lunes, 28 de marzo de 2011

De dos aguas, hacer una (y 2)

Leyendo a Marina Pino y Jon Juaristi

Puse ‘Continúa’, y bien que me pesa, porque significa hablar…; peor, escribir de cosas comprometidas. Pero lo puse, y salga el sol por Antequera. Ahora toca Jon Juaristi.
El libro que tengo entre manos [1] recoge los testimonios de diferentes personas llamadas a declarar por su relación más o menos directa con el personaje-bisagra ya citado, Tomás Bilbao. Pero en seguida se ve que, sin hablar de pretexto, los autores que acaban de conocerse y reconocerse como primos por accidente lo que hacen es contarse sus vidas. Se trata en efecto de dos autobiografías proyectivas, dos películas de autor donde Marina y Jon se descubren mutuamente a través de sus respectivos entornos familiares, con el misterioso Tomás Bilbao como leitmotiv, cantus firmus y bajo continuo.
Dos escollos debo evitar. El primero, hacer comparación entre dos relatos incomparables. El segundo, semejante al primero, juzgar a las personas. Quede esto para Marina, que tan bien se ha desempeñado con su gente, y quede sobre todo para Jon, que por su parte no va a disimular sus opiniones y sentimientos. Hombre, si digo que la familia de ella es como más desvalida y en ese sentido mueve a com-pasión (pero sólo en el sentido etimológico del término), ya parece que estoy comparando. Y más si se me ocurriese añadir que antecesores de Jon, como su bisabuelo don Patricio de Bilbao o su abuelo don Pablo Juaristi, no me inspiran sim-patía alguna; cosa que por otra parte a nadie le importa.

El abuelo Pablo
El propio Jon obviamente no sufre esa inhibición, y como en otras ocasiones usa su privilegio de autobiógrafo proyectivo para ajustar cuentas familiares, en especial con el abuelo. Pues si una vez escribió aquello de

“nuestros padres mintieron, eso es todo” [2],

en su caso debe de ser metonimia imperada por el metro, ‘padres’ por antepasados o mayores en general.
¿Y en qué mintieron? ¿cuál fue esa mentira total? Hela aquí:

«Algo que en mi familia se nos dejaba claro desde el principio es que habíamos tenido la inmensa suerte de nacer nobles» (pág. 252).
«Pedías explicaciones a tus mayores, y entonces te enterabas de que tu nobleza… derivaba del hecho mismo de ser vasco. Eras noble, porque eras vasco, y tu sangre no se había mezclado con la de judíos, moros, godos y maquetos en general. Entonces te acometía la angustia: ¿y qué pasaba con tu familia materna, esos Linacero y Peña cuya maquetez se olía a distancia? Mi abuelo Pablo me miraba con pena, como debían de mirar los propietarios de ingenios en Cuba al nieto mulato…, y para consolarme decía:
–Hombre, los Linacero eran gente muy culta, no como el resto de republicanos y socialistas.
De los Peña, ni palabra…
¿Cómo había sobrevivido esta sandez de la nobleza colectiva de los vascos en la Bilbao industrial?»

«Esta sandez.» Es un descargo que sean vascos –siquiera vascos a medias– los que descalifican, porque los nada vascos carecen de autoridad para meter baza en estos asuntos, aunque algunos no podamos contener la risa. Risa de conejo, cuando caes en la cuenta del alcance de esa mentirilla de apariencia inocente. Hoy te dirán que aquel racismo era un andancio de la época; que hoy en día todo el nacionalismo vasco, la izquierda abertzale y hasta la propia ETA reconocen apellidos foráneos, sin distinción. Las dos últimas palabras hoy por hoy están de más, y el día que dejen de estarlo será el fin del nacionalismo. Entre tanto, ‘sin distinción’ entre apellidos foráneos, concedo; sin distinción con los vascos, ¡anda ya!

      Genio y figura, el abuelo Pablo recibirá del nieto Jon en las páginas 368 y sigs. una despedida inmisericorde. No sin previo aviso (pág. 362):

«Mi abuelo… no renegaría jamás… de sus convicciones nacionalistas… Los resentimientos de mi abuelo tuvieron una influencia decisiva en la deriva hacia ETA de los nietos a los que directamente indoctrinó en su versión ortodoxamente aranista del nacionalismo vasco, inasimilable por un PNV que jugaba, desde la posguerra, la baza de la democracia cristiana.»

Bueno, eso que también se llama «la doble alma del PNV» realmente ya se daba de algún modo mucho antes, cuando el bisabuelo Patricio prestaba militancia clientelar en la línea pragmática de los Sota, frente a la ortodoxia aranista, representada por su yerno, el abuelo Pablo. Pelillos a la mar, donde este último se retrata de cuerpo entero es en los documentos que el nieto transcribe, como muestra de cómo enfocaba dicho señor su expulsión de la Caja de Ahorros Vizcaína, dirigidos unos a la administración franquista, otros al obispo diocesano.

«Pablo Juaristi seguía despreciando al Estado franquista, como había despreciado al republicano, y a España en general, sin tomarse la menor molestia en disimularlo… Como nacionalista, se había mantenido  –o eso creía– al margen de un conflicto de maquetos. En el fondo, debía de saber que su nacionalismo era la causa de su despido, de su encarcelamiento, de su proceso militar y de la negativa de la Caja a reintegrarlo en la plantilla, pero admitirlo ante jueces o directivos habría equivalido a confesar que se daba por enterado de que los españoles tenían un problema que también a él le concernía, y eso nunca.»

«Mi abuelo era bastante chulo, por decirlo finamente»: es obvio que una cosa así sólo puede escribirla un nieto. Que por otra parte tampoco es reproche, como lo sería en boca o pluma de un extraño. Esa chulería como idiosincrasia tampoco nos concerniría a los lectores, de no ser porque refleja un punto de vista mucho más extendido hoy que entonces. Todo el movimiento soberanista (incluida una de las almas de ese caso teratológico que es el PNV) comparte la chulería de pensar que los vascos son ellos, que la tierra es suya, que la democracia la detentan ellos, y en consecuencia se conducen como si ese supuesto derecho suyo originario e imprescriptible primase sobre la realidad política. Y en cuanto rascamos un poco, ay, enseguida asoma el rH, la limpieza racial, los apellidos vascos en base cuatro y en base ocho.
Nuestros padres murieron, pero su mentira sigue viva como nunca. Por eso no desaparece ETA.
El arquitecto Tomás Bilbao, hijo del contratista Patricio Bilbao, se despide de Bilbao no como constructor, sino al contrario, cumplido el encargo del primer lendacari Aguirre de volar los puentes de la Invicta Villa, como quien gana tiempo para escapar hacia el desastre y la vergüenza de Santoña. A partir de ahí, en el exilio, Tomás Bilbao –fundador de Acción Nacionalista Vasca (ANV), no se olvide–, sin renunciar al nacionalismo se entrega a la república como ministro de Negrín. Las más de 60 páginas últimas que le dedica Juaristi, desde la 378 en adelante, son un intento más meritorio que logrado de desentrañar la personalidad definitivamente enigmática del personaje que vertebra todo este interesante estudio.
Para alguien como yo, de la generación anterior a la de Jon, su trabajo es doblemente apreciable. Lo primero, al comprobar que es fiel a la idea que otros testigos tenemos, incluso de una etapa que él no alcanzó, y sin embargo domina. Y lo segundo, en un ambiente reducido como era el de aquella Bilbao hasta el franquismo, por el inevitable cruce de situaciones familiares convergentes, divergentes y paralelas.
En mi familia, por ejemplo, teniendo bien poco que ver con los Bilbao-Juaristi, encuentro paradojas similares a la suya con los Linacero. Deriva del carlismo hereditario de mi abuelo en mis tíos hacia posiciones republicanas variopintas, incluido un nacionalismo tibio, en parte contraído en la militancia católica parroquial, en parte también clientelar paterno, y de consecuencias catastróficas en la depuración franquista.
No lo digo como cosa interesante. De hecho, ya me importa bien poco incluso a mí mismo. Me refiero a que este libro, esta “indagación republicana”, además de información valiosa y bien contada, a muchos traerá también la propina de recuerdos más personales.

Dos fontanas
El motivo de las aguas y de las fuentes ha sido fecundo para los paradoxógrafos o coleccionistas de maravillas. En particular, dos fuentes próximas con propiedades diferentes siempre han llamado la atención: una salada, la otra dulce; una clara, la otra turbia; una caliente, la otra fría. De esta condición eran las dos que junto a los muros de Troya vertían al río Escamandro, según la Ilíada (XXII: 143 y sigs.). O la doble Fuente del Niño y de la Niña, en la Atalanta fugiens [3], recreación  barroca del chorro sagrado del oráculo de Júpiter Amón, ardiente y glacial, en el oasis de Siwa, a donde peregrinó Alejandro Magno.
¿Cuál es aquí la fuente fría, y cuál la caliente? Yo diría que en este libro se cumple el epigrama latino que ilustra el icono: «Caliente la fuente del Niño, fría la de la Niña»:

Sunt bini liquido salientes gurgite fontes,
     Hinc Pueri calidam suggerit unus aquam:
Alter habet gelidam, que Virginis Unda vocatur,
     Hanc illi jungas, sint aquae ut una duae:
Rivus et hic mixtas vires utriusque tenebit,
     Ceu Jovis Hammonis fons calet atque riget

Sea cual fuere, lo importante es que, fundidas las dos en una misma corriente, sus propiedades se mantienen inconfusas. Enhorabuena y gracias, Marina y Jon.
_____________________________
[1] A cambio del olvido. Una indagación republicana (1872-1942). Barcelona, Tusquets, 2011.
       [2] ‘Suma de varia intención’ (1987). En Poesía reunida (1985-1999). Madrid, Visor, 2000.
       [3] Michael Maier, Atalanta fugiens, hoc est, Emblemata nova de Secretis Naturae Chimica. Oppenheim, 1618, Emblema 40.


10 comentarios:

  1. Hola señor Belosticalle:

    Soy de los 60, como Juaristi es de los 50 y usted, entonces, de los 40. Aclarado esto, le comento que volvemos al tema. Que el tema nos persigue, que es nuestra condena. Que aquí lo tenemos delante puesto y que no se nos va. El nacionalismo es nuestra condena, nuestra piedra de Sísifo particular e intransferible. Tiene razón. El fin de ETA es el principio del fin del nacionalismo, entendido como ideología hegemónica entre nosotros. Cuando los del PNV dicen que quieren que termine ETA, una de dos, o son unos inconscientes o lo dicen para salvar las apariencias porque en el fondo creen que lo de ETA no se va a acabar nunca.

    Buena cuestión la de las procedencias y las identidades. La clave la tenemos los maketos. Bueno, la mayoría de maketos que ya tan acostumbrados están a tunearse (en feliz expresión de Benjamingrullo) que ya no saben lo que son. Bueno, sí. Saben que ya tienen un pie fuera de España. De esa mayoría silenciosa de maketos funámbulos pende el futuro del País Vasco. Y ellos creo que no son conscientes de su poder. Siguen votando a los partidos nacionalistas porque les han inculcado durante los últimos cuarenta años que hay que ser de aquí. Y los nacionalistas les tienen cloroformizados de diversas formas para que sigan cumpliendo ese papel clave, mientras los que mandan siguen siendo ellos: repásese el listado histórico de parlamentarios vascos: la inmensa mayoría de apellidos son euskéricos, para un censo que no pasa del 20% de doble apellido euskérico (véase el clásico estudio de Jose Aranda “La mezcla del pueblo vasco” en Red).

    Ah, y muy importante en toda esta historia: el papel de España. Definitivamente España hace tiempo que perdió los papeles en el País Vasco (el último episodio “glorioso” ha sido el del cambio de nombre de las provincias). Sus élites intelectuales se tragaron durante mucho tiempo (algunas siguen con el anzuelo metido en la boca) el relato nacionalista de un pueblo vasco oprimido. Y había que hacerles la vida cómoda en España. Tan cómoda se la han hecho que España solita ha puesto puente de plata para la independencia. Cuando quieran darse cuenta yo estoy en que va a ser tarde. Ojala me equivoque.

    Saludos maketos (y a pesar de todo españoles, todavía).

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  2. ¡Magnífico Belosti! Pídale a los autores una comisión. Mañana, sin falta, encargo el libro.

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  3. ¡Ah mi señor Chacón Delgado, cuán raudas pasan sus generaciones! Y paradójicamente, ¡cuánto me rejuvenece!
    Servidor es «de la generación (no la década) anterior a la deJon», en el sentido de que el ‘dictaduro’ Primo de Rivera todavía me pilló por los pelos. Así que la expresión de usted, «tener un pie fuera de España», yo lo tengo en un sentido más crudo que el de sus «maketos funámbulos»: como el otro Don Miguel lo tenía «en el estribo».

    Yo le habría ahorrado esta aclaración, de no ser porque cambia las perpectivas, y como interlocutor yo no sería exactamente su hombre. Créame, algo marca vivir de dictadura en dictadura, para dar en esta cuasi democracia vasca tutelada y condicionada por ETA hasta donde alcanza la vista.

    Su comentario, en la línea de su muy interesante blog La identidad maketa , es para tenido en cuenta, sugiriéndome reflexiones que otro día explayaré.
    Por el momento baste anotar que no creo que nuestros políticos nacionalistas en general tengan demasiada prisa en alcanzar la independencia. Nunca les iría tan bien como ahora; y por el contrario, un chiringo tan pequeño sería como para venir a las manos. En el Derecho Foral vasco, el patrimonio familiar es mayorazgo no repartible.
    Los únicos independentistas convencidos (pienso yo) son los que se desahogan en los foros de los periódicos, abroncando a una maquetada españolista más imaginada que operativa.

    Doña Carmen, gracias por sus palabras de aliento.
    Y tomo nota de su sugerencia, aunque sin demasiada esperanza fenicia. (Quede para entre nosotros y Jon Juaristi: el ejemplar del libro lo debo a mi mujer, en régimen de gananciales.)

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  4. Bueno, o sea que estoy hablando con un señor mucho mayor de lo que creía. ¿Mayor que mi padre? (para cumplir 83)? Mi padre es del 28, o sea que nació con la dictadura de Primo de Rivera terminando.

    Mire, mi último libro publicado ("Perdí la identidad que nunca tuve") versa sobre la novelística de Raúl Guerra Garrido, que nació en el 35 si no recuerdo mal. Y resulta que ese fue el único dato que no puse de su biografía, creo. Es curioso pero no lo consideré necesario.

    Le voy a contar una confidencia: mis dos mejores lectores, de mis dos libros respectivamente son, y ya es revelador, dos señores de su edad seguramente. Son majísimos y desde aquí les voy a citar. Mi primer libro La identidad maketa, le entusiasmó tanto al señor Jaime Cruzat, de Getxo, que hizo todo lo posible por localizarme y al final lo consiguió. Hoy seguimos hablando de vez en cuando. Lo único que ocurre es que él habla tan despacito y yo tan rápido que resulta que nuestros diálogos suelen ser entrecortados, pero tiene su gracia.

    Con mi segundo libro, citado antes, me llamó el señor Jorge Garai Zabala, también de Getxo. Lo último que me ha contado ha sido que en la zarzuela “El caserío” representada recientemente en el Arriaga, los fantásticos directores, entre ellos un tal Viar (de casta le viene, con ese apellido, si es descendiente de Nicolás Viar ya me lo dice todo) han quitado al personaje de Jesusito, el secretario maketo del libreto original, algo que al señor Jorge Garai le pareció absolutamente impresentable y denunciable incluso. No envió una carta al director de El Correo porque dice que a él no le hacen caso.

    Abrazos.

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  5. Hola de nuevo:

    Señor Belosticalle, usted que es juaristólogo (yo, sin llegar a esa categoría, le tengo dedicado un estudio a su ensayística en la revista Letras de Deusto) y además conoce de primera mano al personaje, ¿me podría decir por qué razón en El Correo de Bilbao le niegan el pan y la sal y en cambio en ABC, que es de la misma empresa Vocento, puede decir todo lo que le sale del alma?
    Gracias y un saludo.

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  6. Querido Profesor, vaya pregunta difícil. Al menos para mí, que de entrada no soy juaristólogo; como mucho, juaristeólogo contemplativo de su poesía.

    De lo que usted dice de El Correo (aun dado que sea así), no tengo idea. La que tengo de ese periódico, en cuanto a opinión, es de pluralismo, que hoy mismo veo confirmada en el documentado artículo que usted publica, 'Batalla de las ideas en Euskadi', y por el que le felicito.

    Sin entrar en lo que desconozco, la ausencia de una determinada firma en determinado periódico puede tener diversas explicaciones, máxime si media compromiso con otro órgano de prensa (como creo que es el caso), incluso o con más razón si ambos son de la la misma empresa.

    Mi experiencia de El Correo es de hospitalidad, costándome creer que donde me acogen incluso a mí se den el lujo de vetar a plumas valiosas.

    Por otra parte, lo de “negar el pan y la sal” no me cuadra con el hecho de que Juaristi ha presentado su último libro en Bilbao en acto organizado por el Aula de El Correo.

    Siento, pues, no serle de utilidad en esto. Lo que no impide que aproveche para pedirle, si está en su mano, un PDF de su trabajo en Letras de Deusto, a mi dirección belosticalle@gmail.com

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  7. Es una idea que yo tenía, lo de El Correo y Juaristi, que siempre me ha extrañado, habida cuenta de la tribuna que tiene en ABC. A lo mejor es una leyenda urbana, sin más. Le remito lo que me pide. Saludos.

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  8. Querido Belosticalle: Le he alabado el arte neológico y ahora quiero admirarle el casticismo, aquí, en ese magnífico "andancio"*. Creo que emplea la palabra como 'enfermedad', la acepción castellano vieja, aunque sé que en tierras de Albacete se utiliza con el sentido de 'presagio, barrunto' ("Hay andancio de nieve", dicen, por ejemplo). Y, en efecto, aquello era andancio de la época, lo era en todos los sentidos y así nos vemos.
    La alegoría de las fuentes y el libro de emblemas que la trae y nos enlaza son una preciosidad.
    * ¿Sabe que Zapatero apadrinó esta palabra en 2007? Lo he visto en google (no sé poner enlaces, pero sale casi inmediatamente. Me he quedado de piedra porque entre otras muchas de las apadrinadas se citan cosas como "avatar(es)", "urdimbre" o "bisoñé". Las consideran "en vías de extinción" (¡!). Qué desconsuelo.

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  9. La prohijadura zapateril de 'andancio' fue, según parece, tomándolo por voz de la 'lengua propia' de León.

    Ya que le interesa el léxico como a mí (hasta veo que compartimos edición del Covarrubias), aprovechando que nadie nos hace caso, le diré lo que pienso sobre esa bonita palabra.

    Según el Corominas, su documentación por escrito es tardía: 1836, en que la recoge Esteban Pichardo en su Diccionario provincial de voces y frases cubanas. Desde luego, el Diccionario 'de Autoridades' de la RAE no la conoce.

    El Corominas-Pascual, aunque también conoce el femenino andancia, hace derivar de adnatio, 'excrecencia', con una metátesis que luego tiene que explicar.
    Al mismo tiempo, y contra su propia lógica, reconoce como más primitivas las formas andacio/andazo, con su equivalente en portugués andaço, y como que se asombra de que en italiano existió andazzo, con idéntico significado (cita un texto de Sacchetti, s. XIV y otras fuentes).
    Pero los italianos suponen que viene de un supuesto vulgarismo latino *ambitatio, de *ambitare, frecuentativo-intensivo de ambire, andar de acá para allá, merodear, cruzado con andare, andar.

    Si aquí valiera la navaja de Occam, yo diría que sobran las excrecencias tumorales de Corominas, y hasta el invento italiano. Andazo (de andar) es lo que anda por ahí. Luege viene andazo > andanzo, por contaminación de 'andanza'. Finalmente andanzo > andancio / andancia, tal vez por inspiración de 'abundancia'.

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  10. Es verdad, Zapatero haciendo patria leonesa: qué andancio contagioso y qué pesadilla. La cosa es que, además de que hay dos resultados de -ANTIA en español (como en a) templanza y b) abundancia), en el popular "andancio" podría verse asimismo lo que los dialectólogos llaman "epéntesis de yod", que Menéndez Pidal describió como propia del "dialecto leonés" (por su frecuencia en el léxico de esta zona: "alabancia", pero también "urnia", donde no es etimológica). Esto del dialecto leonés es, aproximadamente, una construcción de la lingüística diacónica española que pone en relación la historia del reino castellano-leonés y el mar de hablas que se extiende desde el Cantábrico a Extremadura y desde Portugal a Burgos, Vizcaya y Álava. (No sé si lo sabrá Zapatero).
    Creo que usted lo explica con economía y elegancia, y comparto su favor por OcKam: "en la dudilla, la más sencilla". Es usted muy atento (y su equipo multidisciplinario se muestra francamente competente). Gracias por todas las respuestas.

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