lunes, 20 de julio de 2009

Re-tractación




A propósito de la entrada anterior (jueves 16 de julio), preguntaba Navarth:

«¿Realmente existe una palabra en eusquera para designar la "aversión u hostilidad al vascuence"? Me parece muy revelador

Se refería obviamente a la 'nota' mía sobre la palabra vasca erdaltzaletze, según el 3000 Hiztegia, 'acción de aficionarse al erdara', es decir, 'a lengua no vasca'.

Demos por bueno eso de «acción de aficionarse». No sé quién ni cuándo se inventó la palabra, que el lexicógrafo Ibon Sarasola refiere lógicamente al verbo erdaltzale(tu) y al adjetivo erdaltzale, 'aficionado al no-vascuence'.

Ya la existencia de tales palabras es reveladora, amigo Navarth. Reveladora de retorcimiento mental, ante todo, porque ese 'no-vascuence', esa lengua que sólo se designa por negación –como los atributos divinos, sí, pero aquí más bien como las cosas nefandas−, es la española, aunque también la francesa; pero sobre todo la primera, el castellano.

Sería interesante saber cuántas lenguas del mundo tienen palabra equivalente; por ejemplo, como se llaman en holandés los holandeses que prefieren conocer y usar el alemán o el inglés, antes que su lengua propia, el holandés. Y quien dice holandés, dice chino, catalán o gallego. Ni siquiera en griego, lengua tan rica como puntillosa, se halla nada que lo valga. Un philobárbaros no tiene nada que ver con nuestra joya eusquérica. Vamos, que alguna mente aviesa puso su granito de arena al 'conflicto', discurriendo esas palabrejas.

En esa vena contra humorística iba mi 'nota', parodiando una entrada de diccionario con acepciones numeradas, empezando por la analítica general, concretando luego para las dos lenguas en contacto con el vascuence, para terminar con la acepción 'intencional' o 'victimista', que ciertamente no figura en los léxicos, pero es perfectamente imputable al que ideó el singular vocablo.

¿Y quién fue esa mente creativa? Digamos al menos cuándo floreció. En Sarasola, la datación más antigua es 1879 para la forma erdarazale, 'aficionado al no-vascuence' (erdeltzale, 1896-1897; erdaltzale, 1914), lo que nos sitúa en un momento histórico de la lengua en que ésta evoluciona aceleradamente, a la vez que se preña de carga nacionalista. La 'afición al no-vascuence', erdaltzaletasuna, es más reciente aún (1977), y el término 'definido' por mí podría ser recién salido del horno léxico-generativo.

El vascuence es lengua amiga de formar voces compuestas por aglutinación de otras o de sus raíces, como lo era el griego antiguo, o lo es el alemán moderno. El latín es más limitado en ese aspecto, y más todavía los romances. Claro que muchas de esas palabras compuestas y derivadas son raras o rarísimas, incluso singulares (lo que se llama técnicamente hápax legómena, 'expresadas una sola vez'), y a menudo sólo presentes en diccionarios, inventos lexicográficos sin aplicación escrita, y menos oral. De esto hay también demasiado en el moderno euskera batua, –permítase la redundancia−, con profusión de neologismos de utilidad muy desigual.

Por su parte, Catalina se queja del rigor que supone castigar a su reeuskaldunizada aldea, amenizándoles las fiestas con una mascarada suletina de las de nunca acabar. Paradojas, amiga mía. O reciprocidad, según se mire. Usted sabe bien cómo en este tiempo de crisis y penuria gastamos dinero en Iparralde ayudando a la extinción de los dialectos locales a cambio de imponerles el batua. Es como cuando en los pueblos aparece el listo que ofrece limpiar las casas de antiguallas a cambio de cosas modernas, un arca venerable por una práctica mesa de formica y tubo, un llar por una batidora, una vieja herrada de castaño por un cubo de plástico, y así por el estilo. El plástico para el caso es el batua, que poco a poco va 'degenerando' en el dialecto dominante, de modo que todo el mundo terminará hablando en guipuze. Al tiempo.

Precisamente iba a resumir aquí otra suletinada contada por Taine en su ya citado Viaje a los Pirineos (1858) . Pero en atención a usted, Catalina, y a la pareja de Gatos a quienes tanto debo, especialmente a la querida Pussy, me remito a otro texto de la misma obra, de no poca sustancia: Vida y opiniones filosóficas de un gato. He aquí una muestra, no sin valor para nuestro caso, según suelen ser las parábolas, ambiguas y polivalentes, y con más moralidad que moral:

Pronto hice amistad con una oca, animal estimable por tener el vientre tibio. Yo me acurrucaba debajo, mientras iba aprendiendo de sus discursos filosóficos.

Decía la oca que el corral era una república de aliados; que el más industrioso, el hombre, había sido elegido jefe, y que los perros, aunque turbulentos, eran nuestros guardianes. Yo lloraba de enternecimiento, siempre debajo del vientre de mi buena amiga.

Una mañana, la cocinera se acercó con un aire bonancible, enseñando en la mano un puñado de cebada. La oca alargó el pescuezo, que de pronto la cocinera agarró con una mano, al tiempo que con la otra blandía un gran cuchillo.

Un tío mío, filósofo aplicado, acudió puntual y se puso a exhortar a la oca:

−Querida hermana, el granjero alimentado con vuestra carne verá todo más claro y velará mejor por el bien común. También los perros, nutridos con vuestros huesos, estarán más listos para la defensa.

A todo esto, la oca murió de un corte de cabeza, brotando la sangre a chorro del pescuezo. Mi tío, expeditivo, corrió a llevarse la cabeza. Por mi parte, algo asustado, me acerqué al charco de sangre y sin pararme a pensarlo mojé en él mi lengua. La sangre estaba riquísima, de modo que fui a la cocina, por si me daban alguna cosa más…

Lo de la chupinera parece tan imparable como su chupinazo. Lanzado el cohete, Sonia Polo entrará en los fastos de los fastos bilbaínos. Alguien algún día publicará una Historia de las Fiestas de Bilbao, donde saldrá a la luz por qué diantre la eligieron; y en previsión de ello, debo retractar y retractarme de lo que escribí: que los comparseros proponentes de la Polo «hablan de 'caza de brujas' (aunque Sonia no tiene aspecto de tal)».

Metido ahora en retractación, rectifico que no han sido los comparseros los que han hablado de "caza de bruja"; ha sido el señor Azkuna, traicionado tal vez por algún subconsciente. Por otra parte, no siendo yo experto en brujas, y sin conocer a la chupinera de nada, no sé por qué me metí a llevarle la contraria a nuestro querido Alcalde. Caza o no caza, juzgue cada cuál.

6 comentarios:

  1. Don Belosti, no me tiene que agradecer nada, pues me encanta hacerle propaganda (¡que antigua queda esta expresión!).
    No nos ha puesto hoy lo que le leí el otro día, y es que, dado el evidente estrabismo de la bruja, habrá que huir en el momento que lance el chupinazo.
    Desde luego, a veces, Azkuna parece tonto... no como nuestro Odontxo, que lo parece siempre.

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  2. Tiene usted razón.
    El estrabismo es siempre inquietante, incluso cuando está bien puesto, como el de John Malkovich. El de una lanzacohetes puede limpiar la plaza, o dar un disgusto.
    Tiene que haber algún reglamento al respecto.

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  3. Mi señor dom Belosti, la pequeña maldad de mi señora al respecto de gure alkate me ha recordado un chascarrillo que le tuvo a él como protagonista en la Kutxa, esa entidad con la que ha mantenido hostilidades.

    Esto es que se presenda monsieur Elorza en ventanilla de la Central para cobrar un cheque y la joven empleada le pide, reglamentariamente, el DNI, a efectos identificativos. El primer edil, un tanto sorprendido y no poco amoscado, confiesa que no lolleva encima, que se lo ha dejado en el despacho, pero que, claro, no creís que lo iba a necesitar, porque todo el mundo le conoce. Veamos el lance en forma de diálogo:

    - Bueno... sí, es verdad que usted me recuerda al alcalde, pero yo necesito algo para cerciorarme.

    - Pues como no sea que me ponga de perfil, para destacar la permanente que me he hecho...

    - Algo puede hacerse. Verá; el otro día estuvo aquí Plácido Domingo y también se había dejado el carnet en el hotel. Pero se identificó cantando "La donna e mobile" y además del dinero de su cheque se llevó una ovación.

    - ¿Entonces...? ¿Le canto un zortzico?

    - No, por el amor de Dios. Lo que puede hacer usted es... veamos... por ejemplo, hacer una declaración pública, no sé; un mini mítin o algo así.

    - Mmmmm. Pues... así, de pronto, no se me ocurren más que tonterías.

    - Perfecto. ¿Cómo quiere el cambio, señor alcalde?

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  4. BELOSTICALLE, gracias por la aclaración. Es cierto que su entrada inventada sobre erdaltzaletze no se diferencia mucho de la oficial 'acción de aficionarse al erdara', que arroja una sombra pecaminosa sobre el lenguaje no mencionado y parece situar a los que optan por el español en una categoría similar a los que se aficionan al onanismo. Un saludo.

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  5. Qué bueno, Belosticalle, nunca lo hubiera visto así. Unos y otros como niños o pobres iletrados, fatalmente atraídos por la lengua impropia. Capaces de vender la casa por una perra gorda.

    Pero sin el batua, el eusquera no tiene ningún futuro.

    Don LINDO GATITO, muy bueno el relato de las andanzas del alcalde.

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  6. Aquí está el libro traducido: http://www.librosdelaresistencia.com/?p=447
    un cordial saludo de libros de la resistencia

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