miércoles, 13 de mayo de 2015

Sobre jamón presuto (Disquisición marrana)


¡Qué coincidencias se dan en la vida!
Anteanoche, el amigo D. Remero Becario se retiraba de la tertulia en el Blog de Santiago González,  dejando en el plato un pincho de jamón ibérico de lo más apetecible. Un terceto de Lope de Vega sobre el jamón serrano de Aracena

Jamón presunto de español marrano
De la Sierra famosa de Aracena
A donde huyó del mundo Arias Montano


«¿Podría ser que estos versos, más que un elogio al jamón de Aracena no fueran sino una crítica, no muy sutil, hacia el señor Arias Montano?». «Una duda… que creo algún remero ilustrado (¿quizás D. Belosticalle?) me puede aclarar.»

Pues bien, justo a la misma hora, el interpelado Belosti andaba buscando por la red cierta información sobre Arias Montano y su supuesta marranía.
Coincidencia, eso es todo. Pero tan graciosa, y sobre tema tan ameno, que me dije:  «Hay que contestar». Es lo que hago. Pero tal vez convenga primero presentar en dos palabras al aludido.

Benito Arias Montano (1527-1598),  extremeño de Fregenal de la Sierra, fue un sacerdote y humanista español, graduado por Alcalá, hebraísta y sabio polifacético, contemporáneo de Felipe II, a quien sirvió especialmente como coordinador de la edición de la Biblia Políglota Regia (Plantin, Amberes, 1568-72),  y como organizador de la gran Biblioteca de El Escorial (desde 1577). Hombre ejemplar, admirado de todos, pero celoso de su intimidad, rechazó una mitra y eligió para sí el retiro en una cueva de su propiedad en término de Alájar (Huelva), hoy Monumento Natural Peña de Arias Montano. Su figura, pronto esfumada, crecerá con el tiempo; su misterio también, en especial tocante a su debatida estirpe hebrea.
Con esta ficha por delante, vamos ya con el terceto.
El mismo contertulio en el mismo blog lo había citado días atrás:
« ...aprovecho para dejar aquí el primer buen anuncio hecho del jamón de mi tierra… El publicista fue un tal Lope de Vega».
Con que ya conocemos la fuente: El ‘Museo del Jamón’, del Ayuntamiento de Aracena, que con esa cita culta acierta al pleno en su reclamo. Aunque fuerza es añadir, con la pedantería propia de los dómines, que no cita bien del todo, porque Lope no escribió ‘presunto’, sino ‘presuto’:
Jamón presuto de español marrano
A medio camino del portugués presunto y del italiano prosciuto, el español presuto viene a ser lo mismo en origen: del latín perexuctus, desecado, ‘chupado’; con el prefijo per- expresivo de plenitud y cuidado minucioso. Aunque el portugués presunto pediría  perexunctus, referido, bien a un adobo externo, o  tal vez al vaciamiento de las venas del pernil fresco exprimidas con el dedo. Minucias, más para comentario mientras se degusta el jamón, a ser posible como recomienda el mismo Lope:
Vino aromatizado, que sin pena
beber se puede, siendo de Cazalla,
y que ningún christiano le condena:
¿Sólo, o con pan? Al gusto. Pero un buen cristiano y buen andaluz nunca prescindiría del pan, condimento universal y manjar por sí mismo. Por ejemplo,
Pan de Sevilla regalado y tierno,
massado con la blanca y limpia mano
de alguna, que os quisiera para yerno.
¿A quién va dirigido todo esto? Todavía no hemos dicho que los tercetos lopescos son de la Epístola ‘Al Contador Gaspar de Barrionuevo’ [1]:
Gaspar, no imaginéis que con dos cartas
avéis cumplido con dos mil deseos…
El amigo Gaspar,  al servicio del Marqués de Santa Cruz como contador de la Armada, y  también poeta a ratos libres, por motivo de trabajo ha de pasar el invierno a bordo, y no puede acudir a la cita y reunión de la Academia Sevillana. Él se lo pierde. No sólo la buena compañía, también lo que acompaña la buena compañía: el pan tierno, el jamón presuto, el cazalla bautizado; la Ribera y Arenal del Guadalquivir. Incluso el agua fresquita de alcarraza:
¿Agua del Alameda en blanca talla
dexáis, por el vizcocho de galera
y la zupia, que embarca la canalla?
Sigue la epístola jocosa atormentando al pobre contador con el recuerdo de las ‘comodidades’ de la vida en galera, incluidos ciertos polizones a bordo [vv. 40-42]:
¿Y a quién no causa (¡oh Contador!) espanto,
que aya en vuestra galera pulga, o chinche,
que cuente la batalla de Lepanto?
En este contexto, y volviendo al terceto que nos ocupa, la pregunta era, si Lope alaba el jamón, o si critica a un marrano, un cristiano nuevo o converso, como podía serlo tal vez el sabio hebraísta. Pues bien, mi modesto parecer es que no hay contradicción entre lo uno y lo otro. El poeta aprovecha una alabanza para, a favor de consonante, asestar una puya.
¿Tenía algún motivo? Para un poeta como Lope, como digo, un buen consonante era razón para enemistarse con un vivo, cuánto más para lucirse a costa de un difunto. Porque la Epístola forma parte de las Rimas publicadas en 1602-1604. Esta producción poética ocupó su ingenio durante un período de sequía teatral, cuando Felipe II, de luto por su hija Catalina, Duquesa de Saboya, cierra el Teatro, primero en Madrid (noviembre 1587), luego en toda España (2 de mayo 1588).
Motivo personal, no, ninguno. Años más tarde, Lope de Vega se revelará gran admirador de Arias Montano, cuya erudición exprime por ejemplo para su epopeya, la  Jerusalén Conquistada (1609), aunque evitará nombrarle en el poema. Sin embargo, cuando el sabio muere en Sevilla casi en olor de santidad, Lope de Vega se suma al velatorio con un epitafio como ablución de conciencia, por lo que antes no dijo [2]:
Aquí Montano reposa,
de la Biblia Sacra un Sol,
un Gerónimo español
y un David en verso y prosa.
No se acabará jamás,
aunque en estas losas cupo:
que si muchas lenguas supo,
son las que le alaban más.
Pero al tiempo de escribir la Epístola ‘del jamón’, el poeta era un bohemio amoral, y por supuesto, todavía no era sacerdote ni familiar del Santo Oficio. Sin embargo, toda su vida presumió de linaje montañés y cristianismo viejo. Aquí mismo, sin ir más lejos [vv. 236-237]:
Pobre nací: bien hayan mis mayores;
dezinueve castillos me an honrado  
Y el admirado Arias Montano, que desde luego no era hidalgo de cuna, para muchos tampoco era limpio de sangre, con tanto Talmud a cuestas. Hasta su nombre, Benito como su padre, escondía malamente un Baruch original.
Curiosamente, el padre de Benito era un oficial escribano y relator del Santo Oficio. Por su parte, Benito hijo recibió el hábito de la Orden de Santiago en 1560, a la edad de Cristo, en San Marcos de León. El ingreso en toda orden militar iba precedido de riguroso examen de limpieza; y por otra parte, cualquiera no entraba en una orden, y menos en Santiago.
Ahora bien, todo eso, más que cristianía vieja, lo que demostraba es buena sombra protectora de gente importante, que no era sinónimo de gente limpia.  Protegido, sobre todo, por el Rey, que en definitiva maneja la Inquisición española como instrumento político. Esto es muy sabido y no hace falta insistir.
La Peña de Arias Montano - Mirador y Cuevas
(No sé cómo estará aquello, después de tantos años)
Porque este divertimento en respuesta a una invitación amable sólo cubre el compromiso de comentar la intención de un terceto. En este caso, la intención de lucir agudeza con el tópico de los conversos.
Por si fuese poco, la misma malicia veo repetida luego en otro terceto del mismo poema, donde dice de los que escriben sin propiedad [vv. 119-120]:
peores que la dama de mi tierra,
que dijo (en un baptismo) birlo, al volo.
Aquí el anotador de la Epístola explica cómo en el bautismo, al preguntar (en latín) el sacerdote al neófito si quiere ser bautizado, responden los padrinos en su nombre, «volo» (sí quiero). A la madrina del cuento, volo y bolo le sonaba igual, todo juego de bolos, y lo confundió con birlo.
La nota explicativa se detiene ahí, pero yo diría que hay más. Cómo ya vimos aquí, en otra historia (‘Insultar en Valdivielso’), el bolo o birlo por su forma peculiar se prestaba a tropos obscenos, alusivos a la circuncisión. En suma, el candidato de la historia era un judezno, y así lo confiesa al trabucarse la propia madrina.

Terminemos a lo Lopillo:

Ya no es razón para que más me extienda,
pues vuestro tiempo y mío tiene precio:
Quedad con Dios, Becario, y no os ofenda
este discurso tan prolixo y necio.
Biblioteca de El Escorial, organizada por Arias Montano
_____________________________________________
[1] Lope de Vega, Rimas, II (Segunda Parte). Edición crítica y anotada de Felipe B. Pedraza Jiménez. Univ. de Castilla-La Mancha, 1944, págs. 277-305.
[2] Ibíd., pág. 331.








domingo, 10 de mayo de 2015

Ayelet Shaked, Ministra de Justicia de Israel



Maquetada y a punto de colgar nueva entrada sobre el viaje a Palestina, lo dejo para mañana, ante el estupor de la noticia. Acabo de leer que, desde ayer sábado, 9 de mayo, la Cartera de Justicia de Israel es para Ayélet Shaked.
En realidad yo debo de ser uno de los pocos sorprendidos. El deseo optimista de una solución negociada para el conflicto me engaña infaliblemente.
Ayélet, o su variante Ayalah, que en hebreo significa cierva, gacela, corza y en general hembra de cérvido, es nombre de cariño. De mucho cariño. Es uno de los piropos que dedica Salomón en sus Proverbios (5: 19) a la esposa legítima: Ayeleth ’ahabim,  «Cierva de amores», o queridísima cierva (con c). El otro piropo es llamarla Ya‘lat-hen, «cabra montés graciosa», disponible también para interpelar a una señorita. Que por supuesto, ella misma puede llamarse Ya‘lah, castellanizado Jaela.
Todo el mundo conoce una de las Siete Palabras de Cristo en la cruz. Aquello de, «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?». Es el primer versículo del Salmo 22 hebreo (21 de la Vulgata). Lo que no todo el mundo sabe, o muchos no lo recuerdan, es la indicación musical que figura en el título del salmo, harto curiosa: 
«Al director del coro: con la tonada de ‘La Cierva de la Aurora’».
Nada cuesta imaginar, en el lenguaje florido de los orientales de antes, que la tal cierva sería alguna Ayélet muy madrugadora. Y muy bella también, sí señor. Como lo es la Sra. Shaked, una belleza deslumbrante. Cosa por lo demás nada rara entre el derechío femenino del entorno del Primer Ministro Israelí Benjamín (Bibi) Netanyahu.
Por cierto, nada de chistes fáciles con el apellido. Shaked (acento tónico en la e) no es inglés, sino hebreo bíblico castizo, y significa Almendro/a, aunque también puede entenderse como persona tenaz, aplicada. Lo primero le va más con los ojos; esto segundo, con el corazón.
Pues ahí la tienen. Madrugadora, más bien que tierna, la flamante y flameante faz de la Justicia Israelita. De esas carambolas caen, cuando los gobiernos débiles tienen que mercadear con un partido minoritario que les regala el favor, a cambio de la cartera. Bueno, tres carteras, tratándose de un partido caro como ‘el Hogar Judío’ (Ha-Bayit ha-Yehudi), las tres importantes: educación para el jefe del partido, el religioso Neftalí Bennett –que ya ha sido ministro de Economía–, agricultura para Uri Ariel, y Justicia para la Shaked.
¿Carambola? Puede que con A. S. no sea el caso. Netanyahu la conoce y se entiende con ella perfectamente, pues por algo la eligió para jefa de personal de su gabinete y coordinadora del partido, cuando ella militaba en el Likud.
Dicen que a Bibi le han impuesto esta ministra, y que él pidió por lo menos recortarle atribuciones. No lo sé.  Lo que todo el mundo sabe es que el hombre está muy bien dotado para las tablas. Donde tampoco ella es corta. Preguntada en una entrevista por la personalidad de su jefe, Ayélet ponía su mejor mirada cervuna al calificarle de «cruel, sí, muy cruel».
La cartera de Justicia de Israel es de las más importantes y muy disputada. Su titular preside el comité supervisor de nombramientos de jueces, que tanto tienen que ver allí con los palestinos y sus propiedades o tierras. De la misma depende también la fiscalía que defiende el derecho del Estado a decidir el estatuto y destino de territorios ocupados y ocupables, o a recortar las libertades de activistas palestinos reales, sospechosos o supuestos. Además, el cargo le otorga un asiento con voto en el importantísimo gabinete de Seguridad.
Pero es que, en el caso presente, el nombramiento es un nuevo paso firme hacia la negativa a todo entendimiento con los Palestinos. La nueva ministra es partidaria incondicional de una política de asentamientos irreversibles, y expresamente contraria a la existencia de Palestina como nación… salvo condiciones que hagan este supuesto inviable. Partidaria también de que el nacionalismo estatal judío tome fuerza de ley, a expensas de la democracia igualitaria moderna.
No es cosa de repetir lo que dicen las entradas wikipédicas sobre Ayélet Shaked (nacida Ben Shaul, 39 años, cumplidos el  viernes pasado), casada con un piloto de combate y madre de dos hijos, ex ingeniera de alta tecnología en la ‘Texas’, militante de extrema derecha y muy militarista ella misma. Ambiciosa, reconoce que su meta no está por debajo de la Jefatura de Gobierno de Israel. Aunque milita codo con codo con la Ortodoxia, ella personalmente es laica y no se priva de conducir, ni de desgranar espigas (si le aprieta el hambre), en día de sábado.
El verano pasado, el Primer ministro turco Erdogan se refería a A. S. comparándola nada menos que con Hitler. La verdad es que la ya polémica dama levantó ampollas el 1 de julio, durante la campaña de Israel contra Gaza, colgando en su Facebook extractos de un artículo del periodista de extrema derecha y consejero político de Netanyahu, Uri Elitzur, fallecido hacía poco.

Coincidió que, el día siguiente de publicar aquello, extremistas israelitas raptaron al adolescente palestino Muhammad Abu Khdeyr y lo abrasaron vivo. Este crimen bárbaro, sin relación causal alguna con lo publicado, hizo más sensible, si ello cabía, lo intempestivo de estampar expresiones como estas:
«El pueblo palestino entero es el enemigo», al que hay que destruir, «incluídos sus ancianos y sus mujeres, sus ciudades y aldeas, su propiedad e infraestructura».
«Esta no es una guerra contra el terror, ni una guerra contra extremistas, ni siquiera una guerra contra la Autoridad Palestina. Es una guerra entre dos pueblos, esta es la realidad. ¿Quién es el enemigo? El pueblo palestino. ¿Por qué? Pregúntenlo a ellos, ellos empezaron.»
Ante las protestas y las críticas, A. S. retiró el texto, no sin antes protestar ella que lectores predispuestos y desconocedores del hebreo distorsionaban las frases sacandolas de contexto (!). Todavía una semana antes había vuelto a copiar esta otra  cita de su admirado Elitzur:
«Detrás de cada terrorista están docenas de hombres y mujeres, sin los cuales aquél no podría embarcarse en el terrorismo. Todos ellos son combatientes enemigos, cuya sangre caerá sobre todas sus cabezas. Ahora eso incluye también a las madres de los mártires, que con besos y flores los envían al infierno. Deberían seguir a sus hijos, nada sería más justo. Deberían ir tras de ellos, igual que los hogares físicos que criaron a las serpientes. Si no, más crías de serpiente nacerán allí.»
Pues sí. El nombramiento de Ayéleth Shaked no ha debido sorprenderme, ya no me sorprende. Creo que, sin confesarlo, sin darme yo mismo cuenta, hasta me esperaba algo así. Después de todo, Netanyahu repitió jefatura bajo promesa de abortar el posible nacimiento de un Estado Palestino.
No puede, o mejor, no debería extrañarme, que en la puerta del Infierno de Mahmud Abbas haya algún póster de la Shaked mirándole fijamente a los ojos, debajo de aquel letrero: Lasciate ogni speranza.


Entrevista a A. S. para Jewish Journal, por Yoel Meltzer (15-08-2012).
En Mondoweiss, traducción inglesa del texto hebreo publicado y luego borrado por A. S. en Facebook (cortesía de Dena Shunra).

Crédito de foto de A. S.: Wikipedia.