    Así que, de nuevo
    Muchas Gracias

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    1. Se me ha anticipado, amiga mía. (¡Es que no deja pasar ni una!) Ahora mismo iba a precisar mi conclusión: para pasar el rato en honesto recreo del intelecto.
      Así queda mejor, ¿no le parece?

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  5. Eco nos lo ha dejado claro: "Internet es la Enciclopedia por excelencia. En ella caben por igual los eruditos y los zotes." Claro que enseguida se diferencian....
    Que no nos falte nunca un Belosticalle, es usted genial.

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