jueves, 16 de julio de 2009

¡Las fiestas, sálvese quien pueda!



Si alguien duda de la gravedad del 'mal vasco', no tiene más que asomarse a la sección de comentarios sobre cualquiera de las noticias periodísticas que tengan algo que ver con nuestro identitario, el 'conflicto' y la 'construcción nacional'. El antagonismo vasco-español (y viceversa) se expresa demasiadas veces de forma bronca y, lo que es peor, amenazante. La cota del desencuentro parece superada irreversiblemente.

−Pero, caballero, ¿qué se le ha perdido a usted por los cubos de la basura? Ya debería saber que esa literatura no es precisamente buena.
−En efecto, señora mía. Ni buena ni mala; no es literatura. Uno no busca ahí el talento, ni siquiera la información.
−¿Entonces?...
−El manicomio se visita por ver a los locos, no para aprender de ellos.

Se acercan esas fechas temibles en que, como ante las tentaciones carnales, la mejor resistencia es la fuga. Las fiestas de Bilbao, la 'Semana Grande' de toda la vida, transfigurada hoy en Aste Nagusia, con su esperpento neo-tradicional, la Marijaya, a los sones autóctonos de nuestra chalaparta de importación. La Invicta Villa se dispone a ser bombardeada por la carlistada de siempre, ahora en versión aberchale. A los refugios. O mejor, huyamos.

Las fiestas son de todos y para todos. "Sin color ni grito", como los viejos Auxiliares. (¿O era, "de color negrito"? ¡Hace tanto de aquello!...). De la desprivatización o nacionalización del evento público se encarga de forma desinteresada el kolektibo de konpartsas, frente a las insidias de los fatxas, que todo lo politizan. De hecho, raro es el año en que no surge algún incidente despolitizador de lo naturalmente apolítico.

Esta vez, con los socialistas en el macho, ya no será uno, sino dos incidentes por lo menos:

1. Una pareja de payasos, tan tradicionales como todo en nuestra fiesta, de la que casi son ya funcionarios en nómina –no por nada especial, sólo por pura ley de mercado: su 'relación calidad/precio'−, ha sido objetada por considerandos morales.

Se veía venir. Pirritx y Porrotx, militantes de la izquierda aberchale, tienen mano con los niños. Tanta mano tienen, que hasta se les encargó para nuestra infancia un cursillo de ética social humanitaria, en relación con los presos del 'conflicto' vasco y sus familiares. Los payasos entienden de maravilla sus papeles, y con habilidad realmente circense logran lo que parecía imposible: escamotear a la vista de las criaturas cualquier referencia y condena del terrorismo etarra. Ahora bien, esta es la salsa y condimento en que tales presos se cuecen, según los objetantes; y siendo así, había que decirlo de modo que las mentes infantiles lo capten.

No piensan lo mismo estos clones. Hay cosas que no se deben decir ni a niños ni a grandes. Como que ETA es mala y hace algunas maldades. En marzo de 2001 cayó asesinado por ETA el concejal de Lasarte (Guipúzcoa) don Froilán Elespe, lo que provocó un pleno de repulsa de los ediles. No de todos. Aiora Zulaica (alias Pirritx), concejala de HB como sustituta de su compañero de partido y de pista, José Mari Agirretxe (o sea, Porrotx), se negó a condenar el asesinato. Nadie que vio el vídeo podrá olvidarlo. Aquel rostro pétreo de Aiora, donde ningún niño, ni siquiera explicándole los secretos del maquillaje o afeite, podría reconocer a la Pirritx, tan expresiva siempre y cariñosa. Desconozco el precio o caché de la artista; su calidad 'humana' (¡!) es esa que digo. Y por algún rara asociación de ideas, me viene a la memoria, que el régimen nazi mimó a sus payasos, algunos de mérito profesional.

¿Actuarán de nuevo estos cómicos en el Aste Nagusi? ¡Qué pregunta! De algún modo, ya han actuado. ¿Sus censores les achacan silencio cómplice con el terrorismo? Ellos replican que en su contrato con el Ayuntamiento de Bilbao no hay ninguna cláusula donde se hable de condena alguna. Un chiste morrocotudo, el mejor de toda su carrera. Lástima que el humor sea tan "de color negrito", demasiado para un público infantil. Pero es que estos payasos no sólo ríen, como es su obligación. También lloran (siempre de risa, por supuesto, a cuenta de Bilbao), lamentando verse perseguidos y acosados por… Adivinen… ¡Por su compromiso con el euskera! Bilbotarras maketos de la erdalchaleche*.

* (Nota: erdalchaleche; más correctamente, erdaltzaletze: 1ª acep. Estado y condición del que ama cualquier lengua distinta del vascuence. 2ª acep. Preferencia del castellano sobre el vascuence. 3ª acep. Aversión u hostilidad al vascuence. El orden de las acepciones puede invertirse, atendiendo a la importancia semántica de las mismas.)

2. Otro incidente 'fortuito' tiene que ver con el chupinazo de arranque de las fiestas. Por lo visto, las comparsas (o konpartsak) que protagonizan las fiestas se turnan en el privilegio de presentar a la persona que dispara el fuego de artificio. Este año la propuesta aprobada por la Comisión de Festejos es una tal Sonia Polo. Muchos se han escandalizado, porque resulta que la Polo es hermana de un preso de ETA. Los proponentes replican que el parentesco no es culpable, y hablan de 'caza de brujas' (aunque Sonia no tiene aspecto de tal).

Eso aparte, ¿por qué ella? Alguien tenía que ser, eso lo sabemos; pero, ¿por qué ella entre todas? Honor est in honorante, dice el axioma; y aquí el 'honorante' es el Ayuntamiento de Bilbao, en nombre de todos los bilbaínos, siempre "sin color ni grito". Según eso, ¿qué méritos ha contraído Sonia con la Villa, para ser su 'honorata'?

Respuesta: Con la Villa, lo que se dice con la Villa, sólo consta su condición de miembra de un kolektibo opuesto al tren de alta velocidad (TAV), con una terminal prevista en Bilbao. Una oposición tan respetable para mí, que incluso la comparto. Por tanto, he ahí algo que podría llamarse meritorio para con Bilbao. Con una condición: si todo el mundo, o sea toda la villa, o la mayoría, o al menos la mitad más Sonia, estuviésemos de acuerdo en que ese tren y esa terminal no es conveniente. Lo cual está muy por demostrar, sintiéndolo yo mucho. Incluso hay quienes opinan que más cierto es justamente lo contrario.

Bien; ¿algún otro mérito de Sonia Polo? Aquí no cabe más respuesta que (a) el no, o (b) el sí.

  • Supongamos que no. El brocardo latinesco antes citado –honor est in honorante− tiene una segunda parte que dice: iniuria in iniuriato. Si el honor depende y se valora por el que lo otorga, la injuria se mide por quien la recibe. En este caso, Bilbao. Si la candidatura de Sonia no se sustenta en otro mérito que eso que dicen 'por los huevos', poco respeto les merece a esos comparseros la Villa, y no estaría de más quitarles un privilegio del que abusan para insultarla con desprecio.
  • A menos que confiesen que sí, que hay eso otro que todo el mundo sabe, aunque se disimula. Se le elige por su apellido y parentesco, por ser la hermana de Sergio Polo, un etarra convicto que cumple condena por asesinato. ¡Acabáramos! Pero si ese es el 'mérito' o el motivo, pues vale (o no vale); pero entonces no se hable más de inquisición y caza de brujas, y olvidémonos del TAV, del ecologismo y del signo zodiacal de Sonia Polo.

Dicen que la chupinera sólo lanzará el cohete, sin arenga, sin pancarta, sin color ni grito, fuera del 'viva Bilbao', 'gora Bilbo' o como digan ahora. Pues no faltaba más. Aunque también podría ser que la propia chupinera, o algún espontáneo apolítico de su cuerda, lea también un manifiesto igualmente apolítico contra la dispersión carcelaria, etc. etc.

¿Y por qué no? Como decía un profesor que tuve de Filosofía: possibilia sunt infinita; «esto es, todo lo imaginable es posible, y muchísimo más que a ustedes sobre la marcha se les vaya ocurriendo», glosaba.

¿Y de los comentarios, qué? Vaya, ni me acordaba. Nada de particular, lo de siempre: Que por qué no se empieza por condenar el franquismo, y todo eso. Que aquí hay un conflicto, tanto si son fiestas como en días de labor. Que lo que hay es odio a lo nuestro, a la cultura y a la lengua vasca. Que los descontentos se vayan de veraneo a España (mejor, sin billete de vuelta). Y por supuesto, que las fiestas son de todos y todas, por más que los fatxas las quieran politizar.

Lo peor de nuestro manicomio vasco es que ni siquiera tenemos locos interesantes.

4 comentarios:

  1. Aunque por aquí, la otrora afrancesada San Sebastián, no hay chupinera, lo que si tenemos es ruido, mal gusto, suciedad que se apoderan del sufrido centro.Por muchas brigadas de limpieza que se empeñen en quitar la mierda, las calles de lo viejo amanecen con una capa increible de basura, orgánica y plástica, que desprende una peste perceptible hasta desde los pisos altos. La noche tiene el extraño efecto de multiplicar los ruidos pues además de los innumerables y sonoros borrachos, todo tipo de músicos se instalan por las calles, sobre todo esos virtuosos del tam-tam, que en cada esquina interpretan delicadas melodías de inspiración africana.
    En los últimos años, se ha puesto de moda las "Batukadas", quie son bandas de gentes alternativas armadas con tambores de todos los tamaños, normalmente los tambores más inmensos los portan los cretinos más evidentes.El ruido es ensordecedor, indescriptible. Y para más inri, en su paseo por las calles son seguidos por hordas de gentes, incluso con sus retoños, en una procesión tan absurda como inexplicable.
    Podría contarles muchas más delicias de nuestras fiestas, pero no quiero hacerlas parecer aún peores que las Bilbainas, ya saben, aquellas nos ganan en todo, hasta en el horror.
    También los gatos huimos, se lo pueden figurar.

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  2. Excelente comentario. ¿Realmente existe una palabra en eusquera para designar la "aversión u hostilidad al vascuence"? Me parece muy revelador. Con su permiso, me propongo adoptar el término "neo-tradición", aunque reconociendo los derechos de copyright. Saludos.

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  3. “A poca distancia peroraba un joven de forma tan incomprensible para los oyentes como para él mismo, y que si atraía la atención del público lo debía quizás a la guirnalda de zanahorias que ceñía su sombrero. Lo cierto es que las monedas se amontonaban en su platillo con mayor abundancia que en el de sus rivales (…).
    A continuación, un ateo agitado por una especie de frenesí rabioso señalaba con índice agresivo al coro infantil, mientras hablaba de «las más bellas creaciones de la naturaleza, corrompidas por los secretos de la Inquisición española» o sea, por el individuo de la palita de madera. El ateo, en cuyo ojal asomaba una condecoración encarnada, tampoco escatimaba insultos para su auditorio. «¡Hipócritas!», les gritaba, y las monedas caían, dóciles, a sus pies. «¡Impostores, papanatas!», y las monedas se multiplicaban”

    De "La Taberna Errante", de Chesterton.

    Esa tendencia de premiar a quien ofende parece, pues, atavismo humano. En esta Isla de Laputa en que se ha convertido Euskalerriland aún añadimos compulsiones más pintorescas, como señala mi dama, cual es la de seguir a quien más cacofonía imponga, siendo cosa de ver los ternos con que se distinguen en sus procesiones.

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  4. Lo que nos toca sufrir.

    A mi aldea pequeñita, castellanoparlante desde hace siglos, nos traen en las fiestas de verano, por ejemplo, una mascarada suletina. O sea, una representación teatral de factura medieval que dura unas cinco horas (o muchas más) cantada o recitada, según se mire, en vasco francés de Soule, un dialecto que a los nacionalistas les parece adorable. Y que seguramente lo es.

    No se puede ser más retorcido.

    Qué cantidad de mareos y lipotimias, con treinta grados a la sombra y la mascarada que no ha hecho más que empezar. Además se distingue perfectamente al aldeano que no tiene simpatías por el nacionalismo, que no asoma por el evento. O sea, que somos cuatro y se pasa lista.

    Que tengan una buena huida.

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