sábado, 25 de abril de 2009

EL EUSKERA COMO FETICHE (5)

9. La Caja de Pandora

Esta semana, en 20-21 de abril, se ha celebrado en Bilbao una Conferencia internacional del ECRML (Consejo de Europa), bajo el título: La Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias: Logros y Desafíos. La convocatoria oficial en inglés daba la dirección del evento así: Guggenheim Museum, Bilbo (Bilbao), Euskadi - Basque Autonomous Community Si alguien ve algo atípico en esas señas, ya seremos dos, por lo menos.

Especial relieve han tenido las declaraciones del experto noruego Sigve Gramstad a la prensa, publicadas el 22. Las versiones de distintos periódicos reflejaban matices diversos, aunque fieles a una sustancia. En especial, todas sin excepción recogían la conocida frase proverbial: «Es como abrir la Caja de Pandora». ¿Fue una misma entrevista o rueda de prensa? Preferiría pensarlo, pues lo contrario supondría extraña fijación con la Pandora y su dichosa cajita.

¿A qué se refería exactamente el Sr. Gramstad? Porque la Caja de Pandora no es de las que se abren sin ton ni son. Variadísimo su contenido, pero sobre todo volátil, de la dichosa caja puede escaparse cualquier cosa, en especial si es mala, y cuanto más imprevista, más pandorina. Que, para ser exactos, no era una caja, sino una vasija de cerámica. Luego hablamos de ello.

Volvamos a la entrevista, para ver en qué contexto se hizo la alusión, a qué pregunta concreta. Cosa nada fácil, a partir de diferentes lecturas. Por ejemplo:

a) El Correo Marta Fdez. Vallejo).

P. –¿Cómo se salva una lengua en riesgo de desaparecer?

R. –… es como abrir la Caja de Pandora.

b) Noticias de Gipuzkoa (Idoia Alonso).

P. –¿Qué hay que hacer para que no se muera una lengua minoritaria?

R. –Es como abrir una Caja de Pandora…

La principal diferencia es que en un caso la Caja se abre al principio, y en el otro sólo al final de la respuesta. Pero ojo, lo más importante: en una u otra versión, la respuesta no puede referirse al euskera, porque el mismo entrevistado dirá expresamente:

a) El Correo.

P. –¿Cree que la lengua vasca puede correr riesgo de desaparecer?

R. –El euskera es una lengua fuerte…que tiene garantizada su supervivencia.

b) Noticias de Gipuzkoa.

P. –¿Cuál es la situación del euskera?

R. –El euskera definitivamente es una lengua relativamente fuerte, porque tiene elementos clave para su supervivencia.

Sea como fuere, el experto noruego –que como vamos viendo y veremos se hace un poco el sueco–, da su «receta » (no vinculante) para todo «país con lengua minoritaria»:

1. Abrir la Caja de Pandora.

2. Formar personas bilingües en la escuela.

3. En la enseñanza debe haber asignaturas impartidas en esa lengua, por profesores que la dominen.

4. De igual forma hay que estudiar el idioma 'estatal'.

No sé si las comillas de estatal son del ponente o del periódico. Tampoco sé si 'idioma estatal' significa lo mismo en Noruega que en España o que en el País Vasco. (A decir verdad, no sé qué significa «el idioma estatal».) Lo que sí se entiende es que la receta prescrita no tiene nada que ver con las imposiciones del Consejero de Educación en funciones, Sr. Campos.

Admitida la enseñanza bilingüe, se plantea la cuestión de la libertad de elección de idioma escolar:

a) El Correo.

P. – En el País Vasco se enfrenta el derecho a elegir el idioma de enseñanza con el de impulsar el euskera.

R. – La libertad de elegir de los padres no puede ser absoluta, tiene que haber unos límites. Aunque el idioma a proteger no sea la lengua vehicular prioritaria, debe haber un mínimo obligatorio. Hay que estudiarlo como las matemáticas o cualquier otra asignatura. Un padre no puede decir «como mi hijo va a ser mecánico, que no dé matemáticas». En Noruega también hay protestas de familias porque sus hijos deben aprender sami.

b) Noticias de Gipuzkoa.

P. – Una de las claves del debate actual es el supuesto derecho que algunos padres reivindican para poder elegir la lengua de enseñanza para sus hijos. ¿Es una demanda plausible?

R. – El derecho de los padres a elegir la lengua es el mismo que el que tienen a elegir las matemáticas. Como tu hijo va a ser mecánico, ¿vas a pedir que no le den matemáticas?

No hay que ser muy agudo para captar cuál de las dos versiones es menos 'talibanesca'. El 'derecho a elegir' según (a), para (b) es sólo 'supuesto derecho que algunos padres reivindican para elegir' la lengua de enseñanza. Idoia Alonso –tengo la impresión– interpreta al Sr. Gramstad, más que traducirle; o, si es su estilo de traducir, le traiciona. «Para que no se muera una lengua minoritaria… es fundamental que la lengua minoritaria sea vehicular, la lengua de instrucción del sistema educativo.» ¡Pero si eso es el plan Campos!... Pues eso: la Caja de Pandora.

Respecto al punto que más me preocupa, la libertad lingüística, me quedo sin saber qué nos receta exactamente el experto a través de sus médiums. Remitiéndome a la versión moderada (Fernández Vallejo), se le ha pedido opinión sobre el conflicto de aquí entre la libertad de lengua vehicular y el impulso del euskera. Habría sido más claro preguntarle sobre la supresión de modelos, especialmente el A.

En todo caso, no se trata de que cada familia elija programa educativo a la carta, esta asignatura sí, esta no. El conflicto aquí no es si quiero o no quiero que mi hijo estudie el vascuence, sino en vascuence, y hasta qué punto. Si le han explicado bien nuestro problema, no viene a cuento el ejemplo de las matemáticas, ni el de algunas familias noruegas que no desean que sus hijos aprendan el sami local (ya ha dicho que hay tres samis, sólo en la Laponia Noruega). Aun así, tampoco explica Gramstad como resuelven esta última dificultad.

En la reseña del Diario Vasco sobre el congreso tampoco podía faltar la referencia mítica. «Centrarse en la educación es "como abrir una caja de Pandora"». Vaya, eso ya hace sentido. A falta de conocer de primera mano el discurso de Gramstad, creo que la reseña de este periódico refleja mejor el contenido, y desde luego deja como tendenciosa la versión que firma I. Alonso.

El experto «defiende la libertad de elección de los padres», no absoluta, por ejemplo negándose a que los hijos aprendan las lenguas de programa, lo mismo que la Historia o Matemáticas. «Otra cosa es que no quieran que la lengua minoritaria sea la lengua de instrucción o la lengua vehicular, y creo que se les debe respetar ese derecho…»

A punto estaba yo de batir palmas, cuando al experto noruego-sueco (¿o tal vez a su intérprete Sr. Baztarrika?) se le vuelve a abrir de pronto la caja de Pandora y suelta (sigo leyendo): «se les debe respetar ese derecho, siempre que se garantice que sus hijos tengan un conocimiento suficiente de la lengua minoritaria que se habla en su comunidad». La hemos fastidiado. ¿Qué 'conocimiento suficiente', qué 'garantía'? Si es Campos quien lo decide, incluso si es el Baztarrika de turno, vamos listos.

Cerremos esto con una nota risueña. No acabo de ver bien qué pinta aquí la Caja de Pandora, mejor que por ejemplo la 'caja de los truenos'. Como decía antes, el mito de Pandora no habla de caja, sino de πίθος, recipiente de barro que traducen por jarro, urna o tinaja, fuera cual fuese su tamaño. Era de barro, igual que la propia Pandora, la primera mujer, fabricada con ese material por Vulcano.

Lo cual nos retrae a tiempo muy antiguos, anteriores a la Edad de los Metales, cuando el dios herrero todavía trabajaba como alfarero. La bellísima Pandora con su jarro tapado y sellado era el regalo envenenado discurrido por Zeus para castigar la ofensa del titán Prometeo, el insolente robador del fuego. Su hermano Epimeteo, desoyendo su aviso, acoge a Pandora con su inseparable recipiente virgen, se enamora de ella, y como en el mito de Adán y Eva, a los dos les puede su curiosidad malsana. Rompen el sello, abren el vaso, y sin querer dan suelta a todas las desgracias que afligen al mundo. En el fondo del fondo oscuro de aquel receptáculo sólo quedó… la Esperanza.

Muchos siglos después, Erasmo recupera el mito, y estrena la 'Caja' de Pandora. El hombre sabía griego, lo que hace poco creíble una confusión. Digamos más bien que pudorosamente, ad usum delphini, para evitar los malos pensamientos cambió el obsceno recipiente de carne, digo, de barro, por algo más elegante, una de aquella cajitas del Renacimiento, joyeras o potingueras, repujadas y ricas.

De paso, reventó la historieta. Porque a ver quién entiende qué males pueden salir de una simple cajita.

3 comentarios:

  1. Buenas noches, estimado Belosti... hoy leyendo una carta al director en El País he llegado a la conclusión que la lengua mayoritaria en el país, la oficial, la estatal... vamos, el castellano, se pretende dejar cristianamente al amparo de Dios... como los pajaros del cielo y las flores del campo, que no precisan de nada porqué Dios les viste y alimentan... ya se aprendera en casa, en la tele, en los periodicos... por parte de la iniciativa pública, porque, en donde haya una lengua minoritaria, todo lo oficial se hara en ella... Supongo que esa era la referencia a la caja u olla de Pandora, a que dentro de la "caja" quedara la lengua minoritaria ...

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  2. Mi Sargento, qué alegría de leerle aquí, como a otros corremeros argonáuticos.

    Pues sí, el castellano, como en mis tiempos la educación sexual, se aprenderá en la calle. Para eso están los amigos.

    Respecto al vascuence, hoy toca triunfalismo. ‘Prudente’, pero descarado triunfalismo. Es para mostrar a Patxi López lo que hemos hecho hasta hoy, y que tome nota. Usted que entiende de estadísticas: en Euskadi, «el 37 % ya es bilingüe, con un total de 755.640 personas» Para ser más exactos, 755.644, como oí anoche. No sé si para estas horas faltará o sobrará algún dígito.
    Lo malo es que tanto logro estaría prendido con alfileres, si como teme la Consejera de Cultura Miren Azkarate, «lo que se ha avanzado en la materia desde hace veinticinco años puede perderse en un lustro o en una década».

    Con que venga, más respiración asistida.

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  3. !Que Dios nos asista¡

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